029

En los días que siguieron Mehmed no pidió por mi y tampoco lo había vuelto a ver desde aquel cruce en los pasillos.

Por consecuencia ya no era favorita y volví al harén como el resto de las criadas.

Por otra parte la Sultana Hürrem había vuelto al Palacio con la frente en alto y una sonrisa triunfante dejando a las hermanas del sultán y a la Sultana Mahidevran boquiabierta.

Admiraba a la pelirroja, cuando todo parecía perdido ella renacia una h otra vez haciéndose más fuerte.

Me encontraba limpiando el suelo mientras tarareaba una canción que una vez mi madre me enseñó completamente distraída. Tan concentrada en la limpieza que no noté la presencia de alguien detrás de mi por lo que al voltear me sobresalto haciéndome poner de pie lo que provoca que accidentalmente parte  el balde con agua y jabón y éste se derramase por todo el suelo.

El príncipe Mehmed estaba allí, observando mi cuerpo. Lo vi ladear una sonrisa burlona al ver el desastre que había provocado pero pronto cambió su expresión cuando quise retroceder ante el nerviosismo y resbale sin embargo la rapidez del príncipe me sorprendió. Me tomó de la cintura y ambos caímos al suelo mojandonos completamente. Su musculoso cuerpo bloqueó el golpe que pude recibir y caí sobre él.

—Ryhan.—Se apresura a decir intentando reincorporarse pero gimió levemente.— ¿Está bien?

Con su mano libre soba su cabeza y yo lo miro con preocupación. Hace semanas no nos veíamos y tenerlo allí sujetando mi cintura hizo mi cuerpo vibrar sin embargo debía asegurarme en ese momento que Mehmed estuviera bien.

—¡Príncipe Mehmed! ¿Usted está bien? Fue un gran golpe déjeme revisarle por favor.

Intenté revisarle pero me percaté que sus ojos marrones estaban en una dirección; en mi escote.

Por supuesto, el vestido de criada era blanco y al mojarse dió a relucir mis senos. Mierda, justo ese día había decidido no usar la prenda que nos entregaban para cubrirlas debajo de nuestros vestidos.

Mis ojos también lo recorrieron y sentí fuego entre nosotros hasta que lo vi parpadear un par de veces hasta reaccionar. Levanta su vista y por un momento nuestras miradas se conectan.

Pero aquel momento se vió interrumpida por la voz de sumbul Aga.

—¡RYHAN QUE ES ESTE DESAS...!—Su regaño se silencio cuando el príncipe Mehmed se levanta conmigo en brazos.—Príncipe Mehmed...—Su voz se vuelve más dulce mientras se reverencia haciéndome rodar los ojos de forma divertida.— Venía a buscar a la señorita pero veo que esta ocupada.

—Para nada, me retiro.—Responde frío mientras me suelta.

Aquello no pasó desapercibido por mi corazón porque dolió y ni siquiera me miró cuando se marchó de ahí.

—Ryhan que es éste desastre, termina de limpiar de una vez y luego ve a darte una ducha, la Sultana Mihrimah te solicita en los aposentos.

—Pero sumbul...mis...—Señalé disimuladamente mi ropa mojada y el abrió los ojos.

—Vete antes de que pierda la paciencia contigo. Otra hará tu trabajo pero haré que te quiten la mitad de tu sueldo.

Rondando los ojos y suspirando frustradamente accedí a perder parte de mi sueldo.

Llegué a los baños y me di un corto baño, al ser considerada una criada más Camila ya no podía atenderme.

Un tiempo más tarde me preparé y fuí directo a los aposentos de la Sultana. Al ingresar me reverencio ante ella y ella me hace un ademan para que me sentara cerca de ella, por su expresión sabia que algo no andaba bien.

—Sultana, ¿Se encuentra bien?—Pregunté mientras la veia morderse ligeramente las uñas.— ¿Es por su futuro prometido? ¿Me ordenará de una vez por todas que lo mate? Sabes que lo haré.—Bromee y la veo sonreír ligeramente de lado notando como sus hombros bajaban mostrando que se había relajado un poco.

—No me brinde ideas Ryhan.—Bromea también y suspira.— Pero no, esta vez no es eso. Si no algo que tiene que ver mi hermano Mehmed.

Escuchar el nombre del principe llamó aún más mi atención.

—¿El se encuentra bien?—Pregunté con preocupación.

¿Y si el golpe había sido demasiado duro? Mierda, podrían matarme.

—Si.—La vi fruncir levemente el ceño al ver mi preocupación.— Se que hay algo que me oculta, ha Estado actuando extraño y creo saber que es.

Intenté no mostrar mucho interés pero la realidad es que moría saber que ocurría. También había notado extraños comportamientos de Nurbahar, ya no me insultaba ni intentaba meterse conmigo, la vi muy reservada aunque pasaba días enteros con su Alteza haciéndome hervir la sangre pero esperaba que la Sultana me dijese lo que quería oir.

—¿Que es lo que cree que ocurre?

—La noté extraña en los baños esta mañana y le pedí a la doctora Jasha que la revisara. Me ha confirmado que la favorita de si Alteza principe Mehmed esta embarazada.—Responde con frialdad y mi corazón se detiene.

Y ahí estaban esas palabras. No quise sonreír en ese momento frente a la Sultana pero me había confirmado todo lo que necesitaba oir, mi plan había funcionado.

Con Nurbahar embarazada sin que el príncipe aún tuviera una provincia significaba su aborto y expulsión del palacio. Me había encargado personalmente de preparar los tes preventivos y por supuesto las había alterado.

—¿Embarazada?—Respondí fingiendo sorpresa.— Pero no se supone que...

—Si, las reglas.—Me interrumpe la Sultana.— Mehmed está enterado de su embarazo pero no entra en razón, quiere tener a ese bebé en contra de las normas establecidas. Esta mañana fui a los aposentos de mi hermano, le dije que no quería ser la razón de ser quien se lo diga a la Sultana pero tampoco quiero ser complice.

Vi la frustración en su rostro y eso me hizo sentir ligeramente mal porque se debía a mi accionar.

—Me concedió el permiso de realizar el aborto a la mujer, sin embargo no dudo que Mehmed se arrepienta y quiera que Nurbahar de a luz.—Exclama y mi cuerpo se tensa.

—¿Que dices..?—Mi voz tembló temiendo que Mehmed se atreviese a romper las normas por aquella mujer.

—Es por eso que debemos actuar esta misma noche.—Me mira con intensidad y yo me remuevo incómoda en mi lugar—Esta noche te encargaras del aborto de Nurbahar.—Mihrimah suelta aquellas palabras que terminan por sacudir mi tranquilidad.— Iré al lado del príncipe esta noche, se que será duro para él. Tú te aseguraras de que se lleve a cabo todo con suma discreción, nadie puede enterarse de lo que ha ocurrido.

Y así fue, esa noche junto con a Jasha interceptamos a Nurbahar y la llevamos a una zona oculta de la Sala médica.

Por supuesto que al verme enloqueció pero con una simple amenaza hizo lo que le pedí en silencio. Ella estaba en mis manos en este momento.

Aquella noche asistí el aborto y luego fuí a dormir pensando en cual sería mi próximo movimiento.

La expulsión de Nurbahar del Palacio.

En la mañana decidí que iría a hablar con la Sultana Hürrem sobre todo lo que había pasado sin comprometer a Mihrimah, no quería perder la confianza de mi amiga pero debía hacer esto si quería deshacerme de una vez por todas de aquella mujer.

—Sultana Hürrem.—Me reverencio ante ella cuando me permitieron en acceso a los aposentos.

—Señorita Ryhan, que gusto verla.—Me sonrie y me ofrece a sentarme junto a ella.— Ven, desayunemos.

Intenté mantener mi semblante preocupado mientras me acercaba. Al parecer aquello funcionó porque la Sultana lo notó de inmediato.

—¿Sucede algo?

—Sultana yo...no quiero tener ningún problema pero...—Tartamudee.

Mierda, su presencia me intimidaba.

—Habla ya Ryhan.

—Sultana yo...recibí órdenes para relanzar un aborto.

—¿¡Un aborto!? ¿¡Que estas diciendo!?—Carraspea su garganta y trata de sonreirme con amabilidad.— Cuéntame desde el principio que ha estado ocurriendo.

Y así lo hice.

—Verá Sultana Nurbahar nunca ha tomado los tés preventivos que le preparaba, usted sabe que ambas poseemos ciertas rivalidades sin embargo mi trabajo es cuidar a las personas del palacio. Por supuesto que entendí su desconfianza puesto que siempre decía que yo quería envenenarla y otra doctora se encargó de ella sin embargo aún así no las tomaba. Con eso dicho la mujer sabia de su embarazo y lo mantuvo en secreto. La Sultana Mihrimah lo descubrió una mañana y me envió de inmediato a cumplir las normas. Sin embargo se que hay una norma más que no se ha cumplido, la expulsión de Nurbahar. No pretendo decir con esto que no iban a informarle sobre lo que ocurría pero quería ser yo personalmente quien pudiera darle las noticias.

La Sultana Hürrem quedó congelada en el lugar.

—Mis propios hijos han estado actuando a mis espaldas...—Murmura y se levanta con firmeza.—Ryhan retirate.¡Sumbul!—Grita y este entra haciendo una reverencia.—Preparen a Nurbahar, será expulsada en este instante del Palacio. Cuando esa mujer ya no se encuentre en estos muros llama a Mehmed y a Mihrimah ahora mismo.

Ambos nos reverenciamos y salimos de los aposentos.

Mierda, si había conseguido lo que quería pero creo que he ido muy lejos.

Nurbahar finalmente fue expulsada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top