Capítulo 3: Laia
Sí, me he quedado en blanco sin saber qué decir nada más saludar, y tras que ella me haya contestado. Eso, al menos, es un punto a favor, pero, la verdad si no tengo nada que decir después tampoco es que sirva de mucho. Trago saliva y la observo; sus facciones son inescrutables, así que tampoco es que mi acto tenga mucho sentido, y en todo momento lo sé, pero es que no tengo nada mejor que hacer, la verdad, y menos que decir. Trato de pensar, estrujándome el cerebro, ver qué tema puedo sacar sin que suene raro, aunque, claro, ya toda esta situación lo es de narices, así que... no perdería mucho sonase o no extraño. Sin embargo, desecho todo lo que pasa por mi mente, aún no sé si por miedo o por qué; así que mi razonamiento anterior no sirve de nada. No puedo preguntar nada de deportes, porque confirmaría que escuché su conversación anterior y como que no, suficiente tuve con sus miradas raras. Del cole puedo hablar, pero...la verdad es que no se me ocurre nada, salvo las notas. ¡Eso es! Le puedo preguntar qué tal las notas, aunque quedará un poco acosador, y, seguramente, raro, pero bueno, se podría considerar un signo de interés. La miro atentamente, a ver si puedo descifrar lo que está pensando o cómo se siente, y, de alguna forma, conseguir introducir el tema de conversación que se me acaba de ocurrir. Ella frunce el ceño, y su máscara resbala un poco, dejando entrever que ella está en la misma situación que yo, aunque en vez de en blanco, se encuentra extrañada y algo incómoda. Sin embargo, su emoción solo dura un instante, y desaparece tan rápido como apareció, generándome dudas sobre si me lo habré imaginado; clava sus preciosos ojos marrones en los míos y todos mis pensamientos se escurren de mi mente, me incomodo, el pulso se me acelera del agobio y maldigo el momento en el que se me ocurrió acercarme a hablar con ella. Mierda. Maldigo mi impulsividad; siempre me pasa lo mismo, no pienso antes de hacer las cosas. Sé que soy más fácil de descifrar que ella, y, además, que mi compañera no tiene ningún problema en adivinar lo que está pasando por mi mente, cosa que me pone más nerviosa aún si cabe.
–Esto... ¿qué tal...? –oigo que comienza a hablar, y el alivio me invade, como una ola del mar cuando sube la marea. Al fin tomó la iniciativa y podré hablar con ella, aunque sea todo muy lamentable y no pueda ni pronunciar una palabra sin tartamudear.
–¡Emiiiiiiiiiiiiiiiiiii! –grita entonces Ariadne, la subdelegada, prácticamente tirándose sobre la chica que se hallaba frente a mí y provocando que, por un momento, piense que la va a tirar. Sin embargo, esta tiene buen equilibrio y se planta en el suelo, poniendo mala cara ante el abusivo abrazo de su amiga.
Llegado a este punto, llego a la conclusión de que esta misión ha sido un absoluto fallo y que ese es un buen momento para retirarme, ya que nadie me está prestando atención. Así que, avergonzada, me deslizo lo más disimuladamente posible hacia el lugar donde se encuentran mis amigas, sintiendo, sin embargo, la mirada de Emma clavada en mí, ardiente, mientras me giraba y huyo básicamente, de ellas dos. Ya refugiada detrás de Erin y Elais, me giro hacia la perteneciente de esa mirada y la sostengo, descubriendo en ella un rastro de risa, algo que me desconcierta enormemente. Sin embargo, cuando escruto un poco más en esos iris marrones, ella aparta la vista y se olvida de mí. Suspirando, me vuelvo hacia mis amigas y me uno a la conversación, ganándome miradas extrañadas y preguntas tipo: ¿Dónde estabas? Yo, simplemente, no las respondo con nada concreto, y sigo con mi vida sin detenerme a pensar mucho en lo que acababa de pasar.
Cuando llego a casa, sin embargo, tengo mucho tiempo, y analizo la situación, sin llegar prácticamente a ningún lado salvo a la medio obsesión. Ahí es cuando me da la impresión de que me odia, o, al menos, se ha llevado una mala impresión de mí y mi yo interior empieza a darse cabezazos mentales contra una pared imaginaria. Bueno, pienso, no debo preocuparme por eso ahora; y rápidamente hago los deberes y ceno.
A la mañana siguiente tenemos tecnología a primera, y decido mirar el Gmail en mi cuenta de Google, repasando el chat de Dudas que tenemos entre las dos clases del curso, en el que estábamos apenas 10 personas. Y... tuve una brillante idea. ¿Y si metía a Emma en el grupo? Ella suele saber los deberes y cosas de esas y seguro que ayudaba mucho. Además, así tengo otra excusa para hablar con ella (intentando no trabarme ni quedarme en blanco en el intento) y así consigo una forma de entablar conversación fuera del colegio y de una manera donde pudiese pensar lo que decir antes. Decido que así lo haré y me centro en programar mi juego Scratch, ideando un plan rápido para después, cuando salgamos, en una media hora. Acaricio mi mascotita y le doy de comer, añadiendo algunos bloques, pensativa.
Al fin el profesor da una palmada, anunciando que es la hora y yo me apresuro a cerrar mis cuentas y pestañas y ponerme en pie, buscando con la mirada a la chica que llevaba siendo la dueña de mis pensamientos durante al menos 3 días seguidos. La encuentro justo delante de mí, dirigiéndose a la puerta rápidamente y sonrío al verla sola, pensando que es el momento. Yo ya había consultado con mis compañeros eso de meterla en el grupo, y ellos me habían dicho que mejor cuanta más gente, y encima se le da bien eso de los estudios. Me dirijo hacia ella, decidida, antes de que alguien la acapare, y llamo su atención, rogando a mis dioses inexistentes que no me vuelva a pasar lo de la última vez.
–Hola –le digo, más confiada en mí misma.
–Hola –parece algo sorprendida, aunque lo oculta bien y me dirige una sonrisa cordial, algo que me confunde (vamos, que pienso que le caigo mal).
–Pues, verás... eh... quería preguntarte si querías unirte a un grupo de deberes que tenemos los de 1º en Hangouts, con la cuenta de Google, y tú correo.
–Hum... –parece pensar un segundo. Se la ve ligeramente incómoda, pero lo oculta hábilmente–. Vale, pero... ¿cómo te doy mi correo?
–Tranqui, no petan mucho. Pues... dímelo y te escribo y tal... Nos, espera, mejor te doy el mío, si tienes buena memoria y me escribes.
–Ok. Va, luego te digo algo.
– [email protected]–digo, avanzando por el pasillo junto a ella.
–Vale, luego te doy el mío –sonríe y nos despedimos, mientras yo apreto el paso hacia clase, feliz porque podré hablar con ella, aunque sin saber por qué y de dónde toda esa euforia.
El día pasó volando ante la perspectiva de que ella me diría algo, y cuando vuelvo a casa y puedo miro el Gmail, encontrándome, efectivamente, correo electrónico. Sonrío al ver su dirección de correo; es demasiado obvio y tan suyo... Luego le contesto, indicándole dónde encontrar el Hangouts y le envío la invitación para que la acepte. Después, hago mi rutina diaria de ensayar con mi instrumento, estudiar para los exámenes, ya agobiada, como siempre y me voy a la cama, muy contenta.
Sin embargo, debieron pasar días y hubo varios correos de por medio antes de que lograse encontrar aquel chat y puedo contestarme. Aun así, el corazón casi se me sale del pecho cuando empezó a hablarme, y, como había terminado ya los exámenes y no tenía nada que hacer, me puse a hablar con ella, controlando mis nervios, descubriendo que era una persona agradable, en el fondo (sobre todo por chat); aunque, para mi disgusto, la conversación terminó pronto, de alguna forma. Un poco disgustada, me disongo a escribir y avanzar mi novela, pero, pensando en ella, no me puedo concentrar ni escribir algo bueno, así que lo dejo por una apuesta segura que siempre conseguía engancharme y distraerme: leer. Después, ceno y todo eso, esperando que llegue al día siguiente, que sería el día de colegio antes de las vacaciones de Navidad, un día que siempre era muy divertido, ya que hacíamos fiesta y Just Dance.
Y así pasa el día, entre hacer el tonto y bailar, hablar con mis amigas y espiar a mi crush durante el recreo y en los pasillos. Aún no me puedo creer que no se haya dado cuenta de que me gusta; es decir, lo sabe prácticamente todo el colegio (incluso creo que su novia, ups), pero él nada, como si no fuera con él. Solo concibimos dos opciones (lo digo en plural porque incluyo a mis amigas, sobre todo Elais, que lleva siendo mi mejor amiga desde 3º de Primaria, ya que antes de que me mudase al pueblo donde estaba mi colegio –anteriormente vivía en el pueblo de abajo–, íbamos a la misma ruta. Gracias a ella conocí a Erin y a Lair): 1) Que no lo sepa, con lo cual es idiota y no se fija nada, porque se me nota a la legua. 2) Que lo sepa y pase de ello, algo que sería muy noble por su parte, ya que no me haría pasar vergüenza. Poruq eclaro, él era taaan noble, y guapo y... Sacudo la cabeza, manteniéndola fría y me concentro en la quedada en la que estaba, con Elais, Lair y Erin donde siempre; están hablando del final de curso y dónde van a pasar las Navidades, un tema fácil de conversación, desde luego, ya que me distraería de mis pensamientos sobre Álex y me haría pensar en la realidad. Debía admitir que nunca se fijaría en mí y que... Siento un codazo en mi costado y me giro hacia Erin, interrogante, que me señala con la barbilla al grupo de 2º de la ESO que hay más allá, donde, obviamente, se encuentra Quien Tú Sabes (o QTS, para acortar). OH, MIERDA. EL KARMA ES TERRIBLE. Me pongo roja y trato de esconderme tras Lair, que se aparta tras un pequeño bufido de gato. Susurro: "¡Mal amigo!", enfurruñada, y me dispongo a sentarme con los brazos cruzados mientras trato de tranquilizarme y acallar las los voces enfrentadas de mi mente: una deseando que el chico que había provocado esa reacción en mí me viese, y la otra gritando, aterrada, que no lo hiciese, y con ganas de salir corriendo. Clavo la mirada en él, aunque intento hacerlo disimuladamente; obviamente fracasando, deduzco, por la mirada que me dirige Erin, aunque veo que ella también está con la vista clavada en él y susurrando algo que suena como: "El QTS", para después reírse. A veces creo que ella no lo había superado desde 5º de Primaria, cuando nos gustaba a las dos, pero siempre que podía me aseguraba que no era así, que no está ya enamorada de él, así que la debo creer. Intento mantener una expresión neutra en la cara mientras su grupo pasa por delante de nosotros, pues Erin sigue pensando que no me gusta ya, que yo también lo superé el año pasado. Sí, sí, estoy mintiendo a una amiga, lo sé, sé que está mal, pero es por el bien del secreto; ya lo sabe demasiada gente y no es que ella contribuya a evitar que más gente lo sepa precisamente. No porque sea una bocazas ni nada (aunque un poco lo es...), simplemente porque alguna vez se le ha escapado su nombre real delante de él o sus amigos, y tengo un terror irracional a que lo sepan. Me arruinarían la vida. Se burlarían de mí. Así que no.
Buuffff, van a ser unas Navidades muuuy complicadas e intensas. Bueno, al menos siempre me puedo distraer escribiendo. O leyendo. O hablando con Emma, canturreó una voz en mi cabeza, y, aunque traté de negarlo, no pude, pues sabía que tenía razón; últimamente hablábamos más de lo normal, algo que me hacía extrañamente feliz sin razón aparente...
HOLAAA, DE NUEVOO. Perdonad por no actualizar esto durante como... no sé... ¿dos meses? Sobre todo te pido disculpas a ti @jym 200, que creo que has estado a punto de matarme. Lo siento, es que tuve un pequeño bloqueo de escritor, porque... a ver... esta historia es en parte algo real, y hay zonas que no recuerdo o que hay saltos temporales, por lo que no sé qué poner y me debo inventar, así que... a veces me cuesta un poco. Aparte de que tardé mucho en escribirla y a veces me da miedo que la gente lo vea, porque, bueno... os parecerá poca cosa pero para mí fue algo que me hizo daño durante mucho tiempo. Sé que soy una dramática :)
Por favor, me gustaría que me dieseis vuestra opinión con comentarios. Sé que estoy escribiendo cosas con tramas muy comunes y no muy buenas, pero os prometo que esto se pondrá interesante pronto; y prometo pasar aquí, a Wattpad mis mejores historias cuando las presente a concursos y no gane. Perdonadme, tengo una vida muy ocupada, pero ahora, en verano, prometo que actualizaré más. Y está mi historia en desarrollo (que prometo que subiré el primer capítulo antes de Julio), en la que tengo muchas esperanzas, que espero que os guste mucho, ya que, por ejemplo, una amiga (una de las únicas que se interesan por mis proyectos *llora*) me dijo que era mucho mejor que algunas mías empezadas que había leído. Por favor, apoyadme con comentarios. Es lo que me hace feliz. Ni las lecturas, ni los votos: son los comentarios. Me dijeron que esto es difícil, pero no imaginé que hasta este punto... :( Bueno, gracias por seguirme y eso. Buen finde, queridos míos <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top