capitulo 13
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DARA
Percibo las miradas clavadas en mí.
Tengo el presentimiento de que pueden ver la única escena que se repite en mi cabeza.
De que son capaces de adivinar que, la noche anterior, Kellen me dio la experiencia más intensa que jamás tuve. Revivo la sensación de sus manos alrededor de mis caderas, ayudándome a marcar un ritmo. Revivo sus labios en los míos, sus besos húmedos sobre mi cuello, el sonido de su voz preguntando si me gustaba de esa manera. Revivo sus dedos apartando los tirantes de mi sostén, para tener acceso a puntos que nadie más había tocado.
Durante largos ratos, me pierdo en lo que pasó. Luego, aterrizo en la realidad. Como si hubiera atravesado de un mundo a otro en tan solo un parpadeo.
Me siento emocionada, ansiosa, avergonzada y al final, está el miedo. Me aterroriza que alguien pueda notar que algo en mí está cambiando. Temo que puedan descubrir que, a pesar de estar de pie, presenciando una misa y escuchando la palabra de Dios, mis pensamientos me llevan a otro sitio.
Me llevan directo a Kellen.
Rogando volver hacia él.
Enloquecida por la idea de que la situación del auto, solo fue un intenso principio. Sabiendo que, queda mucho más por experimentar y excitada por saber que Kellen está dispuesto a mostrármelo todo.
✤♡✤♡✤♡✤
Luego de la misa, que acabó al mediodía, mis padres invitaron a la familia de Tobías a un almuerzo en casa. Llegaron sus padres, sus tíos y sus primos, dos varones y una chica que tiene poco menos de mi edad. Sospecho que los adultos intentan emparejar a uno de los primos de Tobías con Anna, mi hermana mayor. Sin embargo, ella no parece muy interesada.
—¿Así que todavía no encuentran sitio donde vivir? —pregunta su tía, dirigiendo una mirada de preocupación hacia a mí y Tobías, que está sentado a mi lado.
Es increíble que incluso, durante el almuerzo, no dejen de hablar de nosotros y el casamiento. Desde que nos comprometimos, hemos sido tema central de conversación en cada reunión.
Se vuelve asfixiante.
—Estamos buscando —responde mi novio—. Nos estamos tomando nuestro tiempo, es que queremos que sea perfecta. ¿No, Dara? —toma mi mano por encima de la mesa y en un acto reflejo, la aparto, evitando el contacto. Tobías me mira, entre enfadado y confundido—. ¿Dara?
—Ah, sí. Eso. Estamos buscando —asiento por compromiso.
—Los chicos tienen razón en tomarse un tiempo. Después de todo, van a criar a sus niños ahí. Necesitan espacio y un buen patio trasero, para que puedan pasar tiempo al aire libre —intercede su mamá.
—¿Y cuántos niños quieren tener? —continúa su tía.
—No sé la cantidad, pero me encantaría que me den un nieto varón —mi papá tampoco es la excepción e intercede. Siempre ha dicho que quería un hijo hombre, claramente no lo tuvo.
—Para mí cuatro sería perfecto —dice Tobi.
Mi celular, que está sobre mi falda, vibra. Bajo la mirada hacia él, leo la pantalla encendida mientras los demás continúan murmurando sobre vidas ajenas. Alcanzo a distinguir que es un mensaje de Kellen.
—¿Dara? —mi novio vuelve a llamar mi atención. Lo observo, un tanto exaltada.
—Lo siento, ¿qué?
—La tía quiere saber cuántos hijos te gustaría tener.
—Ah, yo... No lo sé. Se me hace extraño anticipar tanto a futuro —respondo, sin pensar demasiado en lo que digo. Error. Debería haber dicho algo sobre Dios, así evitaba que todos en la mesa se me queden mirando como si fuera un bicho raro—. Lo siento, necesito usar el baño.
Subo las escaleras a paso rápido y me encierro en el baño, donde lo primero que hago es chequear el celular. Ya no hay un solo mensaje, son varios.
Kellen: ¿Quieres venir esta tarde? Podemos jugar videojuegos.
Kellen: Ese fue Levi. Me robó el teléfono.
Dara: ¿Cómo sé que no estás mintiendo?
Kellen: Yo te invitaría jugar otro tipo de juegos...
Sonrío como estúpida.
Dara: Dile a Levi que lo siento, no puedo ir a jugar con él.
Kellen: ¿Tampoco conmigo?
Dara: Por mucho que me encantaría, no.
Kellen: Te lo pierdes. Te veo mañana, bambi.
Al último, pone un pequeño corazón en color negro.
Aunque desearía ir, se hace imposible. Tobías y su familia se quedarán hasta el anochecer. Es costumbre pasar los domingos en <<familia>> y hacer cosas tales como cocinar, compartir comidas, hablar de asuntos, leer algún pasaje de la biblia, orar.
No tengo excusa creíble ni manera de librarme y eso, me entristece.
Dejo el baño. Cierro la puerta y, al voltear, me encuentro con Tobías, mirándome en silencio. Mi primera reacción, es ocultar el teléfono detrás de la espalda, tan rápido como es posible.
—¿Estás bien?
—Sí. Ya iba a bajar —trato de encaminarme hacia las escaleras, pero él me detiene, sujetándome por la muñeca.
—¿Qué pasa contigo, Dara? Me estás haciendo quedar mal con toda mi familia.
Bajo la mirada, sintiendo culpa.
—Perdón. Estaba distraída.
—Distraída con algo en tu celular —cuestiona e intenta agarrar el aparato que sostengo detrás.
Me aparto, impidiendo que lo haga.
—No. Es mi teléfono.
—¿Y? Somos una pareja a punto de casarse. No hay secretos entre nosotros. ¿O no recuerdas lo que dijo el superior?
Lo que diga el superior me importa una mierda, pienso.
—No hay secretos, Tobi. Bajemos, ¿está bien?
—Me gustaría creerte, pero estás rara. Te comportas como si no estuvieras aquí. Ni si quiera me besaste. No lo hiciste en todo el día —se queja, completamente molesto. El único motivo por el que mantiene la postura es porque toda la familia está abajo.
En parte, tiene razón. No he dejado que me toque y me aparté de él cada vez que quiso darme alguna muestra de cariño. Mi cuerpo reclama a otra persona, no a él. Y es difícil luchar contra eso.
Tobías se aproxima hasta arrinconarme a mitad del pasillo. Sujeta mi rostro y me besa de manera reiterada en los labios; un contacto seco y lejano, que me provoca arrepentimiento.
—Así está mejor —concluye, tomando distancia.
Pongo la vista en el piso, asiento y finjo una sonrisa. Luego, lo sigo escaleras abajo. La familia nos recibe, expectantes y sé que debo mantener una expresión de alegría porque ahí mismo, están juzgando. Seguramente sospechan que algo pasó y nos llenarán de preguntas si perciben algo extraño.
Así es como ha sido toda mi vida. Un esfuerzo constante para encajar. Para cumplir expectativas ajenas. Para ser digna del amor de la familia y de Dios.
✤♡✤♡✤♡✤
KELLEN
Despierto producto de varias sacudidas y al abrir los ojos, me encuentro con Levi, sentado a una orilla de la cama. Me sorprende notar que tomó una ducha y que está vestido para salir. Usualmente, es el último en levantarse y siempre tenemos que regañarlo porque llega tarde al colegio.
—¿Qué pasa, Levi? —pregunto, mientras sostengo el celular y chequeo que aún faltan quince minutos para la primera alarma. Mierda, odio los lunes.
—Se hace tarde.
—¿Tarde para qué? —continúo adormecido, sin intenciones de moverme de la cama hasta que sea la hora indicada.
—Para ir a trabajar. ¿Puedo ir a casa de Dara otra vez? Por favor... Me portaré mejor que bien, te lo juro.
No puedo creer que haya madrugado para esto.
No sé qué clase de encantamiento le lanzó Dara, pero lo cierto es que, desde el día que lo llevé a su casa, no dejó de hablar de ella. Incluso, ayer me robó el celular y le envió un mensaje sin permiso. Aunque no tardé en darme cuenta, cambié de inmediato el nombre del contacto y la agendé como "bambi", para evitar futuras confusiones.
Supongo que el efecto encantador también funcionó conmigo, porque no he podido sacármela de la cabeza.
—Tienes que ir al colegio —le recuerdo.
—Pero estoy suspendido —insiste—. La maestra dijo que solo puedo volver si papá o mamá hablan con ella —hace saber, lo que es prácticamente imposible. Mi padre acudiría borracho, drogado o en un estado deplorable, lo que sería alarmante. Con mi madre ni siquiera podemos contar.
—No importa. Voy a ir yo. Eso tiene que funcionar, ¿no?
Levi se encoge de hombros.
—Pero prefiero ir a casa de Dara.
—Tienes que ir al colegio. ¿Cuántas veces más tengo que repetirlo para que lo entiendas?
La alarma suena.
Levi larga un sonoro bufido y se marcha, gruñendo por lo bajo y con los brazos cruzados sobre el pecho. Su plan de manipulación no le funcionó y eso lo saca de sus casillas.
Después de ducharme rápido, rosearme perfume y vestirme, bajo a la cocina. Mis hermanos todavía están desayunando: Levi continúa con la expresión de enfado, Bea se toma un café mientras repasa un montón de hojas y Azael está terminando de comer vistiendo su uniforme de camarero porque pronto ingresa a trabajar.
—Hay café caliente en la cafetera —Bea levanta la mirada al notar que estoy rondando por ahí y después continua con lo suyo. Usualmente ella es la primera en despertar y preparar café. Y siempre se asegura de que quede una taza para mí.
Me sirvo una buena cantidad y ocupo una silla libre, justo al lado de Azael, que me da una palmada en el hombro y sonríe, cómplice.
—¿Vas a decirme o no lo que pasó con Dara? —curiosea, es como la quinta vez que lo hace. Y hasta el momento, no obtuvo nada de mí—. Caleb dijo que el asiento estaba movido —agrega, por lo bajo.
—Caleb estaba tan borracho que probablemente lo movió el mismo y luego se olvidó —cambio de tema. Azael es mi hermano, mi mejor amigo y mejor confidente, pero esta vez sí que prefiero proteger la privacidad de Dara.
—Cómo digas. Ya te dije esto, pero voy a decirlo otra vez: Ve con cuidado. ¿De acuerdo?
—Sé lo que hago —aclaro.
—Sí, siempre sabes lo que haces, pero luego te rompen el corazón y andas por ahí, ebrio y llorando por los rincones —me molesta. Bea se ríe por lo bajo, seguramente alcanzó a escuchar. Levi toma la última cucharada de la leche con cereal, todavía molesto y sumido en su mundo.
Seguido, la puerta principal se abre. Arthur aparece, después de tres días sin tener noticias de él. Camina con dificultad, balbucea incoherencias, ríe y se deja caer a una orilla del sofá. Seguro tuvo otra de sus típicas giras, donde se mete de todo hasta perder la consciencia.
Por suerte, es hora de irnos.
✤♡✤♡✤♡✤
Tras bajar del autobús que me trajo de regreso, hago a paso acelerado las cuadras restantes hasta la casa de los Lawson. Ya noté que llego tarde, una hora y media de retraso, para ser preciso. No imaginé que la reunión con la maestra de Levi ocuparía tanto tiempo. Pensé que se conformaría al ver a un adulto ocupándose de él, pero en su lugar, me llevó a una sala, me hizo cientos de preguntas sobre Levi y la familia, y me explicó sobre su rendimiento académico.
Resulta que es bastante bueno cuando se lo propone. Pero tiene unos altibajos increíbles, pasa de tener notas altas a sacar las peores y luego vuelve a subir.
Todo apunta a que Levi se aburre de las clases y eso lo lleva a hacer locuras para entretenerse, como montar bromas o molestar al resto. Me pidieron que haga algo con ese carácter rebelde y la verdad, no tengo idea de qué hacer con él.
Supongo que algo se me va a ocurrir.
—¿Kellen, no? —al llegar hacia la acera de los Lawson, me encuentro con Tobías que está esperando de pie apoyado en el capó de su auto—. Lo siento, no me presenté. Soy Tobías, el novio de Dara —aclara lo que ya sé.
—Ah, sí.
—Abraham me dijo que podías echarle un vistazo a mi auto. Se me quedó hace un par de horas, creo que es algo en el motor —comenta y no puedo negarme, porque es parte de mi trabajo cumplir con lo que pida el señor Lawson.
—Déjame ver —me arremango la chaqueta y me aproximo, notando al mismo tiempo, que Dara sale al exterior. La saludo con un simple <<hola>>, mientras le echo un vistazo al vehículo. Tobías no pierde de vista lo que hago, luce cada vez más impaciente.
—¿Puedes darte prisa? Me tengo que ir a trabajar.
—Es la batería. Llevará tiempo.
—¿Por qué no vas en taxi? —le propone la castaña y él solo se enfada más.
—Quiero ir en mi auto —insiste—. Si tan solo él no hubiera llegado tarde... Tu papá no debería contratar a gente irresponsable —se dirige a Dara, como si yo fuera una especie de sujeto invisible que no escucha.
Presiono el agarre sobre el capó y lo cierro con fuerzas, causando un estruendo.
—¿Disculpa?
—Eso, que llegaste tarde. ¿Sabes que pasa en mi trabajo cuando llegas tarde? Te despiden.
Asiento pacientemente, mientras aprieto la mandíbula y evaluó si depositar mi puño en medio de su cara o mantener la calma, considerando que Dara está ahí, entre nosotros.
—Yo no trabajo para ti —digo peligrosamente calmado. Luego, lo ignoro como si no existiera y clavo la mirada en la chica—. Dile a tu padre que renuncio.
Me acomodo la chaqueta con tranquilidad bajo la expresión anonadada de ambos y camino en dirección contraria, de regreso a casa. Tengo cosas más importantes de las que ocuparme; ahora mismo arreglar el auto de un imbécil me resulta insignificante.
DARA
Contemplo al rubio alejarse cada vez más, hasta que dobla a la derecha y desaparece de mi vista. Tengo que hacer un esfuerzo descomunal para no salir corriendo tras él, además de ocultar el detalle en mis ojos: están completamente húmedos.
Observo a Tobías, reprimo la furia.
Todo en mí es reprimir y empiezo a estar harta.
—No tenías que tratarlo así —escupo, molesta.
Tobías resopla, también abrumado porque su trabajo es la segunda cosa más importante en su vida. Primero, está Dios.
—Ahora no tengo tiempo para discutir; ¿sí? Llámame un taxi.
Me muerdo la lengua. Saco el celular y ordeno el taxi como indicó, solo porque no puedo esperar a que se vaya. Minutos después el coche llega y él se despide. Regreso a casa, subo directo a mi habitación, donde cierro la puerta y largo un grito ahogado. Es el único sitio donde estoy a solas y puedo ser yo misma, dejar que mis emociones fluyan, sin dar explicaciones a nadie.
Mi interior se está convirtiendo en un inmenso desastre y cada día que pasa, es más difícil contenerlo.
No. No voy a decirle a papá que Kellen renunció.
No dejaré que lo haga.
Me niego. Sé que necesita el dinero y yo, lo necesito cerca.
✤♡✤♡✤♡✤
A mitad de la tarde, mamá y papá se ausentan, ambos asisten a una reunión benéfica de la iglesia, mientras Anna se reúne con el grupo juvenil que dirige. Sarah, tampoco está, se encuentra en las clases de latín que le obligan a tomar. Con la excusa de que iré a visitar a Tobías para continuar organizando el casamiento, mis padres no se preocupan por mí ni reclaman que los acompañe.
Sin embargo, mis planes secretos son otros. Y hacia donde voy a ir, es una obviedad.
Toco la puerta de la casa de los Hunt; de inmediato Levi aparece por detrás y me recibe dándome un abrazo. De inmediato, me pregunta si quiero jugar con él, pero le digo que primero, tengo que ver a Kellen. No se opone y me indica que está en la habitación, que puedo subir.
A medida que llego, diviso que la puerta está entreabierta. Me arriesgo a espiar a través del pequeño espacio libre y lo veo sentado a una orilla de la cama, con la guitarra entre sus manos. Aunque no está tocando nada en especial y rasguea, luce concentrado.
Me atrevo a entrar.
—Dara— pronuncia, en medio de la confusión y la sorpresa—. ¿Qué haces aquí? —pregunta, al notar que me inmiscuí en su habitación y que permanezco de pie ante él.
—Vine a disculparme.
—No tienes que hacerlo. No es tu culpa que tu novio sea un imbécil —murmura—. ¿Solo viniste hasta aquí para eso?
Niego.
—También vine a pedirte que te quedes.
—No, ya lo decidí. Me voy a ir. No tengo motivos para quedarme. ¿Algo más? —alega, supongo que se refiere a que puede conseguir un trabajo similar en otro lado.
—Si tienes —volteo, le pongo seguro a la puerta y vuelvo a pararme ante él, decidida a dar el siguiente paso.
Tiro del moño, dejando mi cabello suelto. Me saco las zapatillas, primero una, luego la otra. Me quito la camiseta, luciendo un sencillo sostén blanco que trasparenta mis pechos, que se endurecen excitados bajo la atenta mirada del chico.
Kellen clavan los ojos en mí. Puedo ver el deseo en ellos.
—Bambi, que demonios estás...
Desprendo el botón del largo y suelto pantalón de tela, dejándolo caer al suelo. El rubio queda mudo ante el hecho de que solo me cubren dos pequeñas prendas.
—¿Te volviste loca?
Me armo de valentía y fijo mis ojos en él, distinguiendo la manera en que relame su labio inferior y, poco a poco, aparta la guitarra hasta dejarla sobre la cama.
Mi estómago tiembla. El ritmo de mis pulsaciones aumenta. Mi cuerpo expresa la ansiedad por recibir su toque.
—Quédate por mí —pido.
✤♡✤♡✤♡✤
NOTA DE AUTORA: Capítulo largo, pero con un final intenso. Espero que no me odien por dejarlo ahí. Pero más pronto de lo que creen voy a subir el que sigue.
Gracias por todo el apoyo que está recibiendo la novela, debo admitir que me anima muchísimo a seguir escribiendo y me mantiene inspirada. Las adoro, son las mejores lectoras ♥♥♥
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