Capítulo 4: MK.
El joven sucesor del rey mono daba vueltas en la habitación, sentía que no había sentido en buscar escapar, ya lo había intentado todo. No tenía su bastón dorado, suponía que el rey mono lo tenía, después de todo era el dueño original... O algo así.
No sabía cuanto tiempo había pasado, solo sabía que fue encerrado por el rey mono y luego se tuvo que quedar allí por probablemente tres días, en los cuales no le hizo falta nada, pues las sirvientas entraban y le traían alimento, además de que tenía un baño en aquella habitación, incluyendo muchos cambios de ropa... Un estilo de ropa realmente fuera de su época.
El emperador no se había vuelto a mostrar allí, tampoco pudo saber otra cosa de Macaque. MK estaba pensando en cómo poder salir de allí, aunque se le ocurría algo.
No era tonto, esto sería fácil, solo debía... Tratar de entender al rey mono, entonces podría encontrar a Macaque, sus amigos y algo de ayuda.
Aun tenía en mente a NeZha, seguro el podría pedirle ayuda a otros seres poderosos.
Pero por ahora, necesitaba salir del imperio del sol.
Ya había desayunado, así que al escuchar pasos acercarse solo pudo pensar que se trataba de Monkey King. MK estaba sentado en la orilla de su cama, simplemente miró al mono dorado entrar.
—¿Cómo estas, hijo? Me han dicho que llevas un buen comportamiento. Que alegría que estos tres días te sirvieran para reflexionar sobre tus actos.—
—¡Todo ha ido maravilloso! Al inicio fue realmente... Difícil de entender, sigue siéndolo... Pero, ahora entiendo que lo hiciste por nuestro bien.— Respondió MK, poniéndose de pie y sonriendo.
—Es bueno oír eso.—
—Lo único malo es que no he podido conocer el imperio completo, según la pintura es un hermoso y gran lugar...—
—Algún día lo verás, te daré un paseo por todo el imperio sobre mi nube.— Respondió un sonriente Wukong, parecía calmado, feliz de escuchar esas palabras. El emperador sabía que algún día MK lo iba a entender.
—¡Genial!—Respondió MK. —También quería saber... ¿Cómo está Macaque?—
MK quería creer que Wukong nunca le haría daño al macaco de seis orejas, en especial teniendo en cuenta que todo esto había sucedido por la muerte del mono albino. También quería sentirse calmado al saber que Macaque estaba bien y no sufrió luego de haberse sacrificado para que MK huyera.
—Macaque está bien.— Respondió el emperador, caminando alrededor de la habitación, fijándose que todo estuviese en orden. —El aun necesita tiempo para entender todo lo que ha pasado, pero cuando se comporte mejor, podrías verlo. Por ahora... No quisiera que te contagie de su... Poca cooperatividad.— Al decir eso, el mono dorado se pasó una mano por el rostro, en su mejilla izquierda tenía una cicatriz de unas garras, tal parece que fue causado por Macaque.
—Me gustaría verlo. También a mis amigos y los demás. Me siento solo aquí.—
Sun Wukong detuvo sus pasos, meditando internamente aquella petición de parte de MK. Era algo que no carecía de sentido, después de todo se trataba de un cachorro que deseaba no aburrirse.
Si, el emperador veía a MK como a su cachorro, el cachorro que tenía con su pareja.
Su sucesor a quien debía de cuidar y proteger, todo su ser le repetía eso.
Cuida, protege.
Tienes el poder de proteger a todos los que amas, úsalo.
Tienes el poder de poner al mundo de rodillas, ya no debes dejar ir nada, ahora puedes tenerlo todo.
¿Qué estás haciendo, Sun Wukong? ¿Qué diría Tripitaka?
A veces el rey mono podía escuchar esas voces, era realmente desastroso en su cabeza, pero siempre lograba controlarse cuando tenía en mente su principal misión, su gran deseo, mantener vivos a los que amaba, tener todo lo que había perdido.
Una parte de el le decía que destruya todo, que consuma el mundo entero y todo lo que existe.
Otra parte le decía que tenía el poder absoluto, un Dios, podría hacer todo lo que deseara.
Mientras que otra le decía que reaccionara, que no era correcto.
Oh, pero Wukong no le interesaba nada de eso, no los escuchaba.
Estaba satisfecho con las cosas actualmente.
—Estas diciendo que... ¿Te sentirías mejor si vieras a tus amigos?—Preguntó Wukong mientras observaba al humano.
—¡Si!— Respondió rápidamente y con emoción MK, parece que estaba funcionando su petición.
—Entiendo...—
El emperador junto sus manos y en ellas emergió de entre llamas azules un espejo. Entonces se acercó a MK y le mostró el espejo, más el joven humano no se podía reflejar en el.
—...¿Qué es eso?—Preguntó MK, no era lo que esperaba.
—Es un regalo.—Dijo Monkey King. —El espejo de la verdad. Solo debes mirarte en él y desear ver a alguien, entonces podrás verlos. No puedes interactuar con ellos, puedes usarlo, tal cual como te he dicho, MK, nunca te lastimaría a ti... Tampoco lastimaría a tus amigos, ya que eso te haría daño.—
Monkie kid miró al espejo, no era lo que tenía en mente cuando pidió "ver a sus amigos", pero era un avance. Lo mejor sería probarlo, aunque sería muy incómodo si lo usara y los encontrara en una situación muy embarazosa.
Al mirar al espejo, el primero en quien pensó fue en Pigsy, justo entonces el espejo le mostró la cocina de Chang'e, y allí estaba su amigo el cerdo, cocinando con la dueña de aquel sitio, parecía muy feliz y satisfecho... Incluso parecía que no sabía lo que pasó en realidad.
Rápidamente pensó en Tang, su gran amigo de lentes, aquel a quien perdió en la pelea contra LBD. Entonces pudo verlo en el espejo, parecía muy feliz y tranquilo sentado en una mesa de una gran biblioteca, leyendo unos libros, con pilas de estos a su alrededor, además de anotando en su propio cuaderno.
Otra persona llegó a su mente, ¡Mei! Ella también murió en la batalla contra LBD, quería ver a su mejor amiga. Pudo verla en el espejo divirtiéndose, jugando en aquel lugar de juegos, tan ignorante a la verdadera realidad. Luego pensó en Sandy, el cual estaba felizmente en su hogar, rodeado de sus gatos mientras tomaba té.
Todos tan felices.
Entonces alguien más llegó a su cabeza: Macaque. Debía concentrarse, ¿Dónde estaba Macaque? ¿El estaba bien?
Pero justo cuando deseó ver a Macaque, el espejo le mostró al mono albino golpeándose contra las paredes de su habitación, rompiendo todo lo que había, estaba lleno de heridas, había mucha sangre en el suelo e incluso en las paredes, se veía desesperado.
—¡Macaque!—Exclamó con preocupación MK para luego ver al mono dorado. —¡Macaque necesita ayuda! ¿Qué le hiciste?—
—No le hice nada. Y... No te recomiendo seguir viéndolo.—Dijo Wukong sin mostrar mucho interés o preocupación.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso?...— MK volvió a ver el espejo, su rostro se llenó de horror, se llevó las manos al rostro y retrocedió.
Cuando volvió a ver a Macaque, el mono albino estaba en el suelo su rostro estaba irreconocible y su cráneo roto, dejando a la vista una horrible escena digna de un asesinato.
Las lagrimas llenaron los ojos del pobre MK, no podía creerlo, Macaque estaba muerto, no pudo ayudarlo, no pudieron escapar.
Y al rey mono parecía que no le importaba, sosteniendo aún el espejo sin importarle realmente lo que se veía. El emperador suspiró, mirando a MK.
—Calma, el hace eso todo el tiempo, luego va a resucitar.—Explicó Wukong. —Es su manera de protestar ya que no acepta este nuevo mundo.—
MK iba a gritarle que no le creía, que no quería saber nada del rey mono, pero entonces recordó cuando Monkey King lo asesinó y ahora estaba devuelta, tenía sentido, ¿Entonces Macaque se hacía daño para lograr buscar libertad o algo así?
...
Sonaba doloroso.
Eso solo había preocupado a MK, no le gustaba eso, ya no era tan fácil. Ni siquiera estaba seguro de querer seguir allí.
Ver a Macaque de esa manera solo le hizo sentirse peor.
Quizás, si nunca le hubiese pedido a Macaque ayudarles en la pelea, el seguiría vivo, entonces nada de esto hubiese pasado.
...
No
Quizás, si nunca hubiese encontrado el bastón dorado del rey mono, entonces nada de eso estuviese pasando.
—El espejo es tuyo, hijo. Si sigues portándote bien, te llevaré a dar ese paseo en nube como te lo prometí, también te llevaré a ver a quien desees.— Dijo el emperador mientras le entregaba en manos el espejo al niño.
El mono dorado le dio la espalda y fue camino a la salida.
MK volvió a ver el espejo, alguien más apareció en su cabeza.
Red Son.
El estaba en aquel momento cuando todo acabó, cuando Monkey King le asesinó.
...
Pero, cuando deseó ver a Red Son, no apareció nada, simplemente el vacío del espejo, el reflejo de su propia habitación vacía.
Miró al mono dorado y corrió hacía el, angustiado, agarrándolo de la manga de su hanfu.
—¿Por qué Red Son no aparece?—Preguntó casi en un grito preocupado y lleno de angustia.
—Algunas personas podrían no ser buenas para nuestro final feliz... Pero si eres un buen chico, tendrás todo lo que deseas, hijo.—
Sun Wukong se soltó del agarre del humano y salió de allí, dejándole solo.
MK cayó al suelo de rodillas con el espejo en manos, se sentía desesperanzado, todos esos planes e ideas que tenía sentía que no valían la pena.
...
No era solo por Red Son.
Era por el hecho de que, incluso cuando deseó ver a NeZha, el espejo tampoco mostró nada.
¿Entonces qué se supone que haría?
Sentía que perdería la cabeza y la calma como Macaque.
Nada tenía sentido.
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