𝚅





Esperar. Esperar con ansias su llegada siempre estaba de primero en mi lista de cosas favoritas.
¿La razón? Es que cuando uno está enamorado no puede hacer otra cosa que no sea pensar en la persona que ama.

- ¡Ya terminé mi turno! – Saludó junto a un sonoro beso en mi mejilla – ¿Te hice esperar demasiado?

Sonreí negando con la cabeza mientras veía como tomaba asiento enfrente de mí.
Soobin aún traía puesto el uniforme de la cafetería en que trabajaba. Una camiseta roja con el logotipo de la cafetería y unos pantalones blancos. Ese uniforme era horrible, se les veía horrible a todos los trabajadores, sin embargo, yo lo veía hermoso con él. ¿El amor es ciego o a Soobin todo le queda bien?

- ¿Cómo estás? – Inquirió.

- Bien. ¿Y tú?

- Genial.

Su respuesta junto a esa gran sonrisa que me obsequio, hizo que me pícara la curiosidad.

- ¿Tiene algo que ver ese "genial" junto esa sonrisa por terminar el turno? – Satiricé con ironía.

- Me conoces como si me hubieras parido – Mofó haciendo una leve pausa – Claro que no.

- Entonces, ¿por qué?

- Seguí tu concejo de hace unos días.

- Vale – Fruncí mi ceño mientras intentaba recordar qué concejo habla – ¿Y el concejo es?

- Invité a salir a una chica.

¿Podía una noticia removerme más el suelo que esa?
Esa afirmación logró tirarme al fondo del pozo más profundo y echarme un cubo de agua fría al mismo tiempo. Fue como si me hubieran arrancado el corazón y pisoteado un millón de veces antes de volvérmelo a colocar en el pecho. ¿Lo peor? Yo siempre supe que esto iba a pasar...
Conocía ese dicho que dice que por callar lo que sentimos terminábamos perdiendo grandes personas.

- Por lo que veo obtuviste una buena respuesta – Inquirí nuevamente, pero de manera indirecta.

- Sí. Quedamos para vernos esta noche… – Dejó la frase suspendida al aire mientras clavaba su mirada inquisitiva en mí – ¿Sakura por qué te has puesto tan ansiosa?

- ¿Lo he hecho?

Me removí en mi puesto mientras miraba a otra dirección.
Sabía que si lo miraba se me iban a escapar más de tropecientas lágrimas. No podía llorar ¿Cómo se suponía que explicara eso luego?  

- No me echas ni un vistazo y estas muy inquieta, ¿Te duele el estómago? ¿Por eso te retuerces tanto? 

Y fue su interrogación con tono de preocupación la que me hizo liberar mi primer gimoteo. Pero claro, yo cuando se trataba de él era un grifo abierto y eso suponía a estallar enfrente suyo. No podía. No quería. Y no debía.
Así que tomé rápidamente mi bolso y salí corriendo del lugar, dejándolo detrás.

Escuché sus gritos llamándome desde la distancia y como corría detrás de mí desde unos cuantos metros de distancia. Yo era más rápida a pesar de encontrarme en este estado de desastre. Pero él no debía verme así. No ahora que océanos corren por mis mejillas con ferocidad. No ahora que estaba tan... rota.

Logré esconderme en un callejón y evadirlo. Apagué mi teléfono para no tener que lidiar con sus llamadas y me dejé guiar por mis piernas hasta el único lugar que sabía que podían verme de esta forma.

Abrirte en sentimientos con una persona ¿Qué tan difícil es?
¿Cómo eres capaz de hacerlo? Si te es difícil, deberías buscar a alguien que los conozca sin tener que explicarlos.
Por eso era mucho mejor acudir a alguien que conocía tus sentimientos sin tener que abrirlos. Sé que suena a trabalenguas, pero es la pura realidad.

- ¿Sakura? – Inquirió alarmado al abrirme la puerta.

- Yeonjun.. – Solloce – Soobin... Soobin... Yo... – Mis labios temblaron por causa del dolor y el llanto – Necesito ayuda.

Solo en ese instante sentí por primera vez el calor corporal del cuerpo masculino mientras me reconfortaba con un fuerte abrazo.

- Todo estará bien, Sakura. Yo te voy a proteger.

¿Cómo fui tan ciega? ¿Por qué no me percaté antes de sus sentimientos? Tal vez si me hubiera dado cuenta y me hubiese enamorado de Jun en vez de Soobin, nada de esto me estaría pasando. Pero ya era demasiado tarde para ello, y nada parece poder revertir esto que siento.

Ingresamos dentro de la casa. El chico de cabello marrón como un bombón de chocolate, dejó que me aferrara a él todo el transcurso hacía la misma cocina en donde me había abierto sus sentimientos.
Tomamos asiento uno al lado del otro mientras yo no paraba de llorar.

- El peor error ortográfico de la vida es no saber cuándo se debe colocar el punto final, Sakura-chan – Susurró mientras hacía mimos a mi cabello – Tú y yo tenemos serios problemas con esa ley ortográfica.

Y valla que tenía razón.

El tiempo siempre corre tan despacio cuando uno está triste. Esa hora que había pasado llorando fue tan tortuosa para mí pecho que escurría sentimientos y mojaba la camiseta de Yeonjun, que es imposible describir como la pasé. Solo sé que en algún momento me dormí y desperté en la cama del muchacho cubierta por una manta.

- Veo que ya despertaste.

Ladeé la cabeza en busca del sonido de su voz. Jun se encontraba en apoyado al marco de la puerta que estaba abierta. Mi pecho se oprimió como una naranja al captar sus ojos. Eran tan hermosos y tan dolorosos a la vez. El universo de sus ojos demostraba a un chico dolido....
Entonces, me percaté de mi grave error.

Me había aprovechado de sus sentimientos por mí. Eso era tan mezquino como rechazarlo. Yo no lo quería como él a mí, pero aun así, estoy aquí. Eximiendo mis lágrimas de amor por otro con él. ¿Desde cuando yo era tan depravada?

- Lo siento mucho, Junie. Nunca debí hacerte pasar por esto – Confesé sintiéndome mal.

- Tranquila, Sakura, yo siempre haré lo que sea por ti. No importa que tus sentimientos sean diferentes ¿Acaso no te das cuenta que yo siento lo mismo por ti que tú por Soobin?

- Por eso me siento mal haciéndote pasar por esto...

- No digas estupideces. Siempre estaré para ti. Si pudieras entrar dentro de mi corazón, hallarías tu nombre escrito en cada rincón.

- Yeon...

El chico renegó con la cabeza, caminó desde la entrada de la habitación hacía la cama, tomó asiento a mí lado y se dedicó a acariciar mi mejilla sutilmente.

- Escribí una canción para ti.

Inmediatamente mi rostro se tornó rojizo y sentí mi corazón romperse con la afirmación. Solo existo junto a él para hacerlo sufrir. No me gusta que pase eso. Creo que uno no debería hacerle a nadie lo que no quieren que le haga. Es otra ley esencial de la vida. Y la estoy rompiendo como una idiota.

- No tenías que hacer eso.

- Eres la melodía que resuena en mi cabeza, Sakura-chan. Tenía que expresarte mis sentimientos de la única forma que sé.

- ¿Esa manera de la que hablas es la canción? – Inquirí.

- Sí.

- Me encantaría escucharla – Hablé mientras le regalaba una pequeña sonrisa de labios cerrados.

¿Y por qué me siento tan mal? ¿Por qué me siento hipócrita escuchándolo expresar sus sentimientos? Será que me lástima saber que Yeonjun está en la misma “situación” amorosa que yo. Ambos nos encontramos en las enredaderas de un amor imposible.

- Okey. Pero te la cantaré la próxima semana en el festival de otoño.

¿El festival de otoño? ¡Se me había olvidado completamente!. Ese era un aniversario que me inventé junto a Soobin. ¡Solo quedaba una semana para ello!

- Te prometo que ahí estaré para escucharla – Aseguré.

- Sé que así lo harás.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Por algo me enamoré de ti.

- Ese ha sido el peor error que has cometido. No puedo amarte de la misma manera que lo hago por Soobin.

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