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Dos ojos color jade veían cansados a la pantalla de la computadora. Miles de papeles se encontraban esparcidos a su alrededor con anotaciones que redactaba y botaba la basura porque descartaba cualquier indicio de una posible teoría.

—Vamos... solo necesito un componente más —se queja tirando otra hoja—. ¡No puede ser tan difícil encontrarlo! —insistía mientras su cabeza comenzaba a doler.

Entre sus manos se encontraban los componentes que logro descifrar del veneno que fue inyectado en Shadow. Bajó la mirada un momento en busca de calmarse y pensar con claridad. Ella era la mejor científica mujer que podría existir en esa época, se preparó toda su vida para enfrentar todo tipo de teorías y misterios que se desarrollarán en el transcurso de su vida. Rosselyn Rosse no era la típica chica que únicamente buscaba aprobación masculina, sino que quería ser tan reconocida como lo era el padre del cazador.

Se recuesta para atrás en la silla donde está sentada y vuelve a analizar los componentes, pero el aroma de café recién hecho le hizo desconcentrarse y ver a su alrededor. Casi se cae de su lugar cuando ve a alguien muy cerca de ella y que entró silenciosamente hasta su oficina.

—Te dije que vendría y hablaríamos de los chicos y nuestra menstruación —le recuerda Rouge mientras le muestra una taza blanca.

La murciélago le sonríe a la chica rosada que se encoge de hombros al verla, suelta un suspiro mientras se dedica a tratar de calmar sus nervios.

—S-Señorita Rouge, no esperaba verla —le responde después de unos minutos.

—Querida, nadie espera verme. Soy como una magnífica sorpresa para los que me ven —le menciona con orgullo y encanto, Rouge acerca una silla para sentarse al lado de la eriza y poder hablar a gusto con ella—. Ahora toma esto, no has descansado para nada —le pide apartando algunos papeles y poniendo la taza frente a ella.

—Sin duda, es capaz de dejar sin palabras a cualquiera —Rosy toma entre sus manos la taza de café y sonríe levemente—; estoy buscando el último componente de esta fórmula, pero es en vano, no logro detectar nada igual —le cuenta alzando la taza para beber de ella.

Rouge también toma de la suya.

—No es por quitarte el impulso, pero te esfuerzas demasiado querida, Shadow lo aprecia, pero estoy segura de que encontrará la respuesta por sus propios medios —le responde.

—Se la daré antes de que la tenga —afirma ella— así le demostraré que puedo ser útil —menciona con anhelo.

Rouge se limita a verla con ternura.

—Oh esto me suena a algo romántico, querida el cazador ya tiene esposo... —le recuerda.

—¡Lo sé! D-Digo muchos hablan de lo desastroso que fue saber que Shadow se casó pero yo... —se detiene mientras bebe un poco más de café—. ¡Quiero ser como usted, logró trabajar de la mano con él! Todos hablan del gran equipo que son y me gustaría... quizás algún día ser parte de ello.

Rouge eleva una ceja.

—Entonces deja que las cosas fluyan, quizás Shadow te dejé formar parte de nuestro equipo, en algún momento —dice dando los últimos tragos a su bebida—. Sabes Rosy, al principio te consideré una chica muy rara, pero —ella se detiene y la mira directo a los ojos— puedo sentir que eres muy inocente, tierna y frágil. Shadow puede ser cruel en ocasiones por ello te pido que tengas mucha paciencia y no te desanimes de las palabras que te pueda decir.

—G-Gracias señorita Rouge... yo solo soy una chica que quiere ayudar al mundo mágico y mortal —responde sonriéndole—. Quiero ayudar a todos esos seres que se sienten excluidos...

—Bien querida, creo que te veo en un futuro muy prometedor y espero que tus buenos deseos se cumplan. Ya suficientes problemas tenemos con detener a las criaturas y más si de los lycans hablamos —la peliblanca se incorpora.

—Quiero ayudarlos también; ellos nada más son víctimas de un terrible experimento... —menciona triste—. Pienso que ellos solo tienen miedo de que algo los vuelva a amenazar.

—Aún debemos averiguar sobre ello, pero por ahora me tengo que ir, debo investigar otras cosas, adiós Rosy te volveré a traer café en un día de estos y procura descansar —se despide ella saliendo de esa oficina.

—Adiós señorita Rouge —dice por último quedándose sola nuevamente. Se quita los lentes mientras vuelve la vista a la computadora. Una tristeza invade su pecho al verse reflejada—. Han pasado muchos años desde que hablé con una chica tan parecida a mi hermana —dice secamente y con nostalgia—. Pero ella es feliz y es lo único que importa —finaliza convencida y volviéndose a poner los lentes—. Bien Rosy, es momento de seguir descifrando esto... veamos dónde me quedé.


La noche caía tan rápido que parecía querer que todos se refugiasen en sus hogares. Mientras los demás aguardaban, un curioso sujeto silbaba a la orilla de un alto edificio. Cualquiera que lo viera diría que estaba loco pero... Scourge no tenía remedio alguno, ni aunque volviera a nacer.

—¡Estoy aburrido! —se quejaba con gracia—. ¡Aburridooo!

Un pequeño erizo le miraba desde la entrada de su apartamento. Desde hace unos minutos escucho los quejidos del otro y se preguntaba qué pasaba con él.

—¡Scourge deja de estar jugando, te vas a caer! —camina hasta donde se encuentra para regañarlo.

El lobo le sonríe cuando se percata que está cerca, da un salto para caer frente y a escasos centímetros del rostro del chico. Manic al sentirlo por instinto retrocede y pierde el equilibrio al no colocar firmes sus pies, pero las fuertes manos del lobo le sujetan evitando que caiga de espaldas. Scourge con una de sus manos alza la de Manic y con la otra le inclina levemente mientras sonríe con picardía.

—Lo único que sé bailar es tango~ —le dice el lobo sonriendo descaradamente.

Manic le lanza una mirada cargada de insultos que hace al lobo retomar la compostura. Scourge se incorpora y le ayuda a ponerse de pie.

—¿Cómo puedes estar jugando y haciendo bromas cuando todos los lycans están corriendo peligro? —le cuestiona dejando de lado ese momento vergonzoso.

Scourge medio borra su sonrisa, pero finge una nueva.

—Tranquilo Manic, tampoco es que pueda hacer mucho. Además, estoy esperando noticias de mi informante —le dice volviéndose serio.

Manic nota que Scourge se ve irritado y ofendido ante sus palabras.

—E-Entiendo... no quise decir nada malo es solo que pensé que no te importaba lo que sucedía.

—Claro que me importa, pero tampoco es que sea tan útil en estos momentos —suaviza sus palabras mientras se voltea de espaldas ante Manic—. Debo ayudar a Amy con esto, encontrar al cazador y detener a Infinite.

—L-Lo siento no quise cuestionarte —se disculpa Manic.

Scourge niega.

—No importa Manic, solo te pido que seas paciente, ya que me desespero cuando no tengo mucho que hacer —le explica restándole importancia—. Mejor hablemos de otra cosa... ¿Seguiste leyendo sobre los lycans?

Manic se ve nervioso con esa pregunta.

—B-Bueno, Tails me contó un poco más acerca de ellos —le contesta inseguro.

Scourge le observa por el rabillo del ojo de manera coqueta.

—¿Y qué te dijo de nosotros? ¿Qué somos las criaturas más fuertes? ¿Qué tenemos muchos nombres? ¿Cómo formamos las manadas? —le cuestiona con fanfarronería.

Manic se ve un poco apenado.

—N-No fue mucha información, pero al menos ahora creo que puedo entender como funciona su manada, los alfas, betas y omegas —dice rememorando— y también me habló de... la imprimación o algo así —dice aún más avergonzado.

Scourge abre los ojos al escuchar esa frase, milagrosamente permanece en silencio cuando Manic dice eso.

—Oh... ¿Q-Qué te dijo sobre ello? —le pregunta con un poco de pena.

Manic piensa por unos minutos.

—Supongo que menciono que es algo que se puede definir como el primer amor o amor más puro que siente un lycan. Pueden pasar toda su vida con diferentes parejas, pero cuando encuentra a la adecuada pues se imprima o algo así. No entendí mucho.

Scourge se voltea, le ve con cara de poco amigos y niega.

—Distorsionaron el concepto de imprimación —le dice a Manic—. ¿Qué clase de loco lo definió de ese modo?

—¿Eh?

Scourge se acerca un poco más a Manic.

—Déjame explicártelo lo más breve posible. La imprimación es una maldición única de los lobos; es decir ninguna otra especie puede llegar a tener una conexión tan profunda y mística como nosotros. Imprimarse es lo que conocen como enamorarse, pero del ser que está destinado para ti ¿Recuerdas la historia que te conté de los lobos? Bien, pues de allí surge ese concepto —Scourge mira a la luna—. Cuando te imprimas de alguien todo tu mundo cambia, es como si levitaras en un entorno nuevo. Solo quieres estar todo el tiempo con esa persona, protegerla, amarla y formar una familia —con cada palabra que enuncia su boca Scourge baja el rostro—. La imprimación es una maldición muy hermosa que Madre Luna nos dio a los lobos, ninguna otra especie puede llegar a tales niveles de conexión sentimental.

—Eso suena tan lindo —no puede evitar decir Manic mientras siente una extraña tristeza al escucharlo—. ¿Q-Quiere decir que cuando un lycan se enamora, no existe el concepto de infidelidad?

—No, de hecho. No existe ningún concepto de traición —le corrige—. Para un lycan su pareja es lo primordial. Su seguridad, su salud, su bienestar, tener un nido en donde criar a sus cachorros... la vida de un lycan es eso.

Manic entonces siente un bajón emocional enorme, su corazón late fuertemente mientras sus manos se dirigen a este. No puede evitar suspirar de melancolía al imaginar que Scourge algún día tendrá que irse de su lado y buscar a su otra mitad.

—¿Y-Y tú, ya encontraste a tu mitad? —le pregunta casi sin percatarse de que su voz le denota muy triste.

Scourge le ve sorprendido.

—N-No... no estoy seguro. Todos estos años me he enfocado en otros asuntos —responde desviando la mirada.

Manic le ve curioso, significaba que el lobo no había encontrado a su mitad. Pero aun así, era un obstáculo para ellos pues era obvio que el final estaría cerca cuando Scourge por fin encontrará a su pareja.

—N-No puedo imaginar como sería tu otra mitad. Supongo que será igual que tú —se medio ríe Manic.

—Pues si es alguien como tú no hay problema. Me gustaría tener a quien molestar de vez en cuando, que me regañe o que me recuerde que debo ser más precavido —menciona sonriéndole.

Manic se sonroja al escucharlo.

—¡¿Q-Qué?! —expresa sonrojado.

Scourge solo se ríe, se voltea nuevamente mientras el viento sopla.

—Me tendrás para rato Manic, no te sientas triste —le asegura sin verlo—. No te vas a deshacer tan fácil de mi~ —vuelve a decir con su tono de voz coqueto.

Manic sin percatarse sonríe al escucharlo decir eso. No necesita contestar, la emoción que se acumula en su pecho es enorme. No sabe qué le provoca aquello pero aunque sabe que no será eterno, va a aprovechar esos momentos con el lobo.

—Iré a preparar la cena, no sigas haciendo alboroto —le pide con suavidad y alejándose.

Scourge le ve irse con el rabillo del ojo mientras suspira.

—¿Debí decirlo? ¿O soy un tonto muy desaprovechar este momento? —se pregunta a sí mismo mientras está seguro que ya sabe quién es su mitad. No puede evitar escuchar que dentro de su mente se repita la pregunta de su amiga.

"¿Estás seguro de que es eso?"

—Definitivamente, si —responde caminando y sentándose en la orilla de aquella terraza—. Me tendrás toda la vida —menciona dejándose llevar por los pensamientos de permanecer al lado del erizo.

Scourge ve que algo a la lejanía se acerca, eleva la mano y una imagen de pájaro rojo se posa sobre ella, al instante que lo toca se desvanece volviéndose polvo y formándose una hoja doblada en la palma de su mano.

—Esta vez tardaste más, hechicero —se burla abriendo el papel y poniéndose a leer.

[…]

... Algunos días después...

"Gracias a todos los habitantes por resguardarse en la seguridad de sus hogares. GUN ha manifestado que no existe peligro alguno y las restricciones han sido levantadas".

Manic escuchaba la radio mientras se encontraba limpiando su casa. Su muy querido amigo zorro le dijo que mañana volvería a su trabajo normal por lo que debía descansar bien.

Scourge desde hace unos días le dijo que se encontraría con su informante, a lo que Manic se mostró con pánico. Pero Scourge logro convencerlo de que era alguien de suma confianza y que no debía temer. Se despidió después de la cena de ese día que hablaron y no supo más de él.

Manic no era alguien que le gustase salir o menos hacer cosas locas a diferencia de cierto lobo. Él era sumamente tranquilo, ordenado y le gustaba tener todo limpio. Aprovechó ese día para poner en orden las cosas, ya que su querido inquilino era un poco desordenado y destruía algunas cosas sin medir su fuerza.

Con un plumero limpiaba cada rincón quitando el polvo. Lentamente, se acercó hasta la foto de su madre y sin darse cuenta la golpeo con el plumero. Afortunadamente, pudo sostenerla antes de que cayera al suelo y se destruyera.

—Por poco —expresa agradecido. Sus ojos aprecian a la mujer mientras deja de lado el plumero y se sienta en el sillón para descansar.

Manic puede recordar su aroma, era como la brisa del mar. Su madre era tan linda, tan protectora... aunque nunca conoció a su padre, su madre siempre le dijo que fue alguien muy bueno. Aunque ya había superado la etapa de depresión a causa de su muerte, en ocasiones se preguntaba que había sucedido realmente en ese día. Sus pensamientos no le ayudaban del todo, solo lograban confundirlo aún más. Y con los traumas que le generaron en su niñez era más que seguro que no deseaba verse envuelto en la misma situación que vivió.

—Quién diría que conocería lo que me contabas mamá —le dice al retrato—. Quisiera que estuvieras aquí, quizás las cosas serían menos complicadas. Sabrías qué decirme... —susurra mientras acaricia el rostro de la foto.

Dejando su tiempo de descanso vuelve a dejar la foto en su lugar.

—Bien, vamos a seguir limpiando —dice feliz—. Te veo pronto mamá —se despide dirigiéndose hasta su habitación.

Como un reflejo recordó la primera vez que Scourge se metió en su habitación. No pudo evitar sonrojarse ante ese recuerdo. Gracias a sus pocos ahorros arregló la puerta y amenazó al lobo que debía tener modales para entrar. Claro Scourge al principio lo tomo como una broma, pero a los días no le quedó más remedio que optar por la petición de Manic.

Casi dándose un golpe a sí mismo Manic se percató de algo que le causó miedo. Durante el tiempo que Scourge permanecía en su casa, no podía estar ningún un momento sin saber que estaba haciendo el lobo, siempre lo vigilaba. Quizás al principio era por miedo a que lo descubrieran, pero después fue algo más.

Le gustan ver a Scourge, como era tan despreocupado, libre y se lanzaba a hacer las cosas sin pensarlo mucho. Aunque claro eso le trajo problemas al lobo posteriormente. Lentamente, comenzó a reflexionar en lo que habló con Sonic y sus sentimientos hacia Scourge. No le gustaba solamente el lobo había algo más y esa noche en donde hablaron de la imprimación se sorprendió de que la respuesta apareciera en ese instante.

—V-Vamos Manic, tiene que ser una broma —se trata de convencer.

Sabe que ha llegado a una conclusión y su respuesta no le agrada en lo absoluto.

—A-Algún día Scourge se va a ir de aquí y no puedes aferrarte a algo que es tan distinto de ti —dice triste, pero luego se llena de sorpresa—. ¿Q-Qué diablos, acaso yo...?

Manic se da cuenta de que imaginar el día que Scourge se vaya lo pone sumamente sensible. ¿Acaso se había enamorado del lobo? ¿Y recientemente se estaba dando cuenta?

—¡Debe ser una broma! —menciona incrédulo.

Se acerca hasta su cama mientras algunas lágrimas salen de sus ojos.

—¡Lo que te faltaba Manic! —se regaña mientras se acurruca.

No quiere pensar más en los temas que Scourge le ha contado, no quiere pensar en la despedida del lobo y mucho menos en como su partida va a afectar sus sentimientos.

¿Cómo va a sobrevivir a ello?

¿Cómo va a ser después si no está Scourge a su lado?

Poco a poco el sueño le gana y se queda dormido pensando en el lobo.

[…]

... Lejos de ese pueblo...

Algunos árboles se remecían en un bosque, de repente una bestia cae en dos pies en un acantilado. En ese lugar se puede observar todo el pueblo donde vive Manic. La bestia se transforma en un lobo más pequeño de colores blanco y negro, con los ojos de dos colores.

Detrás de él algunas otras bestias caen y se transforman al igual que él.

—Infinite —le llama uno que se acerca—. El veneno funcionó en el cazador —le comenta— logramos comprobarlo.

El susodicho le sonríe.

—Y eso que solo era la mínima prueba, aún debo vengarme de él y de ese lobo traidor —emana con rencor.

—¿Cuál es el plan?

—Seguir al cazador es algo arriesgado por lo que debemos camuflarnos entre esos seres asquerosos para seguir sus pasos. Debemos obtener toda la información necesaria para erradicarlo. Menos mal encontramos muchos puntos ciegos en el sistema de seguridad de GUN.

Uno de sus lacayos corre al frente y le mira incrédulo.

—¡Imposible, el cazador nos reconocerá inmediatamente!

Pero el lobo se ríe de él.

—No, ya no. Sus jueguitos se le han volteado —dice sacando unos frascos, se los lanza a cada uno de los lobos— estos nos ayudarán a ocultarnos por unos días. Debemos aprovechar todo el tiempo y buscar toda la información posible.

—¿Eso incluye a la rata verde? Porque según algunos vieron a Scourge por estos rumbos —le menciona otro.

—Yo me encargaré personalmente de él, ustedes busquen a ese lobo traidor, algo me dice que se esconde aquí y se camufla igual que nosotros. Su relación con el cazador no debe fomentar aliento a las otras estirpes, debemos eliminarlo del juego —ordena cegado en el rencor.

—Bien Infinite, lo que digas —dice el lobo abriendo el frasco y tomándose el contenido.

—Tres días, y nos volveremos a ver en este punto. Ahora ya saben que hacer —dice por último.

Los lobos se dirigen hasta el punto ciego mientras Infinite observa el horizonte por delante.

—Este mundo va a ser todo mío —asegura tomándose el frasco—. Nadie va a volver a tocar a mi manada y nada nos amenazará de nuevo —dice lanzándose a correr hasta el punto ciego por donde sus lacayos fueron.








Ahora sí cumplí con el día~

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