19 ▎Un nuevo mundo.
Los segundos, minutos e incluso horas pasaban... y KyungSoo seguía sin recibir noticia alguna de Park ChanYeol.
El hombre de su vida no daba señal alguna de vida, y eso lo tenía tremendamente mal.
Apenas recobró el conocimiento trató por todos los medios posibles lograr un contacto con él, buscándolo a través de su enlace, preguntando a las enfermeras si lo habían visto, incluso se escapó para llamarlo luego de pedir prestado el teléfono de una persona desconocida. Pero todo fue en vano, ninguno de sus esfuerzos resultaba en algo.
Era como si hubiese desaparecido de la faz de la Tierra, como si nunca hubiera llegado a su vida y marcado de tal forma que ya era una locura pensar en un futuro donde él no estuviese.
Desesperado por encontrarlo, comenzaba a pensar en... No, imposible que haya sido abandonado por él. ¿No es cierto? Ambos prometieron amarse, diciéndose y declarando el amor que ambos se tenían mutuamente. De la noche a la mañana era ilógico que hubiera dejado de quererlo, pero sino...
¿Que iba a hacer si él decidió marcharse para siempre?
Tal vez sus padres lo incentivaron con dinero, o fue una decisión propia. ¿HaeYoon le habrá hecho algo? ¿Acaso fue ChanYeol quien lo rescató después del ataque? Sus pensamientos eran tan confusos, que le provocaban dolores de cabeza.
― No pienses idioteces KyungSoo, tú lo conoces. ― Se hablaba así mismo, enojado por haberse atrevido a dudar sobre ChanYeol, y la veracidad de su amor por él ―. Él va a venir por mí, yo lo sé...
Miró pensativo el ventanal de su habitación, viendo decaído el amplio atardecer anunciar la partida de un sol que poco a poco dejaba de brillar, tal vez triste al igual que él, dándole el protagonismo a una luna llena que parecía consolarlo por su dolor.
Ya su omega no aparecía, desconcertado por la desaparición de su alfa, extrañándolo tanto que le era imposible conciliar el sueño. Se negaba a creer que no volvería a verlo, de no envolverse en su calor y a sus atrayentes feromonas reconfortantes. Incluidas sus dulces palabras repitiendo una y otra vez lo tanto que lo amaba.
Quería creerlo, porque sino, no tendría fuerzas para enfrentar esa vida tan miserable y solitaria que estaba viviendo.
Fue hasta el baño que estaba incluido en el cuarto, y se observó en el espejo. Estaba demacrado, con ojeras negras bajo sus ojos tristes, su cabello descuidado y su piel pálida. Sus labios partidos y... dios mío, ¿qué había pasado con él?
Llevó sus manos hasta su boca, espantado, sin poder creer lo que veía en su reflejo.
Su luz se había perdido por completo, estaba tan vacío que hasta podía notarse con una rápida mirada. Y su jodida marca comenzaba a ponerse amarillenta, debido a la nula presencia de su alfa, y la atención adecuada a ésta.
Tuvo un fugaz pensamiento, la adrenalina acaparando a sus feos pensamientos.
Corrió hasta llegar a la puerta de la habitación, oyendo los pasos de la enfermera a su cargo aproximándose. Como todos los días, lo visitaba para una rápida revisión protocolar, para verificar que su recuperación estuviera bien encaminada. Por lo que le había comentado, su alta sería dada en una semana más, pero no podía quedarse sentado en una camilla y esperar a que las cosas siguieran de esa manera.
Haría todo lo posible para encontrar a su alfa, porque una corazonada le advertía que algo anda mal, y él llegaría al fondo de todo eso.
Fue rápidamente hasta la camilla donde descansaba, tapándose y adoptando una apariencia somnolienta, casi al borde del sueño profundo. Tres toques, y la puerta fue abierta para dejar pasar a la enfermera Choi.
Era muy amable con él, y lo trataba al igual que a un hijo suyo. Había tenido varias charlas con ella, y la beta Minhyun siempre lograba subirle el ánimo.
― ¿Cómo esta mi paciente favorito? ― Casi tarareó la enfermera, sentándose en el borde de la camilla, sacando su kit especializado para tomar la presión, oír sus latidos, entre otras cosas. Comenzó por ponerse sus guantes de látex, ofreciéndole una linda sonrisa.
KyungSoo sonrió, contento de volver a verlo. Si no fuera por ella, estaría mucho peor de lo que ya estaba.
― Excelente, señora Choi.
La mujer dio pequeños golpecitos en su cabeza, bufando.
― ¡Tengo 34 años, niñito! Aún falta para ser una señora hecha y derecha. ― Terminó por reír, dejando en claro que era una broma. Pero su expresión tranquila pasó a ser de preocupación, alumbrando sus ojos con su linterna portátil ―. ¿Por qué mi niño está tan mal? ¿Sucede algo con la medicación?
Empezó por revisar sus pupilas, haciendo un control en sus reflejos. Primero le hizo mantener la mirada fija en la linterna, y sin mover su cabeza, debía seguirla y no apartar la vista. Hizo movimientos circulares, luego de forma vertical y horizontal, para después tapar uno de sus ojos y repetir el proceso con ambos.
Minhyun negó con la cabeza, haciendo una mueca entre la confusión e inquietud. KyungSoo tuvo un mal presentimiento.
― Tus reflejos presentan un leve retardo antes los estímulos. ― La mujer dejó a un lado su linterna, para tomar el tensiómetro, y comenzar a enrollar el brazalete con cámara en su antebrazo. Reguló la válvula reguladora y comenzó a apretar el insuflador lo suficiente como para que debajo del brazalete sólo entraran dos dedos bajo el extremo de éste ―. Mmm... tienes la presión un poco baja, pero no llega a ser alarmante. Casi cerca de la media.
KyungSoo suspiró, un poco más tranquilo.
― ¿Eso es bueno?
Minhyun retiró el brazalete, guardándolo en su kit. Lo observó, pensativa.
― Depende de los síntomas que estés presentando. ¿Te has sentido excesivamente cansado, tu visión se nubla o sientes una constante somnolencia?
El omega estuvo en silencio unos largos segundos, mordiendo su labio inferior.
― He tenido todos esos síntomas.
― Dios mio, mi niño precioso. ― Sin poder evitarlo, la beta lo abrazó, haciendo un puchero con sus labios ―. Liberaría feromonas para crear un ambiente reconfortante, pero soy una beta...
― No te preocupes, Minhyun. Voy a estar bien.
― De todas formas, voy a mandarte a hacer un par de estudios, sangre y orina. Por si las dudas. ― Le guiñó un ojo, y KyungSoo no supo interpretar su mirada cómplice ―. ¿Tu alfa aún no ha venido a visitarte?
Trató de hablar con lentitud, sabiendo que era un tema delicado para el omega.
KyungSoo suspiró, algo decaído.
― Aún no... pero tengo la esperanza de volver a verlo. ― De pronto, una idea se le cruzó por la mente, y miró fijamente a la beta, meditando si sería buena idea o no contarle de su plan.
― No te desanimes KyungSoo, ten por seguro que pronto volverá. Mientras tanto, trata de no presionarte o acumular mucho estrés, eso va a ser perjudicial para tu salud.
KyungSoo sonrió levemente, asintiendo a sus recomendaciones.
Ya había tomado una decisión.
Ella fue la única que se había preocupado por él durante esas semanas que había estado internado, cuando tuvo un ataque de pánico y fue a consolarlo, también el momento en que sintió que lo había perdido todo, y ella fue la encargada de devolverle su esperanza perdida para que creyera que todo mejoría en breve.
― Minhyun... ¿puedo confiarte algo y saber que no vas a contar nada de esto?
La beta sonrió, asintiendo con la cabeza.
― Sabes que voy a ayudarte con lo que sea que necesites, mi niño.
gracias por leer! ♡
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