Capítulo 1: El imperio del sol.
Todo iba perfecto en la batalla contra LBD, no había forma de que perdieran, todos se juntaron para que MK sea capaz de derrotar a aquella antigua demonio. Todo debía de acabar bien, nada malo debía de pasar, el rey mono se sentía tan orgulloso de que su pequeño sucesor sea tan prometedor. También miraba a su lado, porque allí estaba Macaque.
Ya no estaban lejos, no estaban en malos términos, estaban peleando juntos, y hace tanto que no lo veía, se sentía feliz de verlo allí a pesar de todo. Podrían lograrlo, deberían haberlo logrado.
...
Pero LBD logró ganar una ventaja que no se había pensado antes. Algo que no se pensó que haría.
Había consumido el fuego de Samadhi, y con ello, haber asesinado a Mei.
No, eso no debió pasar, no debió suceder
Era una pelea que no podrían ganar.
MK y sus amigos querían vencer a LBD, pero solo consiguieron lastimarse más, y las cosas parecían no tener un buen final.
Todo estaba pasando tan rápido, no había salvación, incluso Macaque esta vez quiso ayudar, no se escondió otra vez, había creído en las palabras de MK.
...
Y entonces sucedió.
Un MK desconcentrado no vio cuando LBD extendió unos picos de hielo desde el suelo hasta arriba. El rey mono estaba muy lejos y ocupado tratando de cuidar que Red Son se aleje del peligro que no pudo salvar a MK... Pero Macaque si.
—¡MK!—
El macaco de seis orejas había abrazado a MK para llevarlo lejos en un portal de sombra, pero tal vez no fue lo suficientemente veloz.
Los ojos del gran sabio se abrieron con terror. No, no, no, no otra vez.
MK abrió los ojos, pues los había cerrado para esperar la muerte, pero no sintió nada, solo el suave pelaje de Macaque quien le abrazaba, quieto, de pie. Entonces sintió una punzada en el pecho y se apartó, ahora podía ver bien la escena frente a el.
Macaque estaba allí, siendo atravesado por aquel pico de hielo, la sangre no paraba de caer, aún sintiéndose débil el macaco permanecía de pie, pero no por su propia fuerza, sino al estar apuñalado. De su boca salió más sangre cuando intentó hablar, MK veía la escena con horror.
Era su culpa.
Macaque había ido a pelear porque él se lo pidió, porque lo convenció, incluso ahora el de pelaje oscuro era quien le salvó.
Era su culpa que LBD lo hubiese asesinado.
No, no, no...
Otra muerte más.
No quería perder a más nadie, no podía soportarlo, todo era un caos y no podían ganar.
Las lagrimas salieron de los ojos de MK mientras veía alrededor con frustración, estaban pasando tantas cosas a la vez, LBD solo observaba riendo la escena.
Sun Wukong dejó a un lado a Red Son y pasó a un lado de MK corriendo, cargando a Macaque para sacarlo del pico de hielo y arrodillarse en el suelo cargando su cuerpo, arrullándolo.
—Mac, Mac... ¿Me oyes? Por favor... —Pedía el rey mono.
No podía perderlo, no otra vez.
—¡Oh, pobre Sun Wukong! ¿Perdiste a tu amado otra vez? Parece que es verdad que llevas a la desgracia a los que te rodean.—
La risa de LBD resonaba por todo el lugar, se regocijaba de saber que estaba ganando, lo había logrado. Todos habían perdido la esperanza, podía verlo, podía sentirlo. Incluso el joven sucesor del rey mono estaba en shock, temblaba. Red Son fue con el para consolarlo, para calmarlo, para estar juntos en el dolor y tratar de permanecer fuertes, aún no era tarde... Podían lograrlo, ¿Cierto?
Aún cuando habían asesinado a Mei y Tang, además de herir de muerte a Sandy junto a Pigsy. Aun cuando incluso Red Son y MK estaban muy heridos.
El rey mono se sentía ajeno a todo, incluso a la voz de LBD, sentía angustia, un dolor más allá de todo lo que alguna vez podría imaginar. Acarició el rostro de Macaque, quien se sentía tan frio. Ni siquiera pudo despedirse, no pudo pedir perdón, no pudieron arreglar las cosas, no pudieron volver a ser la amorosa pareja que eran.
Porque nadie podría ser un compañero ideal para la eternidad, solo Macaque.
Su amado Macaque.
Las lagrimas brotaron sin parar de los ojos del rey mono, abrazando a Macaque, aferrándose a su cuerpo. Gritando de dolor como si le estuviesen arrancando la piel.
Macaque, Macaque... Su amado Macaque.
Lo había perdido otra vez.
Otra vez.
Otra vez.
LBD solo sonreía observando, era el momento de destruir el mundo, de exterminarlo todo. Pero antes, quería asegurarse de tener a una preciosa marioneta a su disposición. Nuevamente pasó más de su poder hacía Wukong, además del que había quedado dentro de el cuando lo poseyó la primera vez.
...
Pero esta vez, no peleó para liberarse de la manipulación de LBD.
—¡FINALMENTE! ¡ESTE MUNDO FINALMENTE SERÁ PERFECTO!—
Red Son y MK miraron con terror a Wukong. El rey mono acostó suavemente en el suelo a Macaque y se levantó lentamente, girándose a ver a LBD, quieto.
—Si voy a gobernar este mundo, lo mejor es tener un recipiente digno de mi. —
Y esta vez, LBD dejó a la niña, mudándose de recipiente, poseyendo por completo a Monkey King.
Era el final.
...
—...¿Qué...?— La voz de LBD parecía tan dolida. —No, no, no... ¡NO PUEDES! ¡NO TE ATREVAS! ¡NO!—
El cuerpo del rey mono cayó de rodillas mientras se llevaba las manos a la cabeza, se escuchó un grito dado por el rey mono, pero con la voz de LBD, entonces, solo hubo silencio.
...
Red Son y MK retrocedieron con temor, lo mejor era huir, lejos.
Sun Wukong se levantó lentamente, sin hacer ni un solo ruido. Se miró las manos y soltó una pequeña risa, una que luego se volvieron carcajadas desenfrenadas.
Un escalofrío recorrió la espalda de ambos chicos, no sabían que estaba pasando, no sabía si podrían huir.
—Al fin... La detuvimos.— Dijo Sun Wukong, girándose a ver a los dos jóvenes.
Se supone que deberían de sentir alivio, pero no sabían por qué, pero sentían mucho más temor ahora, no se sentían a salvo.
—...¿Monkey King?— Preguntó MK, no estaba seguro de que fuese Monkey King.
No cuando sus ojos dorados presentaban la esclerótica roja, además de mechones blancos y rojos en su pelaje.
—Soy yo, MK. No te preocupes, todo se va a arreglar.—
—...¿De qué habla?—
—Lo arreglaré, lo arreglaré todo. Tendremos nuestro paraíso.—
—¿Monkey King?... ¿Estás seguro de estar bien?—
—...Oh, no, ya no es Monkey King. No tengo que ser solo el rey... Puedo ser un emperador.—
Red Son le impidió a MK hablar y le jaló levemente del brazo, como diciéndole silenciosamente que debían irse.
Pero antes de poder hacer algo más, Monkey King fue a una velocidad bestial donde Red Son, levantándole del cuello y mirándole con el ceño fruncido. No había una pizca de emoción en el, nada.
—¿Tratas de llevarte también a MK? ¿TAMBIÉN QUIEREN ARREBATARME A MI SUCESOR?—
Red Son sentía temor, todo su cuerpo temblaba y deseaba desesperadamente ser libre, todo dolía aún por la reciente batalla, además de que la mano que rodeaba su cuello no era anda amable.
—¡MONKEY KING, DÉJALO IR!—
El rey mono gruñó y lanzó fuertemente a Red Son lejos, contra el suelo. Tan fuerte que había hecho un pequeño cráter donde cayó. MK fue corriendo a su auxilio, arrodillándose a su lado. Monkie kid miró a su maestro con miedo y molestia.
—¿Qué haces...? ¿Por qué hiciste eso? El no es de los malos.— Preguntó MK.
—No importa lo que le pase, MK. Tranquilo. Al final, todo estará bien.—
—¡No lo está! ¡Nada está bien! ¡No pudimos salvar a nadie! ¡Incluso Mei, Tang y Macaque están muertos y no van a volver!—
Macaque.
Al llegar ese nombre a su oído, Wukong sintió dolor en su pecho. Una gran batalla interna.
—No, en algo te equivocas, MK. Si volverán. Voy a crear un mundo nuevo.—
—No... Tu... ¿Tienes los poderes de LBD?—
Monkey King sonrió, una sonrisa que al verla te daban escalofríos.
—Ella creyó que podría poseerme. Pero terminó siendo al revés. Su determinación no fue tan fuerte como la mía... Aunque le agradezco que fuese tan tonta como para intentarlo. Con este poder... Nadie nunca podrá quitarme nada.—
—¡No puedes buscar venganza! ¡Lo que vas a hacer está mal!—
—¡TU NO LO DECIDES!— Wukong gruñó. —Se atrevieron a quitármelo otra vez, ¡OTRA MALDITA VEZ! ¡SIEMPRE HE PUESTO EL BIENESTAR DEL MUNDO SOBRE LO DEMÁS! Me merezco esto. Todo será mejor. No te preocupes, tus amigos estarán bien.—
—¡NO LO HAGAS!— Dijo MK, levantándose valientemente para ir con su maestro, quería ayudarlo a razonar.
Claro que dolían esas perdidas, pero debían avanzar, si Monkey King hacia eso, simplemente haría lo mismo que LBD hubiese hecho, no tenia sentido, ¡Eran los buenos!
Oh, pero el pobre MK no esperaba que Wukong terminara apareciendo frente a el, sacándole el corazón con sus propias garras, dejando que el pobre Monkie kid cayera de rodillas al suelo. Monkey King lo acostó con suavidad, ignorando por completo los gritos de Red Son.
—Shh... Tranquilo, MK. El dolor ya pasará. Cuando despiertes, todo estará bien.—
—Monkey... King...—MK quería decir algo, no entendía, ¿De verdad el rey mono lo había matado?
—Todo estará bien, solo cierra los ojos, mañana será un nuevo día, y nadie nunca te va a volver a herir... A nadie.—
MK cerró sus ojos, pronto todo comenzó a desvanecerse.
Pronto todo se volvió oscuridad.
Cuando MK abrió los ojos, pudo sentir un delicioso aroma a bollos al vapor. Abrió los ojos y pudo ver a su alrededor, no reconocía donde estaba, pero todo se veía realmente lujoso. Estaba acostado en una gran cama, en una habitación mucho más grande, llena de pinturas y muebles de un cuarto habitual.
Se miró a si mismo, llevaba ropa nueva. Un hanfu masculino color dorado. No sabía donde estaba, se levantó para ir a la puerta de salida, pero antes de hacerlo, la puerta se abrió dejando a la vista a una sirvienta, la cual llevaba en una bandeja los bollos al vapor y una taza de té además de la tetera.
—Ha despertado, joven príncipe. Saludos, me siento digna de estar ante su presencia.—
La sirvienta le ofreció la bandeja y MK la aceptó, volviendo a la cama y dejando la bandeja allí. Agarró uno de los bollos y lo probó, sabía delicioso.
Oh, pero ahora no era tiempo de eso, repentinamente toda su cabeza dolió y recordó lo que había sucedido.
LBD, Monkey King, sus amigos muertos y lastimados.
¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado?
—Yo... ¿Dónde estoy?— Preguntó MK.
—En el paraíso, joven príncipe.—
MK frunció el ceño, otra vez ese título.
—No soy un príncipe...—
—Lo es. Es el protegido de nuestro maravilloso emperador, la luz de este imperio.—
—¿...De este imperio?—
La sirvienta asintió, entonces señaló al techo de aquella habitación.
—El imperio del sol.—
Cuando MK miró hacia el techo, pudo ver aquella enorme pintura. Era un precioso palacio en las nubes, cascadas que caían al reino que se encontraba más abajo, tal cual como si fuese un reino celestial. Todo estaba hecho de las más valiosas joyas, había oro a montón.
El imperio del sol.
—¿Yo... Estoy allí?— Preguntó MK.
—Así es, joven príncipe. Se encuentra ahora mismo en el imperio del sol, en el palacio del emperador.—
—...El emperador... ¿Quién es?—
MK sabía la respuesta, pero quería comprobarlo.
—Nuestro glorioso sol naciente, el emperador Sun Wukong.—
Si, era obvio. Lo había hecho, había manipulado el mundo a su antojo, haciéndose a si mismo la principal autoridad para cumplir cada deseo.
—Quiero verlo.—
—Como usted lo ordene.—
Necesitaba confrontarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top