capitulo 21
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DARA
El sábado por la tarde, mis padres se marchan junto a Sarah a un acto benéfico que la iglesia organizó. Anna también estará ahí, junto al grupo juvenil que dirige. Mi destino hubiera sido el mismo, a no ser por el superior, que organizó una reunión de mujeres que están a punto de concretar el matrimonio. Se trata de una de esas cátedras aburridas que me hacen cerrar los ojos, rozando el límite de quedarme dormida.
Mamá dijo que es realmente importante que asista. Más bien, lo consideró una obligación y mi padre estuvo de acuerdo.
Elena llamó, para asegurarse de que asistir estuviera en mis planes.
A Tobías le pareció bien. Después de todo, el asistirá al acto benéfico con su familia.
Así es como ha sido mi vida desde siempre: un montón de personas opinando sobre cómo debería ser o como debería actuar. Déjate el cabello largo, no te pongas demasiado maquillaje, asegúrate que el vestido te cubra las rodillas, aprende a ser la perfecta ama de casa, quiere a tu futuro esposo por sobre todas las cosas, no te enojes, no grites, no te pongas a llorar, no muestres que eres débil pero tampoco alces la voz porque eso te haría ver demasiado fuerte y los hombres son fuertes, no las mujeres; asegúrate de tener hijos antes de los treinta, se amable, responde bien, actúa bondadosa, no escuches tal música, no veas estas películas, evita los pensamientos impuros, arrodíllate ante Dios cada noche y pídele perdón por los pecados que cometiste.
Siempre la obligación es pedir perdón, aunque seas solo un ser humano que comete errores porque está en su naturaleza.
Realmente nunca pude decidir por mí misma. Por eso, esa tarde mientras subo al taxi y estoy a punto de dictarle la dirección de la institución, no lo hago. Me bajo y ni siquiera lo evalúo.
Me dirijo hacia la casa de Kellen.
✤♡✤♡✤♡✤
Después del escándalo con su madre, el rubio contiene a sus hermanos. Pero una vez que se tranquilizan, dispara hacia afuera. Tanto Bea como Levi parecen preocupados, así que tomo la delantera y lo persigo. Nunca lo había visto así, tan molesto. Ni siquiera cuando me defendió del sujeto en el Éxtasis o el día en que estuvo a punto de golpear a su padre.
—Hey, Kellen. Espera —aligero el paso y me atrevo a detenerlo, tomándolo del antebrazo.
Él parece sorprendido por el toque. Se queda estático.
Descubro que lo que refleja su mirada no es rabia. Es dolor.
—Déjame ir —murmura, cegado por el odio—. Quiero aclararle que no vuelva poner un pie en esta casa.
Luce furioso. Me da la sensación de qué dejarlo seguir solo empeoraría las cosas. La gente enojada dice cosas horribles. Así que potencio el agarre, deslizando mi mano hasta sostener la suya, dejándole en claro que no lo soltaré. No lo dejaré meterse en problemas.
—La busqué por años, Dara. Siete años en los que no sabía si vivía o estaba muerta. Y resulta que estaba por ahí haciendo su vida, asegurándose de evitarnos, mientras nosotros lo intentábamos todo para sobrevivir —escupe, aunque al instante se da cuenta de que dijo demasiado y se retrae—. Olvídalo.
Un nudo se instala en mi garganta. Trago saliva, un poquito intimidada por su postura: de pronto es frío y distante, consolidando un muro invisible que se antepone entre ambos.
Necesito romperlo.
Insiste en ir tras su mamá, pero vuelvo a tirar de él impidiendo que se aleje y finalmente, se rinde. Voltea hacia a mí, vencido y con la mirada en el suelo. Llevo las manos hasta su pecho, notando como se expande y vuelve a su tamaño, una y otra vez, a causa de la respiración acelerada. No puedo creer que logré contener a Kellen Hunt. El chico que siempre mostró su lado orgulloso, dispuesto a hacer lo que sea a cualquier precio.
—Es admirable la forma en que proteges a tus hermanos —obtengo una pequeña dosis de envidia.
Ojalá tuviera a alguien que me protegiera así. Es que, en reiteradas ocasiones, tengo la sensación de que mi voz es demasiado débil y qué sola no podré salvarme del destino que me imponen.
—Pero creo que también deberías pensar en ti. Mira cómo estás. También te afectó.
Su corazón late con tanta intensidad que me da la impresión de que puedo palparlo. Como si se estampara contra la palma de mi mano.
—Puedes decírmelo —pido, presintiendo que se está guardando algo.
Pero no lo hace. Aparta la mirada e intentes después, regresa a sí mismo. Unos pocos segundos le bastan para recomponerse. Deduzco su habilidad de tragarse las emociones y seguir adelante, restándole importancia a lo que pasó.
—Ya está. ¿Te quedas? —posiciona sus brazos alrededor de mi cintura, como lo hace cada vez que está a punto de besarme.
Mi mano continúa abierta sobre su pecho justo donde su corazón todavía late rápido. Le doy una pequeña sonrisa, ilusionada porque está insinuando que debería quedarme. Entonces, asiento.
—Le prometí a Levi que pasaría tiempo con él.
—Ah, así que solo vienes por Levi.
—En realidad primero pensé en ti —me atrevo a confesar. Rápido, me despego de él y me direcciono hacia el interior de la casa.
Puedo sentir el calor acumularse en el centro de mis mejillas, repleta de vergüenza porque por un instante me sentí su chica y luego retrocedí, recordando que probablemente nada de esto sea para siempre. Es temporal. Un día se aburrirá de mí. Un día dejaré de ser la novedad porque a diferencia de Tali, no soy interesante ni impredecible.
Sin embargo, Kellen me atrapa por detrás cuando me encuentro cerca de la entrada. Nuevamente, sus brazos me rodean, me sujetan con fuerza y consiguen que mis pies de despeguen del piso. En seguida, las cosquillas en mi estómago se hacen notar. Son un montón. Se multiplican.
Sonrío ampliamente, al mismo tiempo que acerca su boca a mí oído.
—No es justo que digas algo así y luego te escapes de mí —murmura, caminando conmigo entre sus brazos—. Estamos cayendo, Bambi. Luego no digas que no te avisé.
Las vibraciones de su voz hacen eco en mi interior.
No es justo que tengamos la posibilidad de sentir tanto sabiendo que esto tendrá un punto final.
No es justo que sea cierto que, estamos cayendo juntos y ninguno está dispuesto a ver la realidad.
Él me ayudó a construir las paredes de mi realidad paralela. De mi otra vida.
Y cada día atravesamos un límite nuevo y nunca es suficiente. Nunca me siento satisfecha. Y cada noche en que cierro los ojos, antes de dormir, solo puedo pensar en una cosa: que anhelo más.
✤♡✤♡✤♡✤
Levi me propone jugar videojuegos. Me da una rápida explicación y asegura que será fácil. En cambio, me encuentro desorientada y apenas consigo presionar las teclas acertadas del mando. Kellen permanece detrás, riéndose de los errores que cometo. Aunque Levi le ordena hacer silencio y al final de la partida, me felicita porque gané. Ni siquiera yo comprendo cómo logré ese resultado, deduzco que en realidad el chico me dejó ganar.
En todo ese tiempo, Bea también se quedó con nosotros, sentada en el sofá y usando el móvil. De vez en cuando decía algo, pero me dio la impresión de que es bastante cautelosa. Como si estuviera averiguando que clase de persona soy para luego elegir si confiar o no.
No me quedan dudas de que los Hunt se cuidan la espalda el uno al otro, todo el tiempo.
Después de los videojuegos, propongo hacer galletas de chocolate. Levi es el primero en aceptar y levantarse entusiasmado.
—Te voy a traer a vivir a aquí —pronuncia Kellen, de manera divertida—. ¿Sabes lo que me cuesta sacarlo de los videojuegos?
Río por lo bajo, mientras observo como Levi prepara lo necesario en la cocina. Saca cosas. Un montón de cosas. Más de lo que necesitamos. Bea se levanta y lo regaña, haciendo que se ponga a regresar a su lugar los utensilios inútiles.
—¿Solo me traerías por eso?
—Claro que no. También te traería para hacerte otras cosas que no puedo decir en público.
Aprieto mi labio inferior reprimiendo una sonrisa y niego, saboreando lo difícil que es resistirse a Kellen Hunt. Si sus hermanos no estuvieran aquí, le pediría que pusiera en práctica aquellas cosas que planea hacerme.
No alcanzo a responder, porque Levi me llama diciendo que todo está listo. La siguiente hora, nos divertimos preparando y horneando las galletas, hasta que están listas y nos sentamos en la sala para comerlas. Levi, que continúa teniendo el control, elije una película de terror.
En los primeros minutos, veo sangre, cuerpos destrozados y un asesino en serie que no deja persona viva. Quedo sin aliento. Entre fascinada y aterrada, debido a que es la primera vez que veo algo así. En cambio, el resto disfruta del film con naturalidad.
—¿Dara? ¿Estás bien? —Kellen obstruye la vista, pasando una mano por delante de la cara en los últimos segundos del final.
Reacciono.
—Creo que sí.
—¡Veamos otra! —exclama Levi, exaltado—. Hay una segunda parte.
—No, suficiente —el rubio le pone un ultimátum. Se pone de pie y apaga el televisor—. ¿No tienes otra cosa que hacer?
El más pequeño se cruza de brazos y frunce el ceño, enfadado.
—¿Crees que no me doy cuenta que quieres quedarte a solas con Dara? —exclama, mientras sube a regañadientes las escaleras hasta perderse en el pasillo de la planta alta.
Kellen ríe. Yo también sonrío.
—No es ningún tonto —admite, retomando el lugar vacío que dejó en el largo sofá.
Todavía anonadada por la película, extiendo la mano para sacar el último trozo de galleta que queda en la bandeja. Es la quinta que como. A mí madre le daría un triple ataque al corazón si estuviera viéndome ahora mismo.
Lo devoro y me echo poco a poco hacia atrás, hasta recostarme en las piernas de Kellen.
—Le película estuvo increíble. ¿De verdad no podemos ver otra?
—¿Hablas en serio? Bambi, saldrás de aquí traumada. No quiero eso —sus dedos proporcionan caricias en mi cabello.
Cierro los ojos, apreciando la sensación. Segundos después, los abro y desde esa posición, diviso la magnitud del desastre que quedó en la cocina. Acostumbrada, me levanto para ocuparme.
—Debería limpiar —me encamino, decidida.
Lo siento detrás de mí.
—Eh, no. No tienes que limpiar nada, déjalo. Luego me ocupo —se asegura de detenerme, justo cuando estaba a punto de trapear la mesada—. Hey, estamos aquí para algo mejor.
—¿Algo como qué?
—Cómo esto —sostiene mi rostro, dándome apenas un minúsculo segundo para anticipar lo que va a pasar.
Es rápido. Posiciona sus labios sobre los míos e inicia el beso que llevábamos deseando desde que aparecí de imprevisto en casa. Su lengua se abre lugar, acariciando el interior y la mía, aprende a seguirle el ritmo. A complementarse. Y cómo es un hombre que va por lo que quiere, sin tiempo para dudar, me alza en un simple movimiento hasta dejarme sentada sobre la mesada.
A pesar de que estoy cubierta, puedo sentir la superficie fría. Finalmente, tira apenas de mis piernas, provocando que nuestras caderas choquen y nuestros cuerpos rocen, encontrándose en el punto preciso.
Aunque esta vez, el sonido de mi celular interrumpe. No puedo ignorar el hecho de que mentí para estar acá y que, tarde o temprano, lo notarán. La institución es un infierno asfixiante que te consume día a día, minuto a minuto, quitándote el aire.
Llamada entrante de Tobías, leo en la pantalla.
A todo esto, Kellen impulsa una pequeña distancia, pero sin dejar de mantenerse cerca.
—¿Puedo hacer que tu celular tenga un accidente? —bromea, sarcástico—. O que tu novio lo tenga.
—Debo atender —le hago un gesto para que se calle, mientras acepto el llamado y acerco el teléfono a mí oído.
De un lado, escucho la voz de Tobías.
Del otro, siento a Kellen besándome el cuello, baja y luego sube, lentamente.
—Algún día me voy a asegurar de que estemos a solas y te lo haré aquí mismo. ¿Te lo imaginas? —susurra a mí oído.
Él es todo lo que realmente estoy escuchando. Mis pulsaciones responden a su propuesta, mi piel se estremece ante su toque.
Vuelve a besarme el cuello, mientras cuela una mano por debajo del vestido. Ahora sus dedos se mueven por encima de mis bragas, saben dónde y cómo tocar, comenzando a hacer maravillas.
Reprimo un gemido, Kellen no tiene piedad.
—Tengo que colgar —consigo responder a Tobías, que se quejó exasperado porque su madre está esperándome en la puerta de casa para probarme el vestido con los nuevos detalles.
El celular cae al piso, olvidado. En ese momento, solo le pertenezco a Kellen. Me entrego a la forma en que me estimula y cierro los ojos, hundiéndome en esa sensación.
Anticipando que será rápido, porque cualquiera podría bajar y encontrarnos.
Anticipando que se acabará pronto.
Y colapso.
✤♡✤♡✤♡✤
Después de despedirme, camino de vuelta a casa. Sin embargo, Bea me sorprende al interceptarme a mitad de camino. Escucho su voz, volteo y la veo de pie, con los brazos cruzados por debajo del pecho, imponiendo una mirada repleta de firmeza.
Deja entrever que es una chica segura de sí misma.
—Bea. ¿Pasó algo?
Trato de entender.
Ella responde enseguida.
—Sí. Pasa que me di cuenta que haces feliz a mi hermano —larga, desconcertándome por completo.
Alzo las cejas, pasmada. Esperaba cualquier cosa, excepto que dijera algo así.
—No lo lastimes. ¿Está claro? —deja huellas de un tono levemente amenazante. Como si fuera capaz de hacerme pagar si se me ocurre dañarlo de alguna forma.
—No lo haré —mi voz suena afectada mientras pienso en las consecuencias que obtendremos de esto.
Ella se marcha y yo retomo el camino, conteniendo las ganas de llorar. Mentí. Soy una cobarde repleta de mentiras. Le dije que no lo lastimaría, pero no estoy tan segura de que pueda cumplir mi palabra. Un horrible sabor amargo se instala en mi boca, en remplazo de la dulce sensación que los besos de Kellen dejaron. Las lágrimas están ahí, a punto de desbordarse, pero las reprimo al divisar a Tobías junto a su familia en la puerta de casa.
Es angustiante volver a la piel del personaje que crearon para mí. La que sonríe, la que nunca tiene un no como respuesta, la chica bondadosa que lo hace todo bien, que está a punto de casarse y hacer feliz a un montón de personas, excepto a ella.
—Por fin, Dara. Tus padres dijeron que estarías en casa —reclama mi prometido—. Hace quince minutos estamos esperando.
Quince minutos atrás, Kellen me estaba llevando al cielo en la mesada de su casa.
—Ya estoy aquí.
—¿A dónde te habías metido? —Elena me increpa, sosteniendo el vestido que posee un cobertor negro para que nadie pueda verlo—. ¿Saben tus padres?
—Sí, lo saben —escupo, exhausta de que siempre esté metiéndose en mis cosas. Al mismo tiempo, giro la llave y abro la puerta principal.
—Oh, está bien —sonríe falsamente—. Llevas el cabello demasiado largo. Deberías recogértelo e ir en cuanto puedas a la peluquería —ahí está otra vez, juzgando cada mínimo detalle.
Parece que lo hiciera a propósito, como si pretendiera sacarme de quicio.
—Puede pasar —hago una seña, ignorando sus indicaciones.
Elena se adelante e ingresa a la casa, dirigiéndose a la habitación para dejar el vestido. Espero que Tobías también entre, pero el da marcha atrás y me permite el paso como un <<caballero>>. Sin embargo, toda caballerosidad se le quita al sostenerme por detrás del brazo, mostrando que no está conforme.
—Puede que mi madre crea todas tus mentiras, pero yo no —advierte—. Sé que andas en algo raro.
Se aleja, solo porque su madre aparece en la escena pidiendo algo para beber. Aprovecho el momento para meterme a la cocina y respiro, largando todo el aire contenido, aliviada de estar a solas.
Definitivamente, esto no está bien. Nada bueno puede salir de aquí.
✤♡✤♡✤♡✤
KELLEN
—Así que Dara estuvo aquí toda la tarde —remarca Tali, que se quedó a cenar y por ende, escuchó a Levi hablando sobre Dara todo el tiempo que duró la comida—. ¿Qué? Tenía que mencionarlo. Es de lo único que hablaba tu hermano.
Ríe, divertida. Es cierto.
—Vino a verlo —me encojo de hombros, restándole importancia.
—Sí, claro. Solo vino a verlo a él —dice irónica—. Vamos, Kellen. No hagas como si no te importara. Además, me alegra que se haya quedado aquí después de lo que pasó con tu mamá. Habla bien de ella.
—Da igual. Pasamos un buen rato, eso es todo.
Tali frunce el ceño sin quitarme la vista de encima y niega, frustrada. Si bien acostumbro a ser completamente honesto con la gente, ella lo es aún más. Casi de un modo brutal, sin filtros. Y creo que es fascinante poder ser así, aunque a veces detesto las cosas que dice.
—¿Por qué luchas tanto contra tus sentimientos? Es humano sentir. Está bien que algo te duela o que alguien te guste mucho como para admitir que lo quieres —reprocha y se acomoda el cabello hacia atrás, dispuesta a seguir—. ¿Te confieso algo? El día que te propuse abrir la relación, me di cuenta que te rompí el corazón. Lo vi en tus ojos. Pero no dijiste nada, lo aceptaste y fingiste que también lo querías.
Largo un suspiro de cansancio. Supe que algún día tocaríamos este tema y finalmente está pasando.
—Si decía que no, te perdía —admito.
—Eso fue una suposición tuya. Tal vez si decías que no, lo aceptaba y me arriesgaba a salir solo contigo —menciona, aunque de inmediato desvía el tema hacia otro lado—. El punto es que, si continúas fingiendo con Dara, yendo por ahí como si no te importara en absoluto, la perderás.
—No es lo mismo —defiendo mi postura—. Dara se va a casar. Solo quiere divertirse un poco antes de hacerlo.
—Otra vez. Suposiciones —remarca—. Tal vez no quiera casarse. Tal vez lo único que necesita para lanzarse es la seguridad de que no se dará un golpe contra el suelo. Dile lo que sientes y entonces, vas a saber lo que realmente quiere.
—¿Y qué hay de nosotros?
De pronto necesito saber a dónde estoy parado.
—Puedo compartirte —bromea—. Sabes que siempre voy a estar aquí ¿no? Puedo hacerme a un lado o puedes seguir diciendo que soy tu novia —dice, sin perder la chispa divertida.
Ambos sabemos que el termino <<novios>> dejó de definirnos desde hace un buen tiempo. Nos convertirnos en muy buenos amigos que tienen sexo de vez en cuando.
—En fin, eres inteligente, Kellen. Haz lo que tengas que hacer y no la pierdas.
Asiento, asumiendo que tiene razón.
Debería ser claro con Dara, pero entiendo la confusión.
Nos introducimos en un juego que se convirtió en una costumbre. Y cada vez que la veo sonreír o cuando la sostengo para besarla, me doy cuenta que esa costumbre se convirtió en mi momento favorito del día.
✤♡✤♡✤♡✤
NOTA DE AUTORA: Holaa♥ Creo que el capítulo es un poquito más largo de lo normal, ojalá se hayan entretenido y les haya gustado. Disculpen que me demoré, estuve con algunas cosas de la universidad y trato de no presionarme porque si no aparecen los bloqueos (lo que resulta peor).
¿Se arriesgará Kellen a decirle a Dara lo que siente?
¿Dara se animará a mostrarse realmente como es?
¿Bea mostró su lado malo o solo es muy protectora con su hermano? (debo decir que soy fan de la relación de hermanos que tienen bea/kellen)
Tali es genial (eso no lo pregunto porque todxs sabemos que sí lo es)
Y por último... Tobías sospechando. Da un poco de miedo ¿no?
Espero ansiosa leer sus comentarios/teorías lo que sea. Las quiero mucho y gracias por todo <3.
PD: Lo de las partes que agregué (parte I/parte II / parte III) son canciones que me inspiraron y que se relacionan con cada tramo de la historia. Quería darle un sentido estético al libro, por eso las agregué. Me pareció que quedaba lindo y poético.
PD2: Pueden seguirme en mis redes, para que interactuemos mejor. Además comparto material de mis novelas :)
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