Capítulo 13: Un mundo imperfecto.
El paseo por el palacio fue largo, pero fue suficiente para que PIF conociera cada rincón del palacio, también tuvo la oportunidad de escuchar como la sirvienta le hablaba sobre su trabajo, el cual, de hecho, no era nada más que visitar de vez en cuando a la luna del imperio, un gran honor, por cierto.
Porque de hecho, no todos podían verlo.
El emperador había mostrado a Macaque únicamente a los dos pilares del imperio y a las mismas sirvientas de siempre. Todos los demás solo se conformaban con pinturas de la hermosa luna del imperio, la joya más preciada del imperio, alguien que solo verán una ves en tu vida si vas al palacio, porque la única manera de que entres al palacio, es porque has sido llamado para ser ejecutado.
Aunque eso aún no había pasado.
—Esto sería todo.—Dijo la sirvienta, deteniéndose frente a la habitación de Macaque.—Si necesitan algo más, por favor, nos lo hacen saber. Les deseo una buena tarde.—
Tan pronto como la sirvienta dijo esas palabras, se retiró de allí, dejando a PIF junto a Macaque. El mono solos suspiró y entró a su habitación, tomando asiento en su cama. Se sentía realmente cansado de esto, y este momento era uno donde podía descansar del papel que estaba actuando.
—Imagino que ha sido terrible, ¿No?—PIF tomó asiento a su lado.
—Solo estoy adornado y rodeado de lujos, pero no es más que una tumba muy decorada.—
—No puedo creer que Wukong hiciera todo eso.—
—Veo que no tienes miedo de que ahora mismo él te esté escuchando.—
—Tu eres el que puede oír todo, ¿No?—
—Cierto.—Macaque sonrió.—Me hacías falta.—
—¡Vaya! Para que digas eso definitivamente ha sido un mal tiempo para ti.—
Macaque se recostó en la cama, mirando al techo.
—Me siento enjaulado, PIF. Ni siquiera la muerte es una salida.—Dijo el mono.—Luego de morir en aquella pelea, pensé que todo se acabó para mi, pero entonces despierto aquí.—
—Entiendo el sentimiento.—PIF suspiró.—Hace un tiempo estaba abrazando a mi esposo mientras esperábamos que el fuego de Samadhi terminara de consumir todo... Luego despierto en este mundo.—
—¿Cómo te ha encadenado?—Macaque volvió a sentarse, mirando a la mujer.—Conozco a DBK y a ti hace tanto, sé que no se arrodillarían ante Wukong nunca.—
PIF sonrió con lastima, mirando a otro lado.
—Es mi hijo.—Respondió.—La única razón por la que seguimos vivos y por la que estoy aquí, es por mi hijo.—
—Lo lamento.—
—Bueno, es mejor saber que está vivo. Es un alivio... Aunque hemos tenido que hablarle de como debe comportarse ahora.—
—¿El también vendrá?—
—Bueno, parece que MK ha preguntado por el. El emperador ha considerado que los únicos que deberían acercarse al príncipe, son Mei y él.—
—Así que es por MK...—
—Solo podemos aceptar todo lo que ese maldito mono dice. No nos queda otra opción.—
—Entonces ya somos dos.—
—¿No te permiten salir?—
—Solo dentro del palacio.—
—Es aburrido.—
—Mucho.—Respondió Macaque.—Es un mundo de mierda.—
—No pareces feliz por resucitar.—
—Esto es peor que el Diyu, de cierta manera.—
—¿Cómo fue para ti?—
—Wukong trató de que entendiera todo, hui con MK, pero fue imposible, él nos encontró. Tuve que adaptarme a esta vida.—
—Siempre te gustó actuar.—
—Es diferente ahora. Solo quiero mi vieja vida.—
—En esa vida moriste, Macaque.—
—¿Acaso hay diferencia?—El mono bufó.—No hay ni una sola entidad capaz de detener a Wukong.—
—Así que solo tratas de buscar comodidad.—
—Supongo.—
—Es un mundo molesto, ¿No?—
—Lo es.—Respondió Macaque.—Lo odio. No es perfecto, no quiero seguir aquí. No de esta manera.—
Macaque recostó su cabeza en el hombro de PIF, se sentía tan bien poder finalmente hablar con alguien más, poder confiar en otra persona y sentirse que estaba acompañado.
—Estás muy cariñoso, Macaque.—
—De verdad necesitaba esto.—
—¿Un hombro?—
—Compañía.—Respondió el mono.—No tengo permitido ver a nadie y no podía salir, me estaba volviendo loco.—
—Me imagino que Wukong no es una buena compañía.—
—¿Estás bromeando? Es horrible.—
—¿No tienes miedo de que te escuche?—PIF preguntó con cierta burla.
—Se puede ir a la mierda. Solo quiero quejarme por una vez.—
—Bien, como usted diga, gloriosa luna de este imperio.—
—Cierra la boca.—
PIF dejó salir una pequeña risa, ahora sí era el mismo Macaque que conocía. Aún recordaba aquel tiempo, cuando Wukong y Macaque iban a visitarlos, cuando todo estaba bien, cuando todo era maravilloso y tranquilo.
Mucho antes de que Sun Wukong encerrara bajo una montaña a DBK.
Mucho antes de que DBK fuese a pedirle ayuda a Wukong para salvar a su hijo.
Mucho antes de que su relación con Wukong empeorara cuando asesinó a Macaque.
...
PIF tarareaba una canción, ambos habían dejado de hablar, y en algún momento, Macaque terminó por dormirse.
Estar con PIF siempre era tan agradable, quizás porque era una madre y se le daba tan naturalmente lo de transmitir paz, amor y tranquilidad.
Macaque de verdad había necesitado eso.
...
En algún momento, PIF acomodó a Macaque en la cama, dejándolo dormir, cubriéndole con las sabanas. Se quedó a su lado de pie, observándole, quizás vagando en los recuerdos donde la apariencia de Macaque era la que tenía actualmente.
Sun Wukong estaba loco.
Incluso se había molestado en replicar eso. Arregló este mundo a su antojo para hacerlo su propio reino, de una manera en que nadie más podrá detenerlo. ¿De verdad hizo todo esto para tener todo lo que quiere? ¿Por qué no podía dejarlo en paz?
—Parece que estaba muy cansado, ¿No?—La voz de Wukong hizo que PIF se sobresaltara, mirando hacia la puerta, donde el emperador estaba de pie.—Recientemente parecía que estaba acumulando mucho estrés. Pensé que tu presencia lo iba a tranquilizar.—
—Emperador.—PIF hizo una reverencia.—No esperaba verlo tan pronto.—
—Tranquila.—Wukong sonrió, acercándose.—Debo agradecerte, se ve tan tranquilo ahora mismo.—El mono de piedra pasó una mano por el rostro de Macaque.
—Solo hice lo que me pidió.—Respondió PIF mientras mantenía la mirada baja.
—Quiero que en dos días, Red Son venga aquí.—
—¿En dos días? El... No sé si esté listo, además, aún se encuentra algo débil.—
—Eso fue antes. Hoy debe estar sintiéndose mucho mejor, deberías ir a comprobarlo por ti misma.—
PIF sabía a qué se estaba refiriendo. Esa era la manera de agradecer del mono de piedra, probablemente ahora su hijo se encontraría mucho mejor.
Era un alivio.
—Muchas gracias por su bondad, emperador.—
—Solo me gusta recompensar a mis más fieles servidores.—Wukong tomó asiento en la orilla de la cama.—Ya puedes irte, espero que vuelvas mañana.—
—Por supuesto. Me retiro.—
PIF volvió a dar una reverencia y se fue de allí, dejando a los dos monos solos. Wukong se quedó a sentado junto a Macaque, observándole dormir.
Se veía tan tranquilo.
La cabeza llena de voces, miles de pensamientos y muy ruidosa del mono de piedra, se calmaba cuando tenía a Macaque a su lado, como si no importara nada más que eso.
—Prometo hacerlo todo perfecto, Mihou.—Susurró Wukong, depositando un beso en la frente de Macaque y saliendo de la habitación.
Claro que Sun Wukong sabía el tipo de charla que tendría con PIF, pero el mono de piedra decidió no oír, permitiéndoles privacidad, se lo debía, y seguramente Macaque lo iba a agradecer.
No quería molestar a su luna.
Macaque se levantó un tiempo después, se había levantado muy tarde para el almuerzo, así que no pudo acompañar a MK. El mono estuvo vagando por los pasillos del palacio, tal parece que PIF ya se había ido, quizás Wukong estaba ocupado y por eso no estuvo a su lado.
El mono albino no se preocupaba por las sirvientas, hace un tiempo dejaron de seguirle a todos lados, parece que el emperador les hizo saber que era algo que a Macaque le molestaba, al menos apreciaba ese intento.
Luego de caminar un tiempo, Macaque finalmente entró a una habitación.
El teatro lunar.
Un hermoso teatro que seguramente no se iba a llenar nunca porque Wukong no le permitía a nadie ir al palacio.
En el medio del escenario, estaba la linterna de sombras en una mesa.
Allí estaba, su preciada linterna.
Las luces del teatro estaban apagadas, pero la linterna brillaba de un color morado, alumbrando de cierta manera el lugar. Macaque se puso de pie en el escenario y comenzó a usar la linterna y sus sombras para entretenerse.
Recreando momentos de cuando era más joven, dos monos jugando en Flower Fruit Mountain, un incendio, la boda de PIF y DBK, entre otros momentos. Era como un paseo por la memoria del mono de sombras, él solo deseaba dejar de pensar en este mundo y pensar en otro.
Este mundo no era perfecto.
Quizás, las cosas serían mucho mejor si muchas cosas no hubieran pasado. Este mundo solo era la manera en que Wukong egoístamente se encargaba de expiar todas sus culpas.
Este mundo era imperfecto.
De cierta manera, Macaque no veía el otro mundo como malo. Quizás de verdad llegó el momento de morir. La eternidad antes sonaba maravillosa, pero ahora, simplemente sonaba como algo realmente pesado.
Solo quería que las cosas volvieran a como lo eran antes.
Porque Macaque no tenía nada en este mundo.
Antes de que las lagrimas aparezcan en el rostro triste del mono de las sombras, sintió unos brazos rodeando su cintura y un rey mono colocando su mentón en el hombro del mono albino.
Sun Wukong.
—Sabía que te gustaría el teatro.—Dijo Wukong mientras sonreía.
—No es una sorpresa.—Respondió Macaque, sonriendo.
Tener que fingir era horrible.
—Ciertamente. Siempre te gustaba fugarte para ver el teatro de los humanos.—
Basta.
—Era divertido.—
—Si tu lo dices, Mihou.—
Macaque soltó una pequeña risa y se giró para abrazar por el cuello a Wukong, escondiendo su rostro en el pecho del emperador.
El problema es que Macaque no estaba fingiendo.
—Te amo, Liu Er.—Susurró el mono de piedra.
El problema es que estaba jugando a ser el mismo Macaque de hace años.
—Y yo te amo a ti, Peaches.—
El mismo Macaque que amaba ciegamente a Monkey King.
Wukong se acercó y besó al mono albino, disfrutando de sus dulces labios, dejándose llevar por el delicioso aroma a mango. Macaque siempre fue la perdición del mono de piedra, quien simplemente podía pasar toda una vida con el mono de las sombras y no le importaría nada más siempre y cuando lo tenga en sus manos.
Este mundo era cruel.
El emperador rodeaba la cintura del mono de sombras, acercándolo más a sí, queriendo que ese momento nunca acabe, deseando que Macaque nunca se aparte de él. Pero finalmente se separan para respirar, aunque no es como si fuese algo que necesitaran.
—Eres tan hermoso, Mihou.—
Este mundo era una cruel broma para el corazón de Macaque.
—Y tu tan maravilloso como siempre, mi emperador.—
Era como probar un postre muy dulce, pero no te empalagas, pues termina siendo veneno.
—¿Te gustaría acompañarnos a cenar? Estoy seguro que MK estará tan feliz de verte. Nos hiciste falta en el almuerzo.—
—Me encantaría.—
Este imperfecto mundo solo era veneno para el macaco de seis orejas.
Un cruel show que debía continuar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top