22 ▎Explosión.

A lo lejos oía los gritos de SeHun, quien actuaba de forma irascible y aparentando estar en un estado de ebriedad. Los guardias de seguridad corrieron en su dirección, pasando a un lado de ellos sin levantar la más mínima sospecha. Sólo por un instante Minhyun se detuvo, suspirando y respirando con agitación, sintiendo sus manos temblorosas que tomaban las manijas de la silla de ruedas, retomando su camino.

Podía sentir su corazón palpitar, acelerado y casi con la sensación de que en cualquier momento saltaría de su pecho. Tal vez para correr lejos de ese miedo a ser atrapado, descubierto haciendo cosas que no debe, pero su inseguridad se disipa al volver al presente, y no perderse en recuerdos que martillan su futuro.

― Tranquila, todo saldrá bien. ― Murmuró por lo bajo, con la intención de tranquilizarla.

― Es fácil decirlo cuando tienes toda la cara vendada, KyungSoo. Aquí todos me conocen, y tengo que decirte que me cuesta barbaridades mentir.

El castaño se quedó callado, sabiendo que estaba poniendo en un papel muy comprometido el trabajo y la vida de la beta, arrepintiéndose al instante por fingir una calma que ninguno tenía.

― Lo siento por pedirte demasiado, Minhyun.

― No, discúlpame tú a mí... Estoy cagada de miedo y fui grosera contigo. ― Una mano comenzó a palmear su hombro de forma suave, y rio por ello.

― Entonces, ¿estamos bien?

― Claro que sí, niño.

Sólo después de sus palabras pudo respirar con un poco más de tranquilidad, haciendo el intento de despejar su mente.

Aunque su vista estuviera obstaculizada por el vendaje, era capaz de sentir su cuerpo ser trasportado entre los ajetreados pasillos del hospital. Oía con claridad los pasos apresurados de los doctores que se dirigían a distintas direcciones, el ruido de las puertas de emergencia ser golpeadas una y otra vez, la alarma de la ambulancia sonar constantemente, inclusive los gritos desgarradores de personas a lo lejos.

Por la extensión de su cuerpo un peculiar frío lo recorría por completo, tan envolvente pero a la vez dañino, causando que su pecho se hundiera en la tristeza. En ese corto trayecto había experimentado cientos de sensaciones, su estómago revolviéndose por la ansiedad.

Estar allí no era agradable, mucho menos relajante, pero admiraba la dedicación de las personas que trabajaban bajo tal presión, dedicando su vida entera a ayudar a otros. En algunas situaciones. Dando su vida con tal de hacerlo.

― Escucha con atención, KyungSoo. ― Habló de pronto la mujer, inclinándose lo suficiente como para que él fuera el único que escuchara ―. Pronto llegaremos al lugar acordado, así que ve preparándote para sacarte esas vendas lo más rápido que puedas.

Asintió, tragando con fuerza por el nudo que comenzaba a formarse en su garganta. Nunca pensó que estaría atrapado en una situación similar, luchando por no ser atrapado y siendo un fugitivo de la ley en tan sólo minutos. Si alguien del futuro le hubiera contado todo lo que viviría por estar junto a la persona que ama, sin duda alguna no se lo creería.

Y es que todo aquello le resultaba de algún modo irreal, fantasioso hasta cierto punto, porque, ¿cómo su propio padre pudo abandonarlo y planear internarlo como si sufriera alguna enfermedad mental? Le resultaba tan doloroso pensar en los pocos momentos que vivió junto a él, de rememorar sus horribles palabras cada vez que lo tenía enfrente, las humillaciones y su nulo afecto... de saber desde niño que nunca sería querido por su familia, sin importar lo que hiciera.

Dejarlo tirado en el momento que más lo necesitaba, y no sólo eso, que hasta su madre fuera cómplice de esa atrocidad. Y si era sincero, lo que más le dolió fue ver la indiferencia de Hyejoon, de sus ojos vacíos verlo sin emoción alguna, sin llorar al ser separado de su hijo.

Nunca había sido muy afectiva con él, tampoco durante su niñez, pero siempre tuvo un bonito recuerdo junto a ella. De las noches pacíficas donde el cantaba sus exitosos monólogos, cuando actuaba frente a él y le cantaba canciones de cuna para que durmiera, luego de pelear con Yoongeum otra vez.

Ella aún era una niña atrapada en el cuerpo de una mujer, y logró comprenderlo al crecer.

Sintió un par de lágrimas escaparse de sus ojos, empapando las vendas que envolvían su cabeza. Por más que siempre haya sabido del poco amor de sus padres hacia él, ¿quién no se sentiría mal al tener en claro que no era amado por su familia?

― ¿Y-Ya llegamos, Minhyun?

― Sí, sólo falta un poco más.

A medida que se acercaban a la salida, recordaba que Minhyun había dicho que podrían salir por la parte trasera del hospital, donde sólo estaba permitido el acceso al personal médico.

Casi podía sentir la fresca brisa del exterior impactar contra su cara, y oler ese peculiar aroma a tierra mojada. Estaba algo perdido, ya que la sensación de libertad es algo que había olvidado hacía semanas. Y ahora, estar casi al frente de ella, realmente le resultaba esperanzador.

Sólo podía pensar en tener a su lado a ChanYeol, de cuidarlo y decirle que todo estaría bien.

Mientras estuvieran juntos...

― ¡Hey, ¿quién anda ahí?! ― Se oyó por el pasillo, ya en una zona alejada al ajetreo anterior. KyungSoo sólo podía mantener su boca cerrada, y rezar para que no los atraparan ―. ¿Es usted, enfermera Choi?

Pudo sentir a Minhyun incómoda, tensa por la situación en la que estaban envueltos.

― Oh, hola Heeseung. ¿Está tranquilo tu turno? ― Aparentando gran tranquilidad y una voz calmada, Minhyun tuvo éxito al no levantar sospechas aunque fuera por breves minutos.

Estando a espaldas de ellos, KyungSoo no era capaz de ver nada, sólo guiándose por lo que lograba escuchar, lo que aumentaba sus nervios.

La beta se lo había dicho antes, era pésima para mentir. ¿Sería el fin de ese fugitivo plan que habían creado?

― Oh, andamos algo colapsados. Hubo un problema con un chico que estaba embriagado y tuvimos que organizarnos para echarlo del hospital. Estaba como una fiera. ― Rio brevemente, y pudo escuchar algunos pasos. Estaba acercándose hacia ellos ―. También tenemos un grave problema, se escapó uno de tus pacientes, Minhyun.

Si no fuera porque estaba sentado en una silla de ruedas, de seguro se habría desvanecido por la noticia. Es imposible que se hayan percatado tan pronto, pensó en su interior.

― Oh Dios, ¡no puedo creer que esto esté pasando! ― Actuando estar en estado de shock, la mujer llevó sus manos hasta su boca, atónita ―. ¿T-Tienes idea de quién se trata?

― Su nombre es Do KyungSoo, es mismo omega que nos habían encargado custodiar. Tal parece que era más escurridizo de lo que pensamos... ― Bromeó, y su risa quedó grabada en su mente como si fuera la escena de una película de terror ―. La policía viene en camino, en cuanto lleguen podremos acceder a las cámaras de seguridad y ver hacia donde se escapó. Por ahora estamos cercando el perímetro. ¿A quién llevas ahí?

Toda ilusión posible se hizo añicos con sus palabras, sintiendo como el aire se escapaba de sus pulmones, todos sus miedos convirtiéndose en realidad.

No, no podía acabarse todo así. Todo lo que habían luchado, ¿tirado por la borda?

― Q-Que gran pena... Yo ahora estaba por sacar a unos de mis pacientes. ― Cada vez la voz de Minhyun se distorsionaba a una más temblorosa, su seguridad esfumándose como el humo de la última calada a un cigarrillo.

― Pero el patio de la residencia está hacia la dirección contraria, enfermera Choi...

Mierda, la había cagado.

― No, es s-sólo que mi paciente quiere estar lejos de los demás. Está en estado terminal, ya sabes que trato de darles la mejor experiencia antes de partir.

Hubo un corto silencio, pero en su cabeza pasaron horas desde que ninguno de los dos habló, siendo capaz de escuchar a su corazón latir acelerado.

Un fuerte bombeo, tanto así como para delatarlo por su crimen.

― Le pediré por favor que-

― ¡Guardia Lee, venga urgente que lo necesitamos! ― Un estruendo, y varias personas gritando comenzaron a oírse. KyungSoo no sabía lo que estaba sucediendo, y eso lo asustaba aún más. ¡Jodido vendaje!

Pasos apresurados, jadeos cansados siendo expulsados.

― Un sujeto con arma entró al hospital, y tiene de rehén a uno de los doctores. ¡Tenemos la orden de evacuar a todos los residentes del hospital ahora!

― Santa mierda... ¡Retírese ahora, enfermera Choi! Y lleve lejos a su paciente.

― E-está bien, ¡cuídense ambos, por favor!

De pronto Minhyun tomó de las manijas de la silla de ruedas y con gran rapidez los dirigió a ambos hasta la salida. Prácticamente se tiró al suelo al estar por completo en el exterior, sacándose las vendas con hartazgo.

― ¡¿QUÉ ACABA DE SUCEDER?! ― Su pecho subía y bajaba a la par que gritaba, casi en un estado eufórico por lo que había ocurrido momentos antes.

El rostro de Minhyun se deformaba por el malestar que sentía, pálida.

― ¡N-No lo sé! ¡¿No será tu amigo el que entró con un arma?!

Ahora su corazón sin duda alguna, estalló por completo.

― ¿SeHun...? No, cómo crees. ― Y miró de nuevo hacia el interior del hospital, mudo al no poder distinguir al hombre que agitaba de un lado a otro la pistola, los gritos de la gente desesperándolo aún más ―. No, no creo que sea él. Tranquila.

La mujer se acercó a él, sujetándolo por los hombros y mirándolo con decisión.

― Tienes que irte ahora, KyungSoo. ¡No hay tiempo! ― Lo abrazó por última vez, apretujándolo con fuerza contra su pecho ―. Trata de estar lo más que puedas con tu alfa, yo llamaré a mi novio para saber que está bien. ¡Vete!

Sólo ante sus palabras pudo reaccionar debido a su estado de shock, tragando sus palabras y corriendo lejos de allí. Tenía el dinero que le había dejado la beta para que pidiera un taxi, y sin mirar atrás, se subió a uno.

Repitió la dirección de la casa del mayor, la misma que durante tantas noches soñó al recibir un mensaje a través de su lazo, días atrás.

ChanYeol iba a estar bien, tenía que estarlo. De lo contrario, él moriría a su lado.

gracias por leer!

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