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Con cada minuto que pasaba se arrepentía de haber querido ver con un poco más de detalle al lobo. Es que Scourge parecía un cachorro que dormía tiernamente entre los brazos de su dueño. Podría decir que no aparentaba ser el payaso que usualmente era.
Hacía un buen rato que despertó, por alguna curiosa razón Scourge no le sostuvo entre sus brazos en la noche, es más hasta le brindo más espacio en la cama. Manic sintió una especie de abandono o vacío cuando en la noche se despertó debido a algunos crujidos. Scourge había vuelto en la madrugada de sus visitas nocturnas y aunque nunca le dijo exactamente qué hacía Manic sintió que de repente Scourge se volvió distante con él. Se recostó dándole la espalda y abrazándose a sí mismo.
Para Manic aquello fue algo sumamente extraño. Pensó que debido a los problemas de la pasada mañana el lobo se sintió defraudado y ofendido. Aunque Scourge parecía contenerse de abrazarlo pues, en ese momento yacía muy cerca de él. Durante unas horas más antes sintió frío y se percató que el lobo también se removía a causa de ello, no quería que Scourge enfermase por ello le compartió un poco de su cobija, pero queriendo ver el sueño del lobo, tan solo un poco más se acercó.
Y fue una mala jugada.
Manic desde hace mucho era un atractivo imán para escenas bochornosas y en ese momento no estaba seguro de que tenía en la mente. Solamente unos centímetros separaban su boca de los labios de Scourge. Aunque para cualquier otra chica hubiese aprovechado ese momento, Manic nada más se limitó a avergonzarse y que sus mejillas se tiñeran de rojo. Podría alejarse, pero recuerdan que el lobo se contenía; únicamente le bastó sentir el roce con los brazos de Manic para voltearse y abrazarlo para juntarlo a él y compartir su calor.
Manic no podía hacer mucho realmente, pero no se quejaba pese a ello. Podría decirse que su situación era meramente una complejidad. Estar tan cerca de lo que le gustaba era algo que en cierto grado, le agradaba demasiado. Sus ojos no podían apartarse del rostro de Scourge.
No era tonto solo que era muy tímido para decirle a alguien que Scourge le parecía demasiado guapo y de ensueño. El lobo era increíblemente guapo y tierno; quién podría asegurar que ese chico no podría ser de ese modo. Su actitud era un espectáculo que Manic muchas veces no comprendía, tan directo, tosco y muy demostrativo. Mientras más pasaban los minutos el deseo y curiosidad de besar a Scourge crecía.
¿Cómo sabrían los besos del lobo?
¿Cómo reaccionaria ante ello?
¿Podría decirle lo que siente?
La mente de Manic era un completo desastre. Justo en ese momento tenía que ponerse a pensar en ello. Pero y si Sonic tenía razón y todo se volvía a su favor.
... Tan solo por una vez en su vida, las cosas caminaban como él quería...
Lentamente, comenzó a acercarse a los labios del lobo, estaba seguro de que podría hacerlo y era en ese momento o nunca más podría animarse de nuevo. Se detenía pensando en negarse y salir corriendo, pero es que era tan grande el deseo de saber la reacción de Scourge.
Lo hubiera logrado si tan solo sus flequillos no le hubieran hecho cosquillas al lobo. Por inercia Scourge se alejó mientras su nariz picaba, soltó a Manic y se sentó medio dormido en la cama. Se restregó los ojos mientras bostezaba, su mirada se dirigió al erizo quien le veía sonrojado y lleno de pena.
—¿Manic? —le llamo sin entender lo que le ocurría—. ¿Te sientes bien? ¿Ocurre algo? —le cuestiona sin saber las intenciones del otro.
Manic se maldecía por dentro, qué estaba pensando para creer que Scourge estaría saltando de alegría por él. Quería llorar de la estupidez que iba a cometer, menos mal sus flecos le detuvieron. Tuvo que aguantarse las ganas de llorar frente a Scourge.
—P-Perdón, mis flequillos te han hecho cosquillas —le dice incorporándose— trataba de quitarte una de las ramitas que siempre traes —se excusa.
Scourge le mira curioso.
—Oh, lo siento si te desperté —se disculpa— estaba tan cansado que solo me metí a la cama.
—No importa, debo hacer otras cosas —le contesta agarrando algunas prendas de vestir.
—¿Seguro qué te sientes bien?
Manic se detiene mientras suspira y cierra los ojos.
—Si —se limita a contestar— te voy a dejar algunas cosas por si vuelves antes.
Sin más se retira de la habitación.
Llegada la noche, Manic se encontraba en su trabajo, menos mal esa noche Tails le acompañaba. Aún se mantenía cabizbajo, era ridículo que una situación como esa le tuviera pensando todo el día.
—Oh diablos, me siento tan enfermo —se queja recostándose sobre la caja registradora—. Pero soy un tonto...
Se recriminaba su acción y es que no era fácil para él tomar una decisión. No sabía si estaba triste porque no logro besar a Scourge o por qué realmente era muy torpe para hacerlo. Nunca nada lo tenía tan tenso y menos temas amorosos, la última vez que estuvo así fue cuando no podía decidir que disco comprar.
—Manic recuerda tu propósito —se acaricia el puente de la nariz—. Vamos no puedes seguir con esta actitud —se dice a sí mismo mientras renuncia a seguir reflexionando en lo que cometería en la mañana.
Unos minutos después. Escucha como la campanita que anuncia a los clientes tintinea, la puerta se abre y automáticamente se incorpora creyendo que se trataba de su amigo Sonic. Pero su rostro se volvió lúgubre cuando observó a aquella chica rosa que casi lo secuestró. Amy parecía ver algunos dulces mientras abría un bombón de fresa.
—¡Hey no puedes comerlo antes! —se acerca Manic deteniendo la acción de la chica.
Amy lo mira con superioridad, termina de sacar el bombón y lo leva a su boca.
—Oh, que mal. Alguien tendrá que pagarlo y no seré yo —se burla mientras se pone delante del erizo—. Necesito hablar contigo y me temo que no será aquí —menciona de manera directa.
Manic siente como un escalofrío recorre su espalda. Nunca ha estado con otro lobo además de Scourge y tampoco es que confíe en la chica. Tambalea cuando ella se acerca un poco más para intimidarlo. Pero no puede verse débil. No después que lo llevaba arrastrado hasta quien sabe dónde, ahora tenía que ser valiente.
—¡L-Lo que quieras decir puedes hacerlo aquí! —le sugiere nervioso.
Amy lo toma de los hombros y le mira fijamente.
—No estoy de humor niño. Si no quieres que te vuelva a llevar a rastras, será mejor que le digas a ese zorrito que vas a salir por unas horas conmigo y más te vale no llamar a Scourge —le amenaza sutilmente—. ¿Creo que ahora nos entendemos?
Manic tragó saliva mientras se resignaba.
—¿Los lobos siempre son así de agresivos? —dice soltándose.
—Solo cuando no se hace lo que queremos en especial, los alfas —le responde—. Estaré afuera, no te tardes.
Manic vuelve a decaer emocionalmente.
[…]
Le parecía un extraño dejavu el que estaba viviendo. Ese parque infantil en donde Scourge lo esperaba era quizás uno de sus más gratos recuerdos. En esa noche, la chica rosa se encontraba sentada sobre aquel columpio meciéndose con suavidad.
Manic se mantuvo parado detrás de ella sin emanar alguna palabra.
—¿Eres así de silencioso? —le pregunta ella deteniéndose y volteando a verle.
Manic solamente bufa.
—No sé por qué me has traído y además, me das un poco de miedo —le confiesa—. Después de que me secuestraste no estoy seguro de que podrías hacerme.
Amy se incorpora de golpe del columpio, se aproxima tomándole del mentón y acercándolo. Sus ojos color jade le analizan cuan espécimen recién descubierto y Manic, solamente mantiene la vista fija.
—No eres atractivo, ni mucho menos tienes un rostro bello, ni eres parlanchín y aun de este modo te defiende —murmura soltando a Manic.
El erizo nota como la chica se ve apagada y entristecida.
—¿Q-Qué quieres decir con eso? —pregunta sin comprender su malestar.
Amy solo niega mientras le da la espalda.
—Me enteré de que Infinite envió a sus secuaces para buscar a alguien y también rastrear a Scourge —lo ignora ella—. Por el aroma de mi buen amigo no pudo ir a verlo, así que es por eso que te busqué. Dile que debe tener mucho cuidado, en especial cuando la luna llena está tan cerca —ella vuelve la vista hasta él—. ¿Nunca lo has visto en esa fase verdad?
Manic niega.
—N-No... y es la primera vez que voy a estar con él —le confiesa poniéndose la mano a un costado de su brazo.
Amy sonríe levemente, vuelve a acercarse posa su mano sobre la del chico.
—Solo debes mantenerte calmado, Scourge no es agresivo al contrario adora jugar, estoy segura de que no pasara nada si lo cuidas —le dice calmada.
—¿Por qué me dices eso? —Manic la mira con sorpresa.
Amy sabe que Scourge ha encontrado lo que tanto ella anhelaba tener con él, pero aunque se niega a creer que está imprimado de un mortal ante todo es su amigo.
—Eres el único que puede entender a Scourge. Yo intente hacerlo y fracase ante... —se detiene mientras Manic la ve sin comprender—; solo cuida de él, lo conozco desde que era un cachorro y aunque siempre me preocupe por él nunca hace caso de mis consejos.
Manic siente una extraña sensación en el corazón cuando una idea cruza su mente. ¿Amy podría ser el alma gemela de la que hablaba Scourge? Por su mente recuerda lo que hablaron antes, pero tomando en cuenta la actitud del lobo y su aparente sobredosis de payaso quizás por eso no le ponía atención a la chica.
—Es por eso que ella... —dice Manic más triste cuando siente que probablemente sea ella la indicada.
—¿Qué dices? —le cuestiona Amy creyendo que lo había asustado demás.
Manic cierra los ojos, ese día se ha contenido de llorar, pero está seguro que en algún momento podrá liberar todo ese dolor. Su otra mano se posa sobre la de la chica.
—No temas, voy a cuidar a Scourge. No le pasará nada malo —le promete rompiéndose internamente con una sonrisa fingida.
Amy piensa que Manic sabe sobre su maldición y aunque también está rota, prefiere ver feliz a su amigo antes que triste.
—¡Bien, con eso me siento más tranquila! —exclama feliz.
[…]
Sonic salía de la tienda en donde trabajaba Manic, le pareció curioso que el muchacho no estuviera atendiendo y que el zorrito le dijera que había salido. Se dirigía a su hogar mientras caminaba por la acera, cargaba unas cuantas bolsas entre sus manos.
La noche parecía estar acompañada de una extraña nostalgia. Sonic sonreía al cielo nocturno, ya pronto volvería a ver a su tan querido cazador. Pues en esos días, Shadow volvería para estar con él y cuidarlo. Pero pese a que la noche era bella. Una extraña sensación de ser asechado le acompañaba. Quizás si fuera un mortal común y corriente no lo hubiese notado tan evidente, pero Sonic, no lo era.
No caminaba hacía su hogar, le hacía creer al que lo seguía que si, pero era todo lo contrario. Por más que intentaba detectar su aroma o cualquier otra cosa, no lo encontraba, se mezclaba con otros y le confundía. Sonic no temía, ya había herido a un alfa y no cualquiera sino al temido Infinite.
Se metió en un callejón que le permitía llegar a una zona desolada en donde existía un amplio campo despejado. Allí, podría atrapar al que lo seguía pues tendría que salir de su escondite. Algunos árboles rodeaban a ese campo y poca luz era evidente en la zona. Caminó hasta llegar a una distancia en donde estaba seguro de que su asechador saldría a la vista. Volteo a ver a sus costados y detrás, pero no había nadie.
Hasta qué...
Sus sentidos entraron en alerta y sus orejitas detectaron unos crujidos en las ramas, tiro sus compras y colocó los brazos protegiendo su cabeza deteniendo una patada. Con la fuerza empujó al individuo hasta hacer que derrapara unos metros por detrás. Se puso en alerta mientras veía como la tierra formó un humo que cubría al individuo.
—Sabía que no eras alguien normal —escuchó hablar al sujeto.
Lentamente, el humo se dispersó y le mostró a un erizo de color verde extravagante con una chaqueta de cuerina. Su rostro se mostraba serio y muy molesto, se incorporó hasta quedar parado.
Sonic le observó, nunca antes lo había visto.
—Y tal parece que tú tampoco —arremete sin temor.
—¿Crees que alguien como yo podría ser normal? No me ofendas —se medio ríe el lobo— pero eso ya lo sabías desde hace mucho —le gruñe.
Sonic ni se inmuta de sus gruñidos.
—¿Por qué me sigues? ¿Qué quieres? —le cuestiona.
Scourge se cruza de brazos.
—Estás interfiriendo en cosas que no te conciernen —espeta inmediatamente el lobo— te metes en cosas en las que no debes.
Sonic iba a hablar, pero entonces se da cuenta a lo que se refiere y de hecho no es muy complejo, después de todo pasó casi tres años estudiando a los lycans. Y sin siquiera preguntar reconocería esa influencia que el otro trataba de transmitir, solo un alfa podría hacerlo. Y exclusivamente un alfa se muestra tan territorial con lo que considera importante.
—Así que tú eres el lobo que impregnó su aroma en Manic. Me has ahorrado el trabajo de buscarte —Sonic se prepara para pelear—. ¡Eres Scourge! —lo señala.
—¿Buscarme? ¿Cómo para qué me querrías buscar? ¡¿Cómo rayos sabes mi nombre?! —se muestra asombrado.
—Deja libre a Manic, sé que lo estás reteniendo aunque él lo niegue —le contesta—. ¡Me lo ha contado todo!
Scourge abre la boca con sorpresa, y luego una sonora carcajada se escucha por parte de él.
—¡¿Retenerlo?! ¡Estas de broma! —le señala, Scourge vuelve a su actitud natural, un payaso—. Estás mal enclenque, no estoy reteniendo a Manic y es más —Scourge comienza a caminar hasta quedar unos pasos delante de Sonic— eres un lobo, lo puedo sentir y solo nuestra estirpe podría reconocer los aromas y la influencia.
—Claro que lo soy y por eso no te demuestro miedo. Sería mejor si dejarás tus payasadas, y me dijeras que buscas de Manic, a lo mejor podríamos llegar a un acuerdo y lo dejas en paz. Claramente, no me ha dicho que está con un lycan, pero pude sentirlo desde el principio —le mira con orgullo.
—Espera un minuto... ¡No estoy aquí para acordar nada! ¡Estoy porque te vengo a advertir que si lo sigues visitando no voy a dudar en despellejar tus púas! —lo amenaza.
—¡¿Qué demonios?! ¡No te voy a permitir que me hables de ese modo! —espeta ofendido.
—¡Entonces aléjate de él! —le ordena—. Tienes suerte que sea un lycan más racional que el resto si no ya estuvieras comiendo polvo.
—¿Por qué debería hacerlo cuando el peligro eres tú? —le vuelve a cuestionar.
—¡Yo no soy el peligro, lo estoy protegiendo! —le grita cansado—. ¿Qué parte de proteger no entiendes?
Sonic le ve impactado.
—¿Protegiendo? ¿De qué proteges a Manic y por qué? Según entiendo eres un alfa, y esas no son tus funciones exactamente.
Scourge toca el pecho de Sonic con su dedo.
—¡Eso no te incumbe! ¡Eres un omega y te estás metiendo en terreno de alfas! —le recuerda—. Él es demasiado importante para mí que incluso ignoro su patética sociedad y me quedo a su lado sabiendo que eso podría costarme la vida —aclara de una vez.
Sonic guarda silencio, para él era claro y es que era lo que más temía.
—Espera un segundo, acaso tú... ¡¿E-Estás enamorado de Manic?! —dice consternado.
—Si, y es por eso que te advierto que si intentas algo con él. Te voy a hacer trocitos de lobo —le recalca haciendo ademanes con sus manos.
Sonic sonríe amargamente.
—¿Qué diablos está pasando aquí? ¿Un alfa enamorado de un mortal? —vuelve a mencionar casi sintiendo que una de sus teorías se estaba cumpliendo—. ¿Estás seguro de que no lo estás confundiendo con tu alimento?
Scourge lanza un silbido molesto de tener que aclarar sus intenciones y frunce el entrejo.
—Manic es mi alma gemela y haré todo lo que este fuera y más allá de mi alcance porque este bien y nada le haga daño —le aclara directo—. Nadie me va a alejar de él y mucho menos tú.
Sonic se muestra incrédulo mientras analiza todo lo que ha escuchado.
—"Doctor, mi teoría más loca..." —se niega a creer.
Para Scourge su silencio significa que su trabajo ha terminado.
—Bien considero que me has entendido y más te vale mantenerte a raya —le dice dándose media vuelta para comenzar a caminar.
Pero se detiene cuando el otro le hace una pregunta.
—¿Cómo sabes que es tu alma gemela? —le dice Sonic con el tono de voz suave.
Scourge baja el rostro, tampoco él sabe cómo explicarlo y no está seguro sobre cómo sucedió, pero aun así es consciente que Manic es lo mejor que le ha pasado. Únicamente era cuestión de tiempo para que pudiera aclarar su situación con el otro y quizás hasta tener una vida más tranquila con relación a la que tuvo antes.
—Soy el único que reconoce su aroma a la perfección y me hace sentir que estoy en mi hogar —le explica volviéndose a él—. Manic no lo sabe y no quiero asustarlo. Tampoco yo estoy muy seguro de porque nos tocó de este modo, pero algo tengo claro y es que Manic es lo único que me fortalece.
Sonic sonríe con ternura, pocas veces leyó de alfas que hablaban con total soltura sobre sus emociones. Siempre se mostraban frívolos y alejados de cualquier rastro de sentimientos innecesarios. Pero Scourge era distinto, racional y hasta... mucho más dócil a diferencia del otro alfa que encontró.
—Escucha, yo no pienso quitarte a Manic y es más, hasta creí que tú lo tenías amenazado... lo conocí por mera casualidad y... —Sonic aún se encuentra anonadado, pero decide mantenerse en calma por el bien de ambos—. Joder, yo nunca pensé que un alfa podría estar con un mortal... ¿Tienes idea de lo que eso me hace sentir?
—¡Pues ya lo ves! —le menciona con fanfarronería el otro.
Sus planes cambiaron repentinamente, Manic era sincero y ese chico no lo estaba reteniendo, solo tenían un ligero problema de emociones inconclusas que seguramente con el paso de los meses resolverían.
—Quería proteger a Manic de ti y resulta que también te expresas del mismo modo que él; esto es tan extraño y encantador que me hace sentir sumamente espantado y feliz.
Scourge puede sentir alivio, pero de repente recuerda que a ese lobo nunca lo había visto antes.
—¿Quién rayos eres tú? Nunca te había visto y menos a un omega sin manada —dice confundido.
Sonic siente un tic en el ojo cuando es llamado omega sin manada.
—Soy Sonic y deja de llamarme omega —se presenta y le pide.
—Bien Sonic, ya sabes que tienes que hacer —vuelve a recordarle.
—Ahora mejor que nunca no voy a dejar a Manic. No puedo confiar en ti, hay muchos lycans sueltos y podrían detectar tu aroma y atacar a Manic —otra preocupación nace.
—Si no lo haces a las buenas, lo harás a las malas. Además, por eso siempre ando detrás de él.
—Dile esa amenaza al cazador; si se entera de que estás hablándome de ese modo no va a dudar en hacerte retroceder a tu palabra —expresa Sonic un poco tétrico.
—¿Oh eres el lobo que se alió con él y humillaron a Infinite? —le pregunta con sorpresa—. Aunque eso habla muy mal de ti también.
Sonic está cansado de la actitud del lobo.
—Pues de una te informo que el cazador es mi esposo —le dice sarcástico.
Scourge se queda en silencio, mientras analiza.
—¡Por la santa madre lunar! ¿Qué cosa has dicho? —exclama aterrado.
—Lo que tu pequeño cerebro de lobo alfa escuchó y deberías... —le recalca Sonic, pero ve como el lobo se lanza contra él.
—¡Abajo! —le grita Scourge tirándose encima del lobo.
Una flecha oscura cae a pocos centímetros del cuello del azul. Scourge gruñe mientras roda sobre sí mismo y se incorpora.
—No era el único que te seguía —dice limpiándose la nariz.
Sonic se incorpora viendo a todos lados. Y a unos metros por detrás nota como una figura se mueve.
—¿Hey pequeño fan por qué no sales y te presentas? —grita Scourge detectando un extraño aroma.
—¡¿Oye qué haces?! —espeta Sonic.
—¿Enfrentar al enemigo? ¿Qué no es obvio? —le contesta el lobo con notable sarcasmo.
Scourge ve a la distancia y algo se mueve entre algunos escombros y basura.
—¡Allí esta! —expresa comenzando a correr detrás—. ¡Ven pequeño fan!
—¡E-Espera, no vayas solo! —le grita Sonic tomando sus cosas y corriendo detrás de él.
El sujeto comienza a correr dejando algunos obstáculos en su camino. Además, maniobra sobre los obstáculos que aparecen, y se esconde entre los transeúntes. Scourge y Sonic corren detrás de él, despavoridos.
—¡¿Cómo puede ser tan veloz?!
—No es un mortal —le contesta Scourge viendo que se mete a un callejón—. ¡Y debemos atraparlo!
Ambos se meten y lo buscan, pero se topan con un callejón sin salida.
—¿A dónde se ha ido? —pregunta Sonic sin entender.
—¡Maldición! ¡No rastreo ni su aroma! —exclama Scourge dejándose caer sentado y rendido en el suelo.
—Esto no es bueno, nada bueno —reniega Sonic, se acerca hasta el lobo—. Ve con Manic, y no lo pierdas de vista —le ordena.
—¿Y desde cuándo me das órdenes? —le recrimina poniéndose de pie.
—Desde que tenemos a un enemigo en común. Eso nos vio a ambos y es más que seguro que escucho nuestra amena charla para nada normal —le replica—. No podemos ni debemos confiarnos.
—Bien, pero eso no quita el hecho que tú también estas con alguien que no debes —dice ofendido.
Pero a Sonic tampoco le importa si no está con alguien que no es de su mismo mundo.
—Estoy en el lugar correcto, con el ser perfecto —le contesta dándole la espalda—. Tú sabes muy bien como se siente eso. Cuida a Manic y si me necesitas búscame en la tienda donde trabaja —dice finalizando mientras comienza a alejarse.
—Lo haré —le contesta Scourge, pero fue más para él que para el otro—. Lo que me faltaba... —se regaña mientras vuelve al camino que le lleva a la tienda donde trabaja Manic.
[...]
A la lejanía se ve como una sombra sube velozmente por la pared de un edificio hasta caer en la terraza. El viento remueve su capa, pero se la sostiene evitando que lo vean. Sus ojos observan que una nueva figura se acerca hasta él.
—¿Qué traes? —le pregunta el lobo de ojos bi color.
—Encontré al lobo que buscas —le dice mostrándole unas fotos—. ¿Es el que querías?
Infinite toma las fotos para verlas y efectivamente nota a Scourge junto a un erizo azul. Su mano se empuña mientras aplasta esa imagen.
—Sabía que podía confiar en ti —menciona dejando caer la foto—; aunque me sigo preguntando quién eres.
—Todo a su debido tiempo mi buen amigo, ahora ya sabrás que hacer con él, solo no dejes evidencia —le pide el sujeto dándose la vuelta para ver las luces de la ciudad.
—Mi tiempo para pasar desapercibido se agota, en unos días sabrás las noticias —le comenta Infinite poniéndose a su lado.
—Hasta entonces —le dice ese ser lanzándose desde el edificio.
Infinite nota como ese sujeto se escabulle entre la multitud hasta desaparecer.
—Scourge... —gruñe dándose la vuelta y alejándose de ese lugar.
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