12 ▎Amanacer junto a ti.
KyungSoo ni siquiera pudo notar que las frías brisas de la mañana azotaban su cuerpo, no mientras se mantenía acurrucado en la calidez que emanaba el pecho de ChanYeol.
Estuvieron allí en el patio descansando durante un par de horas, juntos en un cómodo silencio que expresaba más que mil palabras, desconectados por completo del mundo y sin pensar en ningún problema.
El castaño sabía que aquella paz sólo era una fachada frágil que en cualquier momento podría quebrarse, pero no tenía los ánimos como para pelear y tirar por la borda esa pequeña reconciliación que había logrado con el más alto.
Realmente deseaba que todo se arreglara, pero había tantos baches en las verdades que decía, que los secretos terminaban por comer sus dichos.
El amanecer comenzó a surgir, y KyungSoo que estaba cabeceando de a poco se despabiló, notando que ya la casa de ChanYeol estaba en calma y las pocas personas que quedaban ya se iban marchando.
Con gran esfuerzo llevó el cuerpo semi-inconsciente de ChanYeol hasta su habitación, luchando por no dejar que se cayera mientras por lo bajo lo maldecía en mil idiomas.
Después de todo, las costumbres no se perdían...
Al llegar hasta su habitación lo tiró como un costal de papas en el somier, riendo en voz baja cuando vio el cuerpo del alfa rebotar y casi caer del lado contrario. Luego, lo acomodó de tal forma en la que él pudiera descansar cómodamente, arropándolo con delicadeza por las bajas temperaturas.
Tomó asiento en la esquina de su cama, contemplándolo por unos segundos en total silencio, apartando de su rostro algunos mechones rojizos que estaban sobre su cara, y aprovechó para darle suaves caricias a sus mejillas, esas que tanto había extrañado tocar. Se acercó con sutileza hasta una de ellas, y dejó implantado un beso que deseaba demostrar el gran cariño que guardaba en su interior.
Todo el tiempo que estaban separados su omega lo estaba cobrando ahora, y en esos instantes no podía pensar en otra cosa que no fuera estar pegado a ChanYeol, y sentir sus feromonas embriagarlo.
Sin poder evitarlo, sus ojos se llenaron de lágrimas. Dolido y desconsolado mientras se refregaba en su pecho.
― E-En serio me gustaría contarte la verdad Chan, pero no puedo... no puedo.
Se lamentó en silencio, a un lado del cuerpo estático del alfa, que suspiraba entre sueños. Se veía tan tranquilo, como un ángel descansando después de un años.
Su mirada se desvió hasta su pecho, en ese en el que estaba apoyado, y sus manos inconscientemente se dirigieron hacia él. Podía sentir como éste subía y bajaba al ritmo de su respiración pesada, notándose por sobre la ropa sus músculos duros, y esos pectorales que tanto amaba apretar y morder mientras lo follaba sin piedad.
Su omega gimoteó con necesidad, y maldijo en voz baja cuando un calor repentino lo recorrió de pies a cabeza.
Se mordió los labios, y temiendo que despertara se alejó. Iba a asegurarse de que mañana pudieran hablar bien las cosas, pero ahora no era el momento, y por más que su omega quisiera quedarse, no debía...
Mientras iba de camino a la puerta, le tomó por sorpresa cuando una mano salió detrás suyo, deteniéndolo y cerrando con lentitud la puerta.
Un escalofrío le recorrió de pies a cabeza cuando una caliente respiración rozó la piel descubierta de su cuello, y la presencia de un corpulento hombre detrás de él que comenzaba a volverlo loco. Sus piernas flaquearon, y cuando aquellas fuertes manos lo sostuvieron con seguridad fue cuando pudo despertar de su shock.
― ¿Kyunggie?
Ese apodo que tanto amaba, proveniente de esos labios que ya estaban tatuados en su piel y memoria... KyungSoo no pudo evitar suspirar con felicidad al saber que su alfa había vuelto a su lado.
Se giró lentamente hasta quedar enfrentados, y lo miró con tanta devoción que por un momento temió estar soñando. Se aferró a su cuerpo en un abrazo koala como si su vida dependiera de ello, sin creerlo todavía.
― Si, si amor, soy yo...
Colocándose de puntillas, le dio un tierno pico en sus labios, casi llorando por la emoción que se iba acumulando en su pecho. ChanYeol sonrió de costado, exhibiendo su característico hoyuelo. Sin avisar, el alfa lo tomó de ambas mejillas y estampó sus labios con los de él en un intenso beso que le hizo olvidar hasta su nombre.
Saboreó con necesidad cada parte de su boca, metiendo su lengua y jugando con la del otro a ver quien era el dominante (por supuesto, ChanYeol ganó). Llevó sus manos a la parte trasera de su cabeza, desordenando sus cabellos mientras refregaba su cuerpo con el de él.
Antes de separarse mordió juguetonamente su labio inferior, y en respuesta ChanYeol lo tomó de los muslos, alzándolo mientras lo acorralaba contra la puerta de su habitación.
― Eres un demonio muy bonito... ¿te gusta volverme loco, no es así?
KyungSoo sonrió en respuesta, juntando las puntas de sus narices, mirándolo fijamente.
― Y si es así, ¿qué vas a hacer al respecto?
No hizo falta que lo repitiera dos veces para que volviera a tener encima a ChanYeol, que se abalanzó contra su boca como si fuera la última gota de agua en el desierto. Le gustaba sentirse necesitado, y ver los ojos rogantes del alfa lo excitaba en demasía.
Estaba tan perdido en la forma en que el pelirrojo devoraba sus labios que no se percató que se habían trasladado hasta la cama hasta que su espalda tocó el suave colchón de forma delicada.
Miró extasiado al hombre que se hacía paso entre sus piernas, que parecía tocarlo con miedo a romperlo. Besaba sus manos y brazos, haciendo un recorrido hasta su cuello, donde comenzó a mordisquear a su gusto la piel sensible que sus dientes encontraban.
ChanYeol sabía muy bien que movimientos hacer para tenerlo en un par de minutos con una punzante erección, pero por sobre todas las cosas, a su omega vuelto una fiera por su toque.
Sólo quería que se hundiera en su interior, y le hiciera recordar la forma de su pene hundiéndose en su entrada, una y otra vez, sin detenerse.
― V-Vamos Chan, deja el juego previo. ― Murmuró por lo bajo KyungSoo, mientras ChanYeol seguía en su tarea de recorrer con sus grandes manos su cuerpo, pero sin quitar ninguna prenda ―. Te quiero dentro, por favor...
ChanYeol sonrió sobre su piel, y lo miró con aquellos ojos oscurecidos que encendieron una alarma en su interior.
― Te quiero ver arruinado por mi pene, KyungSoo. ― Suaves caricias, se sentía aún más perdido ―. Voy a hacerte el amor como nunca antes, que vas a olvidarte del idiota de tu novio.
Jadeó cuando ChanYeol bajó hasta su abdomen, y sus calientes manos comenzaron a quitarle su camiseta lentamente. Besó su vientre, dejando un húmedo camino de besos hasta llegar al cierre de su jeans negros. Suspiraba sin control, y su respiración se cortó cuando sus dedos atacaron sus sensibles tetillas, apretándolas mientras que con su boca bajaba el zip del cierre.
Dejando al descubierto su bóxer y a su pene erecto bajo la fina tela, su cordura se perdió cuando llevó sus manos y le empezó a sacar la ropa interior, dejándolo desnudo e indefenso ante él. La cálida boca de ChanYeol comenzó a chupar su miembro, jugando también con su lengua.
Se deshizo entre gemidos y jadeos desesperados, sintiendo su entrada lubricar sin control por el placer que experimentaba. Cuando estuvo por quejarse de la poca atención a su parte trasera, los dígitos del alfa comenzaron a entrar en su ano, como si hubiera oído el hilo de pensamientos del más bajo.
Su cuerpo afiebrado hacía lo posible por mantenerse en sus cinco sentidos, pero era complicado mientras ChanYeol siguiera mamando su pene de forma tan perfecta, e hiciera un exquisito vaivén con sus dedos, simulando estocadas.
Cuando sintió el éxtasis cerca, su omega aprovechó el momento de debilidad para tomar el control, multiplicando las sensaciones y explotando en un desastroso orgasmo que hacía días no tenía. El más alto se tragó su semen, sin dejar caer ninguna gota.
KyungSoo lo buscó desesperado luego, besándolo con gran necesidad. Los dedos de ChanYeol seguían llenándolo, pero sus cuatro dígitos no le eran suficientes, necesitaba algo más grande.
― Alfa, p-por favor fóllame...
El pelirrojo volvió a besarlo con ganas, saboreando cada parte de su boca.
― No omega, voy a hacerte el amor. ― Lo dio vuelta, dejándolo boca abajo y levantando su culo y acercándose detrás suyo aprovechó para dejar un último beso a su cuello ―. Vas a ser mío.
Alineó la cabeza de su pene en el ano de KyungSoo, entrando lo más lento posible para disfrutar cada centímetro de su interior, gimiendo suavemente. Su alfa deseaba enterrarse de una estocada, pero estaba luchando para hacerlo lo más placentero posible para que ese momento no pudiera olvidarlo nunca.
KyungSoo mordió la almohada, y con sus manos trató de sostenerse de cualquier cosa mientras el gran pene de ChanYeol seguía hundiéndose en su culo, provocando que sollozara por el tamaño. Pero no por dolor, sino porque era tanto el tiempo que había pasado sin sentirlo de esa manera, que no podía expresar la felicidad de volver a sentir el miembro del alfa en su interior.
― Te amo, te amo tanto Chan.
― Yo te amo más, Soo.
Finalmente su miembro entró en su totalidad, y ambos gimieron al unísono cuando sintieron la conexión volver a producirse, alfa y omega juntos una vez más, siendo uno mismo. Era casi antinatural que sus cuerpos no encajaran, y que de nuevo pudieran disfrutar de esa cercanía era la gloria misma.
ChanYeol comenzó un lento vaivén, enterrándose profundo dentro de KyungSoo, volviéndolo loco por su enorme pene que se abría paso en su cavidad anal.
Con el tiempo las penetraciones se hicieron más constantes, y en pocos minutos KyungSoo estaba gimiendo sin control mientras ChanYeol gruñía, tomándolo de las caderas mientras se hundía con furia en su culo.
El sudor de sus cuerpos caía por sus pieles, el choque produciendo un sonido sucio que envolvía toda la habitación. Sus feromonas se mezclaban entre sí, y el calor era tan intenso que ambos parecían animales salvajes, buscando una liberación fuerte.
ChanYeol gruñía por lo bajo, su ceño fruncido mientras que movía sus caderas bruscamente. Se inclinó un poco para llegar hasta el cuello del más bajo, apoyando su pecho en su espalda.
― Quiero marcarte KyungSoo, en serio quiero hacerlo. ― Su voz suplicante parecía casi quebrada, siguió con las penetraciones, aumentando la velocidad ―. Quiero que todos sepan que tienes un alfa, y que yo te pertenezco sólo a ti.
KyungSoo trató de hallar su voz, jadeando mientras buscaba aire.
― Hazlo Chan, márcame.
El pelirrojo al sentir el orgasmo sacudir por completo su cuerpo, fue que enterró sus dientes en la glándula de feromonas del cuello de KyungSoo, provocando un doble orgasmo en el omega.
El lazo comenzó a crearse entre los dos mientras el nudo del alfa iba creciendo, descargando todo el semen en el interior de KyungSoo. Ambos gemían, mientras buscaban regular su respiración.
Al terminar, se miraron con una gran sonrisa, emocionados por lo que significaba lo que habían hecho.
Aunque los problemas surgieran, ninguno de los dos estaba arrepentido.
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