CAPÍTULO TRES
Hubo un lapso de tiempo donde estuvo sumergido en una oscuridad absoluta; sin pensamientos impropios ni sufrimiento, los sonidos eran confusos y los movimientos sobre sí mismo incoherentes.
"– ¿Por qué no he despertado aun? ¿No he muerto todavía?"
Supuso que aquel sueño le estaba mostrando la forma en que su yo del pasado había muerto pero seguía estancando sin manera de salir de allí por lo que sus teorías perdieron significado.
¿Aún faltaba algo más?
—Algo huele a sangre.
Después de mucho logro definir una voz familiar, su yo del presente se sintió feliz de escucharla pero sin poder responder y en aquel estado semi dormido no pudo verlo.
"– ¡Xingchen! ¡Ayúdame por favor!"
Sintió una mano y unos dedos tomando su pulso, aquel cuerpo no estaba del todo inconsciente pero poco podía hacer para vencer la pérdida de fuerza y vitalidad.
—Alguien está aquí tirado.
"– ¡Si, soy yo! ¡Soy Xue Yang!"
Aquel enlace que existía entre su alma del presente y la del pasado le estaba dando la oportunidad de descubrir la razón por la que Su She siempre trataba de advertirle sobre su amigo; ahora mismo se lamentaba por haberlo detenido incontable de veces, negándose a escuchar razón. Ahora que estaba perdido en medio de una pesadilla donde lo único familiar era el chico de blanco, necesitaba descubrir esas cosas que no tenía del todo clara y que anteriormente venia soñando en partes confusas y sin estructura.
—Así que por eso el olor a sangre era tan fuerte ¿Está muerto? ¿Deberíamos hacer un foso y enterrarle?
La voz infantil de una chica hizo eco en su cabeza.
Él conocía también esa voz.
—No aún. Solo está gravemente herido.
Vagaron de esa forma por mucho tiempo, el ligero aroma a primavera lo mantuvo estable, sabiendo que era el mismo que poseía Xiao Xingchen en la actualidad.
"–Es extraño, ¿Por qué Xingchen no me reconoce? ¿Acaso fue así como nos conocimos en esa época?"
Sin poder detallar lo que sucedía porque el Xue Yang del pasado seguía sumergido en un sueño perezoso se obligó a escuchar lo que acontecía entre los otros dos. Una tercera persona se unió al grupo cuando le preguntaron por algún lugar para descansar, allí fue cuando la ciudad de ataúdes cobro protagonismo.
"– ¡No! ¡Xingchen, no vayas allí! Esa ciudad... esa ciudad..."
En sus pesadillas siempre la veía, solitaria, sombría, llena de recuerdos difusos que lo hacían perder la cordura, un sitio donde siempre vio reflejado el rostro pálido de su amigo con lágrimas de sangre mientras gritaba desgarradoramente pero sin importar cuanto le suplicará, cuanto se lamentará, el destino ya había sido fijado.
Aquello era un recuerdo, nada de lo que hiciera evitaría lo que sucedería.
"–Entonces, ¿No fue aquí donde nos conocimos sino donde nos despedimos? ¿Es aquí donde murió Xingchen?"
Al llegar al sitio que le describió aquel viajero comenzaron a atender al herido y al cabo de un rato aquel cuerpo comenzó a tener signos de reacción, cansado de permanecer en aquella oscuridad el joven deseaba con todo su ser que despertará y pudiera ver a su salvador, el mismo que ahora era su mejor amigo.
"– ¡Despierta ya, imbécil! Necesito saber la verdad, si tanta molestias te has tomado al reencarnar en mí al menos déjame saber la verdad por mí mismo y no por lo demás."
El cuerpo de su antiguo yo comenzó a removerse y si bien no podía sentir el dolor físico suponía que debía de ser mucho, no por nada estaba moribundo a mitad del camino.
—No te muevas.
La voz de Xiao era la misma, apacible, amable y calmada, no podía ser más feliz pero aquel cuerpo tuvo una parálisis total, sintió los nervios arremolinándose a su alrededor y pensamientos muy extraños cruzaron los suyos con una velocidad descomunal. ¿Por qué lo percibía como una amenaza? Los ojos del joven se abrieron de par en par sentándose en un santiamén, alejándose de aquel Xingchen mientras lo fulminaba con la mirada.
"¿Xingchen no era mi amigo?"
Ahora que todo estaba ante su escrutinio pudo ver donde se encontraban, estaba casi en ruina, literalmente abandonado por la vida humana. Había un ataúd al centro mientras que un hombre de blanco con vendas en los ojos y una niña delicada con mirada perdida se mantenía al frente con gestos de incomprensión.
—Qué...
Aquel cuerpo quiso hablar pero percibió que había algo extraño con su voz, después de toser y escupir tanta sangre era imposible que no se hubiera lastimado sus cuerdas vocales, haciéndolo hablar de forma ronca y horrible.
—Te dije que no te movieras. Tus heridas se van a abrir. No te preocupes. Como te he salvado, por supuesto que no voy a hacerte daño.
Todo era tan confuso que aun cuando intentaba ponerse al día con los hechos le era imposible, aquel Xue Yang era demasiado escrupuloso y lleno de ideales maliciosos, las ideas de venganza y destrucción regresaron tan pronto comprendió que aquel amable cultivador no lo podría reconocer gracias a su ceguera, adaptándose a lo que estaba viviendo tomo la oportunidad con una promesa oscura detrás de su recuperación.
"— ¡No! ¡No puedes hacerle daño a Xingchen! ¿Por qué haces esto? No quiero saber más de ti, yo no puedo ser tú. ¡Déjame ir!"
Estaba estremecido, mientras más advertía y auscultaba más asustado y asqueado se encontraba.
Simplemente era terrible.
— ¿Quién eres?
Su pregunta se llenó de recelo y su expresión solo mostró hastío y sospecha, era obvio que estaba fingiendo desconfianza y desorientación.
—Si tienes ojos, ¿Acaso no puedes verlo por ti mismo? Es un cultivador errante. Se tomó tantas molestias para cargarte hasta aquí y salvarte e incluso te dio elixires mágicos ¡Pero aun así eres tan grosero!
La niña lo enfrentó con fastidio, solo entonces aquel desgraciado le prestó atención, dudando si de verdad era una ciega como el de blanco.
— ¿Eres ciega?
Para el joven Xue Yang era obvio que la pequeña estaba ciega pero aquel asesino parecía pensar otra cosa, ¿Si realmente no podía ver como supo que había sido un grosero con dos palabras dicha por su boca?
Al menos que hubiera visto su expresión no había ninguna otra forma.
— ¿Acaso discriminas a la gente ciega? Bueno, una persona ciega acaba de salvarte ¡A nadie más le hubiera importado que te pudrieras en el camino! Y las primeras palabras que dijiste ni siquiera fueron para agradecerle a Daozhang. ¡Qué grosero! Y además me dijiste ciega con ese tono. Hmph... Qué tiene de malo ser ciego...
¿Daozhang?
¿No era el apodo que usaba Wei Wuxian para referirse a Xingchen?
Lo sabía porque él mismo le había comentado el extraño mote con el que lo había bautizado el de rojo y negro. Perdió el rumbo por un momento, aquellas palabras lo hicieron cuestionarse otros descubrimientos hasta que finalmente se concentró en el rostro enfurecido de la muchachita, le recordaban a una persona que conocía en su nueva vida.
—No te sientes cerca de la pared. Aún no he vendado la herida de tu pierna, ven aquí.
Ambos Xue Yang pensaban a ritmos diferentes, uno evaluaba como asesinar y escapar con éxito de esos dos mientras que el otro perseguía la identidad de aquella valiente ciega.
—Si no es tratada pronto, podrías quedar inválido.
Finalmente tomó una decisión, no tenía la fuerza para hacer nada por el momento así que dejaría que el honrado de Xiao Xingchen lo salvará para después regodearse de su desgracia e infausta amabilidad.
—Entonces, gracias, Daozhang —utilizó un tono agradecido.
Después de que el noble cultivador lo limpiara y curará comenzó una nueva conversación, ambos Xue Yang se dieron cuenta de que Xiao Xingchen era demasiado crédulo y honesto.
Doblemente desafortunado.
—Está listo, pero será mejor que no te muevas; sino, tus huesos se dislocarán de nuevo.
—Daozhang, ¿Entonces no vas a preguntarme quién soy? ¿Ni por qué estoy herido tan gravemente? —sonrió con flojera.
—Si no lo vas a decir, ¿Por qué debería preguntarlo? Solo ocurrió que te encontré y decidí echarte una mano. No es nada difícil para mí de todas formas. Después de que tus heridas sanen, iremos por caminos distintos. Si yo fuera tú, también tendría muchas cosas que no quisiera que los otros me preguntaran.
Esa forma de evadir las circunstancias complicadas, mostrando apoyo y respeto eran exactamente las mismas virtudes del reencarnado Xiao Xingchen, ahora no tenía dudas de eso. No eran simples sueños y Su She había estado diciéndole la verdad durante todo ese tiempo, suponiendo que de esa misma forma estuvo presenciado la historia que habían vivido.
¿Wei Ying también los conoció en el pasado?
Esa duda la resolvería apenas logrará despertar de aquella abominación, mientras tanto lidiaría con el dolor que sentía al comprender que como persona no valía nada y su nueva vida había sido demasiado amable para los pecados que había cometido en la anterior.
Entonces, notó que Xingchen salió a evaluar la zona dejándolo solo con la niña.
—Pequeña ciega, ven.
"— ¡No la mates por favor! Ya has hecho demasiado, ¿Por qué no te detienes?"
— ¿Qué? —vio como asomo su cabeza por el ataúd.
— ¿Quieres un caramelo?
La sangre se le congeló ante la mención, entonces su obsesión por el dulce era algo característico de su yo malvado.
—No voy a comérmelo. No iré.
— ¿Estás segura que no te lo vas a comer? ¿Estás muy asustada para venir? —aunque su voz era casi como una canción había cierta amenaza detrás de ellas— Pero, ¿De verdad pensaste que no soy capaz de moverme? ¿Y que si tú no vienes, no iré hasta allá por ti?
La niña tomo su vara de bambú y comenzó a caminar hacia él, pero antes de que se dijeran algo le lanzó el caramelo. Allí cayó en cuenta del motivo real por el que estaba siendo tan sociable, no creía en la ceguera de la chica aun viendo su condición física, necesitaba verificar si era fiable y por eso ejecutó un plan donde ella revelara su verdadera naturaleza. Por supuesto, el objeto la golpeó en el pecho, él estaba esperando que lo esquivará pero nada sucedió, solo cuando sintió el caramelo fue que saltó.
— ¡Hey! ¿Qué me lanzaste?
"¡Basta! ¿Por qué estás haciendo eso? ¿No tienes una pizca de respeto por los...?"
Entonces dejó de pensar por sí mismo y evaluó de nuevo el rostro de la chica.
Ella...
¿Ella era Qingxian?
Si estuviera en su cuerpo seguramente hubiera tenido una crisis nerviosa pero ahora mismo estaba en...
¿Alma?
¿Espíritu?
¿Cómo era posible que pudieran revivir los eventos que sufrió en una vida pasada?
—Es un caramelo, para ti. Olvidé que eras ciega y que no puedes atraparlo. Cayó junto a tus pies.
La pequeña se dobló para palpar el suelo por un rato hasta que encontró el dulce, lo limpio con su traje y luego lo saboreo, su rostro casi se veía iluminado.
— ¿Está bueno, pequeña ciega?
¿Pequeña ciega?
Quería reír a carcajadas, aquello era simplemente retorcido.
—Tengo un nombre. No me llamo pequeña ciega.
—No me dijiste tu nombre, así que solo podía llamarte de esta forma.
—Escucha. Mi nombre es A-Qing ¡Así que no sigas diciendo: "Pequeña ciega, pequeña ciega"! —se le veía molesta con el sobrenombre pero luego de decir aquellas palabras su expresión se relajó y cambio de tema— Eres una persona muy extraña. Estás cubierto de sangre y así de herido, pero tienes caramelos contigo.
El dueño del cuerpo sonrió divertido.
—Cuando era pequeño, me gustaban mucho los caramelos, pero sin importar qué, no podía obtenerlos y solo podía mirar a otros comerlos. Así que siempre pensé que si algún día me volvía rico, iba a llevar conmigo una cantidad infinita de caramelos.
Y con esa simple explicación la niña se confió, guiada por los deseos de saborear más lamio sus labios.
—Entonces, ¿Tienes más?
"—Ciega y tonta."
—Por supuesto que sí. Te daré más si vienes hasta acá.
A-Qing se levantó y, con su varilla de bambú, caminó hacia él. Sin embargo, cuando estaba a medio camino, Xue Yang comenzó a mirarla de una manera extraña y misteriosa, su sonrisa seguía sin cambios.
Sin hacer un solo ruido, sacó una afilada espada desde sus mangas.
Era Jiangzai.
Dirigió la punta de la espada hacia A-Qing. Si ella avanzaba unos pasos más, sería empalada por la espada. Sin embargo, si A-Qing vacilaba por el más mínimo momento, ¡El hecho de que no era realmente ciega sería revelado!
"— ¿Por qué no crees en la pequeña? ¿Qué situación tan desafortunada tuviste que vivir que no puedes creer en una muestra de afecto o amabilidad? ¡No le hagas daño, Xue Yang!"
El joven peleaba con su pasado, él mismo había vivido circunstancias penosas pero no por eso dejo de creer en la humanidad. De hecho, tenía a Xingchen a su lado y también a los demás muchachos. Un sentimiento de culpa lo invadió, deseaba poder disculparse con Qingxian por haberla ofendido y llamado de esas formas tan poco respetuosas.
Regresando a los planes extraños de su antecesor, observo como la joven señorita avanzaba buscando su camino en una forma calmada y ordinaria. Justo cuando la punta de la espada estaba a una distancia de menos de dos centímetros de su estómago, Xue Yang la movió y guardó dentro de su manga, no hubo ninguna reacción de duda o temor.
Luego de verificar su ceguera sacó dos trozos de caramelos, ofreciéndole uno a A-Qing e introduciendo el otro en su boca.
—A-Qing, ¿A dónde fue ese Daozhang tuyo en medio de la noche?
De esa manera consiguió relajarse en frente de esos dos. Los días fueron pasando y la cercanía se fue fortaleciendo, las escenas fueron saltando de un sitio a otro, dejándole experimentar los pensamientos y las expresiones que habían compartido.
Xiao Xingchen era similar a su amigo pero... había cosas que habían cambiado en él.
"—Es normal, después de todo... ¿Somos diferentes personas, no? Mi antiguo yo fue demasiado malvado pero ahora mismo yo soy una persona correcta, ¿Es por eso que reencarné? ¿Es la manera de remediar mis malas acciones? No comprendo..."
Entonces Xue Yang continuo engañándolos, si estuviera en su cuerpo estaría llorando lágrimas de sangre y vergüenza, aquel ser era despreciable, había manchado las manos de su precioso ángel con muertes de inocentes, se burlaba de él en silencio y aunque sus ideales de venganza se habían esfumados y lentamente aquella diversión se transformó en comodidad y amor, no dejaba de pensar en que todo sería efímero y pronto tendría que despedirse de todo lo obtenido. Fue cuando se dio cuenta de que Xue Yang no tuvo a nadie a su lado para que le brindará un poco de cariño, al contrario, su vida se resumió en golpes y sufrimiento.
¿Ese era su destino?
¿Sufrir?
Pero no había sido así, en la vida que ahora conocía Xiao estuvo todo el tiempo a su lado, como si aquel hilo que imaginaba que los unía se hubiera fortalecido por algo.
Si, era así.
La respuesta estaba allí.
En una cacería nocturna ese Xue Yang le robo un beso a Xiao Xingchen y él le correspondió, ¿Acaso también había sentido algo por él en el pasado?
¿Era así en el futuro?
Al regresar, Xue Yang estaba de mejor humor.
Lo que nunca había tenido lo estaba consiguiendo en esa ciudad desolada y aunque odiaba las acciones del maldito muy dentro de sí supuso que si en su niñez no hubiera tenido a su ángel, nada lo hubiera salvado de un desenlace similar.
—Daozhang, ¡Cuéntame una historia!
A-Qing no se había ido a dormir aun, los vientos invernales azotaban la pequeña estructura por lo que se sentaron juntos frente de un viejo hornillo.
—Cuando era joven, nadie me contó historias ¿Cómo podría saber cómo contar una?
La voz solemne de Xiao era la droga perfecta para ambos.
"—Te extraño tanto, Xingchen."
Aunque no debía tener mucho tiempo durmiendo sentía que llevaba años en aquel lugar. La pequeña armó todo un berrinche hasta que finalmente logró su petición.
—Está bien, te contaré la historia de lo que ocurrió en una montaña.
— ¿Había una vez una montaña y en la montaña había un templo?
Aquella frase pertenecía a una rima para niños, muy común en realidad y solía repetirse una y otra vez todo el tiempo. Era utilizada para hacer dormir a los infantes. Xiao mostro una sonrisa silenciosa, sus labios eran hermosos y Xue Yang solo pudo observarlo reprimiendo sus deseos de atrapar aquella boca con la suya por segunda ocasión en aquella noche.
—No. Había una vez una montaña celestial que nadie conocía. En la montaña, había una inmortal que había alcanzado la iluminación. La inmortal aceptaba a muchos discípulos, pero no dejaba que estos abandonaran la montaña.
— ¿Por qué no?
—La inmortal se escondía en la montaña porque no podía entender al mundo que estaba fuera de ella. Le decía a sus discípulos "Si van a abandonar esta montaña, entonces no hay necesidad de que vuelvan aquí. No traigan las disputas del mundo exterior dentro de la montaña."
—Entonces, ¿Cómo podían soportar el aburrimiento? Definitivamente debía haber discípulos que querían salir a divertirse.
—Estás en lo correcto. El primer discípulo que abandonó la montaña era bastante excepcional. Inicialmente, cuando abandonó la montaña, debido a la maestría que tenía sobre sus habilidades, todos lo alababan y admiraban, así se convirtió en un famoso cultivador del camino virtuoso. Pero después, nadie sabe qué cosas tuvo que soportar, pero su personalidad cambió drásticamente y sin previo aviso se convirtió en un villano que asesinaba gente sin siquiera pestañear dos veces. Al final, murió bajo la mano de miles de espadas.
Xiao Xingchen terminó de arreglar la canasta que estaba en sus manos, la tanteó un par de veces asegurándose de que no fuera a herir la mano de alguien.
—El segundo discípulo era una mujer y también era excepcional.
— ¿Es bonita?
—No lo sé. Dicen que era muy bella.
—Entonces, ¡Ya se! Debió haber muchas personas a las que les gustaba y querían casarse con ella después de que dejó la montaña. Luego, ¡Debió haberse casado con un oficial de alto rango o el líder de una gran secta!
La risita inocente de la niña provoco la misma reacción en su cuentacuentos.
—Te equivocas. Se casó con el sirviente del líder de una gran secta y los dos vivieron felices para siempre.
—No me gusta esto. Cómo puede una sobresaliente y hermosa cultivadora conformarse con un sirviente. Esta historia es tan cliché. Probablemente la inventó un sabio —después de un corto silencio insistió— ¿Y qué pasó después? ¿Cómo fue su vida después de que vivieron felices para siempre?
—Y luego, los dos perdieron la vida durante una cacería nocturna.
— ¡¿Qué clase de historia es esta?! No solo se casó con un sirviente, ¡Sino que hasta murieron juntos! ¡Ya no voy a escuchar más!
Xue Yang apretó sus manos sobre sus muslos, la pequeña era en ocasiones un fastidio por lo que el Yang del futuro sintió cierta empatía con su pensamiento. Él también se fastidiaba con solo ver a la pequeña ciega del instituto, aun así, le gustaría pedirle disculpas por sus malas acciones, quizás remediaría su mal trato en esta época.
—Es por esto que dije desde el principio que no sabía cómo contar historias.
—Entonces, Daozhang, debes acordarte de las cacerías nocturnas a las que has ido, ¿No? ¡Me gustaría escuchar eso! Dime, ¿Contra qué tipo de monstruos has luchado?
Xue Yang no había estado prestando verdadera atención a las historias, escuchaba con los ojos cerrados. Sin embargo, ahora, con aquella nueva petición decidió abrir sus ojos para observar a Xiao Xingchen.
—Son en verdad demasiadas.
El momento que había estado esperando llegó, existía una espinita que no lo dejaba en paz desde que percibió con otros pensamientos al hombre, cuando aquella atracción se convirtió en deseo y entendió que realmente lo quería volver suyo.
— ¿En serio? Entonces, Daozhang, ¿También solías ir de cacería nocturna en solitario? —sus labios se elevaron en una sonrisa maliciosa, el de blanco estuvo por un breve instante en silencio.
—No.
—Entonces, ¿Quién más iba contigo?
Esta vez, la pausa de Xiao Xingchen fue más larga. Después de unos momentos, respondió
—Un buen amigo mío.
Una misteriosa luz destelló dentro de los ojos de Xue Yang y su sonrisa creció aún más. Parecía ser que rascar las costas de las heridas de Xiao Xingchen le producía bastante placer. Por otra parte, el joven del futuro sintió intriga de saber quién era esa persona que mencionaba porque ahora mismo su buen amigo era él.
—Daozhang, ¿Quién es este amigo tuyo? ¿Qué tipo de persona es?
Xiao Xingchen respondió calmadamente.
—Un hombre sincero de noble naturaleza.
Al escuchar esto, Xue Yang rodó los ojos en desprecio.
Sus labios se movieron levemente, como si le estuviera maldiciendo, sin embargo, a propósito pretendió estar confundido dejándole en claro al otro la respuesta.
"— ¿Song Lan?"
—Entonces, Daozhang, ¿Dónde está ese amigo tuyo ahora? ¿Por qué no ha venido a buscarte cuando estás en estas condiciones?
Esta vez, Xiao Xingchen no respondió.
A-Qing no sabía qué era lo que estaba ocurriendo, miró con furia a XueYang y apretó los dientes, era como si quisiera pegarle un mordisco. Después de un tiempo perdido en sus pensamientos, Xiao Xingchen rompió el silencio
—En dónde está ahora, no lo sé tampoco. Pero espero que...—Xiao estuviera triste por lo que acaricio la cabeza de la niña y no termino su frase— Bien, eso es todo por esta noche. Realmente no se contar historias, es bastante embarazoso.
—Oh, ¡Okey!
—Entonces, ¿Qué tal si yo cuento una?
A-Qing, quien estaba a punto de sentirse decepcionada, de inmediato aceptó.
—Sí, sí. Cuenta una.
Sin apresurarse, Xue Yang empezó.
—Había una vez, un niño. Al niño le gustaba mucho comer cosas dulces. Pero, como no tenía padres ni dinero, rara vez podía comerlos. Un día, igual como todos los demás, estaba sentado en el tramo de unas escaleras perdido en sus pensamientos. En oposición a las escaleras, había una tienda de licor. Un hombre estaba sentado en una mesa dentro. Cuando vio al niño, le hizo un gesto para que fuera.
Si bien el inicio de la historia tampoco había sido bueno, era definitivamente mejor que el inicio cliché de Xiao Xingchen. Si A-Qing tuviera un par de orejas de conejo, estas ya se hubieran levantado en atención, ya una vez él le había dicho que de niño amaba los caramelos por lo que suponía de donde salió la historia.
Ella era realmente astuta.
—Desconcertado e inocente, el niño no tenía nada mejor que hacer. Vio que alguien le hizo un gesto con la mano y de inmediato corrió hasta allí. El hombre apuntó a un plato con pastelitos sobre la mesa y le preguntó "¿Los quieres?" Por supuesto que los quería. Asintió tan rápido como pudo, así que el hombre le dio al niño un pedazo de papel y dijo "Si los quieres, lleva esto a una cierta habitación en un cierto lugar. Te los daré después de que entregues el papel". El niño estaba muy feliz. Iba a poder tener un plato de pastelitos si entregaba el recado, y se lo iba a ganar por sí mismo.
Unas imágenes llegaron a la mente del que relataba, haciendo comprender al muchacho que aquella historia era real y sus emociones se debatían entre la tristeza, la decepción y el odio.
—No sabía leer, así que solo tomó el papel y fue al lugar. Después de que abrieron la puerta, un enorme y musculoso hombre salió. Tomó el papel y lo miró, le dio al niño una cachetada tan fuerte que su nariz empezó a sangrar. El hombre tiró del pelo del niño y preguntó "¿Quién te dijo que trajeras esta cosa?" Sintió miedo y apuntó la dirección. El hombre fue a la tienda de licor junto con el niño a quien tiraba de los cabellos. Sin embargo, el otro hombre ya se había ido. Y los pastelitos sobrantes también habían sido llevados por los meseros. El hombre estaba tan enojado que volteó algunas mesas antes de irse furioso. El niño estaba realmente frustrado. Había llevado un recado para alguien, le dieron una paliza y fue tironeado del cabello de regreso. Casi le arrancan el cuero cabelludo. Por supuesto, no iba a dejar ir asunto sin sus pastelitos. Así que, le preguntó al mesero con lágrimas en sus ojos "¿Dónde están mis pasteles? ¿Dónde están los pasteles que dijo que iban a ser míos?"
Los labios de aquel demonio se extendieron en su rostro con una maldad exagerada sin miedo a que fuera visto, después de todo estaba rodeado de dos ciegos.
—La tienda era un desastre y el mesero se estaba sintiendo bastante molesto. Cacheteó al niño unas cuantas veces tan fuerte que incluso sus oídos zumbaban y luego lo persiguió hasta la puerta para ahuyentarlo. Se levantó arrastras y caminó por un rato. ¿Y adivina qué? Coincidentemente, se topó de nuevo con el hombre que le había hecho entregar la carta.
Paró llegado a este punto.
A-Qing justo estaba empezando a meterse completamente en la historia por eso lo apresuró.
— ¿Y luego? ¿Qué pasó?
— ¿Qué crees que pasó? –la observó con una sonrisa cínica– Solo hubo unas cuantas cachetadas y patadas.
—Ese eras tú, ¿Verdad? A él le gustaban los dulces, ¡Definitivamente eras tú! ¿Por qué eras así cuando eras pequeño? Si yo hubiera sido tú hubiera estado toda pium pium pium y escupido en su comida, y luego lo hubiera golpeado y golpeado y golpeado...
La energía de la niña era sorprendente, por esa razón Xue Yang dudaba de su ceguera pero con el tiempo se convenció que era simplemente la inocencia la que la hacía así de confiada, la vio danzar por el lugar fingiendo movimientos de pelea, incluso casi golpea a Xiao Xingchen que estaba sentado a su lado con una mueca sosegada.
—Bien, bien. Ya terminaste de escuchar la historia, es hora de dormir.
Aun cuando A-Qing estaba siendo cargada por él de blanco hacia el ataúd, todavía seguía quejándose con enojo.
— ¡Ugh! ¡Sus historias me hacen enojar mucho! ¡Uno me enoja de lo aburrido que es y el otro es tan molesto que me hace enojar! Cielos, ¡Ese tipo que le hizo entregar la carta es tan molesto! ¡Estoy tan frustrada!
Después de que Xiao Xingchen la arropó, caminó unos pasos y luego preguntó.
— ¿Qué pasó después? —se le escuchaba tan preocupado que alegro al hombre.
—Adivínalo. No hay un después. Tú tampoco terminaste de contar tu historia, ¿No?
—Sin importar lo que haya ocurrido después, tu vida ahora es bastante adecuada. No hay necesidad de que te aferres demasiado al pasado.
—No me aferro al pasado. Es solo que la Pequeña Ciega insiste en tomar mis caramelos, es más, ya se los acabó. Así que ahora no puedo evitar pensar en esos días cuando no podía tener ni uno.
A-Qing pateó fuertemente el ataúd y protestó.
—Daozhang, ¡No lo escuches! ¡En realidad no comí tantos!
Xiao Xingchen rió suavemente.
—Vamos, descansemos.
Esa noche, Xue Yang no lo siguió.
Xiao Xingchen se fue solo de cacería nocturna.
A-Qing yacía inmóvil dentro del ataúd, pero no podía conciliar el sueño. Cuando el cielo empezó a aclarar, Xiao Xingchen regresó, no hizo ni un ruido al tiempo que entraba. Cuando pasó por el ataúd, puso su mano dentro. A-Qing pretendió estar dormida y solo abrió los ojos de nuevo después de que Xiao Xingchen abandonó el Hogar de ataúdes.
Vio un pequeño trozo de caramelo al lado de su almohada de paja entonces sacó su cabeza y miró hacia la habitación.
Xue Yang tampoco estaba dormido.
Se sentó a la mesa, parecía como si estuviera pensando en algo mientras un trozo de caramelo yacía silenciosamente en la orilla de la madera.
"– ¿Ves? Ese es el Xiao Xingchen que yo conozco, él que me salvó de un destino similar al tuyo. Espero que lo valores y cuando mueras recuerdes lo importante que es él en tu vida."
Desde aquella noche en la que charlaron al lado del hornillo, Xiao Xingchen le daba un trozo de caramelo a cada uno todos los días. Por supuesto, A-Qing estaba bastante contenta. Por su parte, Xue yang no expresaba ni gratitud ni rechazo hacia el acto, lo que hacía que A-Qing se enojara de vez en cuando.
(...)
Los ojos de Xue Yang se abrieron encontrándose con la oscura habitación de Xingchen. Aun no había amanecido por lo que se quedó en silencio por un rato reprimiendo las ganas de llorar, un leve movimiento le recordó con quien estaba por lo que se dio la vuelta y lo abrazo.
Solo hasta ese momento se dio cuenta de que estaba temblado.
Aunque se despertó antes de saber cómo había muerto y los motivo por el que muchas veces veía sufrir a ese Xingchen, todo el panorama se transformó en uno más claro, comenzaba a comprender de lo que sucedía y empezaba a darle respuesta al supuesto motivo de su reencarnación.
Soltó un suspiro aferrándose a ese dulce ser que tenía en entre sus manos, teniendo cuidado de no despertarlo mientras susurraba.
–Daozhang, lo siento tanto.
– ¿Tú también me vas a llamar así?
Su voz lo sorprendió, elevó su rostro encontrándose con la preciosa sonrisa de su salvador, plantando en su pecho esa sensación cálida a la que era adepto. No pudo soportarlo más, sus ojos se llenaron de lágrimas y apretó su abrazo escondiendo su rostro en la curva de su cuello, no quería fingir fortaleza frente de él porque era al único que le demostraba su verdadero yo.
– ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué lloras? –la preocupación llenó su voz, Xue Yang solo pudo negar como respuesta mientras sollozaba lo más suave que podía– ¿Te siente mal? ¿Te duele algo? No debiste comer tanto dulce en la cena.
Pudo haber relatado el sueño que acababa de tener pero un miedo sin fundamentos lo embargó por completo, temía que aquel suceso lo separará del muchacho y luego recordó que Su She le había confesado que su discusión con Meng Yao fue porque el otro había comenzado a recordar aquellos sucesos.
¿Xiao Xingchen también podría descubrir sus malas acciones?
–No es nada, estoy bien... sólo siento que... te extrañe, Xingchen.
El chico pestañeo varias veces para después corresponder el abrazo. Cuando no advertía lo que el chico hacia simplemente lo rodeaba con sus brazos y le brindaba su compañía, no necesitaba saber los motivos o las razones, con expresar que estaba para él le era suficiente.
–Estoy aquí, A-Yang.
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