026.

Los días siguientes todo el Palacio fue un caos. A causa de la falta de dinero y las deudas con los sueldos de las criadas algunas de ellas se atrevieron a enfrentar a la Sultana Hürrem que no tuvo piedad por ellas azotandole los pies y encerrando en calabozos a todas aquellas muchachas que se atrevían hacer un motín.

Una de ellas apareció muerta acostada en su cama en el harén mientras todas dormían, la degollaron completamente. Rápidamente se abrió una investigación para hallar al culpable

La Sultana Hürrem fue enviada a Edirne y Fakria la acompañó. Todo fue gracias a la emboscada de la sultana Shahrazad, el plan de las hermanas del sultan pareció dar frutos.

Unos días más tardes regresaron, sin la Sultana Hürrem.

Desde el momento en el que pisaron estas tierras todo fue caos y más problemas, ahora venían por mi.

La Sultana Mihrimah apeló el lado bueno del Sultán sin éxito, nadie iría con Hürrem. Desde ese entonces las sultana del Sol y la Luna se hizo más cercana a mi de lo que éramos.

—Hermana.—El Príncipe Mehmed llega a los aposentos de su hermana menor y al verme allí sus ojos resplandecen en la oscuridad.—Ryhan, amor mío.—Exclama él mientras yo me reverencio.

El toma mi rostro y deja un beso en mi frente. Cerré los ojos inhalando su aroma pero sabia que no era momento, a pesar de que lo había extrañado tanto habían asuntos más urgentes en ese momento.

Cihanger estaba con una criada en una esquina.

—Hermanos.—Exclama cuando Selim y Bayaceto entran juntos. La Sultana Mihrimah los había convocado a una reunión.

—Yo, puedo retirarme..—Intenté decir pero los cuatro pares de ojos me miraron.

—Claro que no, usted forma parte.—Niega y suspira.— Se que la Sultana no está enferma como dicen que lo está, de otro modo Ryhan ahora mismo estaría con nuestra madre, ella no confía en alguien más para ver por su salud. Creo que ha sido expulsada

—¿Que es lo que dices Mihrimah? ¿Expulsada? ¿Por qué el sultán haría eso?—pregunta confundido Mehmed.

—No lo sé, seguramente fue incriminada. No sería la primera vez.

—¿La Sultana Hatice?—Pregunta Bayaceto.

—Algo me dice que la Sultana Shahrazad también tiene algo que ver, vi su sonrisa cuando llegaron al Palacio.—Me atreví a mencionar.

—Tenemos que hacer que nuestra madre vuelva.—Habla decidida Mihrimah.

—No nos apresuremos. Creo que seria difícil hablar con el sultán, necesita tiempo.—La calma el príncipe mayor.

—Si lo desean, puedo ir a verla y averiguar qué sucede.—Propone Bayaceto.

—¿Te acostumbraste a huir del Palacio, Bayaceto?—Se burla su hermano Selim.

Pero antes de que se forme una pelea de pre-adolescentes la Sultana del Sol y la Luna interviene callando a ambos.

—Basta los dos.—Bramea.—Ustedes deben permanecer siempre al lado del sultán. Ryhan y yo iremos a verla.

El pequeño Cihanger se aproxima a nosotros y comienza una lluvia de preguntas sobre su madre.

Mehmed y yo nos miramos ardientemente sabiendo que necesitábamos estar sólos, realmente nos habíamos extrañado.

Con una reverencia y disculpas de Mehmed ambos salimos de los aposentos de la Sultana. En silencio caminamos hasta sus aposentos y en el momento en el que entramos y las puertas se cerraron termino arrojándome a los brazos de Mehmed para besarnos apasionadamente.

Sus manos van de inmediato a mi vestido que sin problemas quita y arroja a un lado de la habitación.

—Le haremos recordar al Palacio entero a quien le perteneces.—Jadea posesivamente bajando sus besos a mi cuello mientras sus manos acarician mis curvas.

Me toma en sus fuertes brazos h me deja en la cama para así comenzar a desnudarse él y mierda, gemi con solo verlo.

Mis piernas se abrieron para permitirle que se coloque en medio y volver a besarnos.
La necesidad era tan grande que lo único que deseábamos ambos era que él estuviese dentro de mi y así lo hizo.

Me tomó del trasero para posicionarme mejor y me penetró suavemente haciéndome gemir por la tortura de hacerlo tan lento y cuando toda su longitud estuvo dentro, no se movió.

—Digame que quiere.—Susurra con la voz ronca en mi oido. Sabía que para el también era una tortura el no moverse.

Repartió besos por todo mi cuello mientras yo jadeaba intentando moverme para así generar algún tipo de fricción pero el me tomó del muslo y presionó su agarre para impedirlo.

—Qui-Quiero...—Intenté hablar y recibí una única estocada dura haciéndome casi gritar por ello.— Oh, Mehmed quiero que me haga suya, día y noche..

Lo vi sonreír. Sus ojos estaban negros del placer y no tardó en moverse. Su longitud entró y salió de mí sin pudor alguno, la habitación se inundó de aquel sonido con mis gemidos y los de él.

En aquella habitación estábamos brindando una sinfonía para todo el Palacio.

Durante toda la noche, con intervalos de descanso para comer y hablar de nuestro día, el príncipe Mehmed me hizo suya una y otra vez.

Los días siguientes se organizó una boda, al principio creí que sería la de la Sultana Mihrimah pero la sorpresa de que la Sultana Hatice se casaría tomó de sorpresa a varios del Palacio.

Sabía que aquel matrimonio de Hatice y Hürsev pasha significaba la Alianza de algo, de un plan, porque de otro modo la hermana del sultán estaría feliz.

Me hicieron atenderla y la vi allí, con la mirada perdida mientras la vestían, parecía sin vida. Casi me dió pena por ella hasta que recordé todo lo que había ocasionado por un hombre, Ibrahim Pasha y que su odio por la Sultana Hürrem era por su muerte, una tumba que aquel hombre cavó con sus propias manos. Pero en la ingenua cabeza de la Sultana era más fácil culpar que aceptar aquello.

—Está bien, sólo está en shock.—Exclamé y me reverencié para retirarme y prepararme.

Al terminar me junte con las demás criadas y con mis amigas en el Salón donde se haría la fiesta de celebración por la Sultana y me siento para comer algo mientras se escuchaba la música.

—¿Como estas?—Murmura Camila a mi lado y suspiro.

—Bien, solo que hay tanto drama en el Palacio, un drama que al parecer nunca tendrá fin.—Susurré en respuesta.

—¿Y como estas con el príncipe? Supongo que él te quita todo el estrés por los dramas.—Dice pícaramente mi amiga y se gana un codazo divertido de mi parte y nos reímos por ello.

—Estamos muy bien, mejor que nunca.

—Desde que llegó viven en su habitación, si que lo estas atendiendo bien, doc.—Bromea otra vez y ambas reímos.

Veo de reojo que entra la Sultana Mihrimah y de inmediato ella y Shahrazad parecen tener una conversación. Por la cara de la hermana del sultán lo que sea que la Sultana del Sol y la Luna le estuviera diciendo no le gustaba para nada.

La veo sonreír con suficiencia, aquella sonrisa digna de una hija de Hürrem y se va a sentar en el lugar que les correspondía a las sultanas.

Un rato después entra Hatice y se lleva a cabo la ceremonia. Yo simplemente disfruté de lo único interesante en ese lugar, la comida.

Un enfrentamiento más, la Sultans Mihrimah y Asmahan, pero esta vez mi Sultana no sonrió retirándose de allí rápidamente, yo la seguí.

Al pasar por al lado de Asmahan vi la sonrisa de Victoria en su rostro,casi burlándose de Mihrimah por su dolor.

Como dije, los dramas en este Palacio no parecían tener fin.

Volví a perderme en los pasillos, el Palacio era tan grande que pese a que ya llevaba casi un año en ese lugar aún seguía desorientandome.

—¿Quien envió esta carta?—Escuché a la vuelta del pasillo.

Cuando estuve a punto de darme vuelta para irme al notar como me había equivocado el nombre de la Sultana me detiene.

—Es de la Sultana Hürrem, me pidió personalmente que se lo entregase  al sultán.

Me acerco rápidamente sin hacer ruido y asomó levemente mi cabeza para ver de quien se trataba.

Un hombre bajo le entrega un rollo de Pergamino a un aga muy alto.

El más bajo se da vuelta para comenzar a caminar en mi dirección y rápidamente corro por donde vine para no ser descubierta.

Ese aga era un fiel servidor a la Sultana Shahrazad.  ¿Que tenía ese Pergamino?

Mierda. Rápidamente volví a la fiesta para disimular y entré a sentarme nuevamente con mis amigas.

—¿Que sucede? ¿Estas bien?—Camila me ve preocupada y con una tela limpia mi frente.— Estas sudando.

—Estoy bien.—Susurré pensativa.

Momentos más tarde aquel aga entra y hace una señal con su cabeza en dirección a Shahrazad la cual sale con una sonrisa disimulada.

Le mostraría el Pergamino, maldito sea ése aga, ya no quedaban dudas.  Todo lo que estaba ocurriendo era por ellos.

—Iré a ver a Mehmed.—Exclamé rápidamente levantándome y al salir veo que también la señorita afife esta allí.

—Sultana..—exclamé reverenciandome mientras sigo caminando. Lentamente volteo la cabeza y veo que en sus manos la Sultana Shahrazad tenía trozos de papel escondidos detrás de su espalda que no pudo ocultar bien.

Debía de informar esto que estaba ocurriendo a la Sultana Hürrem. Pero cuando estaba dispuesta a ir al haren a escribir la Carta una criada de la Sultana Mihrimah se cruza en mi camino.

— Ryhan, la Sultana Mihrimah la espera en sus aposentos.

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