13

Tony dio un nuevo vistazo a su alrededor, las pulcras y elegantes mesas del restaurante donde se encontraba cenando con el Coronel Rhodes cuya mirada había sido la causante de esas inspecciones nerviosas sobre los comensales y los meseros ajenos al momento ligeramente incómodo, aunque con cierto toque divertido que ambos amigos estaban experimentando. El castaño, porque había narrado con más o menos cierta fidelidad lo acontecido con el Sargento Barnes, claro, agregando unos detalles que hicieran la labor más convincente. Rhodey, por su parte, le miraba como si le hubieran dado una descarga eléctrica durante el plato fuerte. Su mano había olvidado que sujetaba un tenedor con un trozo de salmón ahumado que seguía esperando a ser degustado.

-¿Qué?

-Oh, Rhodey, respira, tus neuronas se están asfixiando.

-Espera, me quedé en "el Sargento Barnes asesinó a mis padres".

-Bueno, no tan así -Stark torció su boca- Un poco más, "HYDRA asesinó a mis padres".

-Definitivamente no puedo dejarte sin supervisión porque terminas haciendo locuras.

-Ya me disculpé por lo de Ultrón, ¿de acuerdo?

-No es eso -el coronel negó- Tones... es que... ¿por qué?

-Deberías verlo, parece un cachorrito perdido. Más bien se me figura como un mapache por las ojeras y su forma de ser.

-Pero... tus padres... no te creo que simplemente lo dejaste pasar y ya.

-A ti no te puedo mentir y sabes que hablo con la verdad cuando digo que no es así, Rhodey. Sí, me dolió mucho y la verdad estuve a punto de caer en el alcoholismo, pero... cielos, si leyeras esa maldita libreta roja, es como leer El Diario de Ana Frank combinado con Los Hornos de Hitler con el trasfondo de la Tumba de las Luciérnagas.

-¿Eso te hizo cambiar de opinión?

-¿Quién soy yo para juzgar a alguien? Me llamaban el Mercader de la Muerte por muy buenas razones, Sokovia sufrió por mi culpa. ¿Apuntar con un dedo moral a James, prisionero de esa gente enferma, porque fue violentado para cumplir una misión que involucraba la muerte de mis padres? Tú sabes lo de Afganistán, estuviste ahí. James lo vivió mil veces durante cincuenta años.

-¿James?

-Tienes un déficit de atención preocupante, Rhodey Pooh.

El salmón al fin tuvo la mirada del coronel sobre él, quien recobró su apetito, aunque debió tomar un par de copas de vino para ayudarse a poner en orden sus pensamientos.

-Dime que no estás de samaritano imposible por lo de Pepper.

La genial como imponente CEO de Industrias Stark había tocado fondo con Tony, las ausencias cada vez más comunes, pocas charlas, nada de intimidad desde la aparición de Bucky, muchas discusiones por temas insignificantes y los problemas que rodeaban al Hombre de Hierro terminaron por ahuyentar a la rubia. No fue una separación con puertas azotándose y gritos a las paredes, Pepper tomó las manos del millonario, le sonrió y dio un beso en su frente con esos hermosos ojos azules vacilando al tomar sus maletas e irse. No renunció a su cargo, pero le dejó claro que no deseaba que cruzaran caminos hasta que fuese ella misma quien le hablara. Stark se lo concedió, sin reproches ni venganzas posteriores porque le comprendió. Era una persona difícil e inestable, ni la mayor de las voluntades resistía los embates de Tony Stark sin fracturarse.

-No. Esto es diferente.

-Pero no se lo dijiste a ella.

-Ya estaba decepcionada de que no hubiera renunciado a mis armaduras. Decirle sobre James la hubiera vuelto loca.

-Le mentiste.

-Decidí no compartir información, no es lo mismo.

Rhodey alzó ambas cejas, riendo más para sí mismo. -Estás loco.

-Nada nuevo bajo el sol.

-Estás diciéndome todo esto durante una carísima cena en uno de tus restaurantes favoritos y exclusivos de la Quinta Avenida porque deseas que conozca al sargento, ¿no es así, descarado?

-Sincero. Descarado no. Y sí. Necesito tu ayuda.

-Argh, lo sabía.

-¡Rhodey! ¡Eres mi mejor amigo!

-Hay momentos en que lo dudo.

-James quiere mantenerse en el anonimato.

-¿Steve?

Tony negó. -No lo quiere ver. Todavía no.

-Es su mejor amigo, y sabemos que el Capitán está buscándolo, ¿no por eso soltaron los archivos de HYDRA?

-James no está listo para esa reunión.

-Ah, me voy a arrepentir de preguntar esto, pero ¿qué se supone haré yo?

Las influencias militares del Coronel Rhodes apoyaron el plan estratégico de Stark para distraer la mira de Naciones Unidas lejos de Bucarest a donde siguió oculto Barnes mientras el millonario le construía un nuevo brazo y avanzaban con la nueva versión del BARF sobre sus memorias dañadas, trabajando principalmente con aquellas relacionadas con las palabras de activación. Cuando Tony se reunía con los Vengadores, no necesariamente por misiones, se mordía la lengua para no soltarle a Steve la verdad sobre su amigo, lo único que impedía que soltara a mitad de noche de películas sobre el paradero del sargento era ese ligero rencor que le tenía porque gracias a esos archivos dispersos en internet, sabía que el Capitán América tenía conocimiento de lo ocurrido con sus padres. Igual que Natasha Romanoff, quien ni tarda ni perezosa pronto detectó algo raro en sus maneras, pero el castaño la frenó con ese mismo argumento.

-¿Qué sabes de la muerte de mis padres, Nat?

La desaparición de Bruce Banner había dolido a la pelirroja, agregarle culpa de una misión de HYDRA selló los labios de la espía rusa, por muchas ganas que tuviera de inmiscuirse, provocar alguna pelea o preguntas incómodas entre los Vengadores no estaba en sus planes. Así que, por un tiempo, Tony visitó a hurtadillas Bucarest, burlándose como era su costumbre de la precaria vida que ahí llevaba James, misma que le hacía quedarse a veces toda la noche. El sargento le mostró los cuadernos tan preciados para él, con esas memorias rotas para trabajarlas con el BARF. No todo era tan malo, Stark se dedicó con ahínco a salvaguardar los recuerdos de su vida en Brooklyn como un puente para comenzar a disipar el poder del Soldado de Invierno dentro de la mente de Bucky, quien en recompensa pasaba uno que otro día en la Torre Stark, jugando videojuegos, aprendiendo del mundo moderno o escuchando en silencio, pero muy atento, a esos trozos de vida que el millonario dejaba escapar sin darse cuenta.

-Steve te ha mencionado varias veces -comentó Tony una noche que cenaban hamburguesas de doble queso en el taller, celebrando el nuevo brazo.

-No, aún no.

-Escucha, James, distraer las Fuerzas Conjuntas no funcionará por más tiempo, debemos moverte y Steve tampoco es tan torpe como para no dar contigo.

-Él quiere a Bucky. Yo no soy Bucky.

-Eres un poco Bucky, sí, no mucho Bucky, pero eres más Bucky que cuando te conocí.

-Tengo la sensación de que usas palabras de algún lado.

-"Lo atraparon con las referencias, Jefe."

-Viernes traidora. Par de tramposos ambos, no desvíen el tema.

-Pronto -le aseguró Barnes con una media sonrisa, señalando su cabeza- Me siento mejor, pero quisiera volver a conocerme, aprender de mí y al menos saber qué dirección va a tomar mi vida antes de ver a Steve. No quiero volver al pasado.

-Eras feliz ahí.

-Era, ahora soy otra persona. Nunca volveré a ser ese James Buchanan Barnes.

-Se ha puesto muy filosófico el ambiente.

-Tengo una pregunta, entonces -Bucky sonrió, robando una papa frita.

-¡Hey! ¿Cuál es tu pregunta?

-La otra vez mencionaste algo de un "hueco", ¿qué es eso?

-No es cierto.

-Lo hiciste y estás tratando de evadir.

-"Match Point."

-A ti voy a resetearte hasta que se rompa el teclado.

-Anthony.

-Bien, es una cosilla sin importancia.

-Para mí es importante.

Tony le miró, hubo algo en esas palabras que le inquietaron y no de mala manera. Se dio un coscorrón mental por la distracción, tosiendo un poco y bajando su mirada a su hamburguesa a punto de desaparecer. Una mano gentil tomó su mentón para que levantara su rostro. Luego de mucho tiempo, el millonario sintió que algo en él volvía a renacer con ese simple gesto que aceleró su corazón sin aparente motivo. La determinación en esos tristes ojos azules fue imposible de combatir y le contó sobre ese aparente hoyo en su mente sin explicación científica hasta el momento. Era uno de los motivos para la creación del BARF, pero ya lo tomaba con humor como se lo explicó al sargento, moviendo sus manos con más vigor de lo necesario.

James solamente le observó en silencio, luego quedándose callado. Tony le sonrió, palmeando su hombro metálico en juego antes de ponerse de pie. Hasta ahí llegó con su intento de ir por un poco más de latas de refresco. Los brazos del sargento vinieron a rodearle, sintiendo su aliento cálido en su cuello y oído. Un torpe más sincero abrazo que inquietó más al genio, sonriendo primero y luego desviando una mirada húmeda. Algo que le había visto a Bucky con el paso del tiempo es que evadía cualquier contacto físico, excepto el suyo. Y se le daba increíble transmitir con muestras así de simples lo que en palabras fallaba. Las manos de Stark se encontraron subiendo lentamente hasta alcanzar la espalda ancha del otro, correspondiendo su abrazo con fuerza. Más adelante se reiría de aquel momento, pero justo ahí, simplemente hundió su rostro en el hombro ofrecido para su consuelo, de la misma forma que sus brazos ofrecieron abrigo al hombre perdido que cargara tantos demonios y pesadillas consigo.

El beso fue la natural continuación, inseguro, algo torpe pero divertido al final. Tony cerró sus ojos al sentir las manos de James recorrer sus facciones mientras él se sostenía de sus hombros, tirando suavemente de su playera. Una inspección que más bien le pareció una forma de adoración, tan extraña como fascinante para el millonario, pues se sintió en aquellas manos gruesas, rasposas, pero increíblemente cariñosas como alguien que merecía todo lo bueno que tuviera la vida para tomar. Se sintió atractivo, realmente atractivo y no la fachada de vanidoso ocultando sus inseguridades. Se sintió deseado, sin reservas o falsas expectativas. Se sintió querido. Al verse reflejado en esos ojos azules que ahora tenían un brillo de alegría, Stark se halló confesando los dolores que traía consigo, las pesadillas, decepciones y traiciones. Compartir lo que tanto había callado esos años con Bucky fue como salir de unas tinieblas que jamás le habían permitido ver de nuevo la vida tal cual era.


Y era hermosa.


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