Capítulo 14: Egoísmo.
Al día siguiente, MK se había levantado lo más pronto que pudo, se sentía tan feliz de que Mei estuviese con él. Nezha parecía bastante indiferente con lo que sucedía, aunque le molestaba estar en la sala de juegos con la chica dragón, ya que comenzaba a cargarlo y decir que era realmente adorable (Un fuerte golpe al orgullo del tercer príncipe de loto).
En la mañana, pudo desayunar junto a la pareja de monos, era realmente agradables verlos interactuar entre sí.
Este mundo no es tan malo.
Quizás hay una mala relación a escondidas, pero no era lo que visualmente podías ver, así que todo debía de estar bien, ¿Cierto?
Solo había que hacer pequeños ajustes y este mundo sería perfecto.
Desde que MK pudo hablar con Mei, estuvo pensando al respecto de este nuevo mundo. No era tan malo, solo había ciertos problemas, pero sería fácil, ¿No? No es como si fuese algo tan malo. Sí, estaban usando poderes que no deberían, ¡Pero era para algo bueno!
Cuando el desayuno acabó, Wukong se fue rápidamente, algo malo ya que MK quería hablar con el. Macaque se quedo un rato, y antes de que MK siguiera el camino que tomó el mono de piedra, el mono albino agarró de la muñeca al humano.
—¿Tienes un momento?—Preguntó Macaque.
—En realidad iba a hacer algo...—
Era parte del plan de Nezha hablar con Macaque... Pero MK no quería eso.
No por ahora.
—Solo es un momento.—Aquellas palabras parecían una suplica.
¿Debería de aceptar?
—Lo lamento, gloriosa luna de este imperio. Pero debo escoltar al príncipe a otro lugar ahora mismo. Podrían hablar luego.—Mei intervino, poniéndose a un lado de MK.
Macaque gruñó, pero finalmente soltó al chico.
—Bien.—Respondió el mono.—Espero que podamos hablar luego, MK.—
—Sígame por aquí, su majestad, gran luna de este imperio. La señora Demon Bull llegará pronto.—Dijo una sirvienta, la cual Macaque terminó por seguir a regañadientes.
—Gracias, Mei.—MK le sonrió a la chica.
—Es un placer, príncipe.—Mei le guiñó un ojo con una sonrisa divertida.
MK siguió el camino que Wukong había tomado antes, necesitaba hablar con Monkey King, quería resolver algunas dudas. Pero podía escuchar los pasos de Mei detrás.
Claro, ella no podía dejarle solo.
...
Pero el hecho de que Mei le estaba siguiendo parecía algo fácil de arreglar, pues cuando llegó a otros pasillos, la chica dragón se detuvo. MK se detuvo y le miró.
—¿Mei?—Le parecía raro que ella se detuviese.
—No puedo ir allá, MK.—
—¿Por qué?—
—...Esperaré aquí.—
Quizás si MK tuviese acceso a su visión dorada, podría ver qué hacia ese corto pasillo tan diferente. Aunque parecía que el príncipe había olvidado que en el tour que le hicieron a Mei, a ella le habían prohibido el acceso a ciertos lugares.
No le tomó mucho tiempo a MK darse cuenta de la razón, aquel pasillo tenía una única habitación, la cual tenía el símbolo del sol en las puertas, eso significaba que era una habitación del emperador.
MK dudó mucho si entrar, se supone que las habitaciones de cada uno estaba prohibido si no tenía permiso, pero nada se perdía intentando, ¿Cierto? El chico no había terminado de poner una mano en la puerta cuando esta simplemente fue empujada por el viento y mostró parte del sitio.
Era una habitación destrozada. Las paredes estaban pintadas como los murales que antes había en el viejo palacio de Wukong, pero aquellas pinturas estaban con manchas, siendo arruinados. Habían marcas en las paredes y cosas rotas en el suelo, la mayoría muebles o espejos, muchos espejos.
La mirada de MK se fijó en un Monkey King en la mitad de la habitación, murmurando cosas y con una respiración agitada. Antes de que MK se moviera para irse, el mono habló.
—No esperaba verte tan pronto.—El emperador le miró con una sonrisa.—Adelante.—
—Yo... Puedo venir en otro momento.—Respondió MK.
—Oh, por favor. Siempre tengo tiempo para ti, hijo.—
Decirle que no al emperador parecía más tenebroso que decirle que si. MK solo pudo tragar saliva y entrar a la habitación, inseguro de estar allí.
—¿Querías decirme algo? Si viniste a buscarme, es por eso.—
—Yo... Quería hablar sobre este mundo.—
—¿Hay algún problema?—Casi pareció un gruñido de rabia por la manera en que la voz del rey mono se oía.
—Quería decirte que estoy feliz de lo que hiciste.—
La expresión de Monkey King se relajó, parecía más feliz.
—Oh, ya veo. Supongo que te puso de buen humor ver a tu amiga.—
—De hecho si. Pero tenía quejas respecto a eso.—
—¿Cuáles?—
—No quiero que sea un guardia que cumpla reglas y sea muy ordenada, ella no es así, no me gusta que ella sea así.—
—¿Serías feliz si ella vuelve a ser como lo quieres?—
—Si.—
—Entonces lo tendrás.—
Eso fue muy fácil, demasiado, tanto que MK comenzó a dudar.
—...¿No dirás nada?—Cuestionó el chico.
—¿Por qué diría algo? Ya sabes lo que te he dicho, MK. Haría lo que sea por Macaque y por ti. Si desean algo, solo pídanlo, tendrán todo lo que desean, no importa lo que sea.—
Lo que sea.
Eso despertó algo en MK.
—Entonces quiero a todos mis amigos junto a mi. También quiero que todo esto del imperio deje de existir, me gustaba el mundo como era antes.—
—¡Wow, wow! Chico, calma un poco las cosas, no podemos adelantarnos.—
—Dijiste que podría tener todo lo que pidiera.—
—Debo asegurarme de que tus amigos son una buena influencia para ti.—
—¿Cuál es el problema? ¿Por qué eres tan cuidadoso? No es como si pudiéramos hacer algo contra ti. Tu lo dijiste.—
Monkey King sonrió, MK entonces se dio cuenta.
—...Si podemos hacer algo.—El chico agregó.—Por eso haces todo esto.—
—Siempre fuiste tan inteligente, MK. Eres un digno sucesor.—
—Sabes que podemos detenerte, ¿Entonces por qué permites que exista una falla en todo esto? Puedes hacer todo lo que quieres, ¿Por qué?—
—La pregunta es... ¿De verdad me quieres detener, MK?—
Seguramente el MK de hace unos días hubiese respondido sin dudarlo, pero ahora, solo hubo silencio.
—Todo esto que hiciste está mal.—Dijo MK.—Es egoísta.—
—¿Egoísta?—El mono dejó escapar una risa.—¡Todo lo he dado, MK! He entregado todo por el mundo, estuve encerrado, me he redimido, ¡He pagado con la muerte de Macaque una vez! Me quedé sin todos los que alguna vez estuvieron de mi lado, incluso tuve que encerrar a DBK. ¿Es egoísta que reciba lo que merezco por todo el dolor que tuve que pasar?—
El aire comenzó a sentirse frío, por un segundo los ojos del emperador brillaron en un tono azul.
—Lo di todo, MK, y parece que nada fue suficiente.—El mono de piedra respiró hondo, calmándose, sus ojos volvieron al dorado usual.—No quiero que sufras igual que yo, por eso hice este mundo, para que nunca nos falte nada, para que nadie les haga daño.—
—Hiciste lo que Lady Bone Demon hubiese hecho.—
—¿Y tú no deseas lo mismo, chico?—
Silencio.
El mono sonrió, acercándose para agarrar al chico de los hombros.
—Deja de pensar como Monkie Kid, chico. Deja de desear salvar a un mundo por el que darás todo y siempre terminarás lastimado. Ya yo pasé por eso, quiero que tengas una vida diferente a la mía, que seas libre y lo tengas todo.—
—...Soy todo menos libre aquí.—
—Lo serás.—El emperador dijo.—¿No quieres eso? ¿No quieres a tus amigos? Los tendrás. Mei podrá ser tan revoltosa como ella lo desee, podrán divertirse en los pasillos del palacio, pueden hacer lo que quieran.—
—Es egoísmo.—
—No lo es... Es lo que merecemos, MK. ¿Entiendes? No dejes que nadie te haga pensar lo contrario, porque ninguno de ellos entiende este dolor, solo nosotros dos. No somos Monkey King y Monkie Kid... Seremos alguien más, personas que ya no deben sacrificarse por la felicidad de los demás.—
Eran palabras tan tentadoras.
—¿Qué dices, chico?—Preguntó Monkey King.—Solo dime lo que quieres y me encargaré de que se cumpla.—
¿Pero era lo correcto?
¿Qué diría Tang o Pigsy? ¿Estarían de acuerdo?
—Yo... No lo sé.—MK no podía creer lo que estaba a punto de hacer.
Su cabeza era un lío, ¿Aceptar? ¿Rechazarlo? Monkey King estaba mal, el estaba haciendo lo que LBD hubiese hecho, ¡Obviamente eso es lo malo! ¿Pero de verdad era un mal mundo? Quizás si arreglaba las cosas...
—¿De verdad quieres volver a tu antiguo mundo, MK?—El mono soltó al chico.—Dilo y volveremos allí, ¿Pero de verdad quieres volver a un mundo donde tus amigos están muertos?—
Un mundo sin sus amigos.
—Podrías... Podrías traerlos devuelta.—Dijo MK.
—Pero entonces no quieres vivir en ese mundo, ¿Cierto? De todas maneras vas a querer que use estos poderes. No quieres un mundo así, MK. Estás confundido, es todo.—El mono le sonrió.—Yo permitiría lo que tu desees. En este mundo, no debes perder a tus amigos, no como yo, ¿Ves? Me preocupo por ti.—
—...Esta mal, esto está mal, todo esto está mal...—MK comenzó a retroceder.
—Por eso lo estoy haciendo yo, para que no tengas que pagar o cargar con el peso de ninguna culpa, MK.—
Los ojos del chico se llenaron de lagrimas, MK se llevó las manos al rostro mientras deseaba tanto que su cabeza dejara de sentirse abrumada, era demasiado en lo que pensar. MK no quería dejar de confiar en Monkey King, pero sabía que el mono estaba haciendo algo malo, pero el chico no quería un mundo sin sus amigos.
¿Acaso también estaba siendo egoísta?
Monkey King tenía razón.
—Tómate el tiempo que quieras para pensarlo, chico. Cualquier cosa que quieras solo dímelo. Por ahora, Mei puede ser tan libre como quiera, seguirá a tu lado. Mañana podrás ver a Red Son, ¿Y qué tal si te llevo a comer algo donde Pigsy? Podríamos ver a alguno de tus amigos luego.—
MK asintió mientras se limpiaba las lágrimas.
—Bien, chico. Entonces puedes ir afuera, seguro Mei debe estar esperándote, ¿No?—El mono agarró el rostro de MK y limpió sus lagrimas.
El príncipe nuevamente asintió y sonrió. Era complicado, no podía sentirse molesto con el mono. Se alejó del agarre del emperador y decidió irse, pero justo cuando se volteó, pudo jurar que vio en uno de los reflejos rotos del suelo, más de un mono en aquella habitación.
Que raro.
Finalmente el chico se fue de allí, dejando al emperador solo, quien simplemente suspiró.
Ah, sí. El chico había comenzado a aceptar ese mundo.
"Las cosas van de acuerdo al curso que deberían." La voz de Destino resonó en la cabeza del mono.
"Es uno menos, ¿No es así? Pronto tendremos todo lo que merecemos o lo tomaremos a la fuerza." La voz de Caos se unió a la charla.
"Hay que hacerle una visita a nuestro gran amigo." La voz de Sun se unió a la charla.
El emperador sonrió.
Parece que ese día tendría que hacer una cosa más.
Los días en la biblioteca imperial eran largos y tranquilos, Tang realmente lo disfrutaba, era el trabajo de sus sueños, pero definitivamente esos sueños no eran lo mejor del mundo. No había podido dormir, aún recordaba cada cosa, las pesadillas le atacaban y sentía que relajarse era imposible.
El erudito solo suspiró mientras se acomodaba en una silla de las tantas mesas vacías. Tenía un libro en las manos, uno que había estado investigando por simple curiosidad, no había mucho que hacer después de todo. Además, se sentía constantemente observado.
—¡Tang, amigo! Que bueno verte.—
Aquella animada voz solo hizo al erudito estremecerse y girarse a ver a quien más temía. Rápidamente el humano se puso en pie y dio una reverencia.
—Emperador, yo... Es un placer verlo.—Seguramente Tang estaba temblando ahora mismo.
—Oh, vamos. Ya sabes que somos grandes amigos, Tang. Pasamos por mucho juntos, deja las formalidades de lado.—Wukong se acercó a él con una gran sonrisa, pasando un brazo por el cuello del erudito para abrazarlo.—¿Qué tal todo?—
No era la primera visita, el mono de piedra hacía eso habitualmente.
Desde el inicio de ese mundo.
—Yo... Uhm... Todo muy bien, emperador.—El erudito se arregló sus lentes.—¿A qué debo su visita?—
—Te ves algo tenso, amigo. ¿Escondes algo?—La voz llena de emoción del mono fue interrumpida por una voz seria.—No has dejado de temblar.—
¿Acaso el emperador se había enterado de sus movimientos? ¿De la charla con Mei? Imposible, había sido tan cuidadoso, ¿Iba a morir de esa manera?
Pero Wukong solo dejó escapar una risa mientras soltaba al erudito.
—Es broma, es broma.—Dijo el emperador con una sonrisa.—La verdad vengo a darte una buena noticia.—
Definitivamente no era una buena noticia.
—¿Enserio? ¿Cuál es?—Preguntó Tang.
—¡Podrás ver a tus amigos! ¿No es genial?—
Había una trampa, Tang lo sabía.
—Eso... Suena maravilloso.—
—Vamos, Tang. Muestra más emoción.—
—Es que... Ha pasado tanto tiempo.—
—Si... Bueno. Lo único que quiero es que veas a todos y les digas que recuerden bien las reglas, ¿Okay?—Wukong lo agarró de los hombros.—MK se muere de ganas de verlos, y créeme que me dolería tanto quitarle a sus amigos... Entiendes eso, ¿Cierto, Tang?—
—S-Si, yo... Yo entiendo.—
—¡Genial!—Wukong lo soltó.—Entonces nos vemos pronto.—
Y entre llamas azules, el emperador desapareció de su vista. Tang cayó al suelo de rodillas, sus piernas habían fallado del miedo.
Si, no era una buena noticia.
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