03 ▎Dudas.

Muchas veces KyungSoo se preguntaba si lo que hacía era lo correcto, sí el fin con el que llevaba a cabo sus objetivos tenía una justificación.

Toda su vida se resumía en deberes, obligaciones y herencia por parte de sus padres; el respetado alfa Yoongeum, quien era un reconocido político y ocupaba el cargo de intendente en su provincia, Goyang. Y su madre Hyejoon, considerada tiempo atrás una reliquia en el país gracias a su talento y belleza en los escenarios. Una mujer con una presencia tan abrumadora que con solo una mirada te hacía sentir insignificante.

Una omega que arrasó con la industria artística, y que en su fatídico destino, estuvo marcado el hecho de terminar por convertirse sólo en: "la simple esposa de Do Yoongeum".

KyungSoo pensaba a diario sobre la diferencia tan marcada en las edades de sus padres, y en lo vacía que su relación siempre se sintió. La infelicidad de Hyejoon era notable, y eso no pasó desapercibido por su único hijo varón, sabiendo aquella triste verdad desde que era pequeño.

Si papá y mamá no se querían, ¿dónde quedaba él?

Sintió un nudo apretar su garganta, aspirando profundamente el aire frío que caló hondo en su pecho, observando el cuerpo de su novio caminar junto al suyo, entrelazados de las manos.

Sentía unas enormes cadenas pesar en sus tobillos, provocando que se arrastrara por el suelo y gritara hasta quedarse sin aliento, pero sólo era un intento patético de escapar de su realidad.

Si tenía la familia "perfecta", el estatus ideal y una vida sin problemas económicos, ¿por qué debía quejarse? Bastante desgracia tenía su familia al concebir un hijo omega. ¿No?

Su omega gimoteó, herido.

Lo mínimo que podía hacer era devolver todo ese esfuerzo y sacrificio a sus padres, siendo el mejor en cada cosa que se propusiera, y así elevar el honor del apellido Do. O al menos, eso es lo que las personas ajenas a su vida esperaban de él, provocando que durante años KyungSoo lo construyera internamente como si fuese una verdad.

Para empezar, ¿era lo que él deseaba? Porque si éramos sinceros, la base de la seguridad de una personalidad tan determinante como la de KyungSoo, radicaba en que pocas eran las veces donde cuestionaba sus acciones.

Miró sus manos, jugando con ellas para escapar del nerviosismo que amenazaba con atacar, mientras HaeYoon le platicaba de su día. El alfa lo observó en silencio durante un par de segundos, y le dio un apretón de manos al sentirlo perdido, haciendo que despertara de su lapsus.

ㅡ Amor, ¿sucede algo?

Si había algo que odiaba, luego de la estupidez natural de las personas, era el sentirse inseguro. Odiaba perder el control, de no ser quien tuviera las riendas de sus decisiones.

Aunque su autonomía era algo que había perdido desde hace ya mucho tiempo.

ㅡ Oh.. no es nada, perdona. ㅡ HaeYoon le reprochó con la mirada por su respuesta evasiva, el omega suspiró ㅡ. Lo que pasa es que el director nos encargó la presentación y el decorado del próximo partido de Las Águilas, y sólo faltan cuatro días y no hemos avanzado nada.

HaeYoon lo tomó por la cintura, pegándolo a su cuerpo. Su aroma cítrico comenzó a envolverlo poco a poco.

ㅡ Yo puedo ir a ayudarte si quieres. Tengo la tarde libre. ㅡ Sus pasos fueron deteniéndose, hasta quedar frente a frente, inclinándose para acortar la distancia a su rostro ㅡ. Con tal de pasar tiempo juntos, puedo hacer lo que sea.

Por algún motivo, aquellas lindas palabras no le causaron nada.

Su rostro parecía brillar de emoción, y sus ilusionados ojos negros lo atormentaron por unos segundos. Su atractivo rostro le ofrecía una leve sonrisa que inspiraba tranquilidad, y por unos segundos quedó paralizado al enfrentarse a su intensa mirada. Sus labios se fueron acercando hasta los suyos, y fue consciente de lo que sucedería al sentir sus respiraciones mezclarse.

El pequeño beso de HaeYoon se sintió incorrecto, su estómago revolviéndose como si ácido estuviera burbujeando dentro de él, y segundos luego se separó rápidamente.

ㅡ ¿Estás seguro? Puedo llamar a BaekHyun y Wendy para que me ayuden.

ㅡ Ya bastante los tienes explotados Soo, déjalos que descansen aunque sea por hoy.

KyungSoo se mordió los labios, inseguro de si debía aceptar su compañía o no. Le gustaba planificar las cosas sin que nadie estorbara, y ha decir verdad, KyungSoo era muy perfeccionista como para tener al lado alguien que era poco útil en cuento ayuda. Pero comprendía que algunas veces podía resultar ser muy estresante trabajar a su lado.

Y teniendo un punto a favor para HaeYoon, sus dos amigos ya estaban cansados de tanto correr de aquí para allá comprando la brillantina, pintura, papel de colores, etc. Tampoco quería agregarles más trabajo del que ya les daba en el centro de estudiantes, y por más que él pudiera soportarlo ya que era un robot en automático, solo no terminaría nunca. Así que la ayuda extra de HaeYoon podría servirle.

Por lo que tenía entendido, el gimnasio estaría desocupado por la tarde, y eso le dejaba más tiempo para hacer los preparativos con calma y sin presión.

ㅡ Está bien, vayamos.

Se intentó convencer de que había tomado una buena decisión en llevar a su novio, al lugar donde se llevaban a cabo varios de sus encuentros con ChanYeol. Las duchas, el cuarto de utilería, detrás de las gradas... cualquier rincón podía ser usado si en esos momentos sólo pensaban en follar como perros en celo.

Abrió titubeante la puerta metálica del gimnasio, sosteniendo con fuerza las llaves que el director le había confiado. Encendió las luces y tuvo una mejor vista del espacioso recinto, y de las pulcras gradas a ambos costados de la cancha principal.

Sus pasos fueron interrumpidos cuando el chirrido de las zapatillas hizo eco, lo que causó que se le pusieran los pelos de punta, recordándole a alguien que lo hacía odiar aún más aquel deporte.

ㅡ Bueno, puedes dejar tus cosas ahí arriba de las gradas. Yo iré a buscar los materiales.

No recibió respuesta, ya que HaeYoon se encontraba embobado mirando la espaciosa cancha de básquetbol, comparándola a como las veía en películas estadounidenses. El piso recién lustrado parecía brillar bajo sus pies, y juraba que incluso hasta su silueta era reflejada en ella.

ㅡ Woow, hace tiempo que no veo una cancha como ésta. ㅡ Escuchó desde lo lejos, su voz haciendo eco por el lugar ㅡ. ¿Cómo puedes odiar el basket, Soo? Si es lo más encantador en el mundo, luego de ti.

Escuchó el sonido de la puerta metálica ser abierta, y supuso que fue HaeYoon quien la abrió.

KyungSoo bufó, haciendo una mueca de desagrado en rostro, mientras ordenaba un par de cartulinas, pegamento y tijeras en una caja de cartón para llevarlas.

ㅡ La verdad no le veo nada de entretenido a una pelota naranja rebotar un par de veces y volar por el aire.

Una risa resonó por el gimnasio, y la utilería casi se resbala de sus manos al reconocer el dueño de aquella grave voz.

ㅡ ¿Por qué no le haces caso a tu novio, Soo? Él sabe de lo que habla.

gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top