capitulo 20
¡Hola! Por favor, no olvides dejar tu voto y/o comentario. No cuesta nada y me ayuda a crecer como escritora en la plataforma. ¡Gracias!
DARA
Anna nos obliga a regresar dos horas antes por <<precaución>>. Me acusa de perder la cabeza cuando le explico que, las veces que escapé, siempre regresé con un par de minutos de antelación. Admito que es divertido rozar el limite; correr el riesgo de que mamá me vea en medio del pasillo y lo solucione echándome de la casa. A veces pienso que, si me obligara a marcharme, sería fácil para mí desligarme de ellos. No cargaría con ninguna culpa. Pero es ingenuo creer que mi madre lo solucionaría todo echándome. Nada de eso.
Me obligaría a seguir los pasos para redimirme. Estaría sobre mí, acusándome de pecadora y recordándome el castigo que tengo que cumplir para purificarme.
Una tortura.
Tras llegar y colocarnos los pijamas, Sarah me hace un espacio en su cama, porque las tres continuamos desveladas después de la noche que pasamos. Aún dormiría aquí, si no fuera porque a mamá se le ocurrió enviarme a otra habitación para que comience a acostumbrarme a la <<vida independiente>>. Dice que tengo que madurar, porque pronto seré la esposa de alguien y tendré mi propia familia.
A mí se me hace un hueco en el estómago cada vez que la escucho decir esas cosas. La realidad que ella plantea está completamente alejada de la que sueño para mí. Dios dice que cada persona está en el mundo por un propósito. No creo que el mío sea casarme y tener una familia. Sé que hay más esperando por mí, solo tengo que encontrar el modo de alcanzarlo.
—Bea es genial —murmura Sarah, todavía encantada por la oportunidad de salir—. Tiene un montón de libros y sabe mucho de películas. No podía creer cuando le decía que a la mayoría no las vi —continúa hablando y la dejo, me encanta oír su entusiasmo—. También me contó del colegio. Creí que diría que tiene muchas amigas, pero entonces dijo que no le cae bien a mucha gente, y no lo entendí —frunce un poco el ceño, mostrándose en desacuerdo—. Luego dijo que hay un chico que le escribe, pero que es mayor y le da miedo. ¿Te imaginas lo que me haría mamá si yo me escribiera con alguien mayor? —se ríe con cierta inocencia y se detiene para respirar.
Habla de corrido solo cuando está realmente animada con algo.
—Te castigaría de por vida —respondo, a pesar de que me siento algo preocupada por Bea. Luego pensaré qué hacer con eso.
—Te mandaría a un convento —Anna contesta con seriedad, logrando sobresaltarnos.
Creímos que estaba dormida.
—Y probablemente haría lo mismo contigo, si te descubre —se dirige a mí.
—No lo hará —digo convencida. No quiero desconfiar de mi hermana mayor. Pero reconozco que tengo un pequeño temor. ¿Y sí le cuenta?
—Dime que al menos te estás cuidando.
—Anna —reclamo, controlándome para no alzar la voz.
—¿Qué? ¿Crees que soy estúpida? Estaban encerrados en su habitación.
Sarah nos contempla como si estuviera presenciando la conversación más interesante del mundo. Sus ojos se turnan, siguiendo una a una. Lo comprendo, está repleta de curiosidad.
—Pero aún no llegamos a ese punto —largo, exasperada—. Además, confío en él. Nunca haría nada para lastimarme —percibo un dulce cosquilleo en medio del estómago al mencionar aquello porque sé que es verdad. Él no me lastimaría de ningún modo. Lo sé por la forma en que se comporta conmigo.
Por sus <<no te haré daño>> o cuando dice <<ven aquí>> y entonces me abraza y me tranquiliza como si fuera lo más preciado que tiene.
—No deberías confiar tanto. Menos en un hombre que apenas conoces —me baja a la tierra de un golpe seco.
Nunca podré describirle la manera en que mi intuición dicta que hago lo correcto al confiar en él. Debería sentirlo para entender.
—Ahora, ¿podemos dormir? Tengo una clase que dar mañana.
Cierto. Anna se encarga del grupo juvenil de la iglesia los sábados por la mañana.
—Todavía no —le envío una sonrisa cómplice a Sarah—. Es tu turno de contarnos lo que pasó. ¿Qué tal el paseo con Azael?
—Dios, no debería decir esto, pero parece un actor de cine. Es demasiado lindo —interrumpe Sarah, maravillada.
Es cierto. Kellen es hermoso, pero Azael no se queda atrás.
—Es deportista o bueno, lo era —menciona Anna, largando un dato que ninguna teníamos.
—Dijo que te conocía del café —le recuerdo.
—Ah, sí. Está loco. Me confundió con otra persona.
—¿Y qué hicieron el resto de la madrugada? ¿Solo caminar?
—Algo así. Me llevó a un lugar espantoso y le dije que ni muerta entraría ahí —revela.
Mi hermana menor y yo reímos por lo bajo debido al carácter que tienen Anna. Me gusta más cuando está así, con nosotras y lejos de mamá. Me agrada porque no tiene problema alguno en ser sincera y su nivel de sarcasmo llega a ser gracioso.
—Te llevó al Éxtasis —deduzco—. Es un bar y es divertido.
—No lo digas. ¿Te metiste a ese antro? Por Dios, no quiero escuchar más —exagera, apagando la luz de noche y cubriéndose con las mantas—. No sé cómo sobreviví a esta noche.
Volvemos a reír. Percibo que, en el fondo, la pasó bien pero jamás lo admitirá. No conozco mucho a Azael, pero es un Hunt y supongo que es imposible aburrirse con ellos. Seguro la hizo reír o se las ingenió para tener una buena conversación.
—De acuerdo. Me voy.
Salgo de la cama, pero Sarah me detiene porque quiere preguntarme algo más.
—El más chico, Levi, ¿está un poco loco, no? Me dijo que seríamos familia porque se va a casar contigo.
Me tapo la boca para reprimir la sonora carcajada. Al final, lo que afirmé es cierto. Es imposible aburrirte con un Hunt.
✤♡✤♡✤♡✤
KELLEN
La madrugada no termina. Las chicas se marchan, pero todavía queda tiempo para beber un par de cervezas.
Bajo.
En la sala también está Azael, que se adelantó y ya empezó la primera botella. Voy al refrigerador, saco una para mí y me acomodo en el sofá individual, frente a mí hermano que está recostado en el más grande.
—¿Y qué tal? —simplemente espero a que lo largue todo.
—¿Qué tal con qué?
—Anna. ¿No dijiste que era la chica que veías en el café?
No sé qué pasa con él. De pronto reacciona lento, como si lo hubieran golpeado en la cabeza. Me desespera.
—Ah, eso —continúa distraído—. No era. Me confundí.
Bebo un largo trago, sin creerle.
—Me tomas por idiota. Hace un par de horas estabas completamente seguro y alucinado de que era ella —traigo a su memoria.
Además, lo conozco desde que nació y sé que está mintiendo.
—Ya sé. Me confundí.
—No, no te confundiste. Me estás mintiendo —aclaro y vuelvo a beber, dejándolo en paz.
Si quiere contarme, que lo haga. Si no, perfecto. Prefiero que la gente sea clara conmigo, con un <<no quiero decírtelo>> sería suficiente.
—De acuerdo, sí. Es mentira. Sí es la chica del bar, pero no se lo digas a Dara. Júralo —al final, no resiste.
Anticipé que no aguantaría, porque cada vez que mis hermanos están pasando por algo vienen corriendo a contármelo. No logran ocultarme nada por mucho tiempo. Supongo que confían en mí y esperan un consejo, algo que intento, pero no siempre encuentro las palabras justas.
—Relájate. No me voy a meter en tus asuntos con Anna —le aseguro.
Aunque si me mantendré a alerta, porque la mayor de las Lawson me transmite una extraña sensación. Digamos que, al verla, una voz interior me dictó <<algo con ella no está bien>>. Sin embargo, todavía soy incapaz de adivinar cuál es el problema. Dara elije confiar en ella. Es su hermana. No me atrevo a cuestionar eso, al menos no tan rápido.
—Eh, enano. Vuelve a la cama —exclama Azael, haciendo que me percate que Levi está bajando por las escaleras.
—No puedo dormir —se restriega los ojos—. Kellen, necesito dinero.
Rio por lo bajo, mientras empiezo a preguntarme con qué clase de locura voy a tener que lidiar a esta hora.
—Son las casi las cinco de la madrugada —llamo su atención—. ¿Para qué quieres dinero?
—Voy a pedirle casamiento a Dara y quiero comprarle un anillo. Tiene que ser uno de esos con un diamante brillante. Son muy caros, ¿no? Tal vez puedo vender la consola de videojuegos —propone animado.
Azael casi escupe la cerveza. En cambio, yo trato de contener las carcajadas. Es que es desopilante la clase de ideas que pasan por la cabeza de Levi. Realmente es impredecible. Lo es desde pequeño, pero a medida que crece, el asunto se va intensificando. Al menos todavía es menor y podemos detener sus locuras.
—¿Qué? ¿De qué te ríes? —se acerca al contrario con los puños cerrados, dispuesto a golpearlo. Me pongo de pie, lo sostengo por los hombros y lo retraigo.
—Déjalo. Está borracho —miento, para tranquilizarlo.
—Pero Dara si se casará conmigo. Y dijo que mañana va a venir a visitarme, ¿o no? —me mira a mí, esperando que lo defienda.
—Sí, eso dijo. Ahora vamos a dormir, ¿está bien? —lo direcciono hacia la escalera tomándolo por los hombros y él, a regañadientes, asume la indicación—. Mañana resolvemos lo que sea —espero que deje de preocuparse y concilie el sueño.
Levi solía despertarme en las madrugadas porque tenía pesadillas. A veces se metía en mi cama y dormía conmigo. Con el tiempo, superó los miedos, pero de vez en cuando le surgen demasiadas inquietudes a mitad de la noche y necesita expresarlas o de lo contrario, no puede dormir.
—Pero es que de verdad me gusta Dara. ¿Lo entiendes? Es la chica más hermosa que vi —pronuncia.
Su enamoramiento es inocente, pero me sorprendo a mí mismo cuando me doy cuenta que sí, lo comprendo.
✤♡✤♡✤♡✤
Al día siguiente después de almorzar, intercambio mensajes con Tali. Los sábados por las tardes solían ser exclusivamente nuestros. Ella no tenía que trabajar, tampoco yo. Así que venía a casa, yo iba a la suya, o salíamos por ahí a pasar el rato. Incluso si tenía alguna sesión de tatuaje, me acompañaba y se quedaba ahí, hablándome o poniendo música. Sin embargo, esta vez me cancela como lo viene haciendo desde hace un buen tiempo.
Y en esas ocasiones, tengo la sensación de que todo el mundo avanza y yo continúo estancado en el mismo lugar.
Pienso en escribirle a Dara, pero sé que tiene otra vida de la que ocuparse y en realidad, no sé qué sitio ocupo. Nunca me importó demasiado poner un título a las cosas, pero esta vez, me pica la necesidad de saberlo. ¿Soy su juguete nuevo y se alejará cuando se aburra? ¿Seguirá buscándome cuando se case? ¿O piensa olvidarse de esto como si nunca hubiera pasado?
Ni siquiera sé porque aparecen esas preguntas. Son estupideces.
Exhausto por toda la mierda sentimental, me tiro a dormir. Supongo que por la noche iremos al Éxtasis como cada fin de semana y quiero tener energía.
✤♡✤♡✤♡✤
Despierto aturdido por los gritos que provienen de la planta baja.
Levi me está llamando.
Me coloco la camiseta y bajo tan rápido como puedo, confundido por que no sé qué ocurre. Aunque apenas pongo un pie en la sala, lo comprendo todo.
Ella volvió.
Mamá sujeta a Levi de la muñeca, diciéndole que tiene que marcharse con ella. Trata de hacer lo mismo con Bea, que se rehúsa a pesar de estar inmutada por lo que sucede.
—¿Qué crees que haces? —cuestiono, incapaz de entender por qué decidió aparecer justo ahora: Así, de la nada. Después de siete años sin dar señales de vida—. Eh, no los toques —murmuro, deshaciendo el agarre y plantándome frente a ella.
Levi y Bea quedan detrás de mí.
No consigue sostenerme la mirada, pone los ojos en el piso y titubea.
—Date prisa, cariño. Nos están esperando —un sujeto que tendrá algunos años más que mi madre, se asoma por la puerta principal que permanece abierta de par en par.
No lo he visto jamás, pero deduzco que es su pareja.
—Vengo a buscar a mis hijos —Esther trata de explicar; su voz es débil y avergonzada. Creo que es consciente de la clase de locura que intenta llevar adelante—. No lo entenderías, Kellen. Sigues tan terco como siempre —busca tocarme el hombro, pero me echo hacia atrás.
—Ni lo sueñes.
Entonces, diviso a Dara de pie en la puerta principal, dudando si quedarse o no. Mi madre voltea a verla, mientras Levi le sonríe y le hace seña para que se acerque.
—Puedo volver más tarde —atina a dar marcha atrás.
—No, quédate. Ella ya se iba, ¿no? —regreso la vista a Esther, esperando que recoja la poca dignidad que le queda y vuelva a desaparecer.
¿Cómo pretende regresar a nuestras vidas después de habernos dejado sin ningún tipo de explicación?
Inmóvil, se cruza de brazos y toma una bocanada de aire.
—Kellen —ruega, insistente—. Lo sé. Sé que no pude criarlos a ti y a Azael, pero todavía tengo tiempo con ellos, ¿no? Y ahora las cosas cambiaron, realmente puedo darles una buena vida. Tengo casa, un trabajo, un sueldo más que decente. Puedo darles todo lo que necesitan. Tienen derecho a decidir, ¿no crees?
Desvía la atención hacia ellos, esperando que tomen una decisión.
Aprieto la mandíbula, repleto de impotencia porque es cierto, Levi y Bea son capaces de elegir por su cuenta. No puedo obligarlos a quedarse aquí como si fueran objetos que me pertenecen.
Admitirlo duele como el infierno, pero si quieren darle una oportunidad están en su derecho.
—¿Lo que necesitamos? —interrumpe Bea, que ríe con tristeza—. No tienes idea. Era una niña cuando nos dejaste. Una niña que necesitaba que la tranquilizaran cuando tenía miedo, o dependía de cosas tan simples como que le peinaran el cabello o que la acompañaran al colegio —larga subiendo la voz y logrando un silencio épico por parte del resto—. ¿Sabes quién hacía eso? ¿Quién estaba ahí para agarrarme la mano cuando estaba asustada? Kellen —exclama, mostrando que está furiosa—. Él lo hizo todo solo. Todo. Y no te necesitamos, mamá. Ni ahora, ni nunca. No siento nada por ti, ni siquiera puedo odiarte —se acerca peligrosamente y la detengo, sujetando su brazo con cuidado—. Quiero que te vayas, sal de aquí. Vuelve a desaparecer —se sacude, tratando de desligarse del agarre para empujarla.
Está completamente furiosa, alterada y fuera de sí misma.
—Bea, hey. Ya está. Tranquila —la abrazo por los hombros, percibiendo su respiración exaltada. Su pecho sube y baja una y otra vez—. Te vas —indico con firmeza a mi progenitora que está impactada—. Llévatela —me dirijo al hombre que observa perplejo la situación desde el umbral de la puerta.
Sin perder el tiempo, ingresa, le murmura algo al oído y logra sacarla.
Mi hermana continúa entre mis brazos, tratando de calmarse. A un costado, Levi permanece aferrado a la mano de Dara, contemplando el escenario con los ojos abiertos de par en par. Luce asustado.
—Gracias por no dejar que me llevara —pronuncia. Tenía seis años cuando Esther se fue, probablemente a duras penas la recuerda.
—No pasa nada —también intento respirar, notando como la tensión me hace presión en medio del pecho—. Ven aquí.
Levi se suelta y corre hacia a mí, coloca un brazo alrededor de mi cintura y con el otro, rodea a su hermana.
Tendrán que pasar sobre mi cadáver para separarnos.
Entonces, cruzo miradas con Dara que modula una pequeña sonrisa. Le agradezco que esté ahí.
Su presencia trae un poco de calma a todo este caos.
✤♡✤♡✤♡✤
NOTA DE AUTORA: ¡Hola! Bastante dramático el capítulo de hoy, pero realmente va a marcar un antes y un después. Dara acaba de presenciar algo totalmente privado de Kellen (cuando el siempre es bastante reservado).
En los próximos capítulos van a descubrir más del pasado de los Hunt. Que por cierto, los amamos por cuidarse tanto el uno al otro <3
¿Volverá la madre de Kellen?
Y la pregunta de siempre, ¿confiamos o no en Anna? ¿Qué habrá pasado realmente con Azael?
Estoy ansiosa por leer sus comentarios y/o opiniones.
Por último, ¡muchísimas gracias por los 30K! A partir de ahora voy a dedicar capítulos, es difícil elegir, pero me guio por la cantidad de comentarios y también si las veo en mis redes compartiendo cositas de la novela :) ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top