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Estaban en Nueva York y Bucky sentía cada segundo que su confusión aumentaba, primero había creído que Stark iba a matarlo en pleno vuelo sobre el Atlántico. Luego estaba en un laboratorio o algo similar entre brazos robóticos que lo toquetearon antes de tumbarse sobre una camilla para que el millonario le pusiera una diadema metálica en la cabeza. Un video fue presentado ante sus ojos y su corazón se detuvo. Era el Soldado de Invierno asesinando a María y Howard Stark, los padres del hombre que le observaba con la mirada más templada que alguien en semejante predicamento pudiera ofrecer. James lloró, cerrando sus ojos, vencido. No había manera de pedir clemencia o decir que no era su culpa. Lo era. Así que le dijo a Stark que lo sentía, realmente lo sentía y no podía cambiar nada por ello, pero antes de terminar su disculpa, el otro lo calló y luego simplemente se quedó dormido. Para cuando despertó había una toalla, ropa de su talla como un tazón de ciruelas esperándole.

-Sigue el pasillo y a la derecha hay un baño, te hace falta, Barnes.

-Yo...

-Luego revisaré tu acervo de pronombres personales.

Quizá la pena había vuelto loco al millonario o estaba planeando una tortura cruel con la que desahogarse, fue lo que pensó James mientras se daba uno de los mejores baños de su vida. Agua caliente, jabón perfumado... había muchas cosas ahí que desconocía para que servían y que sus ojos recorrieron con sus cabellos cayendo sobre su frente y nuca, pegándose a su piel por el agua. Debía haberse puesto de rodillas frente a Stark y esperar por el tiro de gracia que terminara con su miserable existencia, más parecía que el destino no estaba muy resuelto a darle se fin. Los asesinos como él no merecían la misericordia de sus víctimas. Bucky respingó al escuchar la voz de Viernes hablándole, preocupada de que se hubiera perdido en sus pensamientos y detectara una baja en su temperatura debido a su depresión. Esa cosa iba a darle un infarto. Con un gracias masticado, salió de ahí para vestirse y volver al taller para aclarar sus ideas.

-Yo...

-Oh, los pronombres, tenemos que hacer algo -replicó el otro, revisando varias pantallas holográficas a la vez, moviendo esos dedos como si fuesen ametralladoras- Olvidé que no tengo comida, pero he pedido unas pizzas. Espero que te agraden, o me veré en la necesidad de arrojarte por los ventanales.

-¿Por qué?

-¿Por qué, qué?

-Esto... tú...

-Vamos mejorando, ahora agregas el tú -bromeó Tony, girándose sobre su silla y señalando otra frente a él para que la tomara- Te ves mejor, el baño siempre levanta ánimos.

-De verdad lo siento.

-Yo también, pero nada podemos hacer.

-Por favor, no digas eso.

-Escucha Barnes. Pude haberte asesinado desde hace horas, pero... -alcanzó un cajón de donde sacó una libreta roja que le hizo contener el aliento y abrir sus ojos de par en par- Leí esto, ¿tienes palabras de activación, no es así? Pero también están escritas otras cosas... eso me detuvo.

-Nadie te reclamaría si me rematas.

-Yo me lo reclamaría y eso es suficiente -esos ojos avellana se clavaron en él- Te odié un tiempo, no te lo negaré, desee tu muerte, que sufrieras, que te despreciaran. Era yo la Reina de la Noche lanzando su maldición, pero cuando terminé de leer este librito, me di cuenta de que eres tan víctima como yo. Soy un hombre de ciencias, comprendo hasta donde llegaron contigo. Y lo que te hicieron.

-Eso no disculpa mis acciones -murmuró, avergonzado.

-Observo tus manos y todavía me hierve la sangre, pero cuando miro tus ojos, haces que ese rencor se sienta como una vergüenza. Por eso te traje, quería ver qué tan cierto es todo lo que describen ahí.

-Todo es real.

-Por eso lo voy a guardar muy bien en donde nadie lo encuentre, hasta que te podamos liberar de esa programación de HYDRA.

-¿L-Liberar? -Barnes creyó que en verdad Stark se había vuelto loco.

-Claro -Tony torció una sonrisa, tallándose luego su rostro con un largo suspiro- Sé lo que parece esto, también me lo cuestioné esta mañana cuando supe donde estabas escondido. Pero como lo he dicho antes, sé que es lo correcto. Mi corazón me lo dice. HYDRA asesinó a mis padres, te usó para ello, pero tú no lo hiciste, al menos no conscientemente en el sentido que me importa.

-Hablas mucho... y entiendo poco.

-Percances de ser un genio -sonrió el millonario, mirando a sus robots- Nadie te comprende.

-¿Qué fue lo que viste? -James cambió el tema al verlo quedarse callado, señalando la diadema en la camilla.

-Oh, es un prototipo en el que estoy trabajando. Es para ver recuerdos traumáticos, que en tu caso pueden llenar una tesis doctoral de psiquiatría sin problemas. No ofensa.

-No me siento ofendido.

-Desafortunadamente, tu cerebro es como una de esas comidas en las que revuelves todo y no queda nada para admirar ni tampoco sabes por donde comenzar. ¿Si entiendes de lo que hablo?

-No.

Tony rió, confundiendo más al pobre sargento que le parecía estar alucinando más que realmente estar en una torre con un genio millonario cuyos padres había asesinado.

-Estás mal, Barnes. Muy mal. Ahora, no es que no haya remedio, pero no es igual a tratar de recrear un código de inteligencia artificial. Tus memorias están ligadas a sentimientos, emociones, reacciones incluso fisiológicas que hacen un todo. No podemos tocar eso, no eres una computadora a la que podamos darle un reinicio. Sin ofender, Viernes.

-"Estoy genial."

-Pero todo esto está mal -se quejó Bucky, con el ceño fruncido- Deberías estar golpeándome, casi matándome. No diciendo todas esas cosas queriendo ayudarme... no lo merezco...

-Alto ahí -Tony le apuntó con un dedo acusador- Reconozco eso y no vas a jugarlo contra mí. Eres el gran amigo de Steve, peleaste con él para salvar al mundo de la primera amenaza de HYDRA. Escapaste de ellos cuando te apresaron, y te volviste un ratoncito miedoso en Bucarest. Sí tu pasado no te importara en lo absoluto, si realmente te hubieran arrancado todo, no hubieras hecho todas esas cosas. Pero lo hiciste, aún hay un James Buchanan Barnes ahí dentro y lo vamos a rescatar.

-¿Por qué? -el sargento sintió sus ojos humedecerse.

-Ya te lo dije, es lo correcto. Quiero hacer lo correcto.

-No tienes obligación alguna.

-Sí que la tengo, porque si todo lo que sé y hago no sirve para ayudar a los demás, si solamente lo dejo aquí, guardado en este taller sin que alguien sea beneficiado con ello -Tony chasqueó su lengua- Entonces en verdad soy un egocéntrico vanidoso que solamente se preocupa por sí mismo.

-Tú también tienes problemas.

-¡Hey! No -el millonario sonrió, levantándose- El del momento sensible eres tú.

-"La pizza ha llegado."

-Excelente, con el estómago lleno dejaremos los melodramas y hablaremos de las cosas que realmente importan.

Bucky consideró seriamente el pellizcarse. -¿Qué es lo realmente importante?

-No puedes andar en mi torre vestido con esos harapos.

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