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¿Había escuchado bien?

Sus ojos veían un punto fijo en la distancia, podía sentir el frío de la noche que acariciaba su rostro, su mente viajaba más allá de lo que sabía y conocía, acaso Manic me había mentido...

No era posible, su olfato no lo engañaría, desde la primera vez tuvo que sentirlo... pero había un detalle, el aroma dulce que tenía...

—¿Manic no es mortal? —el lobo verde pregunta nuevamente mientras siente un fuerte golpe mental en la cabeza.

El mago niega mientras voltea a verlo. Después del repentino desmayo de Sonic, ambos quedaron solos mientras los demás atendían al lobo azul.

—No Scourge. Es por eso que no pude aparecer antes, mi investigación tomo más tiempo del previsto, pero tengo los resultados que necesito —le cuenta con el tono de voz suave.

Scourge simplemente no puede creer lo que escucha.

—Knuckles sé qué eres la segunda criatura más inteligente del mundo mágico, pero lo que me dices es un total disparate... ¿Cómo Manic podría ser una criatura mágica sin que nadie en el mundo mortal lo supiera? —le cuestiona tratando de no verse afectado por ello.

Knuckles suspira.

—Ese es el problema, Manic sufrió algo que le provoco la perdida de sus dotes místicos porque si tengo que decirlo de alguna manera... Manic no es la típica criatura mágica, su nivel está mucho más alto que cualquier otro, al menos es lo poco que entendí en mi viaje —dice cerrando los ojos—. Su estirpe es incluso más alta que la de los vampiros.

Scourge se acerca hasta él.

—Pero es imposible, no existe nada que provoque un daño como ese... Manic nunca mostró señales sobre ello —le cuenta.

El mago piensa.

—Me temo que eso es algo que solo él recuerda... pero por el momento Infinite no lo tiene, de eso estoy seguro. Los lobos no pueden neutralizar la magia de un mago —menciona con alivio.

—Debemos ir a buscarlo y traerlo, Manic me necesita... —le pide el lobo verde mientras se dirige a una ventana.

Knuckles se acerca a Scourge mientras pone su mano sobre su hombro.

—¿Puedes confiar en qué nada malo le sucederá al chico? Además estás muy herido y necesitas descansar —le indica mientras lo señala—. No estás en tu mejor momento y una batalla podría dejarte peor.

—No, él me necesita y yo... —de repente un polvillo es arrojado a su rostro y cae profundamente dormido en los brazos del mago.

—Mañana enviaré a mis vigías a localizar los posibles lugares en donde pueda estar... no puedo arriesgarte Scourge —le dice mientras lo ve entre sus brazos.

La puerta se abre de golpe mientras muestra al otro mago acompañado del cazador y la chica.

—¡¿Qué le ha sucedido?! —pregunta Rouge corriendo a ver al lycan.

El mago eleva una ceja mientras ve como Espio se acerca hasta tomar al lycan.

—Espio encárgate de ellos, necesito revisar algunas cosas —le ordena mientras comienza a caminar y los deja.

—¡Oye! —le grita Rouge, al instante el mago se detiene por un momento, voltea a ver al cazador y a la chica.

—Sabes el precio que pagara por haberse colado en el mundo mágico —le menciona al cazador.

Shadow rápidamente entiende, iba a hablar, pero la murciélago se adelanta.

—Estoy consciente del precio que voy a pagar —le contesta mientras lo ve fijamente— y no me trates como un ser inferior o que no tengo cerebro, créeme que he tratado con tantas criaturas mágicas como tú o Shadow —le aclara.

—Rouge... —susurra el camaleón mientras ve como su príncipe se acerca a ella hasta quedar frente a frente.

—No eres cualquier mortal —menciona con una sonrisa engreída— nadie le habla así a una criatura mágica sin saber sus consecuencias, en especial a uno de los regentes.

—Mago ella no sabe cómo referirse —interviene Shadow mientras hala a Rouge, pero ella se suelta de su agarre.

Knuckles solo hace un ademán con la mano indicando que ya no quiere escuchar nada más.

—No te preocupes cazador. El único que es capaz de enfrentarse a mí es Scourge, es interesante que un mortal tenga esa misma valentía —dice dándose media vuelta mientras se aleja— asegúrate de darle una habitación a ella también —le pide el mago.

Espio asiente.

—Rouge, me llamo Rouge —le corrige la chica.

—Rouge... —el príncipe le mira con una sonrisa divertida— espero no olvidar tu nombre.

El príncipe se fue mientras dejaba atrás a sus invitados.

—Eso fue muy imprudente de tu parte —le menciona el cazador a la chica— debes fijarte para hablar.

—No voy a permitir que me traten como un ser inferior —le dice ella dándole la espalda.

Espio niega mientras con su magia hace que el cuerpo de Scourge levite a su lado.

—La próxima vez ten más cuidado, él es muy paciente pero su ira... —el camaleón traga saliva— es letal—. Por favor síganme —les pide.

—Yo me quedaré al lado de Sonic —le menciona el cazador— necesito ver cómo se encuentra.

—Como desees, señorita Rouge, sígame —le pide saliendo de ese lugar.

El cazador los acompaña hasta que Shadow se desvía a la habitación de Sonic.

—Rouge fue demasiado arriesgado que le hablaras así al príncipe —sigue regañándola el mago.

La chica hace un mohín mientras cruza los brazos sobre su pecho.

—No es mi culpa que sea tan engreído.

Espio se ríe.

—Él no es así solamente estaba tenso con lo que acaba de describir —le excusa el mago— verás que es distinto.

—Más le vale. La primera impresión dice mucho de una persona.

El mago abre una habitación mientras entra con el lobo verde, usando sus manos lo recuesta sobre la cama y lo arropa. En seguida sale de ese lugar y a la par abre la siguiente habitación.

—Bien, puedes entrar. Tiene todo lo necesario —le indica.

Rouge simplemente niega, se mete a la habitación.

—Gracias por tu hospitalidad, descansa —le dice al mago mientras cierra la puesta tras de ella.

Espio suspira, sus ojos se enfocan en el pasillo y se dirige hasta la habitación del príncipe.

—Hice lo que me dijo...

Knuckles se encontraba viendo a la luna.

—¿Cómo está el otro lobo?

—Inconsciente, parece que su cuerpo colapsó debido al cansancio y las emociones —le explica.

El príncipe analiza sus palabras.

—Asegúrate de ver su avance, podría ser algo más... —le pide mientras hace un ademán para decirle al otro que salga.

Espio asiente, hace una reverencia y sale de la habitación. Al estar solo, el príncipe admira el cielo nocturno.

—Dime, cuál es tu plan... —susurra perdiéndose entre sus pensamientos.


Manic abrió los ojos de golpe mientras su cuerpo dolía. No tenía idea de cuánto tiempo estuvo desmayado, ya que se sentía mareado. Nuevamente estaba recostado en una cama, su respiración era acelerada y su mente apenas estaba poniendo en orden sus recuerdos.

—Has despertado —escucha la voz del erizo albino.

Sus ojos café se dirigen a dónde escuchó la voz y lo miran con un poco de temor. El albino se encontraba poniendo encendiendo algunas velas en la habitación.

—Oh lo siento mucho, sé que ver a un vampiro es algo muy aterrador y más como me viste, te pido una sincera disculpa —le dice mostrándose arrepentido.

Manic se sienta en la cama.

—E-Está bien, pero no quiero que me muerdas —le pide sintiéndose ridículo por la petición.

—Oh claro Mephiles me ha pedido que tenga más cuidado con eso, así que no tomes nada que pueda cortarte —le pide con un poco de vergüenza.

Manic asiente, pero nuevamente vuelve a recostarse mientras cierra los ojos.

—¿Cómo termine aquí? ¿Estoy vivo o estoy muerto? —menciona sintiéndose confundido—. ¿Qué fue lo que pasó?

Silver se mantiene quieto mientras entre sus manos sostiene una vela encendida.

—Son muchas preguntas, pero trataré de responderlas para que puedas estar tranquilo. Verás que Mephiles me dijo que te había encontrado al borde de la muerte en el río, él se lanzó para salvarte —le explica mientras coloca la vela en una mesita—. Un poco más y quizás todo estaría perdido...

—¿Mephiles... también es un vampiro? —le pregunta el verde—. Vi como... cómo lo mordiste y no mostró señales de dolor...

Silver desvía la mirada.

—Eso... técnicamente si, pero será tema que él mismo te explicará —le menciona.

Manic ve al chico.

—¿Dónde están los demás vampiros? Pensé que habían desaparecido —le cuestiona.

Silver hace una mueca de tristeza mientras sus manos se aferran a su ropa.

—No hay más vampiros que solo nosotros dos —se une una tercera voz.

El otro aparece delante de ellos mientras carga unas plantas secas en sus manos.

—Silver... —le mira con seriedad.

—Le contaba sobre cómo llego, no le he dicho nada... de ese tema —le explica.

Manic le mira extrañado.

—¿Decirme qué? —interviene.

Mephiles se cruza de brazos mientras niega.

—¿Manic estás consciente que tienes algo que Infinite desea? Te has puesto a pensar porque te persigue y en especial le da caza a Scourge —le cuestiona elevando una ceja.

Manic piensa y niega al instante, solo sabía que Infinite los perseguía porque quería acabar con Scourge, pero viéndolo desde otro punto de vista, no sabía por qué exactamente quería acabar con él.

—No sé la respuesta...

Mephiles le sonríe.

—Verás después de las visiones y lo que te mostré, es momento que escuches la verdad. Tú no eres un mortal como crees, eres algo aún más superior que una criatura mágica, eres un espíritu celestial con un propósito enviado por madre luna —se acerca— puede que sea algo muy difícil de creer.

Manic le mira perplejo.

—El secreto que Infinite quiere destruir es que existe una nueva estirpe que podría alterar el curso de los regentes y uno de ellos eres tú, el espíritu de la naturaleza está en ti. La nueva estirpe son enviados directamente por madre luna porque ellos portan un poder el cual puede ayudar o perjudicar a su mate —hace una breve pausa mientras las palabras que dice muestran su desagrado—. Dime, cómo crees que Infinite ha logrado someter a las demás estirpes, es por ese mismo poder. Porque él, también tiene a un espíritu celestial que controla el fuego.

Manic abre los ojos con asombro.

—Quieres decir que esa magia...

Mephiles asiente.

—Proviene de alguien como tú, bueno técnicamente del mate de Infinite.

—Esto es demasiado... —se queja Manic—. ¿Cómo yo podría tener un poder? Siempre he sido un mortal, nunca me sentí diferente a uno.

Mephiles se acerca al otro vampiro mientras se ven a los ojos, Silver asiente mientras toma las plantas secas.

—Verás Manic, quizás no me recuerdes, pero hace tiempo te salvé de Infinite —comienza a hablar el veteado.

El otro vampiro se ve levemente triste.

—Eras pequeño cuando eso sucedió, nosotros conocimos a tu madre y es por ella que sabemos toda la verdad —se une Silver.

Manic se mantiene escéptico.

—¿Qué?

Silver le sonríe.

—¿Quieres saber la fuente de tus pesadillas? Porque créeme Manic, lo que te hicieron fue algo que jamás imaginé que un ser mortal podría ser capaz de hacer —menciona el veteado.

El vampiro albino se mantiene en silencio.

—Fuiste concebido como un ser mágico, tu madre pertenecía a un selecto grupo de ninfas. Cuando naciste ellas notaron que el pequeño bebé era diferente al resto, tenía un don. Infinite no tardo mucho en enterarse del nacimiento de una criatura que amenazaba sus planes, para entonces había acabado con los vampiros y sus planes tenían que ver con la conquista del bosque mágico. Supo de tu ubicación y al saber que existían más como su mate se dio cuenta que eso ponía en riesgo sus planes, decidió por su propia cuenta ir en busca de ti para... —se detiene al ver que el menor lleva las manos hasta su cabeza.

Manic lentamente comienza a ver las imágenes en su mente.

[…]

La ninfa se escondía dentro de su pequeña casa mientras escuchaba como el lobo atacaba a sus demás compañeras. Ella temblaba y temía por la vida de su pequeño. Con suavidad observó el rostro del bebé que dormía plácidamente sin conocer el riesgo que lo perseguía.

De repente se escucha como la puerta de su casa es derribada, el crujido de la madera del suelo le hizo sentirse con pánico. La respiración fuerte y tosca del lobo se podía sentir como un escalofrío que subía por todo su cuerpo.

Ella sostenía al bebé mientras veía por una rejilla al lobo, enfrentarlo no era una opción, no cuando portaba uno de esos amuletos. Lentamente el lobo se adentraba más y más en busca de ella, pero no se daría por vencida. Lo había preparado todo, cuando el lobo pisó una parte específica del suelo, una red cayó sobre él, con polvos mágicos que lo debilitaron.

Ella salió de su escondite mientras corría lejos de esa casa, pero antes de salir de su aldea, vio como el lugar en donde vivía se quemaba. Grandes llamas consumían su hogar y lo hacían desaparecer, de entre las llamas emergió el lobo que le miraba lleno de odio. Ella volvió a correr, pero un grito le hizo tambalearse, aun así sus demás compañeras la ayudaron a escapar.

Y después de unos minutos, ella caminaba tambaleándose. Había sido herida por el lobo. Sus pasos eran torpes y sus ojos lentamente perdían visibilidad. Sin darse cuenta ella cae al suelo mientras suelta al bebé. Su mirada quedó enfocada al bebé que lloraba.

—Manic... —susurra haciendo un gran esfuerzo por volver a ponerse en pie, pero solamente logra tomar al bebé entre sus brazos, con mucho dolor se recuerda en el tronco de un árbol.

Sus ojos débiles se fijan en alguien que acababa de aparecer.

—No puede ser... —dice ella sentada en el suelo con su bebé en brazos—. E-Eres tú...

El erizo veteado, el gran señor de las leyendas y el fundador había aparecido delante de ella. Mephiles se dio cuenta de la gravedad de la herida que poseía la ninfa, rápidamente se acerca hasta ella mientras la toca.

—¿Qué sucedió? —le pregunta mientras examina el camino detrás de ella.

Ella sabe que no le queda mucho tiempo.

—Por favor, lléveselo, es la única manera en que estará a salvo. Él lo quiere asesinar... —ella alza a su bebé— mi hijo es importante... tanto que podría afectarnos...

Mephiles recibe al bebé, pero entonces ella se desploma.

—M-Manic... sé un buen niño, mamá lo siente mucho... —ella lanza un quejido— espíritu de la naturaleza... —susurra cayendo muerta.

Mephiles la mueve, pero puede sentir como su espíritu se ha ido. Sin perder el tiempo y con el aroma de los lycans cerca, decide tomar al bebé y alejarse de ese lugar.

[…]


—Nosotros te cuidamos hasta que tuviste cinco años, eras un niño muy feliz y lleno de energía, tu poder estaba mostrándose y justo en ese momento supimos que se trataba de algo bueno —menciona el vampiro albino con una sonrisa—. Mephiles fue muy estricto contigo y te enseñó muchas cosas, pero... creo que las has olvidado...

Manic se muestra lleno de sentimientos al escuchar esa historia. De sus ojos caen lágrimas mientras su boca tiembla en busca de decir algo.

—Pero Infinite no era el único que descubrió una nueva estirpe. Hubo un revuelo, una noche en la cual los mortales nos atacaron. Tratamos de ayudar a las criaturas mágicas a escapar porque los estaban capturando y los alejaban del bosque —hace una larga pausa el veteado.

Silver se acerca al veteado mientras lo abraza.

—No sabemos cómo, pero ellos lograron encontrarte entre el revuelo, ellos te llevaron y te alejaron de nosotros... —dice por fin el veteado.

Manic abre los ojos con asombro, todo se ordenaba en su mente. Podía verlo tan claro como el momento en el que fue obligado a olvidarlo.

—Ahora lo recuerdo... ese hospital, esos doctores... ¡Mis pesadillas! ¡Ellos me usaron como sujeto de prueba en sus experimentos!

Una serie de flashbacks aparecen entre los recuerdos de Manic y le provocan una jaqueca. Lanza unos quejidos mientras toma su cabeza.

—¡E-Ellos buscaban una manera... querían erradicar la magia! —dice con lágrimas en los ojos—. Por eso yo... los olvidé...

Mephiles se acerca hasta Manic mientras le sujeta de sus hombros.

—Lamento mucho el daño que te han hecho y que no pudiera defenderte... —le dice secándole las lágrimas.

—¡Ahora recuerdo todo! —grita llorando, el pequeño se lanza a sus brazos mientras se desmorona.

Ambos vampiros se miran mientras se preguntan quién fue el responsable del daño que le ocasionaron a Manic, ya que ellos no reconocían el por qué de ese ataque, no hasta que Manic lo dijo.

[…]

Unas ráfagas de fuego aparecían a su alrededor mientras caminaba, buscaba iluminar su camino. Un pequeño lobo rojo caminaba por todo el bosque en busca de encontrar a alguien.

—¡Puedo sentirte, estás muy asustado! —dice con una sonrisa—. Hermanito —susurra con amor.

Aunque aún no comprende por qué su hermano menor apareció hasta ese momento, sabe que lo necesita más que nada.

—¡No te preocupes hermanito! ¡Pronto nos veremos! —dice mientras sigue caminando en la oscuridad de la noche.















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