Banquete
Las campanas de la iglesia anunciaron las doce en punto.
Un crimen se había cometido a una niña pequeña, era algo terrible.
La mala noticia, es que eras la única persona que lo vio todo, y no ha dicho ni una sola palabra.
Paralizada en medio del lugar, viendo fijamente el cuerpo helado de la niña, y las estatuas religiosas estaban salpicadas de sangre.
Se suponía que era un lugar tranquilo, lleno de paz y seguridad, pero, al parecer ya ningún lugar era seguro.
Con la respiración agitada y las piernas temblorosas, caminas lentamente hacia el pequeño cadáver.
Cuando más cerca estabas, las puertas se cerraron de golpe, volteaste la mirada rápido, pero fue como si nada hubiera pasado.
El cuerpo de la niña ya no estaba, las puertas estaban abiertas y un hombre mayor estaba sentado en la primera banca.
El voltea y sonríe, hace un pequeño gesto con su mano para que te sientes con él.
Desconfiada y con un nudo en la garganta, niegas con la cabeza.
- Tranquila, no muerdo - Él se acerca lentamente y te toma del hombro. - ¿Lo ves? -
Apartas la mirada en silencio, y el hombre nota como estás temblando.
- ¿Acaso no va a decir nada? - Aprietas los puños, pero no lo vez a los ojos.
- ¿Decir qué?... No te entiendo - El hombre te ve con una cálida preocupación.
- Una niña acaba de morir aquí hace menos de cinco minutos, grité como loca, pero ya no hay nada...Todos me llaman demente porque no soy algo que ellos quieren que sea, porque no encajo aquí, soy la pieza más innecesaria en este juego - Las lágrimas resbalan por tus mejillas hasta caer al suelo y muerdes el labio inferior del coraje.
- Oye, se qué el mundo da miedo, y que a veces te puedes sentir fuera de lugar, pero todo esto es parte de esta loca y divertida aventura que nos gusta llamar vida - Él hace una pequeña pausa y tú aprovechas para hablar.
- ¡Ésto no es de ninguna manera divertido! todo es una completa basura, no le encuentro ningún sentido a seguir viviendo, pero, le tengo muchísimo miedo a la muerte y lo que pasa después de ella... Quiero saber a dónde debo de ir, pero ni siquiera sé dónde estoy parada... Las personas me tratan como mierda solo por qué más idiotas les dan poder...No he empezado y ya me rendí....Ni siquiera se porque le digo todo esto -
- No puedo decir que te entiendo, porque jamás estuve en tus zapatos... Pero quiero que sepas una cosa, nada es para siempre...Esas personas que son amadas por tener poder algún día serán olvidadas, así como la carga que llevas en el pecho... No va a ser sencillo, todo depende de cuánto desees esforzarte por ello...Odia, ama, ponte triste o feliz... Pero vive tu vida, no la que el mundo quiere que tengas -
Las palabras de aquel hombre fueron tan claras y precisas para esos instantes, y aunque te hicieron romper en llanto, fue el momento perfecto para esto.
- Y recuerda, cualquier momento es el correcto - El hombre te palmea la cabeza y camina lentamente hacia la salida.
Te sientas en una de las bancas después de que se fuera y examinas el lugar con la cabeza.
Luego unos pasos silenciosos y largos hacen eco por todo el lugar.
- No otra vez, por favor - Volteas para ver qué un hombre alto y delgado camina hacia a tí...Era el molesto de Spencer.
- ¿Liam? ¿Qué haces aquí?.... Por Dios ¿Estás llorando? - Spencer con una cara de preocupación se agacha y te seca las lagrimas con su mano.
- Vete, no quiero verte - Apartas su mano así como la mirada.
- Tan testaruda como siempre, es parte de tu encanto - Él se sienta junto a tí y te toma de la mano, y tú la apartas con asco. - ¿Sigues probando estilos nuevos? Aunque eso no importa, con cualquier cosa siempre te verás Bonita -
- Cállate, no volveré a usar esta porquería... Seguiré siendo igual de aburrida como siempre - Te cruzas de brazos y lo vez de reojo - Pero estoy segura de algo... Jamás volveré contigo - Te levantas del asiento y caminas por el pasillo.
- Espera - Te detienes cuando Spencer te toma de la muñeca - ¿Algún día podrías disculparme? - ¿Qué clase de pregunta tan estúpida era esa?
- ¡¿Cómo te atreves?! ¡Sigue soñando, Spencer!...¡TE ODIO! y nunca podré perdonarte...Ni aunque fueras el último hombre del mundo, quiero alejarme de todo y de todos por un largo tiempo - Forcejas la muñeca para poder irte y vas a la salida.
Caminas sin rumbo en busca de quién sabe que cosa.
Regresar a casa sería conocer la muerte sin que fuera tu hora... Aunque andar deambulando por las calles podría darte otra horripilante y escalofriante sorpresa.
Suspiras mientras te sientas en la banqueta de una de las solitarias calles, nada era como el primer día...Todo era tan sombrío y aburrido.
- Las apariencias engañan - Te llevas las manos a las mejillas aburrida y miras al suelo.
Observas fijamente como un camino de hormigas carga un pedazo de hojas o migajas...Hasta ellas tienen algo que hacer.
De repente, la fotografía del niño se cae de tu bolsillo y la examinas.
- No quiero seguir involucrada en estas cosas...Solo quiero una vida normal - La melancolía en los ojos de aquel niño te toca el corazón y apartas la mirada - Solo está vez - Te levantas y caminas en dirección a la fuente del centro.
Hasta que una delgada y cálida mano te toca el hombro.
- ¡Liam! ¡Te extrañé muchísimo! - Su voz era muy infantil y fastidiosa, cuando te volteas te encuentras con una chica.
Era unos veinticinco centímetros más baja que tú, de cabello castaño rizado pero alborotado, sus ojos eran azul marino y usaba lápiz labial color rojo cereza.
Otra vergonzosa situación, no conocías a esta chica tampoco.
- Eh...Yo también te extrañé - Sonríes falsamente y nerviosa. La chica hace una mueca de disgusto y se cruza de brazos.
- ¿Así saludas a tu amiga que se fue a Italia casi dos años? - Ella sonríe mientras se acercaba lentamente.
- Uhm, tal vez... Jamás escribiste - Decías entre risas y la veías desde arriba.
- ¡Pero si siempre lo hice! ¡Tú nunca contestabas! De verdad eres una mala amiga, jajaja - Ella te abraza y tú levantas los brazos con confusión.
- Probablemente, tus cartas se mojaban a medio mar, o simplemente se perdieron en el camino, jajaj - Te cruzas de brazos mientras sonríes.
¿Por qué no podía haber más momentos como ese? Tal vez, todo de fue a la mierda desde que llegaste...Tal vez, la verdadera Liam Brown si tenía una vida normal y feliz, llegaste y todo se arruinó.
¿Y si llegara ella de verdad y viera como le arruinaste la vida? Ella era una buena chica, no merecía nada de esto...Pero ¿Qué le pasó?
El estómago de la chica gruñó, como sí tuviera una bestia en él, ambas guardaron silencio por unos segundos y luego se rieron a carcajadas.
- Conozco un excelente lugar para almorzar - Te dice mientras camina abrazándote por la cintura.
La chica, de nombre desconocido aún, te guío a un restaurante sobre la avenida principal.
Y en un momento en el que ella fue al baño, revisaste sus cosas para averiguar algo de ella.
Era una chica muy graciosa y agradable, pero, aunque parecieran muy cercanas; era como hablar con una completa desconocida.
Tenía una carta guardada en el bolso, su nombre era Laura Holmes.
Guardaba algunas postales de Roma y Milán, todas eran para tí...Era horrible arruinar la sorpresa.
Guardas todo en su lugar al no encontrar nada interesante.
Cuando ella regresó, te agitó la mano para que reaccionaras.
- Ey, Liam... Sé que siempre tienes los pies fuera de la tierra ¡pero necesitamos hablar! - Ella se volvió a reír mientras producía eco con sus manos.
- Oh, lo siento... Últimamente no estoy muy presente...Más de lo normal - Respondiste mientras jugabas con el tenedor y la luz que reflejaba.
- ¿Pero qué clase de brujería te hicieron? La Liam que conozco nunca admite que está mal - Ella frunció el seño mientras se acercaba para verte más de cerca.
- Jaja, cállate - La amenazas con la cuchara y apartas la mirada hacia la ventana. - Tal vez cambié, mientras tú no estabas -
- ...Ok, dime qué pasó... Conozco cuando mi mejor amiga está de verdad mal, tú no eres así - Hablaba con una voz más tranquila y reconfortante, mientras bajaba la cuchara de su rostro.
- Han pasado muchas cosas desde que te fuiste... Solo puedo decir que te extrañé mucho - Dices triste mientras recargas tu cabeza en el mantel.
- Ay, Liam... Lamento mucho no estar cuando más me necesitabas - Reprochaba mientras te acariciaba el cabello.
- No te preocupes... Seguramente tú también te alejarás porque no quieres a una demente como amiga - Apartas la cabeza de la mesa para verla a los ojos.
- ¿Por qué lo dices?...Sabes que jamás sería así, aunque estés en un manicomio siempre serás mi amiga - Todo estaba confirmado.
Liam era una chica feliz que tenía todo lo que quería y personas que la amaban, solo llegaste a arruinarlo.
- Hace unas semanas mis padres murieron en un incendio... La policía intentó buscar alguna evidencia de lo que pasó, y resulta que hay decenas de cadáveres enterrados debajo de mi casa...Todos dicen que mis padres estaban locos y yo heredé su locura -
Ella se ríe a carcajadas hasta que le salen lágrimas de los ojos.
- Oh, Dios, Liam... Lamento mucho lo de tus padres... Pero no tienes idea de lo ridícula que es la gente ahora - Laura trata de tranquilizarse y toma un respiro. - Liam...No les hagas caso, son tan estúpidos como un escarabajo patas arriba...No tienen pruebas de que estés loca - Sigue hablando mientras toma un largo trago de agua.
- Solo lo dicen porque me vieron usando pantalones el Jueves - Cruzas la pierna y regresas la mirada a la ventana.
Ella escupió toda el agua de su boca y fue directo a tu cara.
- ¡Laura!... Jajajaja ¡Eres asquerosa! - Le reclamas mientras te secas con la servilleta.
- ¡Lo siento! Pero... ¡¿Cómo?! - Ella se paró de la mesa y tú revoleas los ojos.
- Ahora tu vas a - Fuiste interrumpida por la excitada voz de Laura.
- ¡Tú de verdad cambiaste! Hace 2 años decías "Ay, no Laura...No hagas eso, no es de señoritas" "Laura, cuida tu imagen, siempre tienes que verte bien para los caballeros" "Laura, cuida tu lenguaje" "Laura esto, Laura aquello" - Hablaba mientras hacía un gesto con su mano, fingiendo que hablaba.
Eso era algo nuevo, pero ¿Acaso era bueno?
- Dejemos de hablar de eso...¿Dónde conseguiste pantalones de tu talla? Eres muy delgada - Ella volvió a sentarse cuando una de las meseras trajo el almuerzo.
- No fue difícil, mi padre tenía cientos de ellos en casa de mis abuelos - Respondes mientras ves la comida que llegó a la mesa.
- Oh, Dios mío... ¡Yo también quiero! Aún sigo siendo igual de delgada como tú...Eso creo; deberías haber ido conmigo a Italia, hacen una pasta exquisita, y tienen mejor sentido del humor que aquí... Pero, lástima, tú querías quedarte a cuidar a tu lindo y amado Spencer -
La empanada de carne de repente tenía un sabor horrible, se veía descolorida y se te fue el hambre.
- Que pérdida de tiempo - Dices mientras apartas el plato.
- Lo sé y no solo eso - Laura fue interrumpida cuando la mesera llegó con un sobre.
- Es para usted, Señorita Brown - La mujer te entrega el sobre y se retira.
- ¿Qué es eso? ¡Quiero ver! ¡Quiero ver! - Manifestó mientras se paraba a tus espaldas.
𝓟𝓪𝓻𝓪 𝓑𝓻𝓸𝔀𝓷 𝓛𝓲𝓪𝓶:
𝓔𝓼𝓹𝓮𝓻𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓮 𝓮𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓻𝓮 𝓶𝓾𝔂 𝓫𝓲𝓮𝓷 𝓪𝓵 𝓲𝓰𝓾𝓪𝓵 𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓾 𝓯𝓪𝓶𝓲𝓵𝓲𝓪, 𝓵𝓮 𝓱𝓪𝓬𝓮𝓶𝓸𝓼 𝓵𝓪 𝓬𝓸𝓻𝓭𝓲𝓪𝓵 𝓲𝓷𝓿𝓲𝓽𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷 𝓪 𝓷𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓸 𝓫𝓪𝓷𝓺𝓾𝓮𝓽𝓮 𝓭𝓮 𝓬𝓮𝓻𝓮𝓶𝓸𝓷𝓲𝓪 𝓭𝓮 𝓲𝓷𝓪𝓾𝓰𝓾𝓻𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷.
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𝓔𝓼𝓹𝓮𝓻𝓪𝓶𝓸𝓼 𝓼𝓾 𝓰𝓻𝓪𝓽𝓪 𝓹𝓻𝓮𝓼𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪 𝔂 𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓲𝓰𝓪 𝓵𝓵𝓮𝓷𝓪 𝓭𝓮 𝓫𝓮𝓷𝓭𝓲𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼.
𝓐𝓽𝓮𝓷𝓽𝓪𝓶𝓮𝓷𝓽𝓮, 𝓛𝓪 𝓯𝓪𝓶𝓲𝓵𝓲𝓪 𝓟𝓱𝓮𝓵𝓹𝓼 .
- Increíble, te dieron dos boletos... ¿Con quién irás? - Preguntó Laura al terminar de leer la invitación.
- Pues contigo, idiota ¿Con quién más? - Tal vez Laura se ofendió cuando la llamaste así, porque le salieron lágrimas de los ojos.
- ¿Enserio? ¡Liam, eres la mejor! - Eso si que fue raro.
La chica te abrazó mientras lloraba.
- Jamás me invitaste a alguna de esas fiestas - ¿Qué clase de amiga era la Liam Brown pasada?
- ¿Por qué no lo haría? - Le decías mientras correspondías su abrazo.
- Ja... Porque no tengo nada bonito para eso, porque mi lenguaje no encaja con el de esas personas, porque simplemente es un mundo que no conozco y al que jamás perteneceré - Eso si que dolió - Tu lo decías todo el tiempo, por eso fui a Italia. -
¿Acaso está chica era masoquista? ¿Por qué había estado al lado de Liam?
- ... Laura, no sé que me sucedía hace unos años... Pero, estoy segura de algo, la vida me bajó del pedestal del que estaba - La miras a los ojos con miedo y angustia, pero ella aparta la mirada.
- ¿Por qué no me quieres decir qué te pasó, Liam? - Laura te toma de las manos con sus dulces ojos de preocupación.
- No quiero - Miras el sobre de la invitación en la mesa y luego suspiras - Mejor, hablemos de otra cosa... Si no tienes nada bonito que ponerte para el viernes, entonces vamos de compras -
- ¿Enserio? Hoy si que estás rara... Pero primero quiero terminar mi almuerzo, jajajaja -
†††
¿Cómo consigues lo que quieres?
Hay pasos muy sencillos para esto.
1.- Primero hazte la pregunta "¿Qué es lo que quiero?"
- ¡Déjeme en paz! ¡Quiero irme a mi casa! -
2.- ¿Cómo quieres conseguirlo?
- ¡Estás demente! ¡¿Cómo puedes hacer esto?! ¡Tú no eres así! -
- Jajaja, que tontita eres... Siempre fuí así -
3.- ¿Cuánto esperarías para conseguirlo?
- ¡Mamá! ¡¿Que hiciste?! -
- Todo lo hice por ti, mi amor -
4.- No importa lo que cueste, arriésgate para obtenerlo.
- Ella lo hizo... Ella me obligó a hacerlo -
- ¡No es cierto! ¡Ella miente! ¡Yo lo vi todo! -
5.- Gracias a tu dedicación y esfuerzo, lograrás lo que anhelas.
- Lo único que necesito en mi vida es Eriz... Solo la necesito a ella -
- ¿Estás loca? Eso es imposible, Sel -
- Yo... Haría cualquier cosa por ella... Y estoy segura, de que ella haría cualquier cosa por mi -
El cuerpo solo es un instrumento que tiene limitaciones, pero la mente y el alma están llenas de infinitas posibilidades.
†††
Viernes por la noche, Residencia Phelps:
Todo fue perfecto, tan perfecto que parecía irreal.
La música de la orquesta, en la sala principal de los Phelps, las personas llenas de hipocresía le daban un toque muy elegante a todo.
Laura trató de comportarse lo mejor posible, era obvio que quería volver a estar en una reunión como esas.
Aunque lo más hermoso de la velada, fue la presencia de Jacob en la cena...Y luego de eso todo se tornó extraño.
La señora Anne Phelps, tocó una de las copas con un tenedor para llamar la atención de todos, luego, le concedió la palabra a su esposo.
El señor Vincent Phelps, era un hombre elegante y caballeroso, un clásico inglés adinerado.
Toda la familia parecía muy feliz y unida, excepto Spencer, que era el único que mostraba seriedad y un aire de tristeza en sus ojos esmeralda.
- Es un honor tenerlos a todos ustedes aquí reunidos en nuestro hogar... Todos ustedes son importantes para cada uno de nosotros, sabemos que tenemos nuestras diferencias, pero, estamos aquí para hacer el cambio - El discurso del señor Phelps era muy aburrido y sonreías cuando Jacob te miraba de reojo.
Era muy divertido, la cara de Spencer lo valía todo, se moría de celos... O tal vez de otra cosa, pero era seguro que la ansiedad lo estaba matando de alguna forma.
- Y es de mi agrado tener con nosotros a Beth O'Higgins, ella a viajado últimamente por toda Europa y Asia, gracias a su increíble talento con su voz, y que ahora forma parte de este gran proyecto -
Una chica de cabello corto y rojizo entra al comedor con una hermosa sonrisa que cautivó a todos los hombres... Y a Laura, ella se quedó hipnotizada cuando la vió.
- ¿Estás viendo lo que yo, Liam? - Laura se paraba de puntillas y hacia el esfuerzo por ver a la chica de ojos grisáceos y blanca sonrisa.
- Por supuesto, es muy bonita - Laura sale corriendo a buscar a la chica y tú sonríes.
- Bueno, sin más que decir, disfrutemos de la increíble cena que hemos preparado para ustedes -
Los camareros colocan los diferentes platillos, entradas, acompañamientos y ensaladas en una de las mesas que da a los enormes vitrales de la residencia.
La comida resultaba extraña, y más por la carne...Lucía muy apetecible, pero había algo extraño.
Spencer no se levantó del comedor, no parecía hambriento... Su madre, por otra parte le rogaba que comiera algo.
- No haz comido nada desde hace días, por lo menos prueba algo - Era gracioso, le estaban rogando como a niño de primaria.
- Está bien, está bien...Pero, para... Esto es vergonzoso - Spencer se levanta de su lugar y camina hasta la mesa de la comida.
Pero, su plato y estaba repleto de postres, cualquier diabético y cualquier persona normal, le tendría miedo a esa bomba de azúcar.
Con un pastelillo en la boca, su padre lo tira de la camisa y hace que devuelva todas esas toneladas de jarabe y crema.
- Anne, te he dicho miles de veces que no dejes elegir a Spencer - Los señores Phelps se veían muy molestos. - ¿Qué todavía tengo que servirte cómo cuando tenías ocho años? De verdad eres un inútil - Spencer contenía toda su ira, se veía a millas cuánto quería salir de ese lugar, pero tenía "respeto".
Su padre le dio un platillo más decente, contenía carne y Spencer regresó a la mesa hirviendo de molestia.
Laura y tú se reían a carcajadas de lo que pasó, Jacob parecía mucho más amigable e interesante cuando uno hablaba con él.
Unas horas después, Spencer se retiró de la mesa y desapareció.
- Si me disculpan un momento - Te levantas de la mesa y te diriges rápidamente a la dirección en que se fue Spencer.
Había un pasillo con muchas puertas, todo estaba en silencio, hasta que se escuchó el sonido de una persona devolviendo el estómago.
Tocaste la puerta para ver si aquella persona estaba bien, y una voz demacrada y cortante respondió.
- Largo - Era Spencer, pero ¿Por qué rayos haría algo así?
- Spencer, soy yo, Liam... Abre la puerta - Tratas de abrir la puerta pero fue inútil, estaba cerrada por dentro.
De repente, la puerta se abre de golpe y caes al suelo, cayendo sobre tu cabeza.
- ¿Contenta? - Spencer se burla mientras te ayuda a levantarte del suelo.
- Hijo de puta - Te quejas mientras rechazas su ayuda.
- Oye... ¿No comiste nada de carne? - Te dice el chico de ojos esmeralda mientras caminaba por el pasillo.
- Uhm... No... Se veía demasiado apetecible y perfecta como para ser real, y eso siempre me da mala espina - Le dices mientras regresan a la sala principal.
- Bueno, por lo menos te volviste mucho más inteligente que en la fiesta anterior - Él sonríe maliciosamente mientras regresa a la fiesta, mientras tú frenas de golpe.
"Lo voy a matar " Repetías en tu cabeza mientras apretabas los puños y rechinabas los dientes.
Una hora más tarde, Spencer, Jacob, Laura y Beth habían desaparecido, todos se fueron por caminos separados y tú fuiste la única que se quedó sola.
Tomando champaña y Coñac para pasar la amargura de la soledad, un joven de ojos celestes y cabello tan oscuro como la noche te quita la copa.
- Ya bebiste demasiado - Otro personaje de nombre desconocido, increíble.
Pero tu descontrol por el alcohol te hace decir cosas sin pensar.
- ¿Y tú quién eres? - Le dices mientras lo ves a los ojos y él solo sonríe.
- Charlie... - Un nombre bonito para un chico bonito. - ¿Me permitirías? - Él te ofrece su mano como invitación para bailar.
- Ya qué - Te levantas de la silla y comienzas a bailar con aquel joven, que era muy alto y muy apuesto.
Lo más extraño, es que, todo el mundo desapareció... Cómo si todo mundo se hubiera ido para que el momento fuera único.
O eso hubiera pasado si no fuera por los efectos del alcohol, mientras más vueltas daban, más mareada te sentías, la música se distorsiona y te retumba la cabeza.
Pronto, un monstruo se asoma en el pasillo, tenía el cuello muy largo, no tenia piel y por ende, sangraba a cada paso, su sonrisa maquiavélica llegaba hasta el final de la mandíbula, pero estaba cosida para que no se moviera, sus ojos no tenían brillo alguno...Bueno, si tan solo tuviera ojos.
Charlie te suelta de repente, tu caes de golpe al suelo, no puedes levantarte.
- Eres mi único chance para regresar - La voz de Charlie se escuchaba tan distante y distorsionada.
No podías decir nada, era el clásico cliché de la rubia borracha e indefensa que sería tragada por el monstruo a la primera.
Una sombra humana le corta la cabeza al monstruo como si fuera mantequilla caliente... Era el príncipe azul de la princesa desesperada.
- ¡Vuelve a dónde regresaste! - Era Spencer, traía uno de los filosos cuchillos de cocina y trataba de apuñalar a Charlie.
- Yo también te extrañé... Pero con eso no lograrás nada... Yo ya estoy muerto - Charlie le sonríe maliciosamente a Spencer y luego se esfuma.
Spencer queda muy impactado y deja caer el cuchillo, mientras tú intentas levantarte sin éxito, ya que te resbalabas en el intento, tu vestido azul grisáceo estaba arruinado por toda la sangre que había derramado el monstruo.
Unas manos frías te toman por los antebrazos y te arrastran hasta el sillón, era Jacob, tenía una cara de culpa enorme, y veía de reojo a Spencer.
Ambos se sonrojaron cuando cruzaron miradas y guardaron silencio por un largo tiempo.
- ¿Qué me ocultan? - Decías molesta mientras estabas ebria.
- Jaja, nada... Mejor vámonos de aquí - Jacob te cargó entre sus brazos y tú lo veías a los ojos.
Un perfecto triángulo amoroso, aunque parecía más un ángulo de 45 grados, ya que no había ninguna otra conexión.
Jacob y Spencer estaban enamorados de Liam, aunque Liam no estaba interesada en ninguno de los dos.
Pero, este ángulo... Se conectó, y a si ser un triángulo amoroso...Pero ¿De quienes?
La electricidad se cortó, todo estaba a oscuras, no había ni una sola alma.
Sonidos extraños sonaron por toda la sala del comedor, como si hubiera un monstruo ahí... O cientos de ellos.
Y del susto, Jacob te tira al suelo.
- ¡No soy su maldito saco de papas, imbéciles! - Te quejas y no haces el mínimo intento por levantarte.
- ¡¿Pero qué hiciste?! - La voz de Spencer se escuchaba desesperada y parecía que estaban en una película de terror.
Unas pisadas se escucharon en la pared, en segundos una respiración agitada estaba cerca de tu nuca y chasqueaba la lengua.
Muchas manos tocaron tu espalda, se sentían húmedas y parecían dejar huellas, te olfateaba como a una presa, de repente, hace que voltees la cabeza para mirarlo.
Parecía una alucinación por la borrachera, pero, la cara de Spencer y Jacob eran tan reales como la de aquel monstruo.
Cualquiera diría que no era humano, caminaba con las puntas de los dedos de las manos y los pies, tenía tres ojos en la frente, no tenía nariz, ya que ese espacio estaba reemplazado por un gran hocico, con cientos de manos llenas de sangre dentro de el, su piel era blanca como el papel, pero estaba muy sucia y se le notaban los huesos.
Un grotesco gruñido salió de aquella bestia, hizo que regresaras a todos tus sentidos, el corazón te latía a mil por hora, te temblaba todo el cuerpo y el impacto era tan grande que no podías ni gritar.
- ¡No la toques! - Gritó Spencer mientras corría hacia el monstruo, pero una de las manos de su hocico de estiró tanto que abalanzó a Spencer hacia el otro lado de la sala.
Spencer quedó inconsciente y Jacob corrió a ayudarlo, era claro que morirías esta vez.
Se necesitaría un milagro para salir de esta, y eso fue lo que pasó.
En un abrir y cerrar de ojos, la bestia estaba en el suelo, estabas cubierta de sangre, las puntas de tu cabello se tornaron de color negro por unos segundos y luego regresó la electricidad.
Tu respiración estaba muy agitada y tu cuerpo temblaba como una triste gelatina.
- Liam... Liam... ¿Estás... ? - Un zumbido en tu cabeza hace que te quedes inconsciente en los brazos de Jacob.
- ¿Acaso todo el mundo quiere desmayarse hoy? - Dijo Jacob mientras arrastraba a los dos chicos hasta el sofá.
Laura entró y quedó pasmada al ver aquella irreal escena.
Corrió hacia el cuerpo inmóvil de Liam, trató de ayudarla, pero solo terminó con las manos y la mayor parte de su vestido nuevo cubierto de sangre.
- ¡¿Qué carajo pasó Jacob?! ¿Por qué están así? - Laura sacudió de los hombros a Jacob, que parecía en estado de Shock.
- Liam... Y Spencer... Están locos - Jacob miró con miedo a Laura, tenía opacos los ojos y la piel erizada.
- ¿Por qué lo dices?... ¡Dime qué pasó! - Laura estaba desesperada y necesitaba una respuesta rápida.
- Vi a Liam bailar sola... Spencer apuñaló al aire... Terminaron cubiertos de sangre porque pelearon entre ellos - La voz de Jacob era muy cortante y temblorosa. - Yo lo vi todo -
- No te creo, Liam jamás haría algo así... ¡Ella no está loca! - Laura se torturaba lentamente por la conversación que tuvo hace unos días con Liam.
Mientras cada uno se hundía en la desesperación, Laura notó algo extraño.
- Jacob... ¿Y dónde está todo el mundo? ¿Acaso todos se fueron? - Laura dio un vistazo al rededor y las luces parpadearon.
Jacob reaccionó cuando Laura le hizo esa cuestión, no había visto a nadie desde hace media hora.
- Imposible... Nadie se va de estás reuniones tan pronto - Jacob se levantó y buscó alguna señal de vida por los alrededores.
No había ni un sonido, la electricidad estaba fallando, hacia mucho frío, y de repente Laura se sentó en el piso de golpe.
- J-jacob... ¿Escuchaste eso? - Laura gateó hasta una de las paredes.
Hizo una señal con su dedo índice para que Jacob no hablara y prestara atención al sonido.
Ahí estaba de nuevo, era como un cuchillo cortando carne contra la madera de una forma agresiva e intermitente.
- ¿Pero qué mier...? - Laura le tapó la boca y ella caminó hacia donde provenía aquel ruido.
Laura caminaba a paso lento y sigiloso, Jacob no quería dejar solos a Spencer y a Liam, dudó, pero tomó la decisión de seguir a la chica de cabello marrón.
Llegaron a la cocina, el ruido era cada vez más constante, más fuerte y trataron de acercarse más para ver lo que sucedía.
La chica le hizo una seña a Jacob de que ella iría primero, a lo que Jacob solo asintió.
Laura se quitó los tacones y caminó a rastras por el suelo para no ser detectada, se escondió en una pequeña mesa de la cocina.
Ella movió sus labios diciendo que Jacob podía seguirla.
Jacob siguió la orden, pero para cuando llegaron, el sonido se había ido.
Del pánico que habían sentido, se abrazaron con todas sus fuerzas...Como si eso fuera a mejorarlo.
Luego, vieron unos pies delgados y sucios traían a rastras los cuerpos inmóviles de Liam y Spencer.
Laura dio un grito ahogado, y de repente, eso se detuvo...Laura y Jacob se abrazaron más fuerte y trataron de esconderse lo mejor posible.
Se fue y dejó ambos cuerpos sobre una de las mesas de apoyo de la cocina, los chicos dieron un suspiro, pero estaban asustados por ver a Liam y a Spencer ahí.
Pudieron ver cómo se iba de la cocina, así que tuvieron tiempo para un respiro.
- ¿Qué vamos a hacer?... ¡¿Qué es eso?! - Jacob gritaba a susurros.
- ¡No lo sé! ¡Ni siquiera sé que está pasando aquí! - Laura le respondió con una voz aún más baja.
- ¡¿Y crees que yo sí?! - Jacob hacia un esfuerzo por hablar en voz muy baja.
Laura se sobresalto, lo que hizo que Jacob se asustara.
- ¡Demonios! ¡Dejé a Beth sola! - Laura se levantó, pero Jacob la jaló de la muñeca y negó con la cabeza, y luego señaló hacia la entrada de la cocina.
Pudieron ver a aquella bestia, medía casi dos metros y medio, usaba traje, pero lo traía desgarrado hasta la rodilla, su rostro era completamente deforme, piel negra y lo único apreciable eran sus ojos.
Está bestia arrastraba el cuerpo de Beth, que sangraba de la cabeza, estaba atada de manos y pies.
Laura insistió en correr a ayudarla, pero Jacob la detuvo.
Unos segundos después, empezó a afilar sus cuchillos, pero, hizo una pausa para olfatear, como si ese olor hubiera sido uno nuevo, y exquisito.
Se relamió los labios, camino en dirección a la mesa que estaban escondidos Laura y Jacob.
Ambos estaban al borde de las lágrimas, rezaban porque no les pasara nada.
Se detuvo frente a la mesa, taparon sus bocas con sus manos para que no se escucharán los sollozos.
Se dio la media vuelta, ambos suspiraron ligeramente, y se descubrieron la boca.
Pero esa sensación de alivio no duró demasiado.
Esa cosa echó su torso para atrás y los veía fijamente, con los ojos bien abiertos, tenía la sonrisa más macabra que jamás habían visto.
Babeaba al punto que llegó a mojar los descalzos pies de Laura, a quien la sujetó de los cabellos y ella solo gritaba mientras lloraba.
Por otra parte, Jacob aprovechó la oportunidad para salir corriendo, aunque fue un rotundo fracaso, ya que esa cosa lo tomó del tobillo.
- La carne es aún más exquisita cuando tiene sabor a miedo -
A los pocos segundos el monstruo azotó a Jacob a una de las mesas.
- Pero es asquerosa cuando sabe a traición...Que lastima -
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