016.

Cuando el sol entró por el gran ventanal y los pájaros cantaron poco a poco abrí mis ojos.

Sentí un pequeño dolor en mi zona baja recordando los sucesos en la noche pero sabia que era normal, después de todo Mehmed se había llevado mi pureza con su gran longitud.

Cuando intenté levantarme el brazo del príncipe sobre mi cintura lo impidió.

-Buenos días.-Susurrando roncamente a mi lado haciéndome estremecer.

Lentamente volteo para quedar frente a él y mis mejillas se sonrojan cuando nos miramos a los ojos.

-Buen día príncipe.-Susurre cerrando los ojos cuando una de sus manos acarició mi mejilla.-Lamento si lo desperté, debo ir a cumplir mis labores en el Palacio.

-Nada de eso.-Niega y luego deja un beso en mis labios.-Diré que usted me cuidará hoy. -Me guiña un ojo divertido y yo río sutilmente.

Se levanta y se cubre su parte baja con una de las sabanas para caminar hasta la entrada de los aposentos.

Por mi parte, me deleito con la vista de la fuerte espalda del príncipe. Mordi levemente mi labio inferior y termine con una sonrisa recostada en la suave cama con la vista ahora al techo.

El resto de la mañana fue tranquila en los brazos del príncipe mientras desayunamos.

Al terminar ambos teníamos obligaciones que no podíamos saltar pero a peticion del príncipe cada uno se dedicó a las respectivas clases que nos tocaba.

Él estaba en su escritorio y yo sentada en unas suaves mantas en el balcón.

Cada tanto Mehmed me lanzaba miradas y me sonrisa lo que provocaba que me perdiese en mi lectura y tuviera que iniciar de nuevamente. Este hombre hacia mi corazón latir. Por momentos lo miré con disimulo y su atractivo aumentó ante mis ojos. Estaba concentrado en sus libros, con el ceño fruncido y tomando notas.

Claro que él notó mi Intesa mirada sobre él y arquea una ceja mirando en mi dirección.

-Ven aquí.-Exclama abriéndole sus brazos y yo de inmediato me levanto del suelo cerrando mu libro y casi corro para terminar sobre él.

Las risas de ambos se escucha en toda la habitación. Mehmed toma mi rostro y deja un pequeño beso en mi frente.

-¿Tiene hambre?-Pregunta jugueteando con un mechón de mi cabello.

-De sus labios.-Susurre con una sonrisa contagiandole a él también y por consiguiente me complace dándome un suave beso en mis labios.

-Pediré comida y...

-Majestad si no le molesta me gustaría recibir una ducha y peinar mi cabello. No estoy con buen aspecto ante usted.-Mis mejillas se sonrojaron esperando a que no le molestara mi peticion.

Mehmed me dedica una mirada en comprensión a mi pedido y asiente.

-Usted está muy bella así y mi camisa le queda estupendamente. Sin embargo puedo entender su deseo. -Asiente con la cabeza.- Pero antes, coma conmigo, luego podrá ir a sus nuevos aposentos en el harén.

La comida fue entre miradas me vuelvo a colocar mi vestido de la noche anterior y hago una reverencia ante el príncipe quien me da un beso en la frente para que pueda retirarme.

Con una sonrisa tonta salgo de los aposentos del príncipe Mehmed y camino nuevamente al Harén. Al entrar todas las miradas se dirigen a mi.

-Aquí está, la que no se regalaba por unas joyas.-Exclama con sarcasmo Nurbahar con una clara molestia mientras sus amigas estaban detrás de ella.-Eres una maldita serpiente. ¡Me han quitado mis aposentos! -Sus ojos sacaban chispas y yo solo pude sonreír.

-Hacer una escena aquí no te hará favorita nuevamente. El príncipe Mehmed no quiere verte, perdiste contra Sarah. Supéralo Nurbahar.-Camila aparece a mi lado y yo la miro sorprendida por sus palabras.-Y cuida tus palabras, estas en frente de la favorita de un príncipe.-Gruñe y luego me sonríe.

Nurbahar estuvo apunto de lanzarse sobre nosotras pero Fakria aparece.

-¿Que es este escándalo? Respeten el orden en el Harén.-Exclama con autoridad y mira a Nurbahar.-Vete. Y tú.-Voltea ahora a mi.- Recibí órdenes del príncipe, sígueme.

-Juro que esto no quedará así, Sarah.-Me susurra Nurbahar cuando pasa por mi lado y choca nuestros hombros.

Ruedo los ojos y comienzo a caminar sin embargo antes de subir miro hacia atrás y muevo los labios en dirección a Camila diciéndole "Gracias" con una sonrisa para así seguir a Fakria quien me guía a los mismos aposentos que una vez la señorita afife me mostró.

Suspiré un poco más tranquila al saber que estaría sola y no pude ocultar la sonrisa.

-El príncipe Mehmed me permitió lavarme.-Comenté volteando a Fakria y ella me mira a sintiendo.

-Bien. Pero antes te diré las reglas que necesitas saber. --Voltea a verme-Eres una favorita y debes comportarte como tal. Primero, respeta tu lugar recuerda que sigues siendo una esclava hasta que claro.-Sonríe levemente ladeando la cabeza.-Le otorgues un heredero a la dinastía. Pero eso no está permitido, no hasta que el príncipe Mehmed tenga una provincia por lo que deberás cuidarte, tu más que nadie como doctora saber como hacerlo. Si quedas embarazada no sólo te harán abortar si no que te expulsaran del palacio. Se inteligente y astuta, eso te llevará alto aquí.

-Agradezco la advertencia. ¿Necesito saber algo más?-Pregunté con curiosidad y ella asiente.

-Podrás elegir quienes te acompañaran y servirán a partir de ahora.

No tuve que pensar mucho en realidad, sabía a quien quería.

-Camila.

-La enviaré y podrás ir a los baños.

Luego de esas palabras Fakria se retira y me deja sola en los aposentos. No era nada extravagante, pero aún así era propio y eso me gustaba.

-¡Vaya!-La voz de Camila me hace voltear y yo la miro con una sonrisa. Ella corre y me da un fuerte abrazo.-Desde el primer momento supe que estabas destinada a la grandeza, Sarah.

-No exageres, solo soy favorita.

-Es el primer paso. ¿Como crees que la Sultana Hürrem consiguió todo el poder?

Sus palabras me sonrojan y mordi mi labio inferior.

-Jamás pensé que esto me ocurriría. Mi único propósito es ser doctora, no puedo verme como Sultana, tampoco que se reverencien ante mi. Solo me interesa ayudar.

-Piensalo así. Para ayudar necesitas poder y sin poder tu ayuda estará limitada.-Ella me sonríe divertida.

La percepción de Camila sobre mi me sorprende. Esta mujer desde el inicio ha Estado a mi lado y, a diferencia de las otras, no denota envidia en su ser si no, admiración.

-Gracias, Camila. Jamás creí encontrar una amiga como tú. Las demás muchachas solos les interesa ser sultanas, tener joyas y riquezas pero no es mi caso y la tuya tampoco.

-Me dieron la indicación de que debía llevarte a los baños así que, vamos.-Camila cambia de tema recordando las órdenes.

Ambas salimos de los aposentos y nos dirigimos directo a los baños.

Ella me ayudó a lavarme y en poco tiempo quedé reluciente con un rico aroma. Cuando coloque la toalla en mi cuerpo Camila me mostró el vestido que me pondría.

-¿Y eso para qué? -Pregunté frunciendo el ceño. Era un vestido hermoso pero no quería usar nada de ello.

-Estaba en tus aposentos y lo elegí entre la ropa, es parte de ser favorita, Sarah. Y debes llevar un tocado.

-Trae mi ropa normal, no quiero lucir nada de esto. Aunque el tocado es bonito...-Murmuré tomando la diadema en mis manos para luego colocarlo en mi cabeza [Multimedia]

-El príncipe se lo ha enviado.

Reí levemente, Mehmed acertó perfectamente con el tipo de joyas que podrían gustarme.

Al vestirme con el atuendo que también llevaban las muchachas del Harem salimos de los baños y nos dirigimos nuevamente a ese lugar.

-Cecilia.-Exclamé feliz al verla.

-Hola Sarah.-Murmura mirándome apenada.-Lamento como estuve comportándome contigo. Es que en verdad todo esto apesta, yo nací con lujos y ahora mira donde estoy.-Sus ojos se cristalizan y yo de inmediato la abracé.

-¿Quieres formar parte de mi equipo?-Le pregunté divertida

-¿mmm?-Se aparta levemente limpiandose las lágrimas.-De que hablas.

-Pues, me dieron la opción de elegir quienes estarán conmigo, algo así como servirme o estar para mi.

-Pues servirte a ti apesta menos que limpiar ropa sucia así que. Acepto.

Las palabras de Cecilia me provocan una fuerte carcajada.

-Cambia esa actitud de niña malcriada. ¿Quieres? -Le doy un pequeño empujoncito y todas nos sentamos para comer.

-Por cierto, ¿por qué no estas usando esos vestidos que usan las favoritas?-Pregunta Valeria.

-Estoy bien con esta ropa. Solo usaré cosas bonitas cuando tenga que ver al príncipe.-Exclame llevando un poco de la comida a mi boca. Admitía que esta comida no era nada comparado a lo que comía con Mehmed.

Las puertas se abren y todas nos levantamos rápidamente.

-¡Sarah, por Alah!-Sumbul aga entra con clara preocupación y camina directo a mi.-Acompañame, la Sultana Mihrimah ha pedido por su presencia.

No dudé en seguir a pasos rápidos a Sumbul hasta llegar al cuarto de la Sultana.

-Abran la puerta.-Exigió y al entrar caminé hasta la Sultana. Me reverencio ante ella y me acerco con cuidado.

Parecía desorientada, sus ojos estaban hinchados y su respiración era irregular.

-Sultana.-Exclamé posando una de mis manos en su cabeza asegurándome de su temperatura. No tenía fiebre. -Necesito mi equipo medico. Vuelvo en un segu..-Exclamé levantándome de su lado pero cuando estuve por alejarme una mano delicada toma mi brazo.

Miro en dirección a la Sultana y ella me sostenía del brazo mirandome por fin.

-Déjenme sola con Sarah.-Su voz era débil pero el poder que poseía era increíble.

-Pero Sultana su madre nos pidió que...

-¡Que se larguen!-Grita con fuerza haciéndome sobre saltar.

Sus criadas y Sumbul hacen reverencia para poco a poco ir retrocediendo. Noté a las criadas recoger unas hermosas telas del suelo y por fin abandonaron los aposentos.

Mihrimah me permite sentarme a su lado y en silencio la obedezco.La vi jugar con sus manos nerviosamente, si respiración era irregular y no me atreví a ser yo quien rompiera el incómodo silencio.

-Necesitaba a alguien de confianza.-Murmura y apreta sus labios.-O una amiga. Lo que sea.-Suspira y ahora me mira.

El hermoso rostro de la sultana había perdido su brillo. Se notaba abatida.

-Sultana, puede confiar en mi.-La miro dulcemente.-¿Que ocurre?

-Mi corazón se divide entre mi deber de proteger a mis hermanos y mi libertad, Sarah.-La escuche sollozos un poco pero intentó ocultarlo.-Se que mi madre tiene buenas intenciones sin embargo no es lo que quiero.

-¿Habla del matrimonio?-Pregunté tímidamente. Recordé vagamente la conversación que había tenido con la Sultana Hürrem y su mención sobre el tema.

-¿Como sabes eso?-Se muestra confundida y totalmente tensa.

-Su madre mencionó algo sobre ello cuando me dió su aceptación para el príncipe Mehmed.-Respondí rápidamente.

-¿Y alguien más sabe esto? ¿Se lo dijiste a alguien?-Ahora sonaba molesta esperando mi respuesta.

-No. Todo lo que usted o su madre me diga es confidencial.-Respondi segura mirándole a los ojos.

Suspira más tranquila y oculta su rostro entre sus manos.

-La Sultana me asegura que seré muy feliz pero, no. No con Rustem.-La frustración en la voz de la Sultana me entristece.-Pero mi futuro y la de mis hermanos dependen de esto y no hay nada que yo pueda hacer. Mi destino ya fue escrito por mi madre.

Por un impulso abracé a la Sultana Mihrimah y sus músculos se tensan de inmediato.

-¿Que hace?-Pregunta y yo rápidamente me aparté.

-Lo siento yo..

Pero no pude terminar porque la Sultana estaba abrazando me nuevamente.

-Le prometo que siempre estaré para usted.-Le susurre.-Y si me permite le daré un Consejo.

Ella se aparta lentamente y limpia sus lágrimas a sintiendo con la cabeza.

-Aunque se case con alguien que no ame recuerde que usted es Sultana de sangre, no es una esclava. Gire este matrimonio a su beneficio, no le demuestre debilidad a la Sultana y cuando sea conveniente usted...-Una sonrisa algo maliciosa se escapa de mis labios.-Solo usé su poder a su favor.

Mis palabras le asombran y luego cambia a una expresión pensativa. Termina por soltar un largo suspiro y asiente.

-Agradezco sus palabras. Entiendo ahora por qué le gusta tanto a mi hermano y por qué mi madre te escogió. -Me mira con una pequeña sonrisa y yo me sonrojo notoriamente.

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