Capítulo 18: Eres mi sangre
El clima se ha tornado cálido en Allentown. Los días que todos los veraniegos aman en esa región de Pensilvania.
—No tengo objeción ni duda alguna en que eres el hombre indicado para mi hija— Elogiaba Vincent a Clayton tras enterarse y haber discutido toda la propuesta de matrimonio en la casa Burgesandler. En ese momento Julie y Margareth los dejaron un momento a solas.
— En verdad agradezco su confianza señor Burgesandler.
— Por favor, nada de "señor Burgesandler" sólo dime Vincent. Pronto serás mi yerno. Ahora solo quiero que hagas muy feliz a mi hija, ella se lo merece y es así como quiero verla.
—No debe preocuparse por eso señor, la haré feliz cada día de mi vida. Yo amo a su hija como a más nada.
—No me queda duda alguna, hijo. Pero quiero proponerte algo, quizá sea una condición...
Clayton se desconcertó un poco al escuchar decir eso a Vincent. Conocía su carácter pero no sabía a dónde quería llegar.
—¿De qué se trata señor? — cuestionó.
— ¡Quiero que vivan en la mansión!
— ¿En su casa? Pero, señor... yo...
—¡Yo sé!— interrumpió Vincent — Yo sé que tú tenías un plan. Pero te ofrezco eso. La casa es muy grande, si Julie se va ¿Qué haremos mi esposa y yo tan solos? Quiero que ustedes vivan aquí. La estupidez de Michael dejó desconsolada a Deborah, quien encuentra un gran respaldo y consuelo en Julie. Así que sería duro para ella ver que su hija se marche.
Clayton se quedó meditando por un momento. En los años de conocer a Vincent nunca había conocido ese lado tan generoso de su persona. Efectivamente, Clayton había pensado su futuro ya con Julie, quizá lejos de Allentown. Pero con las palabras y la propuesta hecha por Vincent, supuso que no tenía alternativa.
—Lo entiendo muy bien señor... está bien— Respondió — Agradezco su propuesta. Lo que me interesa es estar con su hija para siempre.
— ¡Perfecto! Has tenido la mejor elección, Clayton. Ahora, ¡A empezar con los preparativos! Esa boda debe quedar plasmada en la historia de mi familia, de la cual ahora eres miembro.
*********
Más tarde, a Julie la mataba la incertidumbre de saber qué le había dicho su padre a Clayton en privado. Conocía el carácter de su progenitor y sospechaba que iba a poner condiciones o iba a tratar de intimidarlo para que la boda no se llevara a cabo. En fin, una variedad de cosas se planteaba ella en la cabeza. Nunca se iba a imaginar que Vincent iba a estar de lo más emocionado así como ella.
—¡Ya vine cariño!— Exclamó Clayton al llegar a la mansión donde Julie lo esperaba.
— ¡Hola amor! ¿Cómo te fue?
— Pues creo que bien... Tengo algo novedoso que contarte.
— ¿De qué se trata? ¿Qué te dijo mi papá? ¿Se impuso?
— No cariño ¿cómo crees? Tu papá incluso está más emocionado que nosotros mismos.
— ¿De verdad?— Le asombró a Julie escuchar eso.
—De verdad cariño... Pero... Tu padre quiere que vivamos aquí, en su casa. Dice que la casa es muy grande y que viviríamos muy bien. No quiere que tú te vayas, más que todo por tu madre.
—En verdad mi padre me ha sorprendido... Pues por mí no hay ningún problema, amor. Si tú accediste, para mí sería perfecto vivir aquí, pero... ¿Tú estás de acuerdo?
Clayton se quedó pensándolo un momento. Pero ya le había dado su palabra a Vincent así que no le quedaba otra opción más que afirmarlo. — ¡Claro que sí cariño! Si eso me garantiza que estaré a tu lado siempre... No hay manera de dudarlo.
—¡Amor, me haces tan feliz!— Julie saltó a los brazos de su amado.
—Pero... no solo eso... En verdad tienes tarea por hacer cariño — Dijo sonriendo.
— Tu padre quiere que la boda sea en dos meses. Él participará en la planeación, cotizará lugares y en una semana tendrá apartado el lugar para el evento. ¿Qué te parece?
Julie se quedó perpleja. ¿Dos meses? A ella le pareció muy pronto.
—¿Dos meses? ¡Mi padre ha enloquecido!
—Por favor cariño, démosle ese gusto a tu padre... Además ya estamos juntos. La boda solo será una demostración de nuestro amor ante las demás personas.
—Pero... Clayton... Yo... Yo hubiera querido que mi hermano estuviera presente.
—Julie... cariño... A Michael le dieron ocho años ¿En verdad quieres esperar todo ese tiempo?
—Pero es mi hermano, me duele lo que le está pasando.
Clayton la abrazó fuerte tratando de consolarla.
—Cariño... Yo entiendo que estés triste. Yo también lo estoy... Michael es mi amigo.
********
A la mañana siguiente Julie visitó la prisión donde Michael se encontraba. Quería verlo y comunicarle la noticia. Sabía que era prácticamente imposible que su hermano estuviera presente en el evento. Así que se levantó temprano para ir al reclusorio.
—¡Burgesandler! ¡Anda, tienes visita!
Michael se levantó de la cama donde estaba acostado y se dirigió a la sala de visitas. Tenía la corazonada de quien era la persona que llegaría a verlo, pero no estaba completamente seguro de que si sería su madre o su hermana. Así que al llegar al lugar, sentada a la mesa estaba una chica vistiendo unos atuendos bastantes elegantes y un tanto provocativos.
—¿Anabelle? ¿Qué haces aquí?
—¡Gracias Michael! A mí también me da gusto verte — Dijo en tono sarcástico.
—Lo siento... Solamente nunca me imaginé que tú vendrías.
—Te dije que no te iba a dejar solo.
—Sí, ya lo recuerdo.
—¿Te tratan bien?
—Pues... soy un delincuente cómodo.
—¡No eres un delincuente Michael! Por eso estoy aquí.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero ayudarte a salir de aquí. Mi padre es un abogado colegiado y tiene influencias. Le comuniqué tu caso y está dispuesto a ayudarte, ¿Qué dices?
—No sé... Me siento culpable por lo que provoqué. Tal vez es un castigo que debo pagar.
—Por favor Michael, fue un accidente. Tienes abierta la puerta de salida, la decisión está en tus manos.
A Michael le pareció tentativo el ofrecimiento que Anabelle le estaba haciendo. Antes que nada le daba gusto volver a verla, la notaba muy cambiada y quiso indagar a qué correspondía su gran cambio de imagen.
—¿Qué pasó contigo Anabelle? Te noto muy cambiada.
—Me contrató una marca de ropa francesa. Estuve en París por cuatro meses modelando dicha ropa. Mi domicilio está allá pero quise volver a Allentown para ver a mi familia y llevarte conmigo.
—¿Llevarme contigo?
—¡Sí Michael! Ven conmigo, comencemos una nueva vida lejos de aquí.
Anabelle sabía a lo que iba. Quería sacar a Michael de la cárcel y entrar en su vida, ése era su plan.
—Yo... Te tendré una respuesta luego.
—No lo pienses mucho Michael, volveré mañana.
Anabelle se despidió dándole un beso que casi hizo rosar sus labios. Michael se quedó meditando en la mesa un instante y después se dirigió a su prisión. Al acomodarse de nuevo en su cama para seguir pensando el evento en el que se podría meter, otro aviso llegó por parte del guardia.
—¡Casanova! ¡De nuevo quieren verte!
Se levantó de nuevo y al llegar otra vez al lugar no quiso levantar la mirada y exclamó:
—¿No me podías haber dado más tiempo?
—¿A qué te refieres, hermano?
—¿Julie? Lo siento, creí que eras otra persona...
—Así que has tenido más visitas...
—Sí, pero, no importa mejor dime ¿Cómo estás hermanita?
—Pues muy bien, de hecho quería hacerte saber algo.
—Entonces dime... ¿Qué sucede?
Al instante Julie le mostró su mano, en la cual llevaba puesto el anillo de compromiso que Clayton le otorgó. Al verlo, Michael se asombró.
—¡Es increíble! ¡Hasta que por fin Clayton sentará cabeza!
—Estoy nerviosa, Michael
—Vamos hermana... Yo sé que es el amor de tu vida, y tú el suyo, así que ha llegado la hora.
—Pero nuestro padre quiere que la boda sea en dos meses y no quisiera que mi hermano faltara a mi boda.
Michael se levantó de su silla y se acercó a ella. Se inclinó y puso su mano en el hombro de Julie.
—No te preocupes por mí, hermanita... No quiero ser un impedimento para esto. De una u otra forma yo estaré ahí.
Julie lo abrazó y no pudo contener las lágrimas.
—Hermano yo ya no quiero verte aquí — pronunció.
—Falta poco, Julie. Pero no te preocupes por mí, haz que mi presencia se sienta en tu boda y actúa como yo... sin preocupaciones. Cásate, mereces ser feliz y así quiero verte.
Finalizó su relato dándole un beso en la frente, un beso de hermanos. Después de uno minutos más de conversación, Julie se retiró.
Michael se quedó en un profundo mar de pensamientos, ahora tenía un motivo más para sentir coraje por estar encerrado. Sin duda ahora pensaría ya muy seriamente la oferta que Anabelle le hizo minutos antes de la visita de su hermana. Al parecer, su libertad estaba en sus manos...
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