014.
Tres semanas habían pasado desde mi ascenso. El Sultán junto con sus hijos mayores se habían marchado del Palacio y parecía ser que cuando el Sultán no estaba en Estambul el veneno corría con más facilidad por el Palacio.
La Sultana Hürrem y las demás sultanas peleaban con más intensidad. Al estar como criada al lado de la Sultana presenciaba mucho de los encuentros. Conocí a las Sultanas hermanas del Sultan quienes apoyaban a Mahidevran.
Aun no entiendo como podían apoyar a esa mujer tan grosera.
Las muchachas del Harén amigas de Nurbahar, y por supuesto Nurbahar, me hacían la vida imposible en cuanto tenían la oportunidad. Incluso me acorralaron y me golpearon.
Desde ese entonces juré mi venganza.
En mis tiempos libres La Sultana del Sol y la Luna pedía por mi. Nos habíamos hecho muy cercanas y, aunque en un principio era distante, ahora ella podía decir que yo era como una amiga para ella.
Me contó la historia sobre firuze, una esclava quien era una espía Persa.
No pude evitar reír al recordar como me había amenazado si me acercaba de esa forma a su padre.
En las tardes noches solía acompañar a los cocineros fuera de Palacio. El pueblo poco a poco empezaba a conocerme pero no con mi identidad puesto que siempre iba oculta, solo mis ojos se veían.
Comencé a recurrir al pueblo por la niña que tocó mi corazón y cada moneda de oro que recibía en el Harén por mis servicios destinaba a ayudar a quienes lo necesitaban.
Me llamaban "Altyn Perişde". Realmente no sabía que significaba pero esa era mi identidad en el pueblo.
El sol estaba ocultándose y me dirigí a la cocina de inmediato.
—Señor Sheker aga.—Sonreí ingresando.
—Señorita Sarah estaba a punta de irme sin usted.—Me sonrie divertido.
Yo lo miré con un pequeño puchero en mis labios y el carcajea un poco.
—Vámonos niña. Debo buscar las compras.
Ambos salimos del Palacio. Me acerqué rápidamente a unos guardias y de mi bolsa saqué y les entregué un pedazo de pan.
—Buenas noches.—Les hice una reverencia y estos sonrieron agradecidos.
Sabia que no debía reverenciarme ante ellos pero lo hacía gustosa. Realmente les tenía mucho respeto.
—Tenga cuidado, señorita. No deben descubrirla—Exclama Balybey con una pequeña sonrisa ayudándo a colocarme la capucha del vestido y la tela que cubría mi rostro a excepción de los ojos.
—Como cada día, señor Malkocoglu—Respondí alegre.
Me despedí rapidamente al ver a Sheker alejado del Palacio.
Rápidamente caminé por el sendero y muy pronto estuve en la villa.
—Ya sabe. No tarde mucho.—Exclama el cocinero y yo asiento con la cabeza.
Asenti con la cabeza y me dirigí a mi destino. Una casita en donde recibía a las personas.
Mucha gente hacia fila fuera de la cabaña por lo que sonreí.
—Oh, Altyn Perişde llegó.—Comenzaron a murmurar y todos se reverenciaron.
Les había pedido que no lo hicieran pero no me hacían caso algunos hasta tomaban mi manto para besarlo algo que me incomodaba muchisimo.
Comencé a entregar mi dinero equitativamente y revisé a quienes necesitaban una inspección.
—Oye pequeña. Estas mejor.—Exclamé emocionada.—¡Tú también! ¡Y tú!
Muchos de mis pacientes estaban casi recuperados y eso me emocionada.
—Usted es la razón.—Exclama una mujer con ojos llorosos.—Nuestra Altyn Perişde, usted es la luz que nos cuida. Agradecemos al Sultán Suleimán por enviarnos a alguien tan valiosa como usted.
—¡Larga vida al Sultán Suleimán y a nuestra Altyn Perişde!
—Larga Vida.—Exclamaron todos a la vez.
Sonreí bajo el manto que cubría mi rostro. Era tiempo de irme y me apresuré a salir mientras recibía agradecimientos.
Sheker me estaba esperando en nuestro punto de encuentro y al verme sonrió.
—Vámonos, niña.
El regreso al Palacio fue rápido. La Luna ya estaba puesta en su punto más alto y las estrellas brillaban con mucha intensidad iluminando todo el camino.
Al llegar me despedí del cocinero y me desvíe del camino; Quería ir a los jardines para seguir observando las estrellas.
Me quité la capa, me quité el manto de mi rostro y solté mi cabello para sentirme libre de alguna forma.
Caminé por los jardines, no sabia si aquello estaba repente permitido pero necesitaba ver las estrellas.
Finalmente encontré un buen lugar entre el césped para recostarme y así lo hice.
Bajo las estrellas recordé las veces en el que mi familia y yo lo hacíamos. Algunas noches mirábamos al cielo e imaginábamos figuras en las estrellas.
Sonreí triste. Los extrañaba.
Sabia que iba a ganarme un buen regaño por mi ausencia en el harén por lo que decido levantarme y adentrarme al Palacio sin embargo cuando lo hacía la voz de alguien me sobresaltó.
—¡Ahi estas!¡Por Allah, Niña! ¿Que te ha pasado? —Sumbul me mira con los ojos abiertos acercándose a mi dirección.— Estas completamente...sucia.
Al bajar mi mirada noté la tierra en mi vestido. Agradecí internamente que fuera Sumbul quien me interceptara, de otra forma estaba segura que mi castigo sería mucho más severo.
—Me explicaras el por qué estabas en el jardín pero no ahora. Que allah me de paciencia ¡Estuve buscandote! Ven rápido. —Gruñe enfadado y toma fuerte de mi brazo para arrastrarme.
—Oye..¿A donde iré?—Pregunté intentando no tropezar con su agarre.
—El príncipe Mehmed solicita tu presencia en sus aposentos.—Exclama el sin más y rápidamente me empuja a los baños.
Las puertas se cierran y yo volteo lentamente al ver dos muchachas esperando para comenzar a lavarme.
¿¡EL PRÍNCIPE MEHMED HA VUELTO!? Mi corazón comienza a latir con rapidez.
Me limpiaron y mi cuerpo adquirió una fragancia que me había fascinado. Era fresco y floral pero no era para nada empalagoso.
Al secar mi cuerpo me envían a la habitación donde me prepararían.
Pedi que no me pusieran ninguna joya y solo me colocaron unos aretes. Me colocaron una fragancia que me dejó cautivada.
Algo en mi interior moría por ver al Príncipe sin embargo estaba segura que había recibido la noticia que no estaba en los aposentos que le correspondía a una favorita.
Afife en silencio me escoltó hasta los aposentos de Mehmed y en dos toques las puertas se abrieron permitiéndome entrar.
Al ingresar lo veo. El estaba de espaldas sin camisa y en el balcón. Me reverencio con la cabeza baja cuando veo que poco a poco voltea y no me ánimo a levantar la mirada.
Suavemente toma de mi mentón y me hace mirarlo a los ojos.
Su tacto me eriza la piel.
—Sarah.—Exclama tan sensualmente mi nombre que siento hormigueos en mi vientre.
—Alteza.—Casi ronroneo cerrando los ojos por su toque. Este hombre tenía mucho efecto en mi.
—Así que usted no ha aceptado estar en mi harén como favorita.—Susurra.
No me animé a abrir los ojos. Su dedo pulgar acaricia mis labios y siento una pequeña presión en mi mentón.
—Abra los ojos y mireme.—Gruñe y lo hago. Lo miro a los ojos, esos ojos color marrones que ahora estaban casi negros. Algo que me estremeció.—¿Por qué? Imagínese. He pedido por mi favorita y me envían a Nurbahar. ¿Donde estabas tú? —Pregunta y su mano libre baja a mi cadera.
Sus palabras me sorprenden.
—¿Como dice? —Pregunté asombrada aun por sus palabras.— Pero, Nurbahar es su favo...
—¿Sabes cual fue mi decepcion no verte aquí cuando llegué al Palacio? No haz abandonado mi mente. Tus ojos, tu aroma, tu piel. No puedo evitar no pensar en usted y créame, no se la razón. ¿Me ha hechizado?—Susurra uniendo nuestras frentes mientras cierra sus ojos.
Parecía estar abrumado por tantos sentimientos que describía.
Su aliento se mezcla con mi respiración y nunca hubo una combinación tan perfecta como esta.
—Príncipe Mehmed...—Susurré y el gruñó por ello.
—Me encanta cuando dices mi nombre.
—Alteza a mi no me interesa ser favorita...ya se lo había dicho.—Murmuré sonrojada cuando el abrió los ojos de repente por mis palabras.—¿Cree que unas joyas o vestidos lindos puede impresionarme? ¿Los regalos caros que se que le envía a su favorita Nurbahar puede interesarme? ¿Todo eso para simplemente usarme como su satisfacción sexual?—Exclamé sin miedo alejandome un poco de él.
Bien, si la Sultana Hürrem me había puesto como misión enamorar a su hijo, en este momento estaba haciendo todo lo contrario.
O eso pensé hasta que vi su reacción.
Mis palabras parecen no sorprenderle pero aún así eleva una ceja. Veo una sonrisa ladear en su mejilla y muerde levemente su labio inferior.
—¿Mi deseo sexual? Si deseara solo eso de usted no me hubiera importado la primera noche que la vi. Y si le confieso algo, usted fue la única a quien le he permitido dormir a mi lado en esta cama y sin haberla tocado.
Abrí mis labios sorprendida y no pude decir nada. Sus palabras me dejaron en shock.
—Desde el primer momento noté que usted tenía algo distinto,algo que jamás he visto en este harén ni en ningún concubina.—Acaricia mi cabello hipnotizado— Te ví en el Jardín hace un instante. La vi soltarse el cabello, la vi acostarse en el césped y mirar al cielo y por Allah.—Suspira.—Vi como opacaste con tu belleza a la misma Luna.—Se acerca nuevamente a mi y me toma del mentón una vez más pegando nuestros cuerpos— Vi la envidia que las estrellas sintieron por usted. ¿Por qué crees que Sumbul aga la encontró?
Mis mejillas se sonrojaban y mi corazón latía con fuerza por cada palabra de Mehmed. Todo mi cuerpo estaba erizado y hormigueaba por él.
—Quiero conocerla y si desee hacerla mi favorita fue para que nadie más la tenga y ser el único que pueda pedir por usted. Si me permite...—Toma una de mis manos y sin dejar de mirarme a los ojos la besa.—Quiero que usted decida si también quiere conocerme. No la obligaré.
—Claro que quiero Alteza. Es lo único que deseo.—Mi corazón habló aún asombrada por lo que estaba escuchando.
No podía creer lo que él me proponía y que, pese a que yo era una esclava, aun buscaba mi aprobación y consentimiento.
Su sonrisa fue grande ante mi respuesta.
—Pero Príncipe.—Exclamé dudosa y el me miró intrigado.—No necesito de lujos y usted sabe eso pero..—Hago una pausa para sonar más misteriosa.— Se que Nurbahar me odia, por ello no podría compartir el cuarto con ella...Se que aún esa muchacha es su favorita—Pestañé un par de veces bajando la mirada fingiendo estar triste.——Me quedaré en el harén con las demás esclavas..no quiero que ella me golpee más.—Fingí sollozar un poco.
—¿Ella te ha golpeado?—Abre sus labios y ojos sorprendido. Bajo un poco mi vestido y le muestro una pequeña marca de un golpe que aún no curaba. Lo veo fruncir el ceño cuando yo asiento con la cabeza en desagrado al ver mi cuerpo asi. Acerca sus labios a mi herida y deja un pequeño beso allí—Los aposentos serán para ti.—Exclama rápidamente.—Y no debe preocuparse por Nurbahar.—Levanta mi mentón y no puedo evitar sonreír internamente.
Mi venganza. Nurbahar nunca debiste meterte conmigo.
—¿Desea comer algo?—Pregunta Mehmed Acariciando mi mejilla.
—Me encantaria, Príncipe.—Me reverencio y el me permite sentarme en lo que pedía a los guardias ir por la cena.
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