16 ▎Amar por obligación.
Este capítulo contiene temas sensibles y representación del abuso físico y verbal, por lo que se recomienda discreción.
Si es sensible a estos temas, no leer el capítulo.
― ¿Desde cuándo te coges a Park?
KyungSoo gimió de dolor cuando su espalda chocó con fuerza contra una de las paredes de la casa, rozando la punta de la mesada. Cayó por su cuerpo débil, y viéndolo desde una baja perspectiva, el frío rostro del menor no hizo más que provocarle escalofríos.
Estaba muy asustado, temía por lo que el enfermo de HaeYoon podría hacerle en esa situación tan vulnerable.
Entre sollozos, comenzó a murmurar el nombre de ChanYeol, implorando por su rescate. Pero su reciente lazo no parecía estar tan conectado aún, por lo que no recibía respuesta de él.
Y el que llamara por otro alfa no pasó desapercibido por HaeYoon, que en cuanto oyó de los labios de KyungSoo aquel nombre que tanto repudiaba, lo tomó por el cuello de su remera, agitándolo sin piedad.
― ¡¿Y te da la cara como para llamarlo!? ¡Eres un hijo de puta descarado! ― El alfa seguía maldiciéndolo, ejerciendo violencia sobre él, haciendo que el omega de KyungSoo saliera a flote, y mostrara su lado más sensible, preso del pánico ―. ¡Te juré amor eterno, y ni siquiera te importó! ¡Te amo desde que tengo memoria, KyungSoo! ¡¿Por qué no puedes aceptarlo!?
El miedo fue sustituido por el enojo luego de sus palabras, despertando el lado salvaje del omega.
Estaba cansado de que él pudiera imponerse ante él como se le diera la reverenda gana, mientras él debía quedarse callado y aceptar cualquier insulto de su parte.
― ¡Porque no te amo, HaeYoon! ¡Y tienes que aceptarlo de una jodida vez! ― Gritó con fuerza KyungSoo, mientras gruesas lágrimas caían por sus mejillas ―. ¡Nunca te amé, ni voy a hacerlo! Te lo dije cientos y cientos de veces, pero ignoraste mis continuos rechazos. ¿Y ahora te sorprende? ¡Nunca voy a amarte, ni nunca lo hice! ¡Sólo siento odio por ti, un maldito asco cada vez que te veo que tengo las ganas de vomitar con sólo tenerte cerca!
Sus gritos fueron silenciados cuando HaeYoon levantó su mano, y la estrelló contra su mejilla, con fuerza y sin arrepentimiento. Su cara giró ante el impacto, y se llevó una de sus manos a la zona afectada, viéndolo con gran resentimiento.
HaeYoon no estaba mejor, lloraba a mares mientras hipaba como un bebé.
― ¡Cállate, no es cierto! ¡Tu me amas! Debes hacerlo, tienes qué.
― ¡No HaeYoon, las cosas no funcionan así! No puedes obligar a alguien a que te ame, a que esté a tu lado cuando el sentimiento no es genuino. ¿Por qué nunca pudiste aceptarlo? ¡Yo nunca quise esto, ni siquiera preguntaste lo que yo quería! ¡Si tanto dices amarme, ¿por qué no pensaste en el daño que me estabas haciendo?! ― Su voz iba quebrándose cada vez más, dejando sus últimos alientos en la confesión que llevaba guardando desde hacía años ―. Me obligaste a aceptarte como mi pareja, también como mi prometido. ¿Piensas que soy alguna clase de marioneta? ¡Bastante tuve con mis padres, que me trataron como una jodida basura durante toda mi vida!
― ¡No, no sabes lo que dices! ― HaeYoon negaba repetidas veces con su cabeza, tapándose los oídos y murmurando cosas sin sentido ―. ¡Estamos destinados a estar juntos, Soosie! ¿Por qué no puedes verlo? Todos lo saben, me perteneces y yo a ti...
Incrédulo de las barbaridades que estaba escuchando, trató de canalizar su energía con tal de hacer que su llamado a ChanYeol diera frutos, porque no sabía cuanto iba a durar frente a la inestabilidad del menor.
― Yo realmente llegué a quererte, pero ahora no siento más que odio por ti... ¿Por qué tuviste que arruinarme la vida, HaeYoon? ¿Por qué yo? ¿Qué fue lo que hice mal cómo para tenerte en mi camino?
HaeYoon volvió a acercarse hasta casi rozar sus labios en su oreja, respirando irregularmente.
― Desde el primer momento en que te vi supe que eras mi amor destinado. Todo en ti gritaba que me pertenecías, Soosie. ― Sus manos siguieron deslizando, acariciando el lugar que antes golpeó, dejando un beso sobre las lágrimas saladas del mayor ―. Yo siempre te quise...
Siguió bajando, hasta rozar con su cuello. El pánico de KyungSoo estalló.
"Por favor, ChanYeol. ¡Ven!"
― No, no, no... ¡No me toques! ― Intentando apartarlo, alejó lo más posible su zona sensible de sus ojos, escondiendo su marca lo mejor que podía, aunque fracasó al final.
― ¿Qué ocultas? Déjame ve-
HaeYoon enmudeció al quitar las manos del omega, y ver la reluciente marca en su cuello. Se quedó viéndola fijamente, sin decir palabra alguna. KyungSoo quiso correr cuando algunas venas en la frente de HaeYoon comenzaron a notarse.
― ¿Eso es... una marca? ¿Una marca de él?
KyungSoo sintió que sus pies dejaron de funcionar ante la mirada perdida del alfa, que lo cazó de las muñecas, y apretó sin piedad. Seguro dejaría una marca.
― ¡Me estás haciendo daño, ya déjame!
― ¿CÓMO, KYUNGSOO? ¿CÓMO PUDISTE? ― HaeYoon se escondió en su pecho, rompiendo en llanto. KyungSoo no sabía como reaccionar, aún buscando alejarlo ―. No... claro que no voy a dejarlo así. Tengo que borrar la esencia de ese bastardo de tu cuerpo.
Sus labios impactaron en su cuello, sobre la marca, y comenzó a lamer y a chupar toda la extensión de piel que pudiera, manoseándolo sobre la ropa.
KyungSoo empezó a gritar con todas sus fuerzas, pidiendo ayuda desesperadamente. Se sentía sucio, asqueroso por el toque bruto que el alfa ejercía sobre él. Tenía náuseas al no poder luchar contra su fuerza, y sentir que su cuerpo no respondía.
― ¡SÚELTAME, MALDITO! NO ME TOQUES.
KyungSoo arañó el rostro de HaeYoon, desesperado al sentir su cuerpo encima suyo. Quería mandarlo lejos, sin que pudiera tocarlo ni verlo, a millones de distancia.
― Tengo que borrar esa fea marca. ¿Qué opinas de una nueva, Soo? ― HaeYoon siguió besándolo a la fuerza, manteniéndolo aprisionado bajo su cuerpo, y restregándose sin pudor ―. Quítate la ropa, omega.
Y otra vez la maldita voz de alfa, esa voz de autoridad, e imposición ante el derecho del otro. Una voz que causaba pánico a quien la escuchase, un miedo profundo a que no habría nada que hacer, más que obedecer a lo que se les ordenara. Un hechizo tortuoso, pues podías ser consciente de tu cuerpo, de las sensaciones y el dolor, más no de tus acciones o movimientos.
Obligación y abuso de poder, eso es lo que los omegas siempre sufrían, y no podían luchar contra ello.
KyungSoo sentía como lentamente iba perdiendo el conocimiento, tal vez por el shock fuerte de lo que estaba viviendo en esos momentos, que su alrededor iba oscureciéndose cada vez más, hasta quedar en negro.
Cuando estaba por desabrochar el último botón de su pantalón, ya casi desnudándose por completo, que un estruendo resonó en la puerta principal, y a partir de allí, perdió el conocimiento.
Pero entre la bruma de la desesperación, pudo escuchar una última voz.
― ¡KyungSoo!
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