🅓🅘🅔🅒🅘🅢🅔́🅘🅢
Un pequeño erizo de vetas rojas se despierta de golpe, se abraza a sí mismo mientras trata de calmarse, de nuevo las pesadillas le acechan. Baja de su cama con un peluche entre sus brazos, sus ojos se encuentran llenos de agua cristalina y salina. Sus pequeños pasos le hacen salir de su habitación en busca de su padre.
En esa noche, Ivo se encontraba trabajando hasta tarde. Desarrollaba un nuevo invento para ayudar en los cultivos a un pueblo que sufría de resequedad. Se encontraba en su descanso sentado en un sillón y bebiendo un café cargado; pasaba de media noche, pero para él, el conocimiento y los descubrimientos no tenían un horario definido. Se percató como la puerta de su habitación se abría y mostraba la silueta de alguien. Su pequeño hijo entraba a la habitación mientras sollozaba en silencio.
—¿Shadow? —le llama extrañado al verlo temblar y abrazar el peluche.
El ericito se acerca hasta él mientras llora en silencio, se coloca cerca de su pierna y se recuesta sobre ella. El doctor entonces sabe que su hijo ha tenido de nuevo esas pesadillas que lo atormentan; lo toma entre sus manos y lo sube para sentarlo. Con suavidad acaricia sus púas tratando de calmar sus miedos.
—¿Ya paso? —le dice mientras espera que el niño hable por sí mismo. El ericito asiente, su rostro se ve apagado.
—D-De nuevo la he visto, y recuerdo sus palabras —susurra con dolor en sus palabras.
El doctor no puede hacer que Shadow supere ese trauma y no lo culpa, es algo realmente fuerte para un niño. Ver morir a su madre a manos de los lycans no es algo que un niño pueda olvidar tan rápido y Shadow era sensible ante ello.
—De acuerdo ¿Quieres que te ayude a dormir? —le pregunta sin dejar de acariciar sus púas.
Shadow asiente mientras limpia su rostro. El doctor lo baja de su regazo mientras toma su manita. Podría ser el mejor doctor, el más reconocido, incluso podrían llamar monstruo, pero también había optado por un nuevo título.
Era padre.
Observa su trabajo, mañana será otro día para seguir en ello, en ese momento su hijo lo necesitaba. Apaga la luz y se dirige a la habitación con el erizo a su lado.
Vuelven a la cama de Shadow y ordena algunas cosas.
—No me voy a ir, voy a quedarme hasta que duermas bien —le dice acostándolo sobre la cama, lo arropa y se recuesta a su lado.
Shadow se recuesta a la par de su padre con el rostro lleno de tristeza. A pesar de tener todo lo que un niño a su edad pudo soñar, siempre se preguntaba por qué no estaba su mamá allí con él y por qué se la habían quitado si era tan buena.
—¿U-Usted sabe por qué lo hicieron? —le pregunta entrecortado.
El doctor permanece en silencio mientras suelta un bostezo; su trabajo en GUN siempre fue de investigar cualquier tipo de situación anormal ya sea en el mundo de los mortales e incluso el mágico, pero no sabía aún qué era lo que los lycans tramaban.
—Estoy trabajando en esa respuesta —le contesta cerrando los ojos—. Aún debo averiguarlo.
Shadow le mira con inocencia.
—¿Mi mamá está bien?
—Claro, ella, tus ancestros... todos están en un lugar mucho mejor y estoy seguro de que quieren que seas feliz —le dice mientras palmea su cabeza con suavidad.
—¿Algún día voy a ir con ellos? —le pregunta emocionado.
—Claro, algún día estarás allí. Y deberás contarle todos tus logros como un cazador puro —le contesta sintiendo sueño.
—¿Y vas a venir conmigo? —le cuestiona intrigado.
—N-No sé si ellos me quieran aceptar —pronuncia inseguro y tratando de que sus palabras no suenen falsas.
—Le diré a mamá que tú me cuidaste y me diste muchos juguetes —sonríe Shadow, luego bosteza mientras cierra los ojos.
El doctor sonríe ante la inocencia del menor.
—Duerme Shadow, ya es muy tarde —le pide.
El pequeño erizo se acomoda, le abraza y cierra los ojos; a los pocos minutos logra conciliar el sueño.
El doctor observa el techo de la habitación. Es obvio que su nueva tarea no es nada fácil. Nunca había tratado con niños y menos criar a uno. Si no fuera porque realmente el pequeño Shadow tocó su corazón quizás nada de eso estuviera pasando.
—El último cazador... —susurra recordando el acuerdo al que llegó con GUN para evitar la extinción total de esa estirpe y los planes que vendrán en el futuro para el niño que duerme con él.
Abre sus párpados de manera torpe, se da cuenta de que se quedó dormido en la sala de estar. Shadow se incorpora lentamente, restriega su rostro para quitarse el sueño. Había tenido un sueño tan raro cuando era pequeño y el doctor le ayudaba a conciliar el sueño.
—Buenos días, guapo~
A buena mañana su querida amiga Rouge le recibe con una humeante taza de café, la cual recibe un poco cohibido.
—Debemos prepararnos, el general dijo que saldríamos pronto —le informa mientras le entrega algunos panecillos untados con mermelada de fresa.
—Entiendo, me daré una ducha —le dice incorporándose— después los comeré —deja los panes en una mesa y se toma de golpe el café.
—Como quieras querido —menciona Rouge comiendo frutas con miel.
[…]
La primera vez que se encontró con la frontera, era tan solo un niño que escapaba de los lobos. Siempre odiaba regresar a ese lugar y más cuando se trataba de devolver a los seres que la cruzaban. No es que fuera un grato recuerdo el volver a recibir esa escena en donde corría despavorido de esos lycans y llegó hasta donde se encontraba un grupo de soldados de GUN. De no ser por ellos Shadow jamás abría sobrevivido a la masacre de su estirpe.
Unas camionetas negras aparcaron cerca del bosque, descendieron miles de soldados fuertemente equipados. En otra camioneta Shadow y Rouge llegaron mientras bajaron; caminaron hasta quedar al frente de todos los cadetes.
Shadow se acerca a la chica y saca un arma diferente a la de los demás para el uso exclusivo de su compañera.
—Debemos ser precavidos, los licántropos son muy rápidos e inteligentes —le dice a Rouge entregándole el arma— sabes donde debes disparar.
—Lo sé querido, no tienes que recordarlo —recibe el arma y la observa— no tienes que preocuparte demás —dice con un poco de pena.
—Es una de mis armas, tiene el veneno que uso para aniquilar a los lycans —le informa— úsala de ser muy necesaria —le pide.
—De acuerdo —ella comienza a caminar pero es detenida.
Shadow la observa aún sin dejar de preocuparse.
—Si las cosas se salen de control, escapa y no vuelvas —le ordena.
Rouge le sonríe.
—Seguro, mi general —se burla.
Shadow se aleja de ella mientras todos los soldados le prestan atención.
—Escuchen, estamos frente a la frontera. No pueden lastimar a ninguna criatura mágica ni mucho menos abrir fuego, a menos que de la orden. ¡¿Entendieron?! —dice sin titubear.
Los soldados afirman con voz fuerte y potente mientras se preparan para el posible ataque. Shadow comienza a caminar mientras se detiene delante de unas enredaderas, las toca y estas comienzan a soltarse hasta revelar un camino secreto.
El bosque mágico contenía una barrera que protegía ambas fronteras y solo alfas o seres con un rango de poder superior podían dominar esa magia para atravesarla. La barrera cayó mientras Shadow volteaba a ver a los soldados y les pedía continuar.
—Es la primera vez que estoy aquí —dice Rouge poniéndose a su lado y viendo toda la magia.
—"Y espero sea la única vez" —responde en su mente a su compañera—. Los lycans deberían rondar cerca, nuestro aroma los hará venir —exclama caminando hasta quedar al frente nuevamente.
Los soldados se preparan mientras Shadow comienza a caminar dentro del bosque. Un pequeño recuerdo acaricia su mente, al ver como todos observan con maravilla el lugar.
—"Justamente como lo hiciste tú, mi Sonic" —sonríe suavemente al recordar a su amado lycan.
Los sentidos del cazador entraron en juego cuando escuchó el suave crujir de unas ramas acompañado de algunas pisadas. Unos licántropos se acercan gruñendo y rasguñando la tierra bajo sus patas. Estaban acechando la frontera y se percataron de que seres que no eran de su mundo entraron. Los soldados colocan su mano sobre el gatillo. Shadow les gruñe anunciando que no hagan movimientos bruscos.
—Llamen a su alfa —ordena Shadow hablando firme y fuerte.
Los lycans gruñen mientras uno de ellos retrocede; a los pocos minutos un lobo negro y blanco aparece, lentamente su cuerpo se va encogiendo hasta volverse en un ser al tamaño del erizo.
—Cazador —enuncia con una sonrisa sádica, pasa la lengua por sus labios saboreando esa palabra— me informaron que me has llamado y lo que me causa sorpresa es ver tu atrevimiento al regresar al lugar de donde fuiste exiliado por la única raza dominante —le cuestiona extendiendo sus garras.
Shadow lo ve fijamente, se mantiene en silencio mientras piensa y escucha atento.
—No he venido a causar una guerra, vengo a evitar una —dice sin rodeos— y creo que lo sabes Infinite.
El lobo ladea la cabeza.
—¿Guerra? Cazador no estamos en una guerra, esto es una revolución —le corrige alzando sus brazos en el aire y rodando los ojos—. No deberías jugar de esta forma, Shadow.
Shadow tiene una historia muy personal con ese lobo, por muchos años lo ha perseguido y es la primera vez que ambos se detiene a hablar de una manera muy pacífica.
—Los ataques demuestran lo contrario. Debe haber una razón para ello, y es por eso que hemos venido para aclarar todo. En nombre de los mortales estoy aquí para llegar a acuerdo entre estirpes y que nadie salga herido —dice viéndolo fijamente.
Pero el lobo suelta una risa, como si fuera el mejor chiste que ha escuchado en su vida. Por eso le gustaba jugar con Shadow, era algo sin igual.
—No es un secreto que mis muchachos estén atacando a una raza inferior, nuestro objetivo es simple cazador. No queremos ser dominados nunca más y menos por una raza tan débil como los mortales —le aclara sin dejar de sonreír.
Shadow le mira confundido.
—Los mortales no tienen ese poder. No existe algo como eso... —fue interrumpido por el lycan.
—Te equivocas cazador, debido a la corrupción de las razas, algunos mortales han nacido con una especie de don que nos hace frágiles especialmente a los alfas. ¡No podemos permitir que eso suceda, debemos erradicar a todo aquello que sea una amenaza! —le revela.
—¡Están quebrantando los acuerdos entre seres mágicos y mortales, no pueden seguir haciendo eso! —espeta Shadow enfadado.
—¡¿Y quién nos lo va a impedir?! —le ataca con otra pregunta— porque quienes se supone existían para evitarlo ya están acompañando a los vampiros, solo faltas tú —lo señala con amenaza.
Shadow siente una extraña sensación en el cuerpo.
—¡Te lo advierto, no lleves al límite esto! —lo amenaza por igual—. ¡No quiero llegar hasta las últimas consecuencias contigo Infinite!
Pero el lobo no lo escuchaba desde hace mucho.
—No voy a permitir que nada vuelva a usarnos como armas, ni como objetos, ni ratas de laboratorio; no importa el costo o cuántos deban morir mientras seamos libres y la raza dominante nada habrá sido en vano —aclara al final mientras se vuelve a convertir en lycan—. Y si eso implica despedazarte, con gusto lo haré —alza su garra hasta el cazador.
Shadow retrocede levemente, sabía que su plan iba a salir mal, pero quería evitar que se diera la orden de liquidar a los lycans. Un fuerte aullido es liberado de la garganta del lobo dando así iniciada la guerra que no deseaba comenzar.
—¡Retrocedan! —grita Shadow liberando el seguro de su arma.
[…]
El día finalizaba para muchos estudiantes que celebraban su libertad. Un erizo azul se encontraba recogiendo algunos papeles de su exposición. Desde la tarde sentía un fuerte peso en su cuerpo y un estrés muy molesto; quiso creer que era por su trabajo, pero temía un poco por su esposo.
No quería llamar a los malos augurios, ya de por sí era un fiel creedor de todo lo esotérico.
—Vamos Sonic, él va a estar bien. Pronto volverá a casa con buenas noticias —dice convenciéndose de que de esta manera será, luego baja la mirada y se percata de la hora—; voy a pasar de nuevo en esa tienda, tengo que hacer la cena —dice terminando de ordenar todas sus cosas.
Sonic se siente muy confundido, es decir, sintió el aroma de un alfa cerca de ese erizo verde y observó a un erizo un poco más grande que el chico. Lo curioso es que, si fuera un rehén, Manic no andaría libre por la zona y menos que un alfa le dejase ir a trabajar.
—¿Por qué un alfa se fijaría en él? —se pregunta sin comprender.
Al menos espera sacar un poco más de información del chico y poder ayudarlo. Y sabe de una forma para llamar la atención de ese alfa.
[…]
Sobre el cielo oscuro se dibujaban miles de estrellas brillantes y cautivadoras. Sonic las observaba con tanta devoción mientras se dirigía a su destino. Esa vez iría con la excusa de comprar algunos condimentos que olvido antes y aprovecharía para hablar un poco más con Manic.
Estaba a pocos pasos del erizo. La tienda podía apreciarse desde la distancia. Entra mientras busca al erizo y no lo ve, pero observa como algo se queja sobre la caja registradora.
—¡Buenas noches! —saluda Manic con emoción mientras sale debajo de la caja registradora, se golpeó mientras subía y se acariciaba la oreja—. ¡Oh es usted! ¡Bienvenido!
—Hola Manic —le saluda Sonic con una sonrisa— que va, no me digas usted. Llámame únicamente Sonic —le pide acercándose.
—Lo siento, por normas de la tienda y todo eso debo ser respetuoso —le explica—. Que bueno que volvió, ¿Se le ofrece algo en especial?
Sonic asintió.
—Busco canela, pimienta y algunos clavos de aroma —le explica— voy a cocinar algunos postres.
—Oh están al final del pasillo, iré a traerlos, ya vuelvo... —dice alejándose, pero una mano le detiene.
—Iré contigo —le interrumpe Sonic pasando a su costado.
Manic no le tomó importancia.
—Claro Sonic —dice encogiéndose de hombros.
Ambos caminan mientras Manic busca las especias y Sonic finge estar interesado en algunos productos.
—¿Sin novedad? —le pregunta después de un rato—. ¿Esos rufianes, no les han atacado?
Manic llega hasta donde se encuentran lo que buscan.
—Ninguna, del tiempo que llevo trabajando no ha habido algo que lamentar. Quizás, solo son vándalos —le contesta Manic.
Sonic aprovecharía esa oportunidad.
—A lo mejor, mi esposo suele decir que los chicos deberían enfocarse en cosas buenas —suelta como si fuera lo más normal.
Manic se espanta, casi se cae al escuchar la palabra esposo en la oración.
—¡¿E-Esposo?! —espeta asombrado—. ¡¿Dijo esposo?!
Sonic le ve con gracia, eleva una ceja ante su cuestión.
—¿Eh? ¿Si? Estoy casado con un chico ¿Por qué la sorpresa? —le pregunta con una sonrisa.
Manic disipa esa noticia.
—P-Perdón yo nada más... —trata de explicar.
—Manic, el amor no tiene género, al menos eso creo. Tu corazón es el que elige. ¿Acaso tú no tienes novia o novio? —le dice con amabilidad mientras toma las especias y las observa.
—N-No, bueno no es que no tenga o quiera. Bueno es difícil de explicar...
Sonic siente un tic en el ojo cuando escucha aquello, deja de lado las especias y observa a Manic.
—¿Por qué? ¿Él o ella te hacen daño?
Manic se sobresalta.
—N-No, es todo lo contrario. Me protege, me cuida, es cariñoso en exceso pero yo... —su voz se corta mientras habla.
Sonic se muestra asombrado. De nuevo más interrogantes se forman en su cabeza. Un alfa siendo cariñoso, atento y dejando en libertad a un mortal. Se preguntaba que clase de juego estaba armando con ese chico, pero a juzgar por el comportamiento de Manic, parecía ser que el chico estaba enamorado o eso aparentaba.
—¿Lo amas? —le pregunta de golpe.
Manic lo ve fijamente, sus mejillas se sonrojan. Es la primera vez que alguien más le hace la misma pregunta.
—E-Es lo que no logro entender. Supongo que toda mi vida ha sido estar solo, tanto que ahora que alguien se muestra tan cariñoso... no sé cómo reaccionar o qué es lo que siento —le confiesa desviando la mirada.
Sonic le ve enternecido.
—Cuando conocí a mi esposo, no fue la mejor primera impresión. Fue tosco, engreído y muy duro hasta el punto en el que me sentí ofendido. Con el tiempo nos fuimos conociendo más, me enseñó cosas que no conocía, me mostró lugares inigualables y luego de unos años, me pidió ser su esposo. A lo que quiero llegar es que, el amor llega de la nada, y de quién menos esperas. Creo que ese chico te gusta, pero has vivido tanto tiempo en tu soledad que sientes miedo de sentir y de conocer ciertas cosas —le explica dándole consuelo con sus palabras.
Manic se mantiene en silencio mientras piensa.
—Creo que sí. Digo Scourge es distinto, nadie se había mostrado tan interesado en mí antes y aunque es muy cariñoso, creo que yo... —se queda callado cuando reacciona que está hablando con un cliente y no con su mejor amigo—. ¡Diablos no debería estar hablando de esto con los clientes!
Sonic se ríe de la actitud de Manic, es un erizo tan adorable y tierno. Está seguro que es demasiado tierno y penoso con algunos temas.
—Manic, eres tan inocente. ¿No te parece curioso que haya vuelto? —le pregunta mientras se seca unas pequeñas lágrimas que se formaron por la risa.
—De hecho no... —dice tímido—. ¿Todos vienen por cosas, no?
Sonic niega.
—Bueno primero quiero decirte que desde que te vi, sentí mucha curiosidad por ti y quise acercarme. No lo malinterpretes, solo busco tener una amistad —le aclara.
—¿Usted quiere ser mi amigo?
—Claro Manic, cualquiera quisiera ser tu amigo.
Manic sonríe sin darse cuenta. Cierra los ojos y se emociona.
—Vaya, creo que es la segunda vez que me sucede esto —dice de repente.
—¿Segunda vez? —le pregunta Sonic sin entender.
—Desde que conocí a Scourge, todo ha mejorado en mi vida —le dice con un brillo inusual en los ojos—. Pienso que es suerte.
Sonic lo ve impresionado.
—"El alfa no le ha hecho daño... en cambio, lo ha cambiado" —piensa mientras sonríe—. Parece que es un buen chico para ti.
—En teoría...
—Bien Manic yo... —de repente el rostro de Sonic se muestra perturbado, sus ojos demuestran temor y su respiración cambia.
Manic se asusta al verlo.
—¿Se encuentra bien? ¿Quieres tomar algo? —le ofrece poniendo su mano sobre el hombro de Sonic.
—L-Lo siento, recordé que debía hacer algo y lo olvidé por completo —le contesta sacándose el dinero de sus bolsillos con pánico— te dejo esto, no sé cuánto sea, pero si te sobra guárdalo por mí —le dice entregándoselo y tomando las cosas—. Perdón Manic, te veré otro día.
Sonic sale corriendo del lugar dejando atrás a un Manic preocupado y lleno de dudas.
—Bien... eso fue raro —se expresa dejando de lado lo ocurrido y observa el dinero en su mano—. Esto es mucho más de lo que valen las especias...
Se resigna a guardar el dinero de Sonic y entregárselo en otra oportunidad.
... Mientras...
Sonic corría despavorido, dejó tirado todo lo que cargaba.
—¡Cazador te dije que debías tener cuidado! —habla mientras corre dejando de lado el pueblo y dirigiéndose al bosque. Poco a poco su cuerpo se fue transformando en un gran lobo de color azul oscuro.
Algo en su interior le gritaba que su Handler estaba en problemas.
... Unas horas después...
—Fue una noche tranquila —dice Tails viendo como Manic termina de cerrar la tienda—. ¡Menos mal el tiempo se fue rápido!
—Si, me siento genial con eso —le responde bostezando.
Ambos se acercan para caminar pero...
—Buenas noches~ —una voz reconocida para Manic le hizo detenerse—. Manic~
El verdoso siente como si un balde de agua fría cayera sobre su espalda, se pone recto y voltea a ver de donde proviene esa voz.
—Scourge... —le dice viéndole con reproche.
El erizo se encontraba recostado sobre la pared mientras devoraba una paleta.
—¡Buenas noches! —le contesta Tails al ver que ese chico conoce a su amigo—. ¡Tú debes ser Scourge!
El verdoso le sonríe al zorrito.
—El único e inigualable~ —juega con sus palabras en doble sentido—. He venido a recoger a Manic.
Los ojos de Tails parecen soltar brillos de admiración al ver a ese chico.
—¡Qué guay! ¡Mira su chaqueta! Cuerina pura y sus lentes, joder ¡¿Eres un rockero?! —le pregunta emocionado.
Manic sostiene una sonrisa forzada.
—"Es un lobo, exiliado y con una manada detrás que busca matarlo" —le responde mentalmente a su amigo.
—No soy eso; solo soy Scourge. Un gusto, supongo que tú eres Tails el compañero de Manic —se presenta el erizo mientras le guiña un ojo.
—¡Así es! —Tails se acerca a Manic y lo codea—. Ahora entiendo por qué te pones de ese modo —le susurra—. ¡Hasta yo estaría babeando por un chico como él!
—Créeme que no —le responde negando.
Tails se ríe de Manic.
—Lamento ser descortés, pero en las noticias dieron la orden que todos se refugiaran esta noche, los delincuentes andan haciendo añicos algunas tiendas del sur y por eso vine a traer a Manic —les dice interrumpiendo su charla.
—Es en serio Scourge... —le reprocha Manic con pesadez.
Tails saca rápidamente su celular y ve las noticias.
—¡Diablos! ¡Tengo que irme pronto, te veré mañana Manic, por favor ten cuidado! —le dice alejándose.
—¿Seguro que no quieres que te acompañe? —le pregunta Manic preocupado.
—No, mejor ve a tu hogar. ¡Adiós Scourge, un gusto conocerte y cuida bien de Manic! —dice por último mientras corre.
El lobo se despide mientras su rostro cambia a uno serio.
—¿Ahora qué sucede? —le cuestiona Manic poniéndose a su lado.
—Te lo contaré en casa, ahora debemos irnos —le pide.
Manic le ve preocupado, de repente siente que es cargado al estilo princesa.
—¡¿S-Scourge qué haces...?! —grita Manic mientras se apena por ese movimiento brusco.
—Sentí el aroma de otro lobo cerca —se adelanta a contestar mientras comienza a correr.
Manic se queda callado, automáticamente se sujeta al cuello del lobo mientras ve al frente.
—Están más cerca de lo que me imaginé, pero estoy aquí y nada te hará daño —dice sonriéndole.
Manic lo ve fijamente.
—Gracias... —le agradece entre susurros y desviando la mirada.
Scourge siente una calidez sobre su pecho, una alegría al escucharlo decir aquello; mientras se resbala un poco, pero vuelve a tomar el equilibrio.
—N-No hay de qué, Manic —le responde acelerando el paso y riéndose nerviosamente.
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