CAPÍTULO DOS
Con un fuerte apretón de manos, dos golpes en las costillas, una leve lucha de abrazos forzosos llenos de cosquillas y varias risitas cómplices de sus maldades se despidieron frente de la casa del chico de negro.
–No llegues tan tarde del trabajo, te guardaré de cenar –le recordó Xingchen.
– ¿Habrá postre? –preguntó emocionado mientras subía saltando los seis escalones.
– ¡Si sigues comiendo comida chatarra vas a engordar! –le grito el de blanco– Pero si, te guardaré algunos chocolates.
– ¡Perfecto!
–Si llegas tarde me los comeré todos –canturreó mientras subía los escalones de su casa.
– ¡Hey! –se quejó de manera infantil– No puedo hacer nada, es lo que hay. A veces toca cerrar tarde la cafetería –se encogió de hombros mientras colocaba la llave para abrir la puerta, extrañamente la cerradura estaba abierta. Fingió no haber notado ese detalle despidiéndose del otro con la mano alzada– ¡Hasta más tarde!
Una vez que Xingchen cerró la puerta principal y estuvo seguro de que no saldría más, entró inspeccionando el sitio sacando un bate de acero que escondía detrás de un mueble.
– ¡Soy yo! –gritaron desde la cocina, los cabellos de Xue Yang se erizaron por la sorpresa pero al reconocer la voz dejó el objeto a mitad de camino– ¿No tienes otra cosa en está nevera que no sea dulce? Incluso la leche parece miel.
– ¿Qué haces aquí? –preguntó cuándo lo tuvo de frente.
– ¿No puedo preocuparme por un amigo? –el intruso fingió ingenuidad a lo que recibió como contestación un suspiro enervado, Yang caminó ignorando su presencia hasta quedar frente del refrigerador– Okey, está bien. Debí avisar pero... ¡Tú nunca contestas mis llamadas o mensajes! ¿Qué debía hacer entonces?
–No entrar sin permiso a mi casa –lo acuso mientras abría la nevera– Por allí podrías haber empezado.
– ¿Entonces para qué tienes una llave extra en el tercer florero de afuera?
–No es para ti, obviamente –sacó un vaso con agua– ¿Qué es lo que quieres, Su She?
–Es sobre ese chico, ¿Has pensado en decirle...?
– ¡Alto! –lo contuvo precipitando el vaso sobre la mesa, el sonido del cristal destrozándose asustó al visitante– No quiero saber lo que vienes a decirme. ¡No quiero saber sobre ti! Y sobre todo lo demás, ¡No quiero saber sobre esos malditos sueños de mierda! Si vas a decirme algo que sea de la academia Lanling o de la cafetería, del resto ¡Te puedes ir largando por donde entraste!
Su She mordió levemente su labio, era cierto que su conexión más íntima con él era sobre la próxima audición para la inscripción de la academia Lanling, lugar prestigiado que educaba a los mejores en el campo de la danza y actuación.
–Chengmei...
– ¡No me llames así! –le grito lleno de cólera.
Aquella designación era repetida en ocasiones en sus pesadillas por lo tanto despreciaba su simple existencia. Ese tipo lo había contactado unos años atrás en un parque usándolo como cortesía, obviamente se detuvo al escucharlo y estuvo dispuesto a oír lo que tenía que decir pero... fueron puros disparates. Lo único bueno de su encuentro fue que encontró un buen trabajo en aquella cafetería que le pertenecía a su pareja y la oportunidad de poder presentarse como aspirante a la famosa academia; lo malo, se involucró con personas aún más trastornadas que él, que soñaban circunstancias parecidas y tenían una supuesta conexión detrás de todo ello: una muerte trágica.
–Mira, acepto que es extraño que incluso antes de conocerte ya te veía en mis sueños, que poseamos los mismos nombres que percibimos en esas odiosas pesadillas y todo lo demás pero... ¡Eso no explica las razones!
–No hay peor ciego que el que no quiere ver –le dijo relajando su postura– Tú, yo y muchos otros más hemos reencarnado en este nuevo mundo para remediar o vengar algún evento de nuestro pasado.
El de ropas oscuras exhalo de manera audible, aquello era lo que estaba evitando.
–Se me hace tarde Su She, debo ir a trabajar –salió de la cocina subiendo las escaleras mientras se retiraba la polera, una sonrisa apareció en sus labios al sentir el perfume de Xingchen impregnado en la tela, adoraba su perfume.
"¿Debería comprar el mismo?" –pensó mientras se lo llevaba a su nariz para aspirar mejor el aroma– "¿Sería extraño si lo hago?"
– ¿Puedo quedarme aquí?
La voz de Su She lo sacó de sus fantasías, odiaba que lo molestaran de esa forma pero era al único que podía contarle sobre sus pesadillas y él parecía tener el mismo problema. ¿Existía alguna enfermedad mental que provocaba sueños similares en otros aun sin conocerse? Sintió una punzada molestosa en la cabeza por lo que dejo de pensar en eso.
– ¿Volviste a pelear con tu novio? –levanto la voz desde el baño– Ustedes dos son muy desastrosos.
–Algo así...–respondió con un tono lastimero– Ha comenzado a recordar esos eventos del pasado, está un poco confundido.
Por una parte estuvo curioso pero por otra no le importó en lo absoluto, después de todo no era su problema si aquella pareja homosexual tenían dificultades para entenderse. Él mismo tenía sus propios asuntos como para agregarle uno más al montón.
–No hay problema, solo no toques mis cosas o te romperé un hueso.
La ducha se abrió cortando la conversación, cuando señalaba que no tocaran sus cosas se refería a sus dulces, era un adicto al azúcar y por más que Xingchen y sus amigos lo aconsejaran para que dejará el consumo desenfrenado de glucosa; él simplemente no hacía caso.
Si algún día se enfermaba de diabetes ya tendría tiempo para arrepentirse, por ahora disfrutaba la dulzura de cada caramelo o chocolate que tuviera al alcance.
(...)
– ¡Hasta más tarde!
Lo escucho decir mientras mecía su mano derecha por encima de su cabeza en forma de despedida, sonrió y entró a su casa caminando hasta la cocina, dejando su mochila sobre la redondeada mesa que estaba en el centro. Se acercó a la cafetera y comprobó que el líquido oscuro estuviera caliente para servirse una generosa taza, era su favorito.
Sobre todo si no tenía tanta azúcar.
– ¿Cómo te fue en el instituto? –escucho la preguntar de su madre, quien acababa de entrar en la cocina sobresaltándolo por lo repentino de su llegada– No te asustes, soy mamá.
Dijo divertida observando como el joven trataba de limpiar el desastre que se había formado en su boca y parte de su ropa.
–Por poco me trago la taza –finalmente respondió con una sonrisa– Desperdicie un buen café.
–Eres fácil de asustar –detalló la mujer para detenerse frente de él y acomodar así parte de su cabello, aun no podía creer que su niño fuera casi un hombre– De todas forma, puedes pedirle a Yang que te traiga cuando regrese de su trabajo un poco de café.
Xingchen había crecido en un chico alto, hermoso y gentil.
–Solo un poco –admitió dejando que su madre hiciera lo que quisiera con su cabello, cerrando sus ojos para disfrutar esa muestra de afecto– No lo molestaré por una taza de café mamá, puedo simplemente hacer más.
–Cierto... –dijo ella dándole un beso en la mano, el chico sonrió con amabilidad– Estás tan guapo mi niño.
La frase sonrojó al hijo, quien le dedicó una leve sonrisa. Una idea triste cruzó por su mente: ¿Extrañaría Xue Yang a su madre? Por un momento se sintió desanimado y la mujer comprendió lo que sucedía.
–Ya no soy un niño.
Retiró su mano para abrir la nevera.
–Bueno... –habló dudosa intentando desviar aquellos pensamientos del más joven– ¿Qué quieres para cenar? Debo ir a hacer las compras.
–Iré contigo –se invitó a sí mismo– No quiero quedarme solo mientras tú sales de compras.
–Solo iré a conseguir comida, no al centro comercial, A-Chen.
Xingchen ya había tenido la difícil conversación sobre su preferencia sexual con ambos por lo que no tenía que fingir en frente de ellos, al comienzos fue difícil para los padres, las comidas familiares se habían convertido en un campo de batalla donde el que decía algo primero salía lastimado por lo que agradecían el hecho de que Xue Yang siempre bromeaba con todos y no dejaba de hablar sobre las aventuras que habían acaecido en todo el día para romper con el aura fúnebre que los rodeaba. Con los meses la decepción se transmutó en aceptación y finalmente cedieron a los sentimientos del menor, no por ser homosexual dejaba de ser su niño.
– ¿Que dices si vamos por Kimchi y pedimos comida para llevar? –propuso el menor.
–Me parece una excelente idea –le guiñó uno de sus ojos con una sonrisa en sus labios– También podríamos comprar algunas galletas y unos chocolates, tengo antojo de algo dulce y le podríamos guardar un poco a YangYang.
Y como siempre adivinaba sus pensamientos, Xingchen prefería las cosas amargas incluso el café pero solía comprar mucho dulce para su querido amigo.
–Pensaba conseguirle unos caramelos pero lo demás también es una buena idea, ¡Vamos!
(...)
–Amigo, ¿En serio no te aparece atractivo? –Wei Wuxian le preguntó por quinta vez en la tarde.
Estaban en la habitación de Xiao, él sentado en un puf mientras saboreaba un jugo de uva y el otro recostado en su cama, con sus brazos debajo de su cabeza como almohada y los pies apoyados sobre la pared. Después de dejar a los gemelos en su casa se le ocurrió la grandiosa idea de ir a molestar a la suya, al parecer su padre no tuvo inconveniente y le dejó con la condición de que lo esperara al anochecer, por eso cuando llegaron de hacer las compras lo encontraron sentado en el porche mientras jugaba con su celular.
–Ya te lo dije, somos mejores amigos. Solo eso.
–Daozhang... –como todo en él era raro había adoptado esa forma extraña de apodarlo cuando estaban solos–...tienes que admitir que Yang es atractivo, es mi amigo también y aun así me parece un chico lindo.
– ¿Y eso qué?
– ¿A ti no te parece lindo? –lo observo de reojo.
–Es hermoso... –golpeo la pared con la planta de uno de sus pies– Sí.
– ¿Entonces por qué no?
–Es mi mejor amigo.
– ¿Y? –terminó el pequeño envase de jugo, sorbiendo de forma forzada por el pitillo– ¿Cuál es el problema?
– ¿Porque pareciera que nos quieres juntos?
–No soy el único, los gemelos también –desistió de seguir tratando de extraer las últimas gotas del néctar colocándolo en el suelo– ¿No te has dado cuenta?
– ¿Por qué? –obvió la pregunta.
–Por qué hacen linda pareja y mírale el lado bueno, pondrás tu pene en su agujero –sonrió con malicia provocando que el otro se hiciera una imagen mental del asunto, negando con el rostro de forma rápida– Dejarás de ser virgen.
–Estás loco, querido amigo.
–Puede que un poco, pero... –alzo una de sus cejas sentándose mejor.
–Si es de lo mismo, mejor cierra tu boca –jalo con una mano una almohada para lanzársela– Es mi mejor amigo.
–Los amigos se besan –atrapo el objeto para regresárselo a su dueño quien chillo por dolor o quizás asombro mientras lanzaba unos cuantos besos silencioso a su dirección. Xiao se levantó para mirarlo de forma amenazadora– ¿Acaso no sientes deseo de probar estos labios, Xingchen?
Se miraron por un momento para luego reírse a carcajadas.
–No tocare con mi pene a mi amigo ni a ti –dijo divertido.
– ¿Y... a Song Lan?
Otro silencio.
– ¿Song Lan? –mencionó desanimado– Tiene novia, ¿Recuerdas? Es Qingxuan.
– ¿Si no la tuviera?
–Tal vez si... tal vez no.
– ¿Aun te gusta? Ya paso mucho tiempo, Xingchen. Supéralo, no tendrás a ese hombre entre tus piernas o... dentro de ellas.
–Lo sé, hay momentos en los que ni yo me entiendo –cambio su posición para quedar boca abajo, de esa forma podía apreciar mejor a Wuxian– No entiendo como pude enamorarme de alguien que ni se da la vuelta para verme.
–Por eso te digo, deberías dejar eso atrás y salir, buscar algún chico, y ya sabes... –le guiñó un ojo mientras sonreía divertido– Song Lan es un partido difícil, es muy escrupuloso y heterosexual.
–Creo que tienes razón.
–El sábado iremos de casería... –dijo con una sonrisa pícara– No estaré esperando a Lan Zhan para siempre, si en esta vida no podemos estar juntos qué más da.
–Claro que si –respondió antes de chocar su puño con el suyo para luego caer en cuenta de algo– ¿En esta vida? ¿Qué quieres decir con eso?
–Sí que eres lento, hablo de nuestras reencarnaciones –el de blanco abrió sus ojos a más no poder sintiendo un mal presentimiento, sus labios temblaron y trago en seco, el de rojo y negro se dio cuenta de su reacción– Emmm... cosas mías, no me hagas caso.
Asintió algo conmocionado con aquella referencia, preguntándose si era lo mismo que había estado sufriendo Xue Yang hace algunos años atrás, esperaba que no. De todas formas tenía tiempo de que no se quejaba o lloraba por esos sueños perturbadores que lo despertaban implorando por las madrugadas.
En esos momentos le agradaba estar con Wuxian, siempre y cuando no involucrara a Xue Yang en sus teorías locas.
¿Acaso era posible?
¿Ser amigos y tener contacto de novios?
No creía que Yang quisiera eso de alguna chica mucho menos de un chico, de hecho no creía que Xue Yang sintiera algo más por él. Solo eran dos grandes amigos que habían prometido estar juntos en las buenas y en las malas. De niño siempre imaginó que cuando creciera le pediría matrimonio a él, pero luego al crecer conoció a Song Lan y su mundo se cayó a pedazos con su actitud y rechazo.
Él ni sabía que existía.
"–Que fácil era cuando solo amaba a un niño tímido, reservado y roto."
– ¿En qué piensas? –Wuxian interrumpió sus pensamientos parado al lado de su cama, por alguna razón se puso ansioso al ver su mirada insinuante– ¿A que si te has planteado la idea de darle un beso a YangYang?
– ¡Por favor! ¿Podrías dejar de insistir en eso? Él es solo mi amigo, nada más –ni él mismo creía lo que decía, lo cierto es que Xue Yang siempre despertaba curiosidad en él pero a quien realmente quería a su lado era al otro: Song Lan; el novio de Qingxuan, por desgracia.
–Él gusta de ti –le reprocho con un rostro muy serio sentándose a su lado– Por eso se ha esforzado todos estos años para mantener sus notas en la escuela, conseguir una beca en el instituto y ahora planea entrar a esa glamurosa academia de pavos reales.
Colocó sus ojos en blanco mientras suspiraba.
–Son unos idiotas.
–Los idiotas son ustedes, podrían probar y hacer cosas pero "Solo somos amigos" –quiso imitar la voz de Xue Yang por lo que Xiao soltó unas risotadas.
–Eres un idiota –corrigió su frase anterior.
–Como digas ChenChen, solo piénsalo –camino hacia la puerta sin apuro, había escuchado el auto de su padre– Le harás daño de todas forma.
Era hora de despedirse.
– ¿Eh?
–O él a ti.
Murmuro saliendo de la habitación, Xiao se levantó corriendo para perseguirlo por el pasillo.
– ¿Por qué dices eso?
– ¿Has soñado cosas extrañas? –comenzó a descender las escaleras con el otro siguiéndole– Cosas que se sienten muy reales, con conjuros, artilugios, muertos caminantes, espíritu desolados...
No hubo respuesta.
–Una ciudad de ataúdes...
– ¿Cómo sabes eso? –ya habían llegado a la planta baja, Xiao no había experimentado nada como lo mencionado pero Xue Yang estuvo un tiempo en los que describía sus sueños con verdadero terror, razón por las que odio las películas de ese género. Wuxian lo observó con sorpresa imaginando que era él quien había tenido ese tipo de recuerdos– ¿Te lo ha contado Xue Yang?
La decepción pintó su rostro.
– ¡Ah! Xue Yang... –movió su mano por encima de su cabeza– Si, si... luego hablaré con él sobre esos sueños. Por ahora, piensa bien en lo que te he dicho. En mi opinión, ustedes dos están caminando sobre una cuerda floja muy desgastada.
Lo acompañó hasta la salida de la casa saludando a su padre para verlo partir unos minutos después, observó hacia la habitación de Xue Yang y notó que la luz permanecía apagada pero solo unos segundos más tarde alguien la encendió y la curiosidad apareció por primera vez en su pecho.
¿Xue Yang no estaba trabajando esa noche?
Corrió escaleras arriba hasta su habitación apagando todas las luces para esconderse detrás de sus cortinas, observando hacia la habitación de él. Un chico que no era Xue Yang estaba revisando en su closet con un paño celeste en su cintura, caminando de un lado al otro con su pelo húmedo, al parecer se había dado un baño. Sus labios se apretaron con dolor al verlo sentándose sobre la cama para tomar su teléfono y revisar alguna cosa. Dejó de mirar y se fue a su cama para acostarse boca abajo, sin darle alguna explicación al sentimiento unas lágrimas resbalaron por sus ojos sintiéndose realmente como un hipócrita.
¿Por qué lloraba?
Él y Xue Yang no eran nada.
"– ¿Quién es ese tipo?" –Se cuestionó observando el teléfono sobre una pequeña mesa– "¿Si le preguntó se enojará?"
Extendió su mano para conseguir el aparato, encendiendo su pantalla.
Una sonrisa hermosa lo recibió en su protector de pantalla, era Xue Yang en su último cumpleaños, sus padres le habían regalado un pastel de chocolate, el más dulce de toda la repostería. Acaricio la pantalla dejando que sus labios se extendieran hacia arriba, tragó en seco y se cuestionó lo que estaba pensando y haciendo.
Incluso lo que le había dicho a Wei Wuxian.
¿Estaría bien si le escribía a esas horas?
Se armó de un valor que no sabía que poseía y le escribió un primer mensaje.
_ ¿Cómo te va en el trabajo A-Yang? ¿Acaso estás saliendo con alguien y no me lo has dicho? _
Ni siquiera lo verifico ni releyó, lo envió así tal como lo escribió para no avergonzarse segundos después. Justo cuando presionó enviar llegó el arrepentimiento pero no pudo borrarlo porque había sido leído al instante en que salió.
La notificación de un mensaje nuevo no tardo en presionarle el pecho.
_ ¿Huh? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Estás ebrio? _
Que horrible era sentir aquel parásito llamado celos, se hizo la idea de que debían de ser esos temores de amigos.
_ Hay un chico con paño en tu habitación, parece que se ha dado una ducha y buscaba entre tú ropa. _
_ Yo pensé que era tu novio o algo. _
_ Soy un tonto. Olvidaba que a ti te gustan las chicas. No sabía que tenías otros amigos aparte de los que conozco. _
_ Lo siento. _
Escribió un mensaje tras el otro apagó su pantalla. Su teléfono sonó y vibró en varias ocasiones arrancándole el más terrible de los sustos, al desbloquear su pantalla tembló con impotencia.
_ ¡¿Qué?! _
_ Lo voy a matar cuando llegue, de está no se salva. _
_ A ver, me parecen extraños tus mensajes. _
_ ¿Por qué te parece raro que trate a otras personas? _
_ ¿Acaso debes conocer a todos los que me hablan? _
_ Xingchen estoy ocupado en la cafetería, hablamos luego. _
_ Tonto. _
Soltó un suspiro en medio de un llanto silencioso.
_ Lo siento... _
– ¿A-Yang se enfadó conmigo, verdad? –hablo consigo mismo sintiéndose agobiado con lo ocurrido.
Recibió otro mensaje.
_ No te preocupes. _
_ Te llevaré un poco de café, tal como te gusta. _
_ Estoy aburrido. _
La sonrisa volvió a su rostro junto con el alivio, otra notificación apareció en su bandeja de entrada.
_ Buenas noches, Xingchen. _
_ Te quiero, amigo. _
Y eso lo hizo suponer que era el boleto gratuito a FriendZolandia.
_ Buenas noches, A-Yang. _
_ Te adoro, amigo. _
Observó la ventana y se quedó esperado a que llegará. Dos horas después escuchó su celular sonando, abrió sus ojos comprendiendo que se había quedado dormido.
_ Te deje en la nevera el café, caliéntalo cuando te lo quieras tomar. _
_ Gracias por la cena, estuvo rica aunque hubiera preferido comer algo hecho por tu mamá o... por ti. _
_ Me debes mi postre. _
Arqueo sus cejas y se levantó espantado.
– ¡No puede ser, me quede dormido! –marcó el teléfono del otro y observó con cuidado por detrás de las cortinas, Xue Yang estaba cambiándose la ropa en su habitación, dejo la camisa sobre la cama y tomo el móvil con un gesto sorprendido, atendiéndolo al instante– ¡¿Por qué no me despertaste?! ¡Ven aquí ahora mismo!
– ¿Huh? ¿Nos levantamos bravas, eh?
– ¡Deja de bromear! Y-Yo... t-te tengo... ¡Tengo tu postre!
– ¿Ah, sí? –Xue Yang se asomó por la ventana, lucia curioso– ¿No estás en tu habitación?
El de blanco soltó un suspiro caminando hacia la puerta, encendiendo la luz para luego asomarse por el balcón, saludándolo con la mano.
– ¿Me espías de esa forma?
– ¡¿Quién espía a quién?! ¡Deja tus tonterías! –reclamo ofendido y nervioso, lo que le enojaba es que fuera verdad. Luego bajo la voz– ¿Vas a venir?
–Sí, quiero mi postre... –la mención pudo pasar como una indirecta pero no el caso, aun así Xingchen se sonrojo con el comentario–...y hablar contigo.
–Te espero abajo.
Colgó la llamada de forma apresurada, sentía que no podría hablar si seguía escuchando su voz, él le sonrió.
–No me tardo –le grito desde su ventana.
No le respondió entrando a su habitación, cuando iba a salir tuvo el impulso de ver si ya había salido de su cuarto por lo que apago la luz de nuevo y se asomó con cuidado por detrás de las cortinas, lo vio colocándose una camisa negra, para variar. Rió por lo bajo admitiendo que el cuerpo de Xue Yang estaba más definido y fuerte aunque ahora fuese más bajo que él y entonces mientras comparaba sus cambios físicos fue testigo de cómo besaba su teléfono mientras se tumbaba en la cama, y bueno... decidió no mirar más a su ventana.
No quería ver algo que luego lo haría sentir culpable y mal, Xue Yang confiaba en él como para que anduviera con sus hormonas activas, aunque a su amiguito no le gustara la decisión.
Odiaba esas reacciones de su cuerpo.
–No seas así, él es mi amigo de siempre. Incluso mucho antes de que a ti te emocionaran esas cosas.
Se dijo a sí mismo sacando de una gaveta un cofre metálico con diversidad de caramelos, chocolates y galletas, los había comprado para Xue Yang mientras elegían que traer para la cena. Bajo a la cocina y colocó el café que le trajo en el microondas, luego vertió agua en la cafetera para hacer un poco más encendiendo el aparato, sacando de la nevera una botella de leche que depositó sobre la mesa junto a dos tazas grandes de café y la azucarera, a diferencia de él que disfrutabas las cosas sin casi glucosa el otro prefería el café con leche y mucha azúcar.
Miró de reojo cada taza, las cuales poseía el nombre de cada uno.
"–Es como si fuéramos una pareja de casados."
Sonrió tiernamente con la idea pero segundos después se congelo al comprender la profundidad del mismo, fue tan natural que ni siquiera le había dado tiempo de sentir remordimiento.
– ¿P-Porque pensé eso?
Su madre apago el televisor de la sala y caminó hacia las escaleras observando al chico desde allí, se le veía inquieto mientras acariciaba la taza que poseía el nombre de Xue Yang, obviamente la acción preocupó a la mayor pero decidió no inmiscuirse, las cosas del amor solo lo podían resolver los involucrados.
Continúo su camino sin interrumpir los pensamientos de su hijo.
Fuesen cual fuesen.
Minutos después llegó Xue Yang.
Se le veía bastante relajado por lo que Xiao pudo respirar de forma tranquila, al parecer sus mensajes no habían irritado al muchacho; él era del tipo de persona que cuando sentía que algo no iba bien o le desagradaba se mostraba formal y directo hasta incluso sarcástico. Se sentaron a la mesa mientras Xue devoraba cada galleta de la cajita plateada, de vez en cuando le ofrecía alguna pero Xingchen simplemente se negaba, objetando que su café sabría mal si probaba un poco del dulce.
–Por eso no me gusta el café negro –mencionó añadiéndole un poco más de azúcar a su café con leche.
– ¿Cómo puedes tomarte eso? –le regaño el chico– Te vas a enfermar si sigues consumiendo azúcar de esa forma. No es...
Detuvo sus regaños al notar desde la ventana como en la casa de su amigo alguien se sentaba en el porche a fumar.
– ¿Tu amigo se quedará está noche allí? –sus ojos estaban muy abiertos y sus labios separados.
Xue Yang giró su cuerpo para confirmar de donde había nacido la pregunta.
–Sí, se quedará a dormir –movió los hombros para restarle importancia al asunto– Su She suele discutir mucho con mi jefe. Ambos son incompatibles pero se empeñan en seguir juntos. ¡Cierto! No te conté que el tipo que viste en mi habitación es el novio de Meng Yao.
– ¿Novio? –miró al hombre para detallar su aspecto pero debido a la oscuridad de la noche no pudo distinguirlo, lo único que sabía de Meng Yao es que era bisexual, hijo de la dueña de una cafetería y había creado un grupo de danza donde Xue Yang era casi un instructor dado su nivel y talento– ¿Por qué no me habías contado? –Xiao sentía que su corazón se iba a romper en cualquier momento, ¿Acaso estaba siendo muy trágico?– ¿No te incomoda las personas como...? –tragó en seco con un gesto desolado– Ya sabes...
– ¿Cómo qué? –Xue Yang dejó la galleta a mitad de camino y lo observó con seriedad– ¿Qué se supone que sé?
–Personas como yo.
– ¿Qué tienes tú?
–Soy homosexual –un ligero sonrojo broto en sus mejillas.
– ¿Y? –prosiguió a comer el trocito que quedaba de la galleta– No es cómo si eso fuera algo malo.
–No es malo pero tú me entiendes, las personas podrían hablar mal de ti.
–La verdad no le tomó importancia a lo que hace ese imbécil o los demás, si se queda o se va me da igual. Si hablan de mí tampoco me interesa. Por eso, no recordaba su existencia y no te mencione nada –llevó a sus labios la taza para después soltar un ligero sonido de gusto– ¡Ah! ¡Esto está taaaan~ dulce!
– ¡Te lo dije!
– ¿Huh? Me gusta así, es... rico –relamió sus labios sin dejar de observar al muchacho, colocándolo nervioso con la acción– ¿Quieres probar?
– ¡Tonto!
– ¿Por qué estás molesto?
–No estoy molesto.
– ¿Es por Su She? –hubo un silencio prolongado, Xue Yang sonrió divertido– ¡Es por él!
–No, no, no es eso... –bajo la mirada mientras jugueteaba con sus manos sobre su taza vacía– De alguna forma pienso que has comenzado a avanzar sin mí, nunca pensé que llegarías a tener amigos por tu cuenta....
– ¡Multa! –la voz del otro se escuchó un tono más grave de lo normal tomando por sorpresa al de blanco– ¡¿Qué te sucede?! ¿Por qué luces tan insensato?
–No es eso... –repitió la misma frase sin saber explicar la razón de su preocupación. – Tengo miedo.
Xue Yang volvió a sonreír, para él aquel evento solo podía significar una pequeña abertura en sus emociones, la esperanza era tan diminuta como un grano de arena pero aferrarse a ella era mejor que nada.
Era mejor que tener un alma dispersa dentro de una bolsa atrapa espíritu.
Después de aquella reacción guardo silencio, acabó su café, se hartó del dulce y jugueteó con sus dedos sobre la mesa pero no consiguió ninguna otra palabra, anteriormente la mayor conversación la había creado Yang; quien había notado el infrecuente comportamiento de Xingchen.
Se levantó recogiendo las tazas de la mesa motivando a Xiao.
–Entonces... –hizo el intento de decir algo, el de negro lo visualizó con atención mientras llevaba al lavado lo utilizado– ¿Podrías quedarte a dormir conmigo está noche?
Abrió la llave del lavaplatos empapando con jabón la pequeña esponja.
– ¿Eso quieres?
Xingchen se quedó en silencio por un instante analizando la consulta de su amigo, Xue Yang terminó de lavar los objetos cerrando la tubería para dejar todo sobre la repisa, secando sus manos con una toalla con tejido de manzanas.
–Quiero –admitió con cierta vergüenza, esa parte posesiva en su vida nunca la había demostrado.
El joven asintió complacido y sacó de su bolsillo su cepillo de dientes dejándolo a la vista de Xiao, desde el comienzo venía con la intención de quedarse pero había aguardado sin decir nada guiado por una astucia que apenas comprendía.
Ni loco dormiría en su hogar con Su She por los alrededores, se sentiría incómodo y no podría descansar.
El joven abrió sus labios al comprender el gesto..
– ¿Pensabas dormir aquí? –un latido anormal comenzó el ritmo moderado de otros más irregulares.
–Si –admitió con simpleza– Su She se gana el premio del ser más fastidioso del universo, seguramente hubiera pasado la noche quejándose y no me dejaría dormir.
– ¿Por qué no me habías di...?
La mano de Yang se acercó a su rostro dejándolo mudo al instante, acomodó una parte de su cabello detrás de su oreja para después salir de la cocina y subir a la habitación. Xingchen tardó en reaccionar, estaba congelado con el rose y su corazón se negaba a bajar la prisa, recordando las palabras de Wei Wuxian.
"–En mi opinión, ustedes dos están caminando sobre una cuerda floja muy desgastada."
¿Realmente podían actuar como novios siendo amigos?
Tragó el nudo formado en su garganta para después apagar la luz y subir a su habitación, Xue Yang ya estaba en el piso sobre una cobija esponjosa, leía algo en su celular con los audífonos puesto, se veía simplemente hermoso y con esa imagen grabada en sus retinas se metió a la cama.
– ¿Por qué no duermes conmigo? –no obtuvo respuesta.
Bajo su mano y tocó su frente; quien al sentir el rose le dedico una mirada rápida, retirándose uno de los audífonos.
–Es malo para tu columna estar en el suelo, siempre dormimos juntos, ven a la cama.
– ¿Huh? ¿Se te olvida quien creció unos centímetros demás en estos últimos años? –la simple mención provocó que riera con ternura– Estaríamos muy apretados allí dentro. No veo en que dañaría mi columna está posición, originalmente...
–No me importa –lo interrumpió.
– ¿No te importa?
– ¿A ti te molesta dormir así?
–No realmente –se levantó cerrando todas las aplicaciones de su celular para apagar la pantalla y dejarlo sobre el escritorio, recogiendo la cobija del piso para depositarla sobre una silla. Al meterse a la cama Xiao lo abrazó como de costumbre, desde que eran niños lo hacían por lo que la maña se había aferrado a los dos– ¿A-Chen?
–Dime...
Silencio, Xue Yang estaba ansioso con todo lo que estaba descubriendo pero sabía que aún no era el momento por lo que prefirió guardarse las palabras para después.
–Buenas noches.
(...)
Se encontraba en un santuario oscuro, lleno de sollozos y lamentos.
"– ¿Dónde estoy?"
Pensó mientras detallaba lo poco que podía ver en la penumbra, su cuerpo se movía por si solo mientras que pensamientos sin sincronización cruzaban su cabeza.
"– ¿Estoy soñando de nuevo?"
Se detuvo en el centro del lugar observando el artilugio negro que descansaba en la palma de su mano mientras que un aura de odio y sufrimiento lo rodeaba a la fuerza extendiéndose por todo su cuerpo, una energía tan poderosa que no necesitaba ser cultivada con tanta ética y ahínco.
Sonrió complacido y visualizó la zona antes de comenzar a caminar de nuevo.
– ¡¿A dónde vas, Chengmei?! –le grito un hombre con mascara, Xue Yang lo observó de reojo sin borrar la crueldad de sus gestos– ¿Planeas robar el último fragmento del metal de Estigia?
"– ¿El metal de Estigia?"
–Minshan, solo soy un humilde servidor, ¿Cómo podría robar el metal de Estigia? ¿De qué me serviría siquiera? –inclino su rostro mostrando sumisión al cultivador y sus sirvientes– Soy un asesino, no un ladrón.
"– ¿Realmente soy un asesino? ¿Este es un recuerdo de mi pasado? ¡No! ¡No puede ser! Es una pesadilla..."
– ¡Mentiras! –grito encolerizado, todos sus acompañantes desenvainaron sus espadas– Entrégame el metal de Estigia y te perdonaremos la vida.
Xue Yang no pudo contener más las carcajadas, sosteniendo con su mano desocupada su estómago.
– ¿Eres estúpido, Su She? –enderezó su postura para hacer aparecer a su espada Jiangzai ("el que trae el desastre")– No le temo a la muerte, ¿Hace tu amenaza alguna diferencia?
"– ¡Quiero despertar! ¡No quiero saber más! ¡No quiero!"
Estuvo rodeado por una cantidad incontable de hombres pero no se asustó; al contrario, aquello lo excitaba de una forma poco usual. Cuando acepto la alianza con la secta Jin no se imaginó que sus descubrimientos lo llevarían a tomar esa pequeña decisión.
– ¡Entrégalo ahora mismo! ––exigió el mismo fastidioso orador– ¿Ese era tu plan, maldito? ¿Descubrir los usos del metal para después gobernar a todas las sectas?
– ¿Huh? No tengo ningún deseo de gobernar el mundo de la cultivación –observó su reflejo en la hoja de su espada acomodando un ligero mechón de cabello que se salía por los lados de su oreja izquierda, a comparación con su aspecto actual llevaba las greñas muy largas para su gusto aunque agradecía el hecho de que estaba atado con un ligero adorno por encima de su cabeza– Pero desde el comienzo les dije sobre mis deseos y ahora que ya tienen las respuestas en sus manos me lo quieren negar. ¡Imperdonable!
Grito devolviendo su mirada enloquecida a su acusador.
– ¡Deja de actuar como un loco! Guangyao está teniendo serios problemas por mantenerte con vida, ¿Puedes estimar su esfuerzo y dejar de ser tan arrogante?
–No –respondió con zalamería, moviendo su rostro a ambos lados mientras ocultaba en sus túnicas aquella pieza maldita– Mis ambiciones son personales y no existe nada que los cambie.
No había terminado de hablar cuando se abalanzó hacia el hombre enmascarado, otro discípulo se interpuso en su camino deteniendo el filo de la espada. Mala idea, moviéndose de forma ágil logro atravesar su pecho desde el tórax hasta su espalda provocando que hilos de sangre salieran de su boca al mismo tiempo que los demás arremetían a su cuerpo, al extraer el objeto de la carne la sangre salpicó sus rostros provocándole una risa frenética, consiguiendo esquivar los filosos puñales con éxito.
Tras un salto a su espalda, el combate dio inicio.
"– ¿Yo estuve involucrado en algo así? ¿De verdad soy yo?"
Los golpes y las estocada resonaban por la zona, Su She se mantenía atento a lo que se desenvolvía frente de su nariz, poco a poco sus acompañantes comenzaron a caer dejando detrás de ellos un río carmín que creó un charco de barro sangriento.
"– ¿Existe la reencarnación? ¿Ese es el Su She que conozco?"
El impalpable asesino desmembró, descuartizó y decapitó a todo el que osara posarse al frente de su espada hasta que obtuvo grandes heridas a cambio de una masacre completa. Su She fue su último contrincante pero justo cuando estaban chocando sus espadas Guangyao hizo acto de presencia con más soldados.
Admitiendo su desventaja introdujo sus manos dentro de sus ropas, extrayendo un talismán de transportación con el cual desertó sin preocupación.
O eso pensó.
Deambuló por unas horas sobre un camino desolado lleno de árboles y pastizales, estaba agotado, su poca energía había sido extraída por la transportación repentina y el sangrado de sus heridas lo volvía aún más complicado.
"– ¿Así fue que morí? Es una pena..."
Al comprender que caminar era un desgaste vital se dejó caer de rodillas y después la inconsciencia lo tragó con desasosiego. ¿De qué le había servido huir con el metal de Estigia si moriría sin cumplir su último deseo? Injurió desde lo más profundo de su pecho a todos esos malditos que lo habían detenido en su acto de venganza y se rindió ante la sensación gentil de la nada.
"–...pero, me lo merecía. Al parecer he matado a muchas personas sin remordimiento."
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