Habían pasado ya casi dos años desde que empezaron una relación, Ni-ki prometió amar a Sunoo con todas sus sombras y Sunoo prometió amar a Ni-ki con todos sus defectos.

Ahora Sunoo contaba con 20 años y Ni-ki 22 años coreanos, lo que significa que su fiesta de cumpleaños aún no es celebrada pero ante la ley ya tiene 22 años.

Habían pasado tantas cosas en esos dos años, su primer beso como pareja, se presentaron a sus padres con ese título y estos aceptaron, bueno, el padre de Sunoo aún estaba algo indeciso de que su único hijo sea homosexual, pero tampoco juzgaba a su retoño.

Ni-ki, al ser el mayor y con más estabilidad económica gracias a su trabajo de medio tiempo y a lo que sus padres le daban cada mes, invitó a Sunoo a vivir con él en su casa, le quedaba más cerca la universidad y además estarían juntos en todo momento.

En esa casa pasó lo que todos pensaron, Sunoo le entregó su primera vez a Ni-ki después de tres meses de vivir juntos le dijo que estaba bien si lo hacían.

La rutina era de repetirse todos los días, desayunaban, universidad, trabajo y dormir, así día con día.

Jungwon estaba en una carrera alterna a la que Sunoo iba, por eso se veían en el campus todos los días y compartían algunas clases, seguían siendo mejores amigos.

Y ahí estaba Heeseung, siendo el primero en saber los problemas de Sunoo, sus inseguridades y sus deseos, Heeseung era una clase de lugar seguro.

Jay y Jungwon no vivían juntos por cuestión de distancia y economía, pero se amaban con la misma intensidad de hace dos años y medio.

Mientras que con Sunoo y Ni-ki no era lo mismo... la rutina los estaba agotando, tenían que encontrar una manera de revivir esa llama o simplemente extinguirla.

Tranquilos, hay un final feliz...

Cami~