Capítulo 15

.El día amaneció tranquilo, pero no tardé en darme cuenta de que algo andaba mal. Amore estaba particularmente inquieta, casi perdida entre sus pensamientos, y aunque intenté no prestarle demasiada atención, era difícil no notar la preocupación que le surcaba el rostro. Algo había cambiado en ella desde la última vez que la vi, como si hubiera tenido otra visión, pero por alguna razón, esta vez parecía que no nos involucraba directamente. Sin embargo, la mantenía pensativa y eso era suficiente para que yo también me sintiera inquieto.

Mientras tanto, Zha dormía profundamente en mis brazos. Estábamos recostados en una hamaca que Leah nos había dado, un regalo para nuestra privacidad fuera de la casa Cullen. Siempre terminábamos durmiendo bajo un pino, rodeados por la naturaleza, como si la conexión de mi impronta con la tierra fuera más fuerte que la necesidad de un techo sobre nuestras cabezas. A medida que pasaba el tiempo, comenzaba a entender por qué Alistair, el vampiro nómada, siempre decía que nuestras vidas en las tribus cambiaformas o metamorfas eran diferentes, mucho más conectadas con lo salvaje.

Le había prometido a Zha que la cuidaría mientras descansaba, pero no pude evitar escuchar la conversación que Edward estaba teniendo con Amore. Al principio, solo escuchaba la voz suave y controlada del vampiro, pero no pude resistir ser un poco cotilla y seguir prestando atención.

—¿Por qué estás tan preocupada? —preguntó Edward.

Amore, inquieta, estaba rasgando la arena húmeda del suelo con sus patas. Aunque no podía ver su expresión, podía sentir la tensión en su cuerpo, como si estuviera a punto de explotar.

—Entonces, te preocupa no saber por qué tu cachorro, Tauro, se escapó de las órdenes de Paul. —Edward parecía reflexionar en voz alta—. ¿Tienes alguna idea de dónde podría estar?

Amore, en su forma de loba rojiza parda con ese pecho blanco y sus peculiares ojos bicolores—uno dorado y el otro azul celeste—, refunfuñó molesta. Aunque no podía hablar, su lenguaje corporal era claro. Estaba frustrada y molesta, y la pregunta de Edward solo avivaba esas emociones. Su hocico se frunció en un gesto claramente sarcástico.

A pesar de la situación, no pude evitar soltar una sonrisa. Su comportamiento me recordó mucho a las veces en que Leah o incluso yo mismo, nos sentíamos atrapados en situaciones incómodas. Pero mi sonrisa se desvaneció rápidamente cuando Edward, de repente, conectó su mirada dorada con la mía. Me había pillado. Sabía que estaba espiando su conversación, y en lugar de apartarse, decidió incluirme.

—Paul dice que el aroma de Tauro se pierde hacia nuestro territorio. ¿Crees que vino a hablar contigo o había otra razón? —insistió Edward, ahora hablando para ambos, Amore y yo.

La loba negó rápidamente con la cabeza, claramente confundida. Parecía nerviosa, como si intentara encontrar una explicación pero no lograra entender completamente la situación. Se lamió los labios, mostrando sus dientes por un segundo, como si esa pequeña acción pudiera calmarla.

—¿Por qué no vas a buscarlo? —preguntó Edward, incrédulo.

Amore movió su cabeza hacia un punto más allá de donde estábamos nosotros. Mi mirada siguió la dirección de su hocico, y lo que vi me dejó helado por un momento. A unos metros de distancia, caminaban dos figuras. Uno era un lobo de pelaje rojizo pardo y blanco, del mismo tamaño colosal que Nylion. Pero este no era Nylion; este era su gemelo, Tauro. Junto a él, caminaba una osa grisácea, imponente, y mi corazón dio un vuelco cuando reconocí quién era: Andree Moreno.

Lo que estaba viendo no tenía sentido, pero al mismo tiempo, todo encajaba. Si Nylion se había imprimado en mi hermana Leah, ¿por qué no lo haría su gemelo Tauro con alguien cercano a Zha? Andree, la osa que había sido parte de la vida de mi impronta, había regresado, pero esta vez con un lazo más profundo que cualquier amistad o lealtad pasada.

La revelación me golpeó de golpe. Tauro se había imprimado en Andree. Y si esto estaba ocurriendo, no podía evitar preguntarme: ¿qué más estaba por venir? ¿Cómo afectaría esto a Zha? Sabía que su relación con Andree era complicada, y que había heridas profundas que aún no sanaban. Esto solo traería más caos a nuestras vidas, pero también una nueva oportunidad para el entendimiento, o eso quería creer.

Sentí el peso de la situación apoderarse de mí. No solo por lo que significaba para Amore y su preocupación por Tauro, sino también por lo que esto podía significar para Zha y su relación con su antigua amiga. El destino nos estaba empujando hacia caminos entrelazados, algunos llenos de dolor, otros llenos de redención. Todo lo que podía hacer ahora era esperar y estar preparado para lo que viniera.

[...]

El sol apenas comenzaba a resguardarse sobre los árboles cuando Tauro apareció. La figura del lobo rojizo pardo avanzaba hacia Amore, su madre. Algo en su postura reflejaba tanto urgencia como respeto, y su presencia alteró aún mas el ambiente de inquietud que había hasta entonces. Edward, que se encontraba más cerca, notó mi curiosidad y comenzó a acercarse. Sabía que él podría escuchar y entender lo que estaba pasando entre Amore y su hijo gracias a su habilidad telepática, y en su típico estilo calmado y sigiloso, empezó a traducirme lo que ocurría.

Tauro, con una voz que resonaba en los pensamientos de su madre, comenzó a explicarse.

«Mamá, perdóname por no haber cumplido con la orden de papá», pensaba Tauro, con una voz varonil y aterciopelada, que parecía ser tanto de súplica como de revelación. «Mi instinto me arrastró aquí. Al principio pensé que mi hermano Nyl estaba en peligro, pero descubrí que era algo diferente. Era mi destino llamándome. Esta humana cambiaformas es mi impronta. Andree Moreno es mi huella.»

Esas palabras cayeron como un golpe para mí, pero el impacto fue más profundo en Zha, mi impronta, quien estaba medio dormida en mis brazos. Noté cómo se tensó sutilmente, sin mostrar una reacción abierta, pero claramente estaba escuchando. Edward continuó susurrando la traducción de los pensamientos de Tauro, pero era evidente que lo que estaba diciendo despertaba algo en Zha, aunque no podía saber qué.

Amore, con la majestuosidad y seriedad que la caracterizaba, respondió en silencio, aunque Edward transmitía cada palabra.

«Me alegra saber que has venido a pedir disculpas y a presentarla», pensó Amore con un tono que, aunque maternal, llevaba una advertencia implícita. Sus ojos eran severos, aunque su postura mostraba cierto alivio. «Espero que sientes cabeza, humana Andree. De lo contrario, te exterminaré si dañas a mi cachorro con tus inseguridades humanas. Si aceptas el vínculo con Tauro, debes comprender que no volverás a la sociedad humana. Deberás ceder al instinto primal y a la vida natural.»

La amenaza en las palabras de Amore era clara. Andree, en su forma de osa grisácea, bajó la cabeza en señal de sumisión, reconociendo a Amore como la Alfa de la manada de su compañero. Aunque no conocía profundamente la relación entre ellas, sabía que Andree tenía un pasado complicado con Zha, y ese gesto de humildad era crucial.

«Lo comprendo perfectamente», respondió Andree con firmeza a través de sus pensamientos, aunque su voz mental reflejaba humildad y arrepentimiento. «No tengo intención de repetir los errores del pasado, ni de actuar como lo hice con Naribetzha. Te respeto, Amore, y nunca desearía lo contrario.»

Amore asintió en silencio, aceptando las palabras de Andree, aunque su mirada severa no se suavizó del todo. La madre loba no daba segundas oportunidades a la ligera, y esta situación no era la excepción. Sin embargo, parecía dispuesta a permitir que el vínculo entre Tauro y Andree siguiera su curso, siempre y cuando las condiciones fueran claras.

Mientras observaba todo desde la distancia, sentí un nudo en el estómago. La manada de Amore se expandía de nuevo. Su familia de lobos, ya adultos, seguía encontrando a sus compañeras. Era algo natural para ellos, un reflejo de la naturaleza cambiante y primitiva que compartíamos. Sin embargo, la mención de Naribetzha en la conversación había hecho que Zha se cerrara en sí misma, como si la sola idea de Andree todavía le doliera.

Zha no dijo nada, pero podía sentir su tensión. La mención de Andree no era accidental, lo sabía. Ella quería arreglar los errores del pasado, eso era evidente. Pero había algo profundo que no podía evitar preguntarme: ¿eran esos errores algo que podía sanarse con arrepentimiento? ¿O eran cicatrices que llevaríamos para siempre?

Me quedé callado, como Edward, ambos conscientes de que este no era nuestro conflicto. Lo que sucediera entre Amore, Tauro, Andree y Naribetzha no nos correspondía. Sin embargo, sabía que lo que estaba ocurriendo afectaba a mi impronta más de lo que ella quería admitir.

Mientras Tauro y Andree se retiraban, sabía que el tiempo no esperaría por nadie. El destino continuaba avanzando, implacable, y todos estábamos atrapados en su red. Lo que el futuro nos deparaba aún no estaba claro, pero una cosa era segura: la vida entre lobos y cambiaformas nunca dejaba de sorprenderme, siempre trayendo nuevas pruebas y retos que nos forzaban a confrontar nuestras propias debilidades.

Zha se movió ligeramente entre mis brazos, y mientras la acariciaba suavemente, me di cuenta de que, aunque el arrepentimiento era poderoso, solo el tiempo nos diría si las heridas del pasado podrían realmente sanar.

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