🅒🅘🅝🅒🅤🅔🅝🅣🅐 🅨 🅢🅔🅘🅢

—¿Qué los mortales hicieron qué...? —la voz del príncipe se tornó llena de incredulidad y rabia.

Mephiles mantenía el rostro cabizbajo, no se atrevía a ver al rojizo delante de él, después de encontrar a la chica rápidamente buscó al príncipe para informarle lo ocurrido. Knuckles al contrario se dio media vuelta mientras una de sus manos cubrió su boca, su rostro mostraba la pura decepción que aquella noticia provocó en su interior, maldijo para sí mismo.

—Es lo que la chica ha dicho —el vampiro le explica frunciendo el rostro— por eso escapaba, la estaban cazando y querían acabar con ella.

—¡Los mortales no entienden que deben respetarnos así como nosotros los respetamos! —el príncipe menciona elevando la voz—. ¡¿Por qué nos atacan, si no les hemos hecho nada?! —le pregunta enardecido—. ¡No tiene sentido!

La puerta se abrió de golpe y mostró al otro vampiro, Silver se acercó rápidamente a Mephiles mientras sujetaba sus manos. Sus ojos brillaban llenos de terror.

—Dime que no es verdad lo que escuché —le pide.

—Lo lamento mucho su majestad... —menciona el veteado mientras sujeta sus manos.

El albino niega mientras aprieta su agarre.

—Ellos no deben atacarnos, se supone que así no funciona el equilibrio entre los dos mundos... —Silver no puede salir del asombro— esto no es lo que se acordó con ellos, me niego a creer que están buscando una manera de destruirnos.

El príncipe se voltea para verlos, coloca sus manos por detrás.

—Quien sea el que esté provocando está guerra, se nota que tiene un determinante odio por las criaturas mágicas —su rostro se mantiene molesto—. Dañar a una chica haciéndola ver todo el caos y luego darle caza como si fuera una competencia... no puedo pensar en nada más que el inminente final de la tregua que hicieron los antepasados vampíricos... me temo que a este paso, es solo cuestión de tiempo para qué...

Silver suelta las manos del otro vampiro y se acerca hasta el rojo que se ve lleno de inseguridad.

—¡No puedes romper esa tregua, necesitas el aval de los tres regentes! —le dice molesto—, y siendo el regente de mi estirpe, me niego a declararles la guerra, no tienes mi aprobación para tal abominación. Me niego a participar en una batalla como esa.

El príncipe mantiene el rostro serio y desafiante.

—Tengo que defender a mi gente —le aclara— el bosque mágico es mi gente —su voz se llena de cólera—. ¡No los pude defender antes, ahora me necesitan! —niega y baja el rostro—. No puedo permitir que nos hagan daño...

—¡¿Y volverte como infinite?! —le recrimina—. ¡No creo que eso sea favorable en este momento, no necesitamos a otro como él!

Mephiles se acerca hasta ellos y se interpone en su discusión.

—Con los sentimientos en la cabeza no vamos a llegar a nada, necesitamos pensar en todo esto —menciona el vampiro oscuro—. Iniciar una guerra es lo que menos debemos hacer. 

Knuckles observa al de ojos verdes, suspira y se rasca la barbilla.

—¿Dónde está la chica? Al menos podemos hablar con ella antes de seguir con este tema —les pide.

Mephiles asiente.

—Déjame llevarte hasta ella —se ofrece— estoy seguro de que podremos tener un mejor plan.

La mirada decadente color esmeralda se encontraba puesta sobre la pared de la habitación en la que descansaba. Con vendajes y con ropa más ligera, Amy se sintió tan miserablemente sola y abandonada.

—Lo perdí papá, perdí a Annya, perdí a mi manada y ahora... —sin quererlo sus ojos se llenan de lágrimas mientras se hace un ovillo en la cama.

Unos ligeros toques a la puerta se hacen presentes, pero ella no los nota, luego un aroma a vainilla y romero. Scourge y Sonic se adentra a la habitación, pero es el lobo verde quien se acerca rápidamente hasta ella al escuchar sus sollozos.

—Amy —el alfa se arrodilla ante ella y sus manos buscan tocarla con suavidad.

Sonic se queda unos pasos por detrás evitando crear más caos en ella. Amy se sienta sobre la cama y se limpia los ojos mientras ve al lobo.

—Scourge... —susurra con el alma rota y con una inmensa tristeza en su rostro.

El alfa la abraza tan pronto como la mira.

—Estoy contigo, no te dejaré, nadie te hará daño —le menciona con voz suave y alejándose de ella.

Amy baja la mirada mientras se acomoda.

—Lo que hicieron, lo vi hace tiempo, ellos lo crearon... —trata de explicar, pero arrastra las palabras en su boca.

El de mirada zafiro asiente.

—Necesito que hagas un esfuerzo y nos hagas saber qué es lo que ocurrió, estamos... —Scourge apenas podía hablar— planeando detener toda esta locura.

Amy voltea a ver por detrás y nota al otro lobo, su mirada muestra incertidumbre y sus ojos se expanden cuando vuelve a olfatear el aroma.

—Ese chico... —susurra al ver que su amigo se pone de pie y le extiende la mano.

—Es un omega —le dice dirigiéndose a él—. Su nombre es Sonic.

Amy ve al lobo y luego a su amigo.

—Es él y por eso tiene ese aroma —susurra impresionada—. Vainilla...

Scourge logra entender su comentario.

—¡No! Ósea si —dice de golpe—. No espera no quiero decir eso.

Sonic lo mira aburrido.

—Scourge no es mi mate —menciona el azul— y mi aroma... creo que entiendes lo que tengo.

El verdoso lo mira de igual manera.

—¿No me digas que mis sospechas son ciertas? —pregunta Scourge con el rostro asombrado.

Sonic lo fulmina con la mirada.

—Debes prometer que no dirás nada, aún no debo... —le pide entre susurros.

Scourge ve el dolor en el rostro de Sonic.

—Lo lamento, yo no diré nada.

El azul voltea a verlo.

—Aún no puede saberlo... necesito que todo esto se calme —explica sutilmente.

Amy se sujeta de Scourge y lo mira con tristeza, sus orejas se remueven cuando escucha que la puerta se abre y aparecen tres nuevos integrantes. Sonic les sonríe mientras se acerca para saludarlos.

Amy se sintió muy tensa cuando la mirada del príncipe se dirigió hasta ella. Su agarre en la mano de Scourge fue más fuerte. El lobo lo recordó, era la primera vez que estaba frente a otro regente.

—Espero que te encuentres bien, lamento lo que tuviste que pasar —le dice el rojizo mientras se acerca y coloca sus manos por detrás de su espalda—. Quizás es un poco tarde pero bienvenida.

Amy se contrae levemente, no menciona nada.

—Amy, él es Knuckles —el verdoso se muestra sutil con ella— es el príncipe de los magos y es mi mejor amigo —le cuenta.

Los ojos verdes de la chica se llenan de asombro y su rostro demuestra la incredulidad.

—L-Lo siento —se disculpa con pena—. Discúlpame príncipe por ser grosera.

Knuckles se encoge de hombros y le resta importancia.

—Ellos son, Mephiles y Silver —Scourge guarda silencio mientras analiza sus palabras— son aliados en nuestra batalla —sabe que aún es muy pronto para revelar toda la información contenida y más sabiendo el destino de los vampiros.

Amy ve al veteado con miedo, lo reconoce y es el lobo que la ayudó.

—No te preocupes —le menciona Knuckles—. Sé que eres amiga de Scourge y aunque sea un poco imprudente, quisiera que nos contarás todo lo que te sucedió.

Amy voltea a ver a su amigo.

—Encontré un laboratorio —comienza a hablar mientras baja el rostro—, hicieron pruebas con nuestra gente, encontraron la forma de volvernos mortales... —Amy se deja caer de rodillas al suelo—. Se dieron cuenta de que los vi y fueron detrás de mí, encontraron a los pocos que no siguieron el régimen de Infinite y ellos...

Scourge se coloca a su nivel mientras la abraza.

Knuckles observa atentamente, se sintió traicionado al escuchar las palabras de la chica.

—¿En dónde está ese laboratorio? —le pregunta.

Amy tiembla por los recuerdos tan amargos.

—Al oeste, escondido de todo, nunca había visitado ese lugar, me parece que era un antiguo castillo de mortales no estoy segura.

Mephiles lleva una mano hasta posarla bajo su mentón.

—El primer laboratorio —menciona recordando— si, ahora lo entiendo, el aroma... —sus ojos se enfocan en la chica— el lugar que dices es el primer laboratorio que tuvieron los vampiros, lo recuerdo, estuve las primeras dos semanas allí, luego me llevaron al palacio en donde se desató la guerra —cuenta mientras conecta todos los cabos.

Amy eleva la mirada y lo mira sin comprender.

—¿Qué es lo que dices? ¿Cómo sabes eso? —lo cuestiona impresionada.

Scourge suspira.

—Creo que es inútil seguir escondiéndolo —menciona sonriéndole—. Amy, estamos ante el primer cazador de la historia, es Mephiles Van Hellsing —lo presenta.

La rosada lo mira con asombro y sus ojos se dirigen al chico. Mephiles hace una pequeña reverencia mientras se pone firme nuevamente.

—¿Qué? Pero entonces él tendría muchos años, eso no tiene sentido —se queja.

—Años si estás en lo correcto, pero me temo que estoy en pausa y no voy a envejecer nunca —dice con un poco de gracia el lobo.

Scourge sujeta de los hombros a la chica. Y se muestra atónita con esas palabras.

—¿Scourge qué está pasando? —le pregunta ella retrocediendo levemente.

—Los vampiros no perecieron —continuó— hay uno que no... —su mano señala al plateado—. El rey vampiro sigue con vida.

Amy al escucharlo voltea su rostro para encontrarse con la mirada nerviosa del de ojos dorados. Se pone de pie mientras se quita las manos de encima del lobo.

—¡Por tu culpa...! —menciona ella mientras sus ojos se llenan de lágrimas—. ¡Por tu culpa estamos en esta situación! Tú y tu maldita raza nos llevo hasta este punto —le grita al vampiro—. ¡Nos usaron como conejillos de indias para experimentar! —sigue gritando— y ahora todos mis hermanos...

Se acerca peligrosamente hasta los dos chicos, pero Mephiles cubre al vampiro mientras Amy choca con él y la sostiene.

—¡¿Cómo puedes estar vivo?! —grita llorando—. ¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?!

El albino solo sostiene la mirada con temor, retrocede mientras niega.

—Es suficiente —habla con voz fuerte el rojizo— de nada nos sirve hacer este drama.

Amy lo voltea a ver.

—¿Estas a favor de ellos... uno de los regentes...? —una irónica sonrisa aparece en sus labios—. Claro después de todo a los magos no les importan otras estirpes —le recrimina.

—Amy por favor —Scourge la sujeta— ya basta con esto.

La rosada simplemente niega, no puede creerlo.

—¿En esto has estado perdiendo el tiempo? —le pregunta ella viéndolo con la mirada ensombrecida.

—A-Amy...

Nuevamente capta el sonido de la puerta abriéndose.

—¿Scourge...? —la voz de alguien la hace ver al frente.

El erizo verde que conoció hace tiempo, estaba parado en la puerta con el rostro preocupado.

—¿Qué pasa? ¿Por qué hay tantos gritos? —pregunta Manic acercándose.

Amy lo mira con asombro, se percata de unas plumas que resaltan sobre sus púas y un aura de purificación que emana del chico.

—¿Amy? ¡Estás a salvo! —le menciona al verla, se acerca con precaución—. ¿Cómo te sientes?

La rosada siente algo extraño, ese chico no era el mortal que conoció. Había algo diferente, un aroma, una sensación. Es como si todo el enojo se disipara en su cuerpo y su mente se calmara.

—¿Manic? —lo llama, por un momento su cuerpo y mente se encontraron en total calma después de unos segundos.

El verdoso le sonríe.

—Sí, soy yo —le confirma— bueno quizás un poco diferente, pero técnicamente soy yo.

La chica suelta un quejido de frustración, como suelen hacerlo los perros.

—No entiendo... estoy segura de que eres tú, pero eres diferente, mi nariz no lo logra entender.

Manic se sonroja.

—Es una larga historia que contar, pero ahora soy como tú, una criatura mágica y mi deber es ayudar al mundo mágico —le explica brevemente.

Amy voltea a ver a Scourge mientras espera una respuesta más concreta.

—Él tiene el espíritu del zorro de la naturaleza, una deidad superior incluso a los regentes —Mephiles habla— supongo que nunca has escuchado sobre ello —se adelanta el vampiro.

Amy mira a Manic y asiente.

—Estás equivocado. Lo escuché, papá solía hablar de ello —susurra la chica, se acerca al erizo y lo admira— una criatura que tiene la misión de brindar suerte y paz a un mundo caótico, volvería en unos años... Annya —menciona abriendo los ojos al rememorar a su hermana.

Knuckles frunce el rostro al no entender.

—¿Qué dices? ¿Ya habías escuchado sobre ellos? —le cuestiona.

Amy sostiene la mirada ante el príncipe.

—Annya, mi hermana menor que falleció hablaba de ellos, una fuerza mágica que venía al mundo a buscar a los infortunados para volverlos afortunados, ellos tenían una misión en este mundo, cambiar su curso, cambiar el destino... pensé que solo eran inventos de su mente, pero no Manic es uno de ellos... —su voz demuestra tanta incredulidad.

Scourge se muestra en suspenso. Amy se termina de acercar a Manic y sujeta sus manos.

—¿Cómo no lo pude ver antes? Cuando te conocí —le sonríe levemente.

Manic baja el rostro sonrojado.

—Porque los mortales también me hicieron daño y experimentaron conmigo... —le revela— es gracias a Mephiles y Silver que estoy de vuelta.

Amy entonces se siente aún más confundida.

—Creo que debemos rememorar los hechos de cada quien —menciona el azabache mientras se cruza de brazos— en especial cuando mencionaste a tu hermana.

Amy lo mira con pena y dolor.

—Era mi gemela. Nacimos al mismo tiempo, pero con una diferencia —dice desviando la mirada—. Bajo la luna azul y... una luna que jamás había visto, roja.

Scourge se sorprende.

—¿Las dos lunas? —susurra rememorando su viaje con Espio.

—Mi padre dijo que cuando nací, la luna era tan azul y bella, pero al momento en que Annya nació, el color se volvió rojo y allí fue donde... todos le tuvieron miedo. Papá no prestó atención a nada, para él ambas éramos iguales.

Manic sujeta las manos de Amy.

—Pero no fue así, Annya nunca se pudo convertir en un lobo, ni siquiera pudimos detectar su rango... —agrega.

Knuckles queda asombrado de ese relato.

—Mi hermana sufrió repudio en el clan, nadie quería compartir con ella, todos decían que era un mal augurio y que no era un lycan. Mi padre la defendió hasta el cansancio, pero ella sufrió mucho.

—Lo recuerdo —menciona Scourge—. Las conocí a ambas, Annya era una chica diferente, pero aun así nunca me importó, ella fue mi amiga.

—Scourge y yo éramos sus únicos amigos, ella era muy feliz. Hasta que esa fatídica noche llegó, las inundaciones provocadas por madre luna, se llevaron a Annya y ella... —Amy guardo las palabras.

—La buscamos, pero nunca encontramos su rastro.

Manic simplemente sonríe levemente ante la chica.

—Mi padre la buscó, pero fue en vano —dice secándose las lágrimas—. El único recuerdo que tengo de ella, son sus historias de criaturas mágicas con suerte y que salvarían el mundo mágico. Es increíble ver a una de ellas.

Manic se sonrojó aún más mientras desviaba la mirada.

—Esto cada vez tiene menos sentido, quién podría saber más de los zorros que los vampiros —dice Sonic mientras piensa.

—Me temo que hay mucha información que las demás estirpes saben, pero nosotros no —menciona Mephiles.

El príncipe se mantiene pensativo.

El rostro de Amy se fruncía y sus manos demostraban pánico.

—Pueden... dejarme a solas con Manic —pide la rosada.

Todos se sorprenden mientras el susodicho devuelve la mirada hacia ella. Nadie en el lugar hace un esfuerzo por moverse, Manic al contrario sostiene la mirada y puede ver la súplica de ella, había algo más, pero al parecer no podía decirlo, no a ellos.

Voltea a ver a los demás y asiente.

—¿Estás seguro? —pregunta Mephiles.

—Calma, no es la primera vez que nos quedamos solos o bueno... —dice con pena al recordar cuando la lycan lo llevo a fuerzas al bosque—. Ya hemos hablado antes.

El vampiro asiente, toma la mano del albino y lo guía fuera de la habitación, el príncipe sigue a la pareja. Sonic se cruza de brazos mientras ve a Scourge.

—Scourge —lo llama, pero el lycan verde no le hace caso, suelta un suspiro, se acerca y lo sujeta de una oreja mientras lo saca a fuerzas.

—¡Si ya entendí! Pero es inevitable, que...

Amy se ríe nerviosa.

—No te preocupes, es un comportamiento natural que los lycans no dejen a sus parejas con otros alfas. No tardaré mucho —lo tranquiliza Amy.

Scourge a fuerzas sale y al fin quedan solos los dos. Amy se incorpora mientras se aleja de Manic, una de sus manos sujeta su brazo.

—Amy...

—No podía decírselos... —menciona entre susurros— no con todos presentes...

Manic se muestra en suspenso, se levanta y camina a su lado. Amy se voltea y sujeta sutilmente la mano del menor.

—Debes prometerme que no se los dirás hasta que encuentre una manera de solucionar lo que te tengo que decir...

—¿Te sientes bien? ¿Qué es lo que te agobia?

—Annya mi hermana... —le dice de golpe.

Manic guarda silencio.

—Scourge no sabe la razón por la que nadie en la manada la querría, es un secreto que guardé hasta hoy —cierra los ojos, sus labios tiemblan—. La odiaban porque ella... ella tenía la capacidad de quitar la divinidad de una criatura mágica o algo como eso.

Manic abre los ojos con sorpresa.

—¿Qué?

—Con una gota de su sangre, ella era capaz de convertir a alguien en un simple mortal y temo... estoy segura de que descubrieron alguna forma de replicarlo en esos dardos... ella murió, pero nunca encontramos su cuerpo. Tengo miedo de que lo haya e hicieran cosas terribles —no puede más y solloza.

Manic aprieta su agarre luego se percata de que Amy se arrodilla frente a él.

—Ella dijo que los de tu especie eran los hijos directos de madre luna, que eran benditos y a donde quiera que fueran traerían bondad y bendición —sus labios forman una diminuta sonrisa— te lo pido, por favor que no hayan encontrado la manera de por fin acabar con nosotros, usando los restos de mi hermana... —su mirada se encuentra tan llena de desesperación—. Por favor no le digas este secreto a nadie, no quiero que odien la memoria de mi hermana.

Manic entonces comprende el peso que Amy ha cargado por tantos años, puede entender por qué siempre estuvo apartada de todo el mundo.

—No te preocupes, aunque no sepa completamente de lo que soy capaz, puedes confiar en que encontraremos una solución para el mundo mágico. Por favor Amy levántate —le pide tratando de ayudarla.

Ambos se miran con una sensación de paz y tan solo unos segundos después, los ojos de Amy se cierran para caer desmayada. Manic lanza un pequeño grito y la sujeta con todas sus fuerzas.

A los pocos segundos el lycan verde y azul se unen a ellos. Manic los ve con pánico.

—¡No sé qué le pasó! —les grita conmocionado.

Scourge rápidamente se acerca y la sujeta para llevarla a la cama. Sonic ayuda a ponerse de pie a Manic y lo retira de ella luego le pide que se calme.

—Déjame examinarla —le pide a Scourge.

Toda la frente de la chica para medir la temperatura y mide su pulso.

—Sufrió una descompensación... nada grave, es más seguro que ha sido por el esfuerzo en exceso que hizo, aun así me gustaría hacerle un chequeo más completo —les explica.

Manic aprieta sus manos, el terrible secreto de Amy ahora habitaba en su mente y la preocupación también. Solo tiene que encontrar la manera de detener a los mortales que osaron de...



Encontrar el secreto de Annya.

















































Se prendió está ******
🫨

Holis, se que ha pasado mucho tiempo sin publicar pero ya está el siguiente capítulo uwu

Solo paso a recordar, si les gustaría unirse a mí comunidad. Encontrarán el link en mi perfil, allí podremos interactuar un poco más 🌻

Sin nada más que agregar me despido

Xoxo~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top