🅒🅘🅝🅒🅤🅔🅝🅣🅐 🅨 🅓🅞🅢

Nota: Por fuerzas mayores no hubo especial de navidad, pero ya tenía este capítulo listo, he aquí mi regalo por el apoyo a este libro, espero que lo disfruten y hayan pasado una hermosa Navidad.

Lxs quiero muchísimo ❤️.

















Sus sentidos se despertaron, pudo sentir bajo suyo el césped. Abrió los ojos y se encontró con el ligero aroma del bosque. Un nuevo aroma también lo hizo ponerse alerta. Sintió el ligero aroma dulce que alguna vez conoció, su mirada se enfocó a la distancia en donde se veía una silueta. Su nariz no le mentía, aquel aroma era de quién tanto extrañaba.

—Manic... —susurra mientras se levanta, pero su cuerpo no le responde del todo y nuevamente cae al suelo mientras gruñe.

Puede olfatearlo, la silueta se acerca hasta donde se encuentra.

—Manic yo... —le iba a hablar, pero las manos del erizo le sujetan mientras acaricia su rostro. Su vista se enfoca en él, pero hay algo distinto y el lobo lo nota—. Manic tú...

Con una sonrisa por parte de su amado, el lobo pierde el conocimiento hasta que todo vuelve a ser negro.


Dos ojos celestes se abren de golpe, se incorpora de la cama mientras siente su corazón latir rápido. Sus pasos son torpes y su pecho arde, aún puede sentir el aroma de Manic y el toque de sus manos en su rostro.

—Manic... —susurra mientras se percata que es de día—. Debo ir... —dice asustado mientras busca salir de esa habitación, pero al instante que su mano toca la perilla, una energía lo repele y sabe que se topó con una barrera que cubre la puerta, el aroma es exactamente a un—. ¡Mago! ¡Knuckles abre la puerta! —le exige entre gritos.

Un leve crujido lo hace alejarse mientras ve como delante de él aparece el mago.

—Scourge... —le dice serio.

El lobo lo mira con ofensa y gruñe.

—¡¿Me lanzaste uno de tus trucos?! —le pregunta mientras lo señala.

El mago golpea suavemente la mano delante de él.

—Necesitabas descansar y además estabas muy débil, deja de quejarte —se excusa.

Scourge patea con fuerza el suelo.

—¡Dile eso a los que tengan a Manic! ¡Él me necesita! —le recuerda.

El mago alza las manos pidiéndole que se calme, no tiene ánimos para lidiar con los caprichos de Scourge.

—¿Por un momento puedes estar tranquilo? Actuando por impulso no vas a lograr rescatarlo, lo perdiste por un descuido, aprende de tu error —le recrimina.

Scourge permanece en silencio, mordiéndose la lengua porque sabe que está en lo correcto.

—Sabes que tengo razón, además debemos idear un plan, ya que Infinite está más alerta luego de su escape —le pide suspirando—, sé que Manic es importante, pero no por eso te voy a dejar ir, eres importante Scourge.

El lobo parece relajarse, se calma por un momento.

—No puedo estar en calma, no hasta que lo tenga entre mis brazos, hasta que pueda sentirlo nuevamente —dice sin pena— ahora entiendo lo que mi padre sintió cuando mi madre... —se detiene cerrando los ojos.

Knuckles relaja sus facciones y admira los sentimientos del alfa.

—Si alguien del bando de Infinite lo tuviera, sabes lo que haría ese lobo. Así que cálmate y ayúdame a planear —le pide poniéndole la mano sobre el hombro.

Scourge le mira consternado.

—Rastreé algunos puntos y Shadow está ayudando a trazar las rutas que posiblemente Manic tomo, así que debemos ir con él —le pide.

Scourge no se muestra muy emocionado con ello.

—Llévame hasta donde está... —le pide adelantándose.

Knuckles no puede entenderlo.

—Pero supongo que eso provocan los mates —dice como consuelo, sin más se encamina detrás del lobo.

... Algunos minutos después...

Shadow se encuentra viendo un gran mapa de todo el bosque mágico mientras que su rostro muestra preocupación, no puede estar más consternado por las noticias. Luego escucha como la gran puerta se abre y muestra a los dos invitados que esperaba.

—Knuckles, Scourge —menciona al verlos entrar.

—Cazador —lo saluda el mago bajando levemente el rostro—. ¿Has encontrado algo?

Shadow señala el mapa.

—Dos posibles rutas, creo saber el rumbo que pudo tomar Manic, considerando el trayecto del río y las zonas que Infinite posee creo que encontré los lugares para que se pudiera esconder.

—¿Cuáles son? —se une Scourge mientras se acerca al mapa.

—En esta zona hay muchas aldeas destruidas por Infinite y luego vendría siendo el recinto de las ninfas de la naturaleza...

—Con las cuales acabó... —dice con pesadez el lobo.

Shadow asiente.

—Si Infinite no tiene a Manic, lo más probable es que se oculte en algún lugar como este —agrega Knuckles.

Scourge lo mira con esperanza.

—¿Crees que esté allí?

—Es lo más probable, después de todo no perdemos nada con buscarlo en esa zona, además... Infinite nunca vuelve por segunda vez a un lugar que destruyó hace años —dice Shadow.

—Bien, debemos investigar y encontrarlo lo más pronto. Iremos en equipo —el rojizo expresa con una pizca de esperanza.

Scourge voltea a verlo y sonríe.

—¡Dos lobos funcionarían, con Sonic abarcaría más! —menciona imaginando como los dos encontrarían a Scourge.

El rostro del mago se llena de penumbra.

—Me temo que Sonic no podrá acompañarnos... —le menciona.

—Definitivamente no podrá —dice Shadow— no en el estado que se encuentra.

Scourge voltea a ver al cazador.

—¿Qué le pasa a tu mate cazador? —le pregunta con intriga.

Shadow maldice por lo bajo, él mejor que nadie sabe que Sonic no ha tomado el medicamento necesario que su padre le deja y puede que eso le esté afectando en cuanto a su rendimiento. Sonic no es un lobo puro y seguramente eso comienza a mostrarse.

—Se encuentra débil y no puedo exponerlo. Espio me ha recomendado que lo deje descansar —contesta un poco irritado y ocultando la verdad, ya que Scourge tampoco sabe sobre él.

—Puede ser la reacción a la magia del bosque mágico —menciona el mago— tranquilo, encontraremos una cura para él, pero por el momento, eres el único lobo con el que contamos —le dice a Scourge.

—¿Entonces seremos solo nosotros tres? —pregunta el lobo.

—Cuatro —menciona Rouge mientras se une.

El mago voltea a verla y ve como ella se para mientras pone una mano sobre su cadera.

—Me temo que llevarte de paseo no está contemplado —menciona el mago.

Rouge rueda los ojos.

—Entre más ayudemos, más pronto encontraremos a Manic. Además no soy débil —dice ella.

—Cazador —lo llama el mago tratando de no pelear.

—Sabes que no me detendré —menciona ella viendo a Shadow.

El cazador suspira abatido, es claro que Rouge no se detendrá.

—Es mejor que ella venga, créeme que no se rendirá.

Knuckles sostiene la mirada contra ella y Rouge sonríe engreída.

—¿Entonces que esperamos? ¡Debemos encontrar a Manic! —dice Scourge interrumpiendo su guerra de miradas.

—Bien, vayamos... pero antes —el mago se acerca hasta un cofre y saca algo—. No es como el que tenías, pero al menos te servirá —le dice acercándose al lobo y le muestra una chaqueta—. Estoy seguro de que la personalizarás —le sonríe levemente.

Scourge admira aquello, lo toma entre sus manos y rápidamente se la coloca.

—Nunca pierdes el toque Knux —bromea.

Mientras ellos se preparaban para salir, el camaleón atendía a Sonic quién estaba en cama muy cansado, había despertado, pero nuevamente volvió a dormir. Cubría su frente con algunos pedazos de tela humedecidos en medicina especial.

—Vamos lobo, no puedes enfermar en este momento —le pide mientras espera alguna reacción—. Aunque seas un omega, eres importante para detener a Infinite.

Sonic permanecía con el rostro levemente irritado.

[…]

Mientras en algún remoto lugar.

Tres sujetos caminaban mientras estaban cubiertos por unas capas negras. Caminaban por un lugar lúgubre y sin vida, abandonado y olvidado. De repente se detienen y uno de ellos se adelanta mientras se quita el gorro de la capa.

—Hemos llegado —les informa a los otros dos mientras hacen lo mismo que él.

—¿Qué es este lugar? —dice Manic mientras se acerca al veteado.

Mephiles le había dicho a Manic que lo llevaría al lugar en donde volvería a tener sus poderes místicos —o esa era la esperanza que tenía el vampiro—.

—Tu hogar, donde naciste, hijo de las ninfas del bosque —le contesta el albino— aquí es donde encontrarás tu destino —le explica Silver mientras se adelanta.

Manic lo mira incrédulo, sus ojos se enfocan por delante y solo puede ver tinieblas, algunos pedazos de tablas y demás cosas destruidas.

—¿En serio tengo que ver esto? —pregunta con nervios y sintiéndose incómodo por el lugar.

—Es necesario, porque de este modo tus poderes volverán, tendrán equilibrio y podrás ser quién eres —dice el veteado.

Manic se encoge de hombros, apenas y podía digerir su nueva situación. No estaba seguro si ver ese lugar me ayudaría de algún modo. Sin más asiente y los tres comienzan a caminar dentro de ese lugar. Una desolación instantánea con un aura de tristeza inmersa es lo que su cuerpo lograba percibir de ese lugar. Todo era de color gris, como si nunca haya existido la vida en él.

—Esto se parece... —susurra creyendo que nadie lo escucharía.

—¿A la aldea de los cazadores? Bueno si en parte comparten similitudes, pero aquí fue donde Infinite destruyó todo el corazón de la estirpe, tu estirpe —expresa con pesar el albino.

Manic abre los ojos ante ello.

—Mi estirpe... es demasiado extraño pensar que alguna vez estuve aquí...

—Puedo entenderte —menciona Silver mientras sujeta una de sus manos— ambos pertenecemos a estirpes que jamás vimos y es... —hace una pausa larga— difícil de digerir que somos hijos de criaturas con un pasado trágico —menciona con el tono de voz levemente culposo.

—¿P-Por que me ayudan? No entiendo por qué están conmigo...

—Porque esa es nuestra misión, todo está conectado. Somos los que debemos guiarte en el camino correcto —Mephiles se muestra serio— nunca entendí por qué tuve que pasar todos estos años escondido, hasta que encontré la verdad de tu estirpe, allí supe que debía encontrarte en el momento justo para traerte de vuelta.

Silver suelta la mano de Manic.

—Mi estirpe cometió un error y solo de este modo podré enmendarlo —menciona Silver suspirando— si mi padre, el rey nunca hubiera usado a los lycans como sujetos de prueba, nada de esto estaría ocurriendo —le revela.

Manic abre los ojos cuando escucha eso.

—Por ahora debemos enfocarnos en ti, después de que recuperes tu poder, compartiremos todo lo que sabemos contigo —le promete el veteado.

Llegan hasta el centro de lo que parece haber sido un jardín.

—Manic, a partir de este momento nuestra misión termina, te hemos llevado hasta donde nuestros límites nos permiten, ahora depende de ti y tu poder, recuerda que eres un elegido de Madre Luna y debes tener la plena certeza de lo que vas a hacer —le recuerda el veteado.

Manic puede observar una fuente casi destruida, pero unos pilares aún sobresalen de ella.

—Pero no tengo idea de lo que debo hacer, ni siquiera sé de lo que soy capaz —susurra Manic sintiéndose entumecido.

Silver le sonríe mientras pone las manos sobre sus hombros. Mephiles le mira con una pizca de ternura, aún no podía creer que el niño que crio junto al otro vampiro fuera ese chico tímido que estaba frente a él.

—Puedes hacerlo, solo concéntrate en tu poder, lo has sentido, sé que sí. Manic tú eres el ser que mejorará este lugar, tú mejor que nadie puedes hacerlo —le anima Silver—. Eres el chico más valiente que he conocido y estoy seguro de que podrás lograrlo.

—Solo recuerda, como usabas tus poderes. La vida está en tus manos, tú decides como usarla —agrega Mephiles.

Silver se aleja de él mientras se pone al lado del veteado. Manic no entiende lo que sucede, se da media vuelta para ver la fuente. Y se sorprende al ver unas letras incrustadas en ella, es curioso, nunca las había visto, pero extrañamente comenzaba a leerlas de manera natural. Una a una leyó cada línea hasta que sus ojos se cerraron, de golpe los vuelve a abrir y se encuentra en ese lugar. Se voltea para ver y se da cuenta de que está solo, o eso pensaba.

—¿Manic? —escucha la voz de alguien a la distancia.

El menor voltea la vista a un lado y se da cuenta de que alguien estaba parado. Comienza a caminar en dirección a esa figura mientras siente la brisa fresca sobre su cuerpo.

—¡Sabía que eras tú! —escucha nuevamente mientras una risa la acompaña—. ¡Te estuve esperando por muchos años y al fin te veo, hermanito!

Manic se detiene, aquella voz, era como la de sus sueños y visiones.

—Veo que has vuelto a casa, realmente hubiera preparado algo para tu regreso, pero ya sabes... los problemas que hay en el bosque —se excusa el chico.

Manic se muestra aún más confundido de lo que ya estaba.

—¿Quién eres? —le pregunta a escasos pasos de él.

La figura se nota borrosa.

—Pronto nos veremos, pero por ahora —el otro extiende su mano y unas plumas vuelan de ellas— quiero que tengas lo que por derecho es tuyo, ya puedo entregarlo.

Manic ve como esas plumas se dirigen hasta él. Como si tuvieran vida propia, las plumas se insertan entre las púas de su cabeza y de alguna manera cambian de colores.

—"Justo como las que vi" —piensa quitándose una y viéndola.

—Este es tu amuleto, el que debes cuidar. Cómo consejo te digo que no se lo des a nadie hasta que estés completamente seguro de que no se usará para malos términos —una ligera nostalgia acaricia esa voz— no quiero que tengas el mismo destino que yo...

Manic entonces entiende.

—¿Eres el chico que Infinite usa para destruir todo a su paso? —le cuestiona.

El otro asiente.

—Si hermanito, pero estoy seguro de que pronto nos veremos. Espero que puedas encontrar al que no dañe tu don... —le promete.

Manic cierra los ojos mientras al abrirlo nuevamente se encuentra frente a los vampiros que le miran con asombro. Lleva las manos hasta su cabeza y logra tocar aquellas plumas.

—Manic... —susurra Silver mientras ve al menor.

El verdoso cierra los ojos nuevamente, puede sentirlo, como aquel lugar grita por volver a vivir. En sus manos está la vida, él puede restaurarlo, él es capaz. Por su mente miles de imágenes pasan, de una manera que le provocarían dolor, pero es todo lo contrario, lágrimas caen de sus ojos. Lentamente lo recuerda, su corazón lo recuerda.

Sonríe mientras cae de rodillas y sus manos tocan la tierra infértil y descuidada. Entre susurros emana algunas palabras en un idioma que apenas puede hablar, sus ojos brillan mientras las plumas se remueven por el viento.

Como la brisa de verano, el color nuevamente aparece en ese sitio. Algunos brillos van limpiando el color gris y volviendo a la normalidad la naturaleza. Los vampiros miran a su alrededor y quedan sorprendidos cuando el lugar recobra la vida. Manic sonríe mientras una gran ventisca sale de sus brazos, provocando que los vampiros caigan al suelo.

Sus ojos se abren y por primera vez vuelve a ver su hogar tal y como fue alguna vez. Sonríe tiernamente, pero sus fuerzas flaquean y cae de espaldas en la fuente. Puede sentir como el agua lo cubre hasta que no recuerda nada más.

—¡Mephiles! —le grita el vampiro.

El susodicho se lanza y sujeta a Manic, lo saca a la superficie mientras se aleja del agua.

—¿Estás seguro de que esto era lo correcto? —le pregunta el albino mientras examina a Manic.

El azabache asiente.

—Es la única manera de romper la maldición impuesta sobre su mente —le explica mientras la vida vuelve a rondar en ese lugar—. No es así, doctor —dice el veteado volteando a ver a un sujeto que se unía a ellos.

—En efecto, querido Mephiles —menciona Ivo mientras se acerca a ver al erizo entre los brazos del erizo—. Me temo que nuestro secreto pronto se verá expuesto —dice acariciando a Manic—. Aún no puedo creer el daño que los de mi clase, le hicieron a uno de los hijos de madre luna.

Silver abraza a Manic mientras le susurra algunas palabras, tal y como cuando era un bebé y dormía entre sus brazos.

... Sobre las colinas de una montaña...

Un zorro rojizo se encontraba viendo al cielo, una sonrisa llena de tristeza y dolor se dejaban apreciar en su rostro.

—Hermanito —dice limpiándose las lágrimas.

Había logrado verlo, a su hermano, al niño que habían alejado de su lado. No pudo evitar llorar amargamente al saber que su hermano había vuelto para ayudarlo y sacarlo de ese infierno. Sus piernas no pudieron más y cayó de bruces mientras se desvanecía, su corazón estaba tan lleno de emociones que apenas y podía digerir la noticia.

El ligero aroma a petróleo le hizo voltear la vista hacia atrás y ver a quién seguramente lo volvería a encerrar por escaparse de su lado.

—Zero —menciona volteando a verlo.

El lycan se muestra apático y muy enojado, pero al mismo tiempo preocupado, se acerca hasta él mientras con su mano lo sujeta suavemente del mentón.

—Rookie —dice apretándolo ligeramente.

El lobo cierra los ojos mientras tiembla ligeramente, por segunda vez había engañado el lycan para poder comunicarse con su hermano. De su mano se saca la argolla y se la entrega al alfa.

—T-Te dije que no me iría, te devuelvo mi don —susurra desviando la mirada.

Infinite se sorprende, pero no le impresiona en lo absoluto, le quita la argolla y se la vuelve a poner.

—Vayamos a casa —menciona incorporándose y obligando a pararse al otro.

Rookie suelta un leve quejido.

—Zero... no me siento bien... —susurra cayendo desmayado sobre los brazos del lobo.

El alfa rápidamente lo sujeta, con suavidad lo recuesta sobre el césped.

—¿Rookie? —lo llama mientras mueve ligeramente su cara.

El lobo rojo no muestra señales de estar consciente. El alfa se ve lleno de preocupación, con suavidad carga a su mate mientras lo inspecciona.

—Volvamos a casa —le susurra comenzando a caminar de regreso por el bosque.











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