Introducción: Do it For Him


Resumen de Capítulo: Okay, aquello era muy extraño. ¿Qué hacía aquél esqueleto malherido en las calles de Snowdin? Había algo muy extraño con aquél tipo, con aquél enorme parecido que traía con Sans ¿Por qué la mirada que le daba le hacía tener lástima? ¿Por qué quería ayudarlo? Sans no estaba siquiera enterado siquiera de cómo había llegado aquél tipo. Oh, Dios, ¿por qué carajo aquél esqueleto de rojo se ponía a llorar?

Advertencias de Capítulo: Slash [Hombre/Hombre], AU [Universos alternativos], Selfcest [O mejor dicho Sanscest], Incesto mencionado, malas palabras, menciones de violación, menciones de relaciones abusivas, Pre-Resets [Frisk todavía no cae al subsuelo].

Notas: Bueno, este es mi primer fic Sanscest, así que espero que sea bien recibido. Unos comentarios para ver que puedo mejorar, ¿dudas? ¿quejas? ¿galletas? ¡Quiero saber lo que tienen que decir!

Además, tomo las sugerencias de los (las) lectores (as) muy enserio. Pueden cambiar el rumbo de la historia a un punto mucho más agradable :D.

No los entretendré más. ¡Comienza la lectura!

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Sans siempre había estado consciente de los poderes que tenía desde pequeño.

Enormes calaveras con forma de cabra que lanzaban gigantes rayos mortales, huesos grandes y capaces de hacer gran daño, y magia que modificaba la gravedad eran tan solo unos pocos de sus habilidades mágicos, sin contar su telekinesis y transportación instantánea, o sus bien conocidos "atajos". Sus poderes eran perfectos para alguien tan flojo como él, ayudándole con sus tareas básicas mientras el hermano menor se quejaba a grandes exclamaciones acerca de lo flojo que era.

Adoraba molestar a su hermano menor, Papyrus, sus ruidosas reacciones lo entretenían, y la comida que cocinaba poco a poco mejoraba. Es más, su espagueti ya casi era edible.

Volviendo al tema acerca de sus poderes, había varias cosas que él sabía que no estaba enterado de sí mismo. Sabía que no había descubierto su gran potencial, que quedaba mucho que aprender. Aunque no sabía exactamente que faltaba de sí mismo.

Era un día como cualquier otro en el pequeño y tranquilo pueblo de Snowdin cuando algo revelador ocurrió. Fue un descubrimiento que llegó cuando alguien gritaba desesperado en las frías calles nevadas del pequeño pueblito. Papyrus había querido salir de la acogedora casa y ver de qué trataba aquél escándalo, pero Sans consiguió que el esqueleto más alto se quedara en casa con la condición de que él fuera quien saliera a ver.

Sans había abierto la puerta de su hogar con la intención de dar una simple mirada y volver a hacerse uno con el sofá como lo había hecho momentos antes, pero la imagen que llegó a las pupilas blancas que servían como receptores visuales hicieron que detuviese la idea de seguir flojeando, sus huesos tensándose en respuesta.

Enfrente de él, a unos pocos metros de distancia había un pobre esqueleto bastante malherido, lágrimas de un color rojo inusual descendiendo de sus cuencas. Unos habitantes del pueblo estaban muy cerca de él, rostros envueltos en preocupación, pero el monstruo lucía muy asustado como para darse cuenta. Sans avanzó hacia él de manera involuntaria, siendo llevado por el instinto a pasos lentos y calmados.

"¡aléjense! ¡ni se les ocurra tocarme!"

Ese monstruo lucía muy parecido a él en cuanto a estatura y complexión. Sus prendas de vestir consistían en una camisa manga larga de cuello de tortuga color rojo con una chaqueta oscura encima, unos short deportivos negros con dos franjas amarillas verticales, uno cerca de cada costado, calcetas amarillas y tenis. Sus pupilas tenían un color rojo, lo cual, intuía Sans, que aquél sujeto tenía su magia lista para atacar a quien fuera. Parecía ser muy desconfiado, aunque tenía sentido de que no lo hiciera si mirabas la gran grieta que tenía el pobre en la cuenca izquierda, y el diente dorado que poseía en su dentadura afilada casi perfecta. Si aquél monstruo no luciera tan pequeño quizás daría la imagen que deseaba dar porque, si Sans era honesto, aquél esqueleto lucía como un cachollo recién pateado.

Realmente triste y adorable al mismo tiempo.

"Señor, está herido" Una monstruo dijo, su voz muy amable. Llevó una de sus manos en dirección del malherido, dejándola extendida hacia él. Deseaba que él la tomara, deseaba ayudar al pobre chico que lucía al borde de un ataque de pánico. "Usted necesita-..."

El esqueleto la interrumpió, apartando la mano con un manotazo. La monstruo soltó un chillido, aquello había dolido. "¡YO NO NECESITO NADA! ¡aléjense de mí, he dicho!"

Unos pasos más, y el esqueleto conocido como Sans había llegado a la escena, sus manos enterradas en los cómodos bolsillos de su suéter color azul. Cuando el otro monstruo observó a Sans abrió las cuencas de sus ojos como discos, pupilas rojas achicándose en respuesta a la sorpresa. Trató de retroceder un poco, pero aquél pobre no podía hacerlo más, con aquél decorado árbol al estilo navideño apoyado firmemente contra su espalda.

"heh. si no fuera porque estoy libre de cátsup diría que miro doble" Bromeó él, sintiéndose decepcionado cuando el otro no se echó a reír, demasiado asustado como para hacerlo. Ahora que lo tenía así de cerca, descubrió la exagerada similitud entre ambos. Parecían hermanos gemelos, sin el hecho obvio de que ambos eran esqueletos. Las diferencias más notorias eran los conjuntos diferentes de ropa, y que Sans vestía su conjunto favorito: Camisa manga corta blanca, suéter azul claro, shorts deportivos negros con dos rayas blancas y pantuflas. Además aquél desconocido parecía usar magia color roja y en ambas pupilas –Determinación*, contrario a Sans, que usaba magia color azul Integridad y Justicia*-, y Sans sólo usaba la iris izquierda.

"no me lastimes" Fue lo que balbuceó el de chaqueta negra, asustado, manos haciéndose puños. Sudor salía de su cabeza, dando a ver lo mucho que temía por su vida. El esqueleto de azul caminó un poco más, hasta llegar enfrente del monstruo malherido. Se arrodilló frente a él y, con mucho cuidado fue acercando una de sus manos hacia una mejilla del contrario. Cuando consiguió pasar su mano sobre la textura del hueso, se sintió mal al oírlo soltar un sollozo de pánico. Aquel monstruo lucía demasiado indefenso y asustado. "no me lastimes. no hice nada malo.

Sans suspiró profundamente, sus falanges acariciando con afecto la grieta en el rostro del herido esqueleto, sintiendo sus bordes afilados. Aquello debió de haber dolido bastante. "lo sé buddy, lo sé" Respondió, decidido a hacer algo productivo en su floja existencia. Haría algo para ayudar a ese monstruo inocente. "¿por qué no iniciamos con las presentaciones? mi nombre es sans, ¿cuál es el tuyo?"

"mi nombre también es sans" Contestó el otro, algo incómodo al ver el de pantuflas tensarse por la sorpresa. Los monstruos que estaban ahí tampoco pudieron evitar la sorpresa en sus miradas. El sudor aún salía de su cabeza, sus dientes afilados acomodándose en una sonrisa nerviosa.

Okay, eso sí que era extraño. Aquél no lo estaba imitando, eso era seguro. No estaba consciente de lo que estaba ocurriendo, solo sabía que aquél monstruo necesitaba ayuda, y que él se la daría. Después, sin tenía tiempo, buscaría las respuestas que su ser le pedía desesperadamente. Saber algo más sobre ése monstruo misterioso era algo que necesitaba, pero las prioridades eran otras.

"heh. ese nombre es sansacional" Dijo como respuesta, oyendo varias risas por aquél juego de palabras. El Sans de rojo soltó una muy tenue sonrisa, apreciando el esfuerzo por romper el hielo con el chiste. "muy bien amigo, has de estar herido hasta los huesos. déjame ayudarte. no me gusta verte así, ¿sabes? me rompes el corazón... o lo harías si tuviera uno."

El monstruo herido se echó a reír fuerte, complacido con el humor del comediante de azul. No estaba del todo seguro de si aceptar la ayuda era buena idea, pero no tenía nada que perder. Suspiró pesadamente, antes de dedicarle al esqueleto de suéter la mejor sonrisa que tenía -salió tambaleante y muy creepy, pero no tenía idea de cómo conmovió la alma de Sans por muy adentro de su ser-. Pensó que lucía patético sonriendo de ese modio mientras su mano izquierda cubría aquella grieta que tenía en su ojo izquierdo, pero, quería hacerle ver al otro Sans que no era tan chillón y asustadizo como había sido momentos antes. "está bien. dejaré que me ayudes." Aceptó con un poco de resignación.

La sonrisa que le obsequió el esqueleto de azul hizo que la suya pareciera completa basura. "haré que no te arrepientas de tu decisión, buddy" Aprovechando la cercanía entre ambos -y que el de rojo parecía muy ligero a la vista- el esqueleto envolvió el otro cuerpo ajeno entre sus brazos, cargándolo al estilo nupcial. Sonrió satisfecho al oír al otro monstruo chillar muy avergonzado, manos huesudas enredándose en su suéter en busca de estabilidad. El Sans de azul dedicó un mirada a los otros monstruos que, al igual que él, deseaban ayudar al pobre herido. "ya no se preocupen por él" Murmuró, activando su magia para tele transportarse a su casa. No tenía ganas de caminar hasta su hogar, gracias. Demasiado esfuerzo. Sintió el agarre de su suéter tomar fuerza, como si aquél esqueleto supiera lo que iba a ocurrir. "yo me encargaré de él."

Dicho aquello, ambos esqueletos desaparecieron en un simple parpadeo.

Lo primero que Sans hizo apenas llegó al cómodo sillón verde fue acostar a su querido compañero, su ceño frunciéndose al oírlo gimotear por el dolor. Un ligero rubor azul apareció en sus mejillas cuando vio a su compañero quitarse su chaqueta negra y su camisa manga larga roja, dejando a ver la parte superior de su cuerpo. Sus costillas lucían grietas grandes e incluso había varias fracturadas, pero aún así, a pesar de aquellas heridas, lucía adorable y tierno para lo ojos del monstruo de azul.

"¿quieres comenzar ahora?" Preguntó, mirando preocupado al Sans semidesnudo, que lucía cansado y bastante molesto por algo. No comprendía del todo la razón.

El esqueleto de pupilas rojas suspiró cansado. "mientras más rápido salga de este lugar de mierda mejor será para mí" Respondió, sintiendo un poco de culpa cuando Sans lo miró un poco herido por sus palabras. Pero es que aquél esqueleto de azul no comprendía para nada las cosas. Parecía ignorante que no se suponía que existían más monstruos esqueletos además de Sans y Papyrus. Ignoraba que él era un grandísimo idiota por usar un "atajo" después de estar alcoholizado a más no poder, mierda, y que por aquél estúpido error había acabado e aquél universo diferente al suyo.

Ese Sans era muy ignorante de la jodida suerte con la que él había nacido.

Diablos, observar a aquél esqueleto sin herida alguna todavía lo sorprendía. En su propio universo, su hermano menor, Papyrus lo maltrataba y abusaba de él. Básicamente lo había convertido a él -Su hermano mayor, el que lo crio con polvo, sudor y tantas jodidas lágrimas- en su propia perra personal para poder jugar, romper, trozar una y otra vez como se le diera la maldita gana. Aparecer por accidente en un universo alterno en donde los monstruos que alguna vez habían intentado matarlo ahora trataban de sanarlo lo había dejado confuso. Y descubrir a aquél Sans libre de abuso y daño lo dejó casi emocionalmente dañado. Supo cuando lo vio, que él hubiera sido igual de bello y perfecto si él y su hermano hubiesen nacido en ése ambiente cálido.

"muy bien sans" Habló el de azul, sintiéndose extraño de pronunciar su nombre de aquella manera. "así es como serán las cosas. tu me mostraras tu alma y yo usare magia verde* para curarte todo lo que pueda, ¿de acuerdo?" El otro asintió, lento pero seguro. "okay buddy, comenzamos"

Y así fue exactamente lo que pasó en el proceso de curación. El de azul ignoró las grandes fracturas en la alma del herido -que eran gigantes y bastantes dolorosas- y el de rojo ignoró cómo aquellas manos se posaban en toda la extensión de su ser. Sans no era el mejor usando la magia verde, pero su esfuerzo había valido la pena pues había sanado todas las fracturas y las grietas de su cuello para abajo exitosamente. La grieta del rostro disminuyó considerablemente, pero no pudo desaparecer por completo. Y las heridas de la alma no eran físicas, así que no pudo ser sanada, ni siquiera el mínimo.

Mirar aquél esqueleto casi libre de heridas le hizo darse cuenta de lo muy lindo que era. El pensamiento salió de su cabeza apenas entró.

"listo. he terminado." Anunció Sans al finalizar. Se sentía orgulloso de haber sanado tantas grietas y fracturas graves, considerando que llevaba varios años sin utilizar aquél tipo de magia curandera. El otro parpadeó sorprendido varias veces, desubicado al no haber sentido dolor alguno. Se puso de pie, sus piernas temblorosas y exhaustas.

"uh, okay" Refunfuñó con molestia, forzado a sentarse en el sofá cuando sus piernas no pudieron con su propio peso. El sofá era bastante cómodo, pero ni siquiera así su enfado disminuía un poco. La magia que había sido utilizada para curarlo había debilitado sus huesos por el tedioso proceso de curación Que asco le daba aquello. "welp, creo que no puedo moverme"

Volvió a suspirara resignado, ignorando la sonrisa gigante que hizo aparición en la calavera del comediante de suéter azul, que estaba enfocado en lo que seguía. Deseaba ayudarlo, darle santuario hasta que esa pobre alma desafortunada estuviera completamente sano.

"oye, buddy, ¿qué tal si te quedas un rato?" Habló con calma, complacido cuando el esqueleto de magia roja lo miró con total sorpresa en su rostro. Llevó las manos a sus cómodos bolsillos de su suéter azul, sus falanges torciéndose con un extraño deseo de acariciar una vez más las mejillas ruborizadas de su acompañante. "quédate aquí, al menos hasta que pueda curarte la grieta e tu cara."

"No quiero ser una molestia" Murmuró el Sans de pupilas rojas, que se sentía incómodo con tanta amabilidad. No deseaba molestar, porque cuando él "molestaba" a su hermano menor era cruelmente castigado. El no quería ser herido de nuevo. No podía con la idea de volver a ser herido de aquella manera. "joder, ya has hecho demasiado por mí. debería-..."

"deberías quedarte hasta que te sientas mejor" Interrumpió el de azul, un poco frustrado al ver a su acompañante negarse a la idea de negarse a quedarse con él. Quizás si llamaba a su hermano menor Papyrus podría ser convencido. Si Papyrus se proponía algo, siempre lo conseguía; ponía cuerpo y alma hasta lograrlo.

Cuando el de pupilas abrió su mandíbula para hablar, quedó en absoluto silencio, observando con ojos absolutamente desorbitados la grande y delgada figura que bajaba de las escaleras del segundo piso. Una figura que siempre reconocería.

¿Papyrus? ¿Cómo había llegado allí? No. No.. No... ¡No! ¡NO! ¡NO!

No pudo evitar comenzar a hiperventilarse por el terror puro que aborbada su alma, memorias de su propio hermano abusando de manera brutal su cuerpo, memorias de Papyrus golpeando sus huesos hasta romperlos, de su hermano vendiéndolo a gente desconocida para que lo follaran por tan sólo varias monedas, memorias que lo dejaron al borde de un ataque de pánico.

Cuando Sans observó a Papyrus no pudo evitar sonreír, observar la emocionada mueca alegre en Paps lo ponía siempre de un muy mejor humor. ¿Saben por qué? Porque significaba que era la hora de su rutina de comedia casual. Además, quería hacer reír al otro Sans con las ocurrencias que iría a decir.

"heh. ¿qué onda bro?"

Papyrus estampó su pie en el suelo de manera ruidosa, exasperado con la actitud de su hermano. "¡NADA DE "QUÉ ONDA" HERMANO! ¡HAS ESTADO FLOJEANDO TODO EL DÍA, CABEZA HUECA! ¡PONTE A HACER ALGO PRODUCTIVO!"

"oh dios, realmente lo siento jefe. o-oh mierda, no me castigues. s-seré bueno, lo prometo. n-no me lastimes p-por favor. n-no me toques papyrus... n-no me lastimes..."

Para la sorpresa de ambos hermanos esqueleto, Sans no fue quién respondió.

Había sido el otro esqueleto de rojo.

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Determinación, Justicia e Integridad: Yo apoyo la teoría que el ojo izquierdo de Sans brilla con los colores con los que se distinguiría su alma si fuera humano. Así que Sans tiene el color de la Integridad y la Justicia –que tiene mucho sentido, ya que es el Juez del Underground y los jueces deben ser Justos y con Integridad- mientras Red/UF!Sans tiene Rojo de determinación –Más complicada pero verdadera porque, a pesar de lo que ha pasado, aún tiene la determinación para vivir, para seguir adelante-.

Magia verde: La magia que cura cuando toca el alma ajena. Sólo hace eso, cura heridas físicas, pero el alma aún posee riesgo de ser quebrada.



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