XCVII
-H-Hija de p-puta...-
-No puedo creer lo ingenuo que eres, con razón fue fácil para Alemania poder engañarte- miraba con odio a la coreana, lo había engañado por completo haciéndole creer que había perdido la consciencia. Se llevó su mano a la espalda, no esperaba que lo fuera apuñalar justo por la espalda cuando estaba por salir de la habitación.
La coreana reía con malicia mientras movía su mano luciendo aquel adorno para el cabello, como la punta estaba teñida de un color carmesí, había sido el objeto que le ayudo a dañar al contrario. Chile arrugaba la frente por el dolor de la herida mientras miraba ese adorno -¿cómo cresta esa wea es tan puntiaguda?-miró su mano, que estaba con sangre, tenía esperanza que solo fuera un rasguño pero tal parecía que no -puta la wea... OMS me va a retar otra vez y el traje que me dieron los hermanos de Rusia ya se arruino... espero se pueda salvar-
-¿Hablas de mis futuros cuñados? ¿ellos te compraron eso? Vaya pero que aprovechado eres, si debo admitir que ellos poseen un gusto impecable, lástima que quien lo usa es un desastre, el lado bueno de todo, es que ahora tendrán alguien mucho mejor como cuñada jaja-
-¿Sabi que? ya me aburriste- Se abalanzó sobre ella, debía ponerle un fin definitivo, consiguiendo sostenerla de la muñeca dónde sostenía aquel objeto. Corea del Norte mostraba sus dientes, estaba molesta y luchaba por soltarse del contrario -¿No te rindes, verdad?-
-¿Qué queri que haga? no me enseñaron a rendirme... también tengo unas ganas de seguir sacándote la cresta-
Le pegó un coletazo en la pierna y luego en las costillas, haciendo que soltara un quejido -¡maldita basura!- soltó entre dientes, lanzando un manotazo alcanzando su rostro y arañándolo justo en su ojo -¡Ah, la wea!- se apartó cubriendo su ojo dañado con desespero, le ardía pero necesitaba ver por lo que se quitó el parche por suerte podía ver aun con ese ojo -¡córtate las uñas maraca culia!-
-Pero sí son muy útiles y tú eres la prueba~... Te lo advertí, Rusia es mío y así será por el resto de nuestras vidas –
Parpadeaba con rapidez, le estaba costando que su ojo se adaptara rápido a la luz del lugar pero para su mala suerte no consiguió hacerlo a tiempo por lo que no pudo ver en el momento en que Corea del Norte se había acercado a el -¿eh?-
Quitó la mano de su otro ojo para poder ver, frente a el estaba la coreana riendo victoriosa. Bajo su vista y sólo pudo apreciar como la mano la norcoreana estaba en su abdomen. Un intenso dolor comenzó a aparecer, pero no era como cuando recibe un golpe, era distinto.
-A diferencia de ti, Chile, yo no temo hacer lo necesario para conseguir lo que quiero y quitar a la gente del camino para conseguirlo- alejó su mano de manera lenta dejando ver nuevamente aquel adorno como salía de su interior, pero como si apuñalarlo por segunda vez no hubiera sido suficiente, repitió el movimiento volviendo a clavar el objeto provocando una nueva herida. Tomó su rostro presionando sus dedos en sus mejillas -¿Pero sabes que me molesta más? el hecho de que un engendro como tu haya podido enamorar a Rusia y odio más que hayas podido darle hijos-
Movió aquel adorno dentro del chileno haciendo que apretara la mandíbula del dolor, pero ella estaba disfrutando por completo el momento. Chile tomó su brazo con ambas manos, intentando quitar aquel objeto, pero Corea del Norte presionaba y movía más su mano con satisfacción -Lo bueno de todo esto es que ya no tendré que preocuparme de tu maldita existencia- volvió a emplear fuerza para retirar su mano sacando el objeto del interior del latino. Chile quien había ya soltado su muñeca, llevo las manos hacia las heridas en un intento desesperado por detener el sangrado que comenzó a expandirse por el traje.
Corea del Norte lo rodeo sin perder de vista aquella escena. Poso su pie en la espalda de este empleando apenas un poco de fuerza consiguiendo empujarlo y tirarlo al piso. Se quitó la amarra de su bata, se acercó al chileno, lo agarro de los brazos extendiendo ambas extremidades en la espalda y amarrarlo por las muñecas. Luego fue por las amarras que mantenían las cortinas abiertas, los utilizaría para amarrar las piernas del chileno además de su cola, necesitaba inmovilizar aquella extremidad tan problemática. Lo arrastró hasta el otro lado de la habitación, dejándolo tirado como un bulto -me encantaría seguir divirtiéndome, pero mi amado y futuro esposo me espera~-
Sin remordimiento alguno, se limpió las manos quitando la sangre del contrario y comenzó a ponerse su vestido de novia y arreglar su cabello alborotado tras la pelea.
Chile miraba con impotencia, intentaba liberarse, pero cada movimiento, cuan pequeño fuese era un dolor insoportable -n-no celebres tanto... sabrán que me hiciste a-algo cuando me encuentren-
-Oh, qué ternura~ ¿Realmente crees que saldrás con vida de aquí?- se acercó hasta él, alzó la falda para no ensuciarla con el charco de sangre que comenzaba a formarse alrededor del chileno, levantó su pie clavando el taco en el rostro del moribundo latino -No seas idiota, mientras todos los ojos están puestos en mí y en mi unión con Rusia, mi gente se encargará de ti, son buenos haciendo desaparecer personas- movió su pie frotando el tacón sobre la piel del contrario -yo no soy tan idiota como Polonia, yo si se encargarme de las molestias como tu- quitó su pie de él, dio media vuelta y se dirigió a la puerta, tarareando la marcha Nupcial.
-E-espera...Tu... ¿Tú le dijiste? Tú, tú eras la otra persona... q-que le dijo a Polonia-
-Jaja, no puede ser jaja ¿hasta ahora te diste cuenta? Vaya, que inútil eres, sí yo le dije, y quizás exageré, pero resulto que no hizo bien su trabajo, ya sabes lo que dicen, cuando quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo, bueno. Es hora, adiós Chile y descuida me encargaré personalmente de tus hijas jaja- sin una pisca de remordimiento se marchó dejando a Chile desangrándose en el piso, sufriendo de un terrible dolor pero no era suficiente para detenerlo, seguía retorciéndose en el piso intentando liberarse de las amarras -¡maldición!-
≪•◦ ❈ ◦•≫
Rusia no dejaba de mover sus manos tras su espalda, sentía que el cuello de su camisa lo estaba asfixiando, no dejaba de tragar saliva, desde su posición podía ver a los invitados y por ningún lado veía el chileno haciendo que comenzara a preocuparse.
-¿Dónde estabas?-
-¿No te importa, qué haces aquí?-
-Te llevare al altar hermanita, aunque tengo la esperanza que detengas toda esta locura-
-Tu si tienes agallas, pero no te necesito, vete- pasó por su lado molesta ignorando por completo a su hermano -Por cierto, luego me encargaré de ti maldita rata traidora-no se detuvo en su andar. Corea del Sur lo miraba estupefacto, no estaba seguro si se había enterado por su cuenta o fue Chile, pero sabía que estaría en problemas. Pero a pesar del temor de lo que haría su hermana en su contra algo le llamó su atención y era su forma de caminar, como si le costara trabajo hacerlo al igual como se tocaba el cuello en varias ocasiones – maldición, tendré que pensar en algo y rápido-
La música comenzó a sonar, los invitados se pusieron de pie. Todas las miradas se dirigieron hacia Corea del Norte, ella sonreía, lucía hermosa a los ojos de todos, pero para Rusia no era nada del otro mundo. No existía emoción alguna, pero no apartaba la vista de ella haciendo que la coreana sonriera aún más, se sentía triunfante, desde el pasillo por donde caminaba hacia el altar, para ella, estaba obteniendo toda la atención de rusia -por fin... por fin me ves como me merezco Rusia- susurro sin detener su paso, deseaba más que nunca llegar donde su prometido.
Lástima para la coreana que Rusia no la admiraba a ella, sino que, en su mente, por un breve instante, dejó volar su imaginación y no era a Corea del Norte quien veía acercarse sino a su amado chileno haciendo que esbozara una leve sonrisa.
-Hoy luces realmente guapo, Rusia, aun mejor que cuando te lo probaste -su sonrisa desapareció cuando su rostro estaba cerca de él, borrando por completo el rostro del chileno -vamos cariño es hora-Lo tomó de la mano, llevándolo hacia el altar donde estaba esperando el sacerdote quién se encargaría de atar su vida para siempre a la de ella.
-Esto es raro-
-Sí ¿dónde demonios está Chile? se supone que esto no debería estar pasando ¿por qué no está llorando del dolor? - los hermanos de Rusia no dejaban de susurrar, estaban preocupados al no tener noticias de él y peor aún, viendo cómo Corea del Norte estaba tan feliz al lado de su hermano -pss oye Ucrania ¿le diste eso Chile?-
-¿He? ¿Qué cosa? .... ¡OH! Hablas del GPS-
-Claro idiota ¿qué más? es raro que no haya venido con nosotros y más sabiendo lo apegado que es a sus hijas. De seguro, algo malo ha pasado-
-Es cierto, el nunca dejaría a sus hijas tanto tiempo solas-
Ucrania tomó su teléfono, abrió la aplicación y se observaban dos puntos cerca de su posición, correspondían a sus sobrinas. Siguió buscando y moviendo el dedo sobre la pantalla hasta lograr encontrar la señal de Chile -lo encontré, cuiden de Sayen y Alisa... Alemania, acompáñame-
-No se preocupen, estarán bien, tengan cuidado- no podían perder tiempo, pero antes de marcharse, Ucrania les dio rápidas indicaciones a sus guardias para luego marcharse con el alemán.
Mientras el sacerdote hablaba, Norte no podía dejar de lado las ansias, quería que pronto pasarán a la parte importante, pero unos ruidos la estaban comenzando a irritar.
No conseguía concentrarse, miraba por el rabillo de su ojo, inclino hacia atrás un poco su cabeza cuando descubrió que aquel molesto ruido provenía de las dos hijas de Rusia y Chile, como se encontraban en brazos de Estonia y Moldavia -malditas mocosas chillonas- soltó por lo bajo entre dientes, para ella eran igual de irritantes que el chileno.
-Oigan... creo que estamos llamando la atención-
-¿Nos debería importar? ¿sucede algo con ellas? -
-No lo sabemos, no parece que necesiten un cambio de pañal, tampoco quieren sus biberones ¿extrañaran a Chile? - soltaban entre susurros, el malestar y llanto de las menores comenzaba a hacerse más fuerte -¿esas son mis hijas?- Rusia se giró de manera repentina interrumpiendo al sacerdote, intento caminar hacia ellas pero la norcoreana lo sostenía del brazo interrumpiendo -Rusia, querido ¿qué haces?-
-Norte mis hijas están llorando, iré a ver, será rápido-
-Que tonterías dices querido, tus hermanos se harán cargo, no podemos interrumpir la boda, mucho menos ahora- mantenía su sonrisa, pero por dentro maldecía a las menores. Rusia miró de reojo hacia el representante del Gobierno. Bastó con verlo a los ojos para saber qué pensaba. Con malestar y culpa volvió a su posición haciendo que continuaran, pero le era imposible solo quedarse ahí e ignorar a sus pequeñas hijas.
≪•◦ ❈ ◦•≫
- Debemos darnos prisa o Corea del Norte será tu nueva hermana-
-¡Antes muerto Alemania! ¡Con eso no se juega! -
Corrían para el lugar, de vez en cuando miraba el móvil buscando la señal -¡espera es aquí!-intentaron abrir la puerta, pero al parecer estaba con seguro. Se miraron entre sí, ambos asintieron comenzando a forcejear y gritar el nombre del chileno, quizás él podría abrir desde dentro -solo esperemos que no se le haya caído la flor del traje-
Con dificultad, abrió los ojos, aún le molestaba su ojo por lo que le costaba abrirlo -donde... ¡agh! ¿de nuevo me dormí? - debido al dolor y a la pérdida de sangre, sufría colapsos haciendo que perdiera el conocimiento por momentos, escuchaba los constantes golpes, pero le estaba costando trabajo mantenerse despierto -Rusia... Rusia-
-¡Chile!¡si estás ahí por favor responde!-
-¿Ucrania?... ayuda, por favor -su voz apenas salía, tosía de vez en cuando escupiendo sangre de paso -a-ayuda...-
Tras varios intentos consiguieron abrir la puerta desde el otro lado. Chile no pudo evitar sonreír al notar que se trataba de Ucrania y Alemania, incluso por ese instante estaba feliz de ver al alemán.
-¡Chile!- ambos corrieron hacia el latino, Ucrania era el primero en acercarse pero se detuvo cuando noto la cantidad de sangre que lo rodeaba, miraba con horror la escena, apenas se veía la herida en la espalda del chileno pero creía que esa no era la causa de tal escena. Alemania maldijo ante ello, pero se acercó para intentar desatarlo, miro de reojo al Ucraniano y le dio un golpe para que reaccionara y lo ayudara consiguiéndolo casi que al instante -¡maldita sea Chile, te dije que era mala idea!-
-Y-a no me reti- apenas fue liberado utilizo su cola para rodear su cuerpo presionando así sus heridas, miro de reojo al ucraniano apenas consiguiendo sonreír -creo que arruine el traje perdón Ucra-
-¡Deja de bromas! Esto no es gracioso, debemos llevarte a un hospital y rápido-
-No-Con dificultad intentaba pararse, el dolor era insufrible, los dos intentaban detenerlo, pero Chile seguía insistiendo. Cuando consiguió poder ponerse de pie, se tambaleó, estaba mareado provocando que perdiera el equilibrio, por suerte, Alemania logró atraparlo por la espalda -Chile, deja esta tontería, iremos a un hospital-
-No, Rusia... debo ir con él- se separo del alemán, apenas conseguía dar algunos pasos, eran inseguros, como si el piso se moviera al intentar caminar -Chile basta- su cuerpo termino cediendo, no podía controlarlo por mucho que lo intentara y terminó siendo atrapado por Ucrania -Ucrania, porfa, necesito verlo-
-Lo harás luego, ahora es más importante que recibas atención- este negaba, sabía que no tendría otra oportunidad. Gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas -Ayúdame, n-o pue-do dejar que se case- ambos estaban en una encrucijada, parecían graves las heridas del chileno, pero incluso él estaba dispuesto a ignorarlo por ir con Rusia.
≪•◦ ❈ ◦•≫
La ceremonia avanzaba con normalidad, todos se encontraban completamente ignorantes de lo que estaba sucediendo a unos pocos metros de ellos -ahora señor Rusia, es momento que diga sus votos matrimoniales-
Desde las bancas, los hermanos y amigos más cercanos a Rusia lo veían con preocupación, incluso Corea del Sur no dejaba de morderse las uñas, estaba nervioso si seguir interviniendo y arriesgarse a que su gente sufriera las consecuencias o solo quedarse callado.
-Yo Rusia, te llevo Corea del N-norte, c-como mi...- de pronto, unos fuertes llantos lo distrajeron, volteó a mirar hacia sus hijas, que no dejaban de moverse a los brazos de sus tías quienes no conseguían consolarlas -princesas...- soltó las manos de la coreana, ellas lo necesitaban, pero la contraria la volvió a agarrar reteniéndolo a su lado -Amor ¿qué haces? estamos en algo importante- soltó entre dientes, un tic en su ojo comenzó a mostrarse -pero ellas.... Algo les esta pasando, no puedo ignorarlas-
-Están bien, sigamos con lo nuestro, aún no has respondido- el llanto se hacía más fuerte, parecía que nada conseguía calmarlas -Norte, soy su padre y debo ir a verlas, son frágiles-
-Rusia, cariño, esto es más importante, seguro están con el pañal sucio o están cansadas, qué sé yo, una vez que la ceremonia termine podrás saludarlas-
Miro por sobre el hombro de la coreana, como unos guardias se movían en dirección donde se encontraban sus hijas, le invade un temor, apretó las manos de Norte dándole una falsa señal que lo había conseguido convencer.
-Bien sigamos Rusia, tu respuesta- el eslavo la observo, debía decir algo, hacer algo, pero el llanto desconsolador de sus hijas lo abrumaban no podía permitir que las cosas continuaran como si no pasara nada.
"Si llega el momento, di no chanchito pelea"
Cerró los ojos por un instante, ahora más que nunca, necesitaba estar en calma. No debía seguir así, no podía dejar las cosas siguieran su curso como lo había estado haciendo hasta ahora. Sus hijas lo necesitaban, era lo más claro que tenía en días, debía ser fuerte por ellas.
Abrió los ojos, miró a Norte, quien mantenía su sonrisa, pero él no -Lo siento, pero no- soltó sus manos, se fue corriendo donde sus hijas dejando a todos sorprendidos. Sus miradas iban entre Rusia, quien atendía las menores y Corea del Norte quien se encontraba parada en el altar con los brazos extendidos hacia el Rusia con una expresión desconcertante. Los hermanos de Rusia lo veían con sonrisas en su rostro, querían felicitarlo, pero en ese momento era más importante el poder descifrar el origen del llanto incesante de las menores.
-¿Por qué no se detienen?- iban descartando cada una de las opciones que venían a sus cabezas, las acercó a su rostro consiguiendo tocar sus pequeñas caras - ¿tendrán fiebre? ¿dónde está Chile? él sabe que hacer - se estaban preocupando, era primera vez que las veía así – Rusia, ven aquí de inmediato, es nuestra boda- golpeaba el piso con furia, tomó la falda del vestido para caminar hacia él. No permitiría que la dejaran en ridículo -Rusia, comprendo que te preocupen, pero no podemos detener todo de la nada solo porque tus hijas son unas malcriadas-
Rusia frunció el ceño, si algo no toleraba era que alguien hablara mal de sus hijas -¿malcriadas? Norte son recién nacidas, no vuelvas a tratarlas así y para tu información no me casaré Norte, al menos no contigo-
-Pero lo prometiste, prometiste que nos casaríamos y tendríamos juntos a nuestro bebé-
-¿Yo? yo nunca lo hice, al único que le prometería algo así sería a Chile- se molestó más, se acercó a él jalando del brazo, sin importarle que cargará las menores -tú te casarás conmigo ahora, no dejaré me avergüences de esta manera, no seré madre soltera, así que lo harás por las buenas o será por las malas cariño~-
Ya estaba harto de ser amenazado, que todos se creyeran con el derecho de hacer y deshacer con él. agarraba con brusquedad su brazo, le miró molesto y luego a los de sus gobiernos que estaban en la misma posición que la coreana. Volteo para ver a sus hermanos, les entrego a las menores que no hacía más que llorar y parecía empeorar al separarse de su padre - Rusia ¿qué demonios haces? -
- Lo correcto -camino de regreso al pasillo con la coreana, sonrió, pero esta vez se aseguraría terminar la ceremonia, tomó la mano de Rusia para llevarlo de regreso al altar, pero este no se movió -Rusia ¿qué haces? -
-Nunca dije que continuaría esta farsa-
-¿Farsa? ¿qué dices? Amor, si tú me prometiste matrimonio, por favor. No digas tonterías -
Soltó su mano y lo tomó por los brazos, presionando sus dedos contra él -Rusia, por favor, no nos hagas esto, mi hijo... nuestro bebé te necesita, yo te necesito -Pero Rusia parecía con cada segundo que pasaba más decidido que nunca y esta vez no sedería tan fácilmente -Pero yo no y es por eso por lo que cuando nazca yo me hare cargo, solo-
-¿Qué? ni creas que vas a quitármelo, si no querías asumir tu responsabilidad debiste pensarlo antes de acostarte conmigo-
-Después de lo que dijiste de mis hijas, me da mas razones para saber que serias pésima madre, además si no fuera por la borrachera, jamás tendría sexo contigo, me das asco- el enojo volvía a brotar en ella. Le dio una fugaz mirada a los invitados, que comenzaban a susurrar -o nos casamos ahora...-
-¿O qué?-Con una sonrisa maliciosa, se acercó a Rusia, sus hermanos querían ayudarlos, pero los llantos de las menores sólo se intensificaban.
Cuando estuvo solo centímetros de él se alzó quedando de puntas, apoyándose en los hombros del eslavo -te casas conmigo, ahora o no vuelves a ver a tu querido Chile- volvió a apoyar los pies en el suelo Rusia palideció, ahora él la agarraba con fuerza de los brazos, sacudiéndola - ¡¿Qué demonios le hiciste?! - aunque todos miraban con preocupación la escena, no comprendían el repentino cambio en él -tú decides, mi querido Rusia-
-Me das asco ¿Por qué haces todo esto? -
-Por qué te amo y sé lo que es mejor para ti- soltaba gruñidos, la furia lo estaba dominando, verla sonreír lo enfurecía más a tal punto que la empujó con fuerza haciéndola caer.
De inmediato, gente de las norcoreana y del gobierno del ruso corrieron en su auxilio. Se quejaba más por haber caído donde Chile le había golpeado, pero también lo vio como una oportunidad -¡Ah! mi bebé... Rusia ¿por qué?- soltaba lágrimas y su expresión cambiaba una de susto. Rusia apenas recobró la conciencia de lo que había causado -Oh, no ¿que hice? - se miró las manos que temblaban y luego a la norcoreana que estaba recibiendo ayuda -¡Rusia! ¿qué significa esto? – Onu paso entre la gente que comenzaba a reunirse ante aquella escena acercándose a él, no podía pasar esto por alto, pero Rusia no le prestaba atención -Mi hijo, no... - no le entusiasmaba la idea de tener un hijo con Norte, aunque no lo emocionaba, no quería que le pasara algo, era su hijo y lo que menos buscaba era dañarlo
-Rusia esto es inaceptable, deberás acompañarme- pero a la representación del gobierno, igualmente furioso, no le pareció esa idea por lo que se adelantó a la organización -no, nosotros nos haremos cargo- lo agarró del brazo con fuerza, su credibilidad también estaba en juego en ese momento -te dije que no hicieras algo estúpido- apretaba más los dientes, era todo un completo caos -ven Rusia tus privilegios se acabaron y reza porque ese bebé esté bien-
-¡Q-Quita las manos de Rusia!-
Todos voltearon ante aquel grito, excepto por el mismo ruso quien se quedó estático en su lugar, su corazón comenzó a latir con fuerza y aunque aquella voz se escuchaba entrecorta y cansada, la reconocería en cualquier lugar.
-D-Dejen a Rusia tranquilo...- con la ayuda de Ucrania y Alemania, quienes lo llevaban sujeto de un brazo cada uno lo miraban con preocupación debido al deplorable estado en el que estaba pero él parecía decidido a continuar pese que se notaba como sudaba más de la cuenta debido a los esfuerzos que estaba sometiendo su cuerpo -¡Chile! Pero... ¿qué demonios? – la organización estaba totalmente sorprendido de ver al chileno así, quería intervenir, pero este ni le presto la más mínima atención, su atención estaba por completo en otra persona.
-Hola Rusia... Llegué, perdón por demorarme- el nombrado comenzaba a llorar negando con la cabeza -Ru, mírame porfi-
-No puedo... - se acercaron lo más que pudieron. Chile sólo sonreía con lágrimas rodando por sus mejillas ¿Por qué no puedes? -
-S-Si lo hago desaparecerás- abrió más sus ojos, retiro su brazo del hombro del alemán para tocar el hombro del ruso -no desapareceré chanchito así que ¿me darías un abrazo? -
-¡T-Todos l-los que qu-quieras!- se giró rápido abrazando al chileno. Tanto Ucrania y Alemania se apartaron dándole más espacio a la pareja, pero no podían dejar de estar asustados.
Chile aguantaba el dolor, solo abrazaba a Rusia que no dejaba de llorar y lo abrazaba con fuerza, esta aliviado, feliz de que esta vez no era ninguna ilusión, ahí estaba, entre sus brazos su amado chileno. El contrario acariciaba su cabello y espalda intentando consolarlo -Si eres tú-
-Así es Rusia, me has tenido muy preocupado, también nos plantaste a la noche de películas-
-Lo siento, lo siento tanto, no quería... los he extrañado tanto a ustedes tres-
- Y nosotros a ti, pero ya estamos aquí, no te íbamos abandonar... no de nuevo- aunque era una escena conmovedora y confusa para algunos, esto no duraría para siempre de la nada Rusia fue jalado desde su ropa, alejándolo del chileno. Miro, por sobre su hombro, se trataba de Corea del Norte quien estaba con su expresión habitual de molestia.
Chile, al estar débil y perder estabilidad casi cae, pero por suerte fue atrapado a tiempo por Ucrania -Gracias-
-Si, si lo que digas...sea lo que sea que quieras hacer, que sea rápido-
-Tranqui, no dejaré a Norte va-...-
-Hablo de ti, idiota, debes ir con urgencia a un hospital, además Alisa y Sayen no han dejado de llorar- El chileno dirigió su vista hacia ellas, era cierto, incluso se podía apreciar cuan húmedas estaban sus mejillas -Mis guagüitas, es mi culpa...-
-Norte ¿qué haces? ¡suéltame! -
-Ah no, tú eres mío, no te dejaré ir con ese entrometido- se giró con brusquedad para liberarse del agarre y continuar discutiendo, pero Norte aprovecho la oportunidad por lo que lo agarró del rostro y comenzó a besarlo. Miraba de reojo al chileno, quien se intentaba acercar a ellos.
Rusia la aparato con rapidez de un solo empujón, se cubrió la boca, sentía náuseas, hacía arcadas y miró con miedo al chileno -Chile yo no...- palideció cuando pudo apreciar el estado en que se encontraba -¡¿Chile qué te pasó?!- iba a correr a auxiliarlo, no podía permitir perderlo, no ahora, pero para su mala suerte ahora lo detenían guardias -¡Ya basta Rusia! es suficiente de escándalos, ve a ese maldito altar y te vas a casar ahora o juro que cumpliré con mi amenaza-
-¡Suéltenme! ¡debo ayudarlo! – no le importaba cuanto lo amenazara, no podía dejar a Chile en el estado que estaba.
-¿Qué demonios es todo? -Miraron a ONU que se entrometía al notar como habían varios guardias reteniendo al ruso aunque no alcanzo a escuchar sobre la amenaza que le estaban haciendo.
-¡ONU a-ayuda a Chile!-
-Señor, no se entrometa, esto no es asunto suyo-
-Claro que sí, es mi deber velar por la paz y por el bienestar de las representaciones que están a cargo mío. Y entre esas labores es que Chile será llevado ahora a un hospital, Eu, Asean, llamen a OMS y díganle que es una urgencia-
-Yo le llame hace unos minutos por Alisa y Sayen ¡volveré a llamarla ahora! - alzo la voz Lituania, pero Chile solo negó con la cabeza, ya con que vieran a sus hijas era suficiente, se soltó del agarre que lo ayudaba a mantenerse en pie, debía acercarse a Rusia, no importara cuanto le fuera a costar hacerlo -espera ¿Qué haces? No puedes ni caminar- pero el chileno solo llevo su dedo índice a sus labios.
-Este latino de mierda ¡arruinó mi boda! - soltaba entre lágrimas, causando que los demás empatizaran con ella, al menos los más desentendidos -¡no acepta que Rusia se case conmigo!¡no soporta vernos felices formando una familia!- se cubrió el rostro, solo se escuchaban los lamentos de la coreana aunque se cubrió el rostro para esconder una sonrisa en sus labios.
-M-me tení las w-weas hinchadas- apenas se escuchó como un susurro, pero lo bastante cerca como para entender, quitó las manos de su rostro, se sorprendió de tener tan cerca al chileno quien, con sus últimas energías, clavo la navaja que la coreana le había lanzado antes, ahora estaba en el abdomen de ella. Todos miraban con horror la escena, pero Chile sonreía, lo había conseguido -se te acabó la mentira- Iba cayendo al suelo, soltó el mango de la navaja que seguía incrustado en el abdomen de Norte. Se encontraba con la mirada perdida, observaba a su alrededor, debía pensar en algo rápido.
-M-Mi bebé... mi hijo, Rusia, ayuda...- llevo las manos a su abdomen, se inclinó hacia adelante mientras insistía en llamar al ruso para que la auxiliara.
-Chile ¡¿qué haces?!¡no agraves más las cosas! -
-¡Es un criminal! ¡deténganlo! - Pero Rusia había logrado burlar a los guardias y ya estaba corriendo hacia él, atrapándolo al último instante -¡Chile! ¡Chile por favor reacciona! -
-¡Rusia! ¿Qué haces? mató a nuestro bebé, no deberías ayudarlo- Incluso las organizaciones habían caído en la mentira y en eso alguien se acercó a la norcoreana.
-H-Hermano-
-Lo siento, hermanita, pero te pedí que hicieras lo correcto. Este será tu castigo- tomo la navaja con fuerza, la fue bajando, rasgando no sólo su vestido, sino también el relleno bajo este hasta soltarlo dejándolo caer al piso.
-¿Pero qué? ¡Sur es tu hermana! -Cayó de rodillas intentando ocultar el daño- Por eso estoy cansado de sus mentiras y más tener que dar la cara por sus ridiculeces-
-¿De qué hablas?- sin duda todo estaba fuera de control, a la vista de las organizaciones ahora no solo había una nación en riesgo, si no dos.
-Ella no está embarazada-
-C-Cállate... Sur-
-Todo a sido una mentira, ella no puede tener hijos-
-¡Que te calles, maldita sea!- se levantó con brusquedades dispuesta a atacar a su hermano, pero éste reaccionó agarrándola de la muñeca, llevó sus brazos a su espalda y la tiró al piso ganándose sobre ella, evitando que volviera a ponerse de pie. Pese a que la coreana no dejaba de luchar - ¡estás acabado sur!¡ tú y tu maldita gente! ¡acabare con todos! -
-¡Ya deja esto! ¿no ves todo lo que has ocasionado? -Tanto la gente de Rusia como de la coreana estaban viendo aquella escena. La repentina noticia los había tomado por sorpresa, al parecer era un secreto que solo era conocimiento de aquellos hermanos -EU, Asean ¿pueden sacar a la gente de aquí? Y llamen a Interpol y confisquen todo video o fotografía que se haya obtenido-
-¡Un momento! ¿cómo que no estás esperando un hijo de Rusia? ¡Este no era el trato!¡ se supone que le darías un heredero, por eso decidí apoyarte! -
La representación del gobierno estaba furioso por haber sido engañado y ni hablar de las repercusiones que tendría con su gobernante -No es cierto, yo perdí al bebé... ¡y es culpa de Chile! el me golpeó antes de salir, intentó matarme ¡lo juro!- el chileno era sostenido por el ruso, se veía demasiado pálido, Rusia le tocaba el rostro, pero su piel estaba fría al tacto por lo que lo abrazo en busca de darle algo de calor -Chile no...- lo angustiaba la situación, ya no le importaba si Norte estaba embarazada o no, solo rogaba con que la ayuda llegara pronto para el latino -¿Chile, es cierto?-
Estaba cansado, incluso respirar le era un gran esfuerzo por lo que al más mínimo esfuerzo comenzaba a toser -s-sí, le pegué...-
-¡¿Lo ven?! ¡lo admitió!¡es un maldito salvaje! -
-Pero no quise matarla, e-eso seria un regalo para ella-
-Chile amor, ella... ¿ella te hizo esto? - El latino levanto su cabeza encontrándose con la mirada del ruso -qué lindo suena cuando me dices así... sí. Perdón, fui descuidado-
Gran parte de los invitados habían sido desalojado del lugar, Corea del Norte, seguía luchando y gritando para ser liberada -ONU, OMS está tardando, debemos llevarnos a Chile-
-Espera ONU- Se sentó con dificultad para poder quedar frente al ruso, Posó sus manos en su rostro, lo miraba con tanto cariño pese a que apenas conseguía mantenerse despierto -Perdón, Ru, Perdón por no creerte, por no escucharte cuando debía, debí haber confiado en ti-
-¿Qué dices, Chile? es comprensible, yo te falle, no cumplí mi promesa pero no creo que este sea el momento, debemos atender esas heridas, luego hablaremos de eso- este negó, miró de manera fugaz a Ucrania quien se acercó a entregándole un móvil a la organización -¿Qué es esto?-
-Chile grabo aquí todo lo que Corea del Norte les hizo, especialmente a Rusia-
-¡Tu! ¡maldito infeliz! - luchaba con más fuerza por lo que tuvieron que ayudar al coreano, pero la pareja simplemente decidió ignorarla, no era importante.
-Rusia, mi chanchito... nunca me fallaste-
-Chile, si lo hice, q-quizás no está embarazada... cosa que me hace feliz, pero las fotos lo demuestran-
-Todo era mentira Rusia, eres tan maravilloso y no merecías nada de lo que te hizo-
-¿De qué hablas?- se acercó apoyando a ambas frentes, no era correcto gritarlo era un tema delicado, uno que luego aclararían con más tranquilidad -No me engañaste con Norte, ella se aprovechó de lo bueno que eres... te drogó y abusó de ti-
-¿Qué? No, Yo... yo te engañé por estar borracho, sé que soy culpable por lo que hice-
-No chanchito... no eres culpable de nada, pero yo sí... por abandonarte y no creerte, lo siento tanto. Por todo lo que dije o hice... pero ya se acabó y pude verte para decírtelo a la cara- acariciaba su rostro con cuidado, sus manos temblaban -pero más importante, que ya no siguieras con la culpa - besó su frente con tanta ternura que sólo provocó que Rusia soltara más lágrimas, lo quedó mirando con una sonrisa genuina, ya no tenía una expresión de dolor, era una que reflejaba lo que sentía por él, lo que por mucho tiempo intento negar -fuiste lo mejor que me pasó en mucho tiempo. Gracias, me hiciste muy feliz-
Lo abrazó por el cuello mientras Rusia lo hacía desde la cintura, escondía su rostro en el cuello del contrario, sintiendo su aroma -Tengo un favor que pedirte... cuida a nuestras guagüitas... diles que su mamá siempre las amara- soltó apenas un susurro, su cuerpo de pronto se relajó. El dolor ya no estaba, ahora solo existía sólo aquella sensación cálida que aquel abrazo le estaba dando y todo gracias a Rusia -Pero ¿qué dices? -
Esperaba que le repitiera, pero no había nada -¿Chile?- Lo meneaba, pero al hacerlo se fue cayendo de lado, posó un brazo en su espalda, haciéndolo hacia atrás, teniendo frente suyo cómo se volvió realidad la peor de sus pesadillas -Chile despierta, Chile no te puedes dormir...-Lo movía entre sus brazos, pero éste no despertaba. Veía con horror, como sus colores se iban apagando -¡Chile! ¡No me hagas esto! ¡Tú no puedes...! - los demás se acercaron preocupados por los repentinos gritos de Rusia, llevándose una terrible sorpresa. Rusia abrazada con desesperación al chileno, no podía aceptar que terminara así-Miró hacia el lado donde estaban sus hermanos - ¡Estonia revisa, Alisa y Sayen! ¡ahora! -
-¡Bien! Pero ¿que buscamos? -
-¡Alguna marca que antes no tenía lo que sea!- sin entender muy bien revisaban entre varios a las menores pero no había nada, o así era hasta que uno se acercó a revisar sus espaldas -¡Aquí hay algo raro!- Alemania entendiendo lo que el ruso quería comprobar, se acercó corriendo a verlas, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando las vio junto con las ganas de llorar se estaban apoderando de él. Miró con pesar el ruso -Lo siento, Rusia-
-¡No! ¡no! ¡Chile, por favor! ¡amor no me dejes! - su llanto era desgarrador, los demás le pedían explicaciones al alemán, quien tenía su garganta apretada. Ucrania también se acercó a ver a su sobrina -¿Ale, qué sucede?-
-Esas marcas son... son el escudo de Chile... Ellas...-Ucrania parecía que su rostro se desfiguraba, pero su mente era incapaz de procesar todo correctamente -momento... ellas no tenían eso, lo se bien porque ayude en varias ocasiones a vestirlas-
-No... claro que no y creo que lloraban por la misma razón, debió ser doloroso para ellas-
-Pero ¿qué significa? ya díganlo de una vez-
-Significa que serán las nuevas representaciones del territorio de Chile- con pesar soltó la organización, en el lugar sólo se escuchaban los gritos y llantos de Rusia, que no dejaba de nombrar al latino y pidiéndole regresar. Los cercanos a la pareja comenzaban a llorar, especialmente los hermanos del ruso. Quienes con impotencia en veían aquella escena tan triste. No podían dejar de culparse de manera interna, reprocharse por no haber acompañado al latino. Por confiarle todo el peso a él. Ahora su hermano era libre, pero ¿de qué servía? si ahora la persona que mas amaba en el mundo, quien le había dado luz a si vida, con quien tuvo unas maravillosas hijas, la persona con quien deseaba tanto pasar su vida, ahora se encontraba entre sus brazos sin vida.
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