las reglas


Si algo había aprendido la última vez, es que en verdad no puedes confirmar en nadie de este lugar... Tendría una cicatriz para recordarmelo siempre. Mire a mi alrededor el nublado cielo comenzaba a aclararse mientras las farolas que alumbraban las calles se iban apagando lentamente, seguí caminando sin rumbo, había dormido muy poco o quizá nada y no había comido en bastante tiempo... Más bien no había mantenido el alimento en mi cuerpo, sentía una pesadez a cada paso que daba, cada respiración dolía y hacia punsar un poco la herida además sentia como si mi cuerpo quisiera rendirse y acabar con esta locura pero mi mente no era tan débil debía continuar, continuar hasta el último aliento. Me pare enfrente de una biblioteca, quizá hay podría encontrar un mapeado de la cuidad o algo que me ayudara el problema es que estaba cerrada aunque había un cartel el cual decía que abría a las ocho... Realmente no sabía qué horas eran pero esperaba que fuera pronto. Permaneci parado recargado en un poste cuando ví a alguien caminando y no le hubiera prestado atención de no ser porque traía un paraguas negro, nadie en todo lo que había visto usaba esas cosas todos preferían mojarse, conforme se fue acercando pude notar unas medias rayadas negras y verdes de los que resaltaban unas botas... Me quedé viendo sin perder detalle creo que era ella, la señorita Aria... Ella no me había visto se paró junto al vidrio de la librería esperando a que abrieran o eso creía.

-señorita Aria, que hace aquí?- pregunté algo animado era la única cara que conocía y que aparte no me había intentado matar... Por el momento. Ella volteo quizá encredula de escuchar mi voz

-usted...- después de mirarme por unos segundos quizá viendo lo maltrecho que estaba continuo

-que le ha paso?- dijo con un tono más amigable y ligeramente preocupado, pero ese último quizás solo lo imaginaba.

-vera... Alguien trato de matarme ayer... Me logro herir como puede ver- ella se acercó a mí cubriendome de la lluvia con su paraguas, me volvió a mirar y dijo

-Si quieres... Vamos a curarte- en otras circunstancias me habría negado pero debía admitir que no tenía una mejor opción.

-solo si no es una carga para usted señorita- se quedó meditando un par de segundos antes de responder

-no lo es- comenzamos a caminar bajo el paraguas hasta llegar al edificio, el camino había sido callado ninguno dijo una sola palabra pero no hacía falta me sentía un poco más tranquilo con su presencia. Entramos ella cerró el paraguas y lo dejo estilando a un costado de la puerta subimos esas infernales escaleras que crujían espantosamente hasta que llegamos a la puerta de su hogar. Me sentó en una silla igual a donde la ví sentada el día anterior. Fue a un cuarto prendió la luz y después de dos minutos volvió con algo de alcohol, algodones, gasas, tijeras y de nuevo una aguja e hilo.

-no creo que ocupe todas esas cosas señorita- ella pareció dar una tenue sonrisa y contesto

-no lo sabemos- me quite la camisa con el agujero y la mancha de sangre nuevamente la señorita Aria había desviado la vista durante el acto.

-ya está... Espero que no se requiera sutura- dije eso último riendo un poco. Ella tomó un algodón y le puso alcohol para después limpiar la sangre y la herida, debía decir que eso ardía y dolía un poco ya que estaba haciendo algo de presión para limpiarlo bien pero intentaba disimularlo. Después de eso tomo el hilo y la aguja los ensartó y con la otra mano tocó mi pecho juntando la cortada, antes de que el dolor comenzará había sentido y mano la cual era suave y tibia.

-disculpe pero esto dolera- antes de poder decir cualquier cosa la aguja penetro mi piel causando un dolor que aunque tolerable no me producía menos ganas de maldecir, la aguja siguio pasando una, dos, tres, cuatro, cinco veces más hasta que se detuvo, la herida estaba suturada.

-ya está- dijo dando corte al hilo con la tijera.

-muchas gracias de nuevo por su hospitalidad señorita Aria y disculpe las molestias o improvistos que le este causando-

-no es nad...- se quedó pensativa mientras miraba la aguja y cuando por fin iba a preguntar si se encontraba bien rompió el silencio diciendo

-s-si q-quiere puede quedarse unos días en lo que encuentra dónde quedarse- era una oferta muy generosa no sabía que decir me sentia entre apenado y agradecido. Suspiré y lo pensé unos segundos

-s-si no es molestia... Me gustaría- ella tomó las cosas y las devolvió al cuarto de antes.

-su cuarto será el mismo de la última vez- dijo desde ese cuarto

-muchisimas  gracias señorita... Le importaría si me voy a dormir ahora?- pregunté con algo de pena en parte odiaba está situación, aunque agradecía sin duda su ayuda.

-si... Aunque quizá deberías bañarte primero...- había hablado con razón entre el sudor, la sangre y el olor a ropa mojada... No era nada agradable de estar oliendo, yo por fatiga olfativa no me había dado cuenta de esto hasta que ella lo menciono, sentía como la poca dignidad que me quedaba se escurría con su comentario.

Si, tiene razón señorita podria- no termine cuando contesto

-Esta en este cuarto donde estoy- ella salió de hay mientras yo me dirijia a este. Entre era quizá el único lugar de la casa que tenía una tonalidad que no fuese opaca... Bueno más o menos. El lugar tenía una ventana junto a la tina la cual estaba empotrada a la pared... Derecho era parte de la construcción del cuarto y en uno de los laterales de esta había un par de frascos... Quizá con algo para el agua mientras las paredes estaban cubiertas por azulejos de color azul... Un azul algo diluido, en la pared frente a la bañera había un lavamanos y arriba tenía un clásico espejo cuadrado. Cerré la puerta y me recargue en la pared junto a la puerta dejándome caer poco a poco con la espalda, me comence a quitar las botas que aunque para mí era un calzado muy cómodo realmente sé sintio bien quitarmelas, procedí con los calcetines que habían dejado la forma de su tejido sobre mi piel después me pare con algo de pesar y abrí mi cinturon para luego desabrochar el botón y bajar el cierre para comenzar a bajarlo y al hacerlo mis rodillas dolieron... Ví que tenía unos moretones en ambas debido a la pelea di una tonta y tenue risotada, subí mis manos y simplemente deje caer la camisa ya no la había abotonado así que fue fácil dejarla en el suelo... Respirar aún dolía derecho dolía un poco más debido a la sutura pero sabía que pronto el dolor se iría. Fui preparando la tina con la medida de agua y temperatura a mi gusto, cuando por fin quedó lista me baje los boxers y entre... Me recosté casi por completo flexionando las rodillas ya que no cabía muy bien esa tina estaba diseñada para alguien de menor estatura. Todas las cosas que había pasado hasta el momento en tan solo día y medio comenzaron a repasarse en mi cabeza mi mente se hundia  cada vez más en estos sentía como poco a poco costaba más mantenerme enfocado era una extraña sensación como si mi cordura se fuera evaporando sin poder hacer algo hasta que el melodioso ruido de  un cello se comenzó a escuchar y poco a poco se fueron disipando todos los pensamientos mientras me dejaba en un estado de tranquilidad que rara vez en mi vida había podido experimentar.

Y pude pensar con claridad nuevamente un momento de lucidez paso por mi cabeza... Si quería volver a mi vida normal tenía  que primero sobrevivír a inssmouth y para eso tenía que aprender sus reglas.

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