𝙸𝚅








Si tuviera que…
Acercarme a ti
Si tuviera que acercarme un poco más a ti
¿Qué harías?
¿Qué pensarías de mí?
Pensar en eso me rompe en mil pedazos
Si tal vez…
Te fueras de mi lado
Si tal vez te fueras lejos de mi lado
¿Qué harías?
¿A dónde irías?
Mi único tormento es pensar en eso
Fui una tonta
Por no haberte detenido y ver que solo te alejabas
Solo porque pensaba que tu corazón iba a cambiar
Y otra vez
Podríamos separarnos aún más
Realmente fui una idiota
Yo te amaba mucho pero no supe cómo decírtelo
Porque tenía miedo de sentir dolor y tristeza
Incluso si te veo de nuevo
Creo que aún tendré miedo
Si tuvieras que…
Acercarte a mí
Si tuvieras que acercarte un poco más a mí
  ¿Qué haría yo?
¿Debería pensar en ti?
Realmente no lo sé
Fui una tonta
Por no haberte detenido y solo ver que te alejabas
Solo porque pensaba que tu corazón iba a cambiar
Y otra vez
Podríamos separarnos aún más
Realmente fui una idiota
Yo te amaba mucho pero no supe cómo decírtelo
Porque tenía miedo de sentir dolor y tristeza
Incluso si te veo de nuevo
Creo que aún tendré miedo
Fui una tonta
Yo te amaba mucho pero no supe cómo decírtelo
Porque tenía miedo de sentir dolor y tristeza
Incluso si te veo de nuevo
Creo que aún tendré miedo 



¿Valiente? Valiente es realmente una persona que dice la verdad sabiendo que terminara perdiéndolo todo. Por eso yo no podía ver a Yeonjun de otra forma. Él sabiendo todo lo que sentía por Soobin fue capaz de confesarme sus sentimientos... Y yo no era tan valiente de hacer lo mismo con Soo. Pero ¿y sí Yeonjun tenía razón? ¿Y sí yo verdaderamente era tan obvia? ¿Cómo era posible que Binie aún no se diera cuenta?

El punto imaginario que mis ojos posaban en el techo de mi habitación había esclarecido con el curso de la noche. El techo primeramente sombrío al acostarme, ahora se apreciaba su color natural gracias a los rayos del sol que se colaban por las ventanas. Pero ni la alarma me despertó de mis pensamientos. Había transcurrido toda mi hora de sueño y no fui capaz de pagar ojo. ¡Mi cabeza era un caos total!

No sabía cómo reaccionar ante la declaración de amor de mi amigo ni cómo demonios tenía que tratarlo ahora…
Solo en ese instante mis neuronas hicieron un corto circuito en mi cabeza para lograr torturarme más, porque sí, para mi cabeza siempre será posible torturarme más. Y aunque crean que es imposible, ahí estaba el pensamiento de si yo estaba reaccionando así a la confesión de Yeonjun, Soobin iba a reaccionar igual con la mía.       

Por lógica Soobin no iba a reaccionar como yo porque somos almas totalmente diferentes. Pero en estos casos la lógica no existe. Y todo lo que queda es una mente tan inquieta como la de un introvertido y tan obstínate como la de una persona callada. 

Di un respingo en la cama cuando la puerta de mi habitación fue abierta brutalmente sin mi consentimiento.
El chico de cabello castaño que tanto quiero entró recayendo una mirada frustrada sobre mi persona.

- ¿Por qué no contestabas el celular? ¡Me has preocupado!

- Lo siento, conejito. El sueño pudo conmigo.

No sé por qué. Pero cuando lo vi acercarse a mí, mis labios plasmaron una sonrisa falsa ¿Era un mecanismo de defensa?

- De todas formas ¿Cómo entraste a mi casa? – Inquirí mientras corría al baño de mi habitación.

- Me diste la llave una vez ¿Ya lo olvidaste? – Se mofó de mi mala memoria – Entré porque me asuste de que no cogieras el teléfono y no respondieras al timbre de la puerta.

- Ahh cierto.

- Bueno, te espero abajo mientras te arreglo algo de desayunar.

- ¡Gracias Soobinie!

El castaño salió y yo me quedé observando por el rabillo de la puerta a su persona. El chico vestía pantalones ajustados a sus piernas y una camiseta blanca holgada. Por encima de ésta última traía un abrigo negro y el cabello oculto en la capucha de este.
Soobin portada un trasero plano, eso era bastante chistoso a mis ojos, justo ahora me estaban dando ganas de palmearlo solo para hacerlo sonrojar.

Di un respingo al ver mi reflejo gracias al espejo. ¡Mi maravilloso rostro parecía un jodido panda! 
Tenía una maraña de nudos en mi cabello, ojos cansados, ojeras tan oscuras como la noche y saliva ceca cerca de mis carmesíes labios. Ni siquiera sé en qué momento me babeé como un cachorro cuando ve comida.

- No, nonono. Soobinie no me puede ver así – Hablé al panda del espejo.

Me metí a la ducha y realice todo mi aseo matutino. Luego me vestí con unos short cortos y un pulóver holgado de color rojo que fácilmente tapaba el short. Dejé suelto mi cabello luego de desenredarlo y por último oculte las ojeras con maquillaje.

La nueva Sakura que me recibió me gustó tanto que le lance un beso volador antes de ir en dirección a la cocina. Allí me encontré a Bin terminando de acomodar la mesa.  

- ¿Cómo amaneciste? – Inquirió.

- Excelente. Anoche caí muerta en la cama – Mentí con una sonrisa.

Si había algo que no me gustaba era mentirle. No era una mentirosa y odio las mentiras. ¿Pero de qué otra forma le contaba que pasé toda la noche en vela pensando en él? ¿Cómo le decía que lo quiero más que como un amigo? ¿Cómo le decía que Yeonjun había desencadenado ese pensamiento con una declaración?

¿Cómo le decía que temía que se alejara de mí?

- ¿En serio? – Frunció una ceja – Porque tus ojeras no dicen lo mismo.

Mi rostro se estiró de la sorpresa que me provocaron sus palabras y como una de las servilletas blancas que había sobre la mesa fue utilizada para limpiar todo el maquillaje de mi rostro.

- ¿Por qué me mientes? – Bufo cruzándose de brazos – ¿Acaso crees que no las noté cuando te vi hace unos minutos?

- Lo siento mucho conejito. Yo no te quería preocupar – Conté con voz apagada.

El castaño renegó a mis palabras mientras sostuvo mis mejillas con ambas de sus manos.
Eran muy dulces los ojos de Sooobin cuando me miraba de esa forma tan compasiva. Era como ver un mundo nuevo en sus orbes. Un mundo que sin lugar a dudas era el más cariñoso de todos.

- Me preocupa más que no me cuentes estás cosas ¿Entiendes?

Asentí de acuerdo lo que me decía. Pero ni el movimiento de mi cabeza fue capaz de hacerme desviar la vista de sus pequeños ojitos.

- ¿Cómo estás realmente, Sakura? ¿Qué te tiene así?

Tú...
Lo que siento por ti.

Era lo que quería responder. Pero era lo que no podía contestar.

- Jun se me confesó.

Mi afirmación fue casi seca y la manera en que lo dije provocó que él tomara una distancia entre ambos.
El castaño se llevó las manos a la cabeza para despeinar su cabello como siempre hace cuando piensa a máxima velocidad. ¿Le es difícil procesarlo? Para mí fue aún más aceptarlo.

- Lo sabías y no lo evitaste – Solté agachando la cabeza.

- Sí...

- ¿Por qué no lo detuviste? Sabes que me gusta otra persona..

- Pensé que era él quién te gustaba.

Valla. Qué tan ciego es para no darse cuenta que él que me gusta es él.

- ¿Lo ayudaste? – Me abracé a mí misma. Era realmente eso lo que me dolía ¿Soobin lideró la ayuda para que Yeonjun me enamorara?

- Un poco.

Ladeó la cabeza para incrustar una mirada lastimera sobre mí mientras asentía.
Sabía que era así. Siempre me lo imaginé. ¿Pero por qué me duele tanto decirlo en voz alta? ¿No quería aceptar que Soobin no hizo nada para evitar que Yeonjun se enamore de mí? Acaso, ¿esa era una forma de evidenciar que él no me quería igual que yo a él?

- Nunca lo hice con malas intenciones – Se apresuró a explicar – Realmente creí que era Jun a quien querías.

- ¿¡Cómo es que no sabes aún quien es!? ¡Eres estúpido! – Grité fuertemente.

La garganta me ardió por todos los sentimientos de impotencia que salieron con mi voz.
Impotencia que aún no podía deshacerme...

- Sakura. Yo lo siento...

Renegué con la cabeza, llevé las manos a mi rostro y oculté las furtivas lágrimas que destilaban mis ojos. No las podía detener. Era como si de pronto se hubiera abierto brutalmente un grifo que desató una gran inundación en mis mejillas.
Quería llorar hasta que me sintiera aliviada. Hasta que mis ojos se le agotaran el agua. Y hasta que mis humedecidas mejillas secaran.

- Lo siento Sakura.

Los brazos del chico se entrelazaron en mi espalda, despertando más esos sentimientos de impotencia que escurrían por mi corazón hecho migajas.

Al pasar unos minutos me encontré sollozando abiertamente contra el pecho del chico que llamo mejor amigo y siento cosas contradictorias. Intentando buscar una libertad para mi órgano palpitante que desde lo conoció dejó de pertenecerme. Mi corazón es suyo y ni siquiera se lo imagina.

- Debes de querer demasiado a ese chico. Nunca te había visto llorando de esta forma. Será muy afortunado... – Susurró creyendo que había caído en un profundas garras del sueño.

- No sabes cuánto...

Fue el último sollozo que liberé antes de caer en el fondo sueño que me había faltado anoche.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top