CAPÍTULO 40

LUCCA ANDREOTTI

Después de una maravillosa y extenuante noche de bodas, tomamos un avión privado hacia la isla de Capri donde nuestra segunda celebración se llevaría a cabo con tradiciones antiguas de mi familia; nuestros amigos y nuestros padres nos acompañaban, conversando animadamente mientras Chiara se entretenía haciendo una gran trenza en el cabello de Alexandra y Daphne iba colocando pequeños broches en todos los espacios que quedaban.

En uno de los primeros asientos Isabella Bogani y mi madre conversaban sobre los últimos detalles de la ceremonia y sobre las distintas tradiciones que tenía la familia Andreotti, así como los bailes que jugaban un papel indispensable en una boda italiana; mientras tanto el señor Pemberton y el señor Bogani hablaban sobre temas de negocios para pasar el tiempo y Benjamin, junto a Pietro estaban perdidos en quien sabe que conversación.

-        ¿Impaciente? – preguntó Noah y me giré para prestarle atención

-        Bastante; te juro que quiero llegar, celebrar la ceremonia y disfrutar de la luna de miel con Alexandra

-        ¿Por qué celebrar dos bodas? – preguntó con interés y miré por un segundo en dirección a mi madre

-        Más que todo por ella – dije volviendo mi atención a Noah – Mi madre siempre soñó con mi matrimonio, ella esperaba celebrar una boda italiana con todas esas tradiciones que, aunque no entiendo, me enseñaron a respetar; sé que mi madre adora a Alexa, pero también sé que todo este caos no es lo que esperaba y sé que le duele estar separada de mi padre, así que al menos quiero cumplirle el sueño de verme celebrando una boda italiana y Alexandra está encantada con la idea de hacerla feliz.

-        Es un lindo gesto y según lo que me comentó Pietro algunas de las tradiciones son divertidas

-        Ni me lo digas – respondí con cansancio y Noah rompió a reír – Les dimos pase libre y se aprovecharon de nosotros

-        Piensa que todas las tradiciones significan algo, por más extrañas que sean y que terminaran antes de que te des cuenta

-        Espero tengas razón – acepté respirando profundamente

-        Aunque el video de la boda perdurará para siempre – comentó y rodeé los ojos, aunque igualmente me reí

Una vez que llegamos a Capri, mi madre e Isabella desaparecieron en compañía de la organizadora para ver si los últimos detalles estaban listos y tanto el señor Pemberton como el señor Bogani las siguieron de cerca mientras que las chicas junto a Daphne desaparecían rumbo a Dios sabe donde e igual que ellas, terminé siendo arrastrado por los chicos hacía el bar más cercano.

-        Bueno, tenemos poco más de tres horas, ¿Qué les parece si vamos a divertirnos? – preguntó Noah con tranquilidad y Benjamin lo apoyó de inmediato

-        Conozco el lugar ideal para divertirnos – dijo Pietro con esa mirada que solo podía significar problemas

-        Recuerden que estoy casado – advertí – Y ustedes recuerden que tienen parejas muy celosas – dije mirando a Noah y a Benjamin

-        ¡Pues yo estoy soltero! ¡Viva la soltería! – gritó Pietro y no pude evitar reír

-        Vamos a divertirnos y si algo sale mal culpamos al soltero – dijo Benjamin como si fuera lo más natural y todos asentimos mientras que Pietro nos miraba ofendido

Nos dejamos guiar por Pietro que se veía bastante emocionado y finalmente llegamos a un bar que se encontraba oculto en una antigua calle y donde reconocieron a mi amigo de inmediato, lo que no fue sorpresa para nadie.

-        ¡Es hora de divertirnos! – gritó Pietro una vez que entró al lugar y para ser honesto, su emoción era contagiosa, así que todos terminamos por ceder y unirnos a su alocada fiesta.

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ALEXANDRA PEMBERTON

Una vez que llegamos a la isla de Capri, de inmediato nos dirigimos a la habitación que teníamos reservada en el hotel donde se llevaría a cabo la ceremonia y en cuanto cruzamos esa puerta, quedé maravillada; la vista era increíble y todo lo que pedimos estaba dispuesto para nosotras, incluidos toda clase de bocadillos dulces y salados que no podía esperar por probar.

Chiara se sirvió una copa de vino mientras Daphne y yo bebíamos un poco de zumo de frutas; teníamos un poco más de tres horas antes de la boda, así que planeaba relajarme un poco y disfrutar de un tiempo de paz, ya que en realidad el peinado y el maquillaje que iban a realizarme era bastante clásico y natural, por lo que no había presión ni caos, al menos por el momento.

-        Mamá, ¿Podemos bajar a la playa? – preguntó Daphne llevándose un pedazo de pastel a la boca y sonreí acercándome para limpiar los restos de manjar que había en sus labios 

-        Claro, preciosa, muero por ir a la playa – respondí con tranquilidad y tomé uno de los postres en la bandeja – Chiara, ¿Nos acompañas?

-        ¡Por supuesto! – exclamó con una sonrisa – Necesitamos broncearnos un poco y definitivamente nos merecemos un descanso

-        Entonces cambiémonos y vamos de una vez – declaré con alegría y Chiara dio pequeños saltos mientras comenzaba a sacar cosas de su maleta

Tomé un traje de baño para Daphne y me encargué de vestirla para después trenzar su cabello; una vez que mi hija estuvo lista, fue mi turno de colocarme un traje de baño de dos piezas junto a un vestido corto y para finalizar peiné mi cabello en una cola alta despejando por completo mi rostro; me coloqué algo de protector solar y me giré para colocárselo a Daphne antes de entregárselo a Chiara para que también lo usara.

Cuando estuvimos listas, tomamos nuestros bolsos con nuestros artículos personales y bajamos hacia la playa privada del hotel que estaba prácticamente vacía dada la reserva que solicitamos en el hotel para tener la privacidad necesaria para la boda.

En cuanto nos colocamos en los camastros para tomar el sol, varios empleados del hotel se acercaron para ver si necesitábamos algo y me fue imposible no pedir algo de comida ya que últimamente moría de hambre a cada minuto del día.

-        Si sigues así no entrarás en el vestido – comentó Chiara con un tono de diversión y la miré ofendida

-        No soy yo, son ellos – me quejé señalando mi vientre

-        Pues diles que necesitan un poco de autocontrol, literalmente comes todo lo que ves

-        Tampoco es tan así – refuté cruzándome de brazos y Daphne levantó la cabeza para mirarme

-        Sí, mamá, comes todo lo que ves, incluso más que papá y yo

-        Les recuerdo a ambas que como por tres y estos dos pequeños que están aquí adoran la comida, eso ya no es mi culpa

-        Lucca se volverá loco contigo y los postres en cuanto vayan a París – comentó Chiara y volví a mirarla sintiéndome ofendida – No me mires así, sabes que tengo razón, tú y tus antojos desmedidos sumado a la preocupación paranoica que tiene Lucca últimamente es algo muy interesante de ver

Honestamente no podía contradecirla porque ciertamente era divertido ver la desesperación de Lucca por hacerme comer cosas sanas y su obsesión por protegerme de todo lo que existía en este mundo; el embarazo estaba siendo realmente difícil para él y entendía sus preocupaciones, pero en algunas ocasiones era algo extremista, aunque por más que lo intentara, Lucca nunca era capaz de negarme un antojo, por más loco, dulce o complicado que fuera, así era él y me encantaba.

-        Mamá, ¿A dónde irán papá y tú después? – preguntó Daphne acostándose a mi lado en el camastro

-        Viajaremos a Florencia, Venecia y luego a París

-        ¿Me traerás macarrons? – preguntó con una pequeña sonrisa y asentí mientras Chiara nos miraba enternecida

Daphne era mi pequeña niña, ella era mi sol y nunca me cansaría de decirle que la amaba, en especial ahora que sus hermanos venían en camino, porque aun cuando Daphne estaba emocionada y feliz por la noticia, no quería que sintiera celos o que creyera que iba a dejar de amarla una vez que los bebés nacieran; Daphne siempre sería mi hermosa y dulce niña, ella siempre sería la luz de mis ojos, porque nació para darme fuerza cuando sentía que todo se desmoronaba; con ella aprendí como ser mamá y cada momento a su lado siempre sería valioso para mí.

Unos cuantos minutos después la comida que pedí al fin llegó junto a la bebida que Chiara pidió y unos cuantos bocadillos que Daphne quería; así que nos dedicamos a relajarnos y pasar el tiempo disfrutando del sol, del mar y de la compañía.

Durante más de una hora nos divertimos en la playa, nadamos un poco y tras un largo esfuerzo Daphne estaba agotada y tanto Chiara como yo necesitábamos un receso del sol, así que tomamos nuestras cosas para dirigirnos de regreso a la habitación; necesitaba darme un baño largo y relajante, por lo que en cuanto pusimos un pie en la recámara, dejamos a Daphne dormir en la cama y Chiara se encargó de ajustar los detalles para que los estilistas vinieran a peinarnos y maquillarnos mientras que yo me adentraba en el baño y me metía a la bañera para impregnar mi piel de la esencia de jazmín y dejar mi cabello cubierto por ese olor. 

No podía esperar para ver a Lucca y moría de ganas por tomar su mano para pasear por la playa mientras veíamos las estrellas; además, tenía una sorpresa preparada para él y no podía esperar para ver su reacción una vez que terminara toda la ceremonia de matrimonio.

Me entretuve un buen rato en la bañera, disfrutando de la calidez del agua en mi piel y del aroma a jazmín con el que estaba fascinada, pero cuando fue hora de salir, simplemente me coloqué una bata de seda y le sonreí a mi reflejo animándome a regresar a la habitación donde un equipo de estilistas me esperaba para arreglarme.

-        ¿Daphne sigue dormida? – pregunté en cuanto salí del baño y Chiara asintió dándome una gran sonrisa

-        Sí y sería mejor dejarla dormir al menos una media hora más antes de despertarla, así estará de mejor humor para que la peinen

-        Tienes toda la razón – acepté y después de saludar a los estilistas, tomé mi lugar para que comenzaran a arreglarme

El celular de Chiara comenzó a sonar atrayendo su atención y se apartó un poco para responder, pero por la forma como su expresión cambió de golpe, supe que algo no andaba bien y un montón de preguntas aparecieron en mi mente.

-        ¿Pasó algo? – pregunté en cuanto se acercó

-        No, es solo un pequeño detalle que debo resolver, pero todo está bien con la boda, no te preocupes; solo concéntrate en verte hermosa y en disfrutar de los mimos, vuelvo en un rato

-        ¿Estás segura? – pregunté con duda y ella asintió antes de volver a sonreír

-        Sí, no te preocupes por nada, yo me encargo, tú solo disfruta

Chiara tomó su bolso con rapidez y salió de la habitación dejándome bastante confundida, pero como ella dijo, simplemente intenté borrar las dudas de mi cabeza y me concentré en verme perfecta para la ceremonia.

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CHIARA MANCINI

¡Definitivamente iba a matarlos! ¡¿Cómo podían ser tan insensatos?! ¡¿Qué no tenían un mínimo de sentido común?! ¡Los cuatro iban a escucharme! ¡¿Cómo se les ocurría meterse en problemas justo en este momento?!

No quería preocupar a Alexa porque estaba disfrutando de su día, así que le resté importancia al asunto y solo le pedí que la pasara bien mientras yo me hacía cargo de todo, así que ahora me encontraba en camino hacia la estación de policía donde los cuatro idiotas estaban detenidos.

Ni siquiera me explicaron bien que había sucedido, pero por lo que llegué a entender, los cuatro tuvieron la brillante idea de ir a divertirse a un bar, donde por supuesto Pietro se pasó de copas y de alguna forma, los cuatro terminaron envueltos en una pelea que por supuesto terminó con ellos arrestados; definitivamente iba a matarlos.

-        Buenas tardes, me llamaron mis amigos desde aquí – dije una vez que entré a la estación y la mujer asintió guiándome a dónde supuse se encontraban esos cuatro idiotas – Disculpe, ¿Puedo preguntar que hicieron?

-        Provocaron una pelea en un establecimiento y ocasionaron un gran desorden público, además dos de ellos se encuentran bastante intoxicados – me informó la oficial y tuve que hacer uso de toda la paciencia que tenía para calmar mis instintos asesinos

-        ¡Chiara! – escuché un grito y no tenía que verlo para saber de quien se trataba

-        ¡Por el amor de Dios! – dije al ver a los chicos que francamente lucían horrible - ¡¿Pero que les sucedió?! ¡¿Les pasó un tornado por encima?!

-        Chiara dime que no le dijiste nada a Alexa – rogó Lucca y rodé los ojos

-        Por supuesto que no le dije nada, idiota; ¡No podía decirle que fuiste tan imprudente de ser arrestado el día de tu boda!

-        Hermosa... - murmuró Noah y lo fulminé con la mirada

-        Tú y yo hablaremos después – declaré furiosa y él asintió quedándose en silencio

-        Disculpe, ¿Qué debo hacer para sacarlos? ¿De cuanto es la fianza? – pregunté dirigiéndome nuevamente hacia la oficial

Una vez que me dieron la cifra me encargué de pagar la fianza en su totalidad para sacar a esos cuatro que realmente me debían una buena explicación y aunque tardó un poco, al fin estuvieron libres, sin embargo, ahora sí iban a lidiar con mi ira.

-        ¡Se puede saber que les pasaba por la cabeza al hacer lo que hicieron! – grité en cuanto estuvimos lo suficientemente lejos de le estación - ¡Ustedes dos! – grité mirando a Pietro y Benjamin que me observaban asustados - ¡¿Por qué diablos están tan ebrios?! ¡¿Qué diablos pensaban al beber tanto?!

-        Nosotros... - comenzó Benjamin, pero lo mandé a callar

-        ¡Silencio! ¡Todavía no termino! ¡Estaba con Alexa a punto de arreglarnos y recibí su llamada desde una celda! ¡¿Cómo pueden ser tan imprudentes?! ¡Y ustedes dos! – grité ahora mirando hacia Lucca y Noah cuyas expresiones eran de arrepentimiento y terror - ¡Vas a casarte! ¡¿Qué hubiera pasado si no respondía la llamada?! ¡Y tú! – grité mirando a Noah con furia - ¡Se supone que ibas a ser la voz de la razón! ¡No esperaba que terminaras cediendo ante las malas ideas!

-        Oye... - se quejó Pietro y lo fulminé con la mirada haciéndolo callar

-        ¡¿Tienen alguna idea de lo que pudo pasar si no lograba sacarlos de ahí?! ¡Peor, tienes una idea de que hubiera sucedido si la prensa hubiera sido avisada que estaban encerrados por pelearse en un bar?! – grité mirando a Lucca que me miraba asustado – ¡Si no fuera por Alexa, les juro que los hubiera dejado encerrados una semana!

-        Chiara, hermosa...

-        ¡No! – exclamé furiosa y los chicos tiraron de Noah hacia atrás para que no se acercara - ¡Los estoy esperando! ¡Hablen de una vez! ¡¿Qué diablos hicieron?!

Los cuatro intercambiaron una mirada aterrada, debatiendo en silencio quien sería el valiente en dar un paso al frente y contarme lo que sucedió, pero finalmente Lucca suspiró con cansancio y sonrío un poco aclarándose la garganta.

-        Se suponía que solo beberíamos un par de tragos y regresaríamos al hotel, pero cuando llegamos al bar la situación se nos fue un poco de las manos – comenzó a decir cuidando muy bien sus palabras – Pedimos varios tragos propios de aquí que nos recomendaron y terminamos mezclándolo con algo de whisky y vodka – En verdad empezaba a dolerme la cabeza; ¿Cómo podían ser tan insensatos? – Estábamos felices y algo eufóricos, así que nos pusimos a jugar billar en una de las mesas del bar; hasta ese momento todo iba bien, estábamos tranquilos y felices... pero... bueno... entonces se acercaron esas chicas...

-        ¡¿Chicas?! – grité furiosa pasando la mirada entre ellos hasta mirar fijamente a Noah exigiendo una explicación

-        No es lo que crees, hermosa – se excusó tomando la palabra – Ellas estaban muy ebrias y se acercaron a nosotros, pero les dijimos que teníamos pareja, así que como buenos caballeros las llevamos hasta uno de los sofás que había en el lugar y le pedimos a un empleado que les diera algo de agua para que despertaran y pudieran llamar a alguien para que las viniera a recoger; no pensábamos involucrarnos más en esa situación, pero una de ellas era bastante insistente y regresó con nosotros... - dijo con algo de nervios – Pietro y Benjamin habían estado retándose a ver quien podía beber más y cuando menos nos dimos cuenta Pietro estaba con esa chica y ella lo tenía contra la pared mientras lo besaba; te juro que íbamos a separarlos, pero nos distrajimos y para cuando reaccionamos, un grupo de hombres había entrado al bar y amenazaba a Pietro; una cosa llevó a la otra y todos terminamos involucrados en el problema

-        ¡¿No podían dar media vuelta e irse?! – cuestioné con dureza y volvieron a mirarse entre ellos

-        Eso íbamos a hacer, te lo juro, pero entonces Lucca gritó "Retroceder Nunca" y de la nada grité "Rendirse jamás" ... nos dimos ánimo y... nos metimos en la pelea

-        Ellos no lo vieron venir – soltó Pietro y todos lo miraron como si estuviera loco - ¿Qué? Fue genial

-        Voy a matarte si no te callas – amenacé fulminándolo con la mirada y volvió a quedarse en silencio

-        Bueno, como decía... - siguió Lucca – Estábamos peleando con ellos cuando llegó la policía y el empleado del lugar dijo que nosotros iniciamos la pelea, así que nos arrestaron y ya después de eso te llamé

Me dolía la cabeza y sentía que la vena en mi frente estaba por explotar; los cuatro eran unos inconscientes a los cuales sin duda alguna había que prohibirles el alcohol; realmente me gustaría volverlos a encerrar en esa celda, al menos un día entero a ver si aprendían la lección, pero esa no era opción en este momento porque la boda estaba muy cerca y tenía que llevarlos al hotel para que se arreglaran y no se vieran tan desastrosos como lucían ahora.

-        Esto no se ha acabado – dije molesta y tuve que respirar profundamente un par de veces para recuperar algo de tranquilidad – No tenemos tiempo, necesitamos regresar al hotel – dije viendo la hora – Los cuatro necesitan un baño de agua fría y mucho café

Di media vuelta y emprendí el camino de regreso al hotel que gracias al cielo no quedaba muy lejos y en cuanto llegamos, de inmediato los subí a su habitación y pedí que les trajeran café mientras los empujaba hacia el baño para que se dieran una ducha y se apresuraran.

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LUCCA ANDREOTTI

Los cuatro éramos un desastre; Chiara se había marchado hace unos minutos para poder arreglarse para la boda y justo ahora estaba terminando de vestirme mientras que Pietro y Benjamin se quejaban del dolor de cabeza que tenían, aunque tal y como dijo Chiara, ese dolor era lo mínimo que merecían por su conducta.

-        No vuelvo a beber – me quejé volviendo a atar la corbata – Me duele la cabeza y ni siquiera bebí tanto como ustedes

-        Imagínate como nos duele a nosotros – comentó Benjamin bebiendo su tercera taza de café

-        Siento como si un camión me hubiera pasado por encima – se quejó Pietro y Noah le sirvió otra taza de café

-        Yo que ustedes me levantaba y terminaba de vestirme; si Chiara regresa y los ve en el suelo, volverá a gritar y ahora sí va a matarlos – aseguró Noah y los chicos poco a poco comenzaron a ponerse en pie

-        Recuérdame no volver a apostar contigo – escuché decir a Benjamin y Pietro asintió cerrando los ojos mientras se llevaba la mano a la cabeza – Ni siquiera recuerdo porque diablos comenzamos a retarnos para ver quién podía beber más

-        Quisiera dormir un par de horas – murmuró Noah bebiendo otro trago de café – Pero si lo hago, Chiara va a matarme

-        Ella asusta – declaró Benjamin y todos reímos antes de volver a quejarnos

Cuando al fin estuvimos listos, nos dirigimos a uno de los balcones exteriores que mi madre había elegido para celebrar la ceremonia y sonreí al ver lo perfecto que lucia todo; el balcón era bastante grande y tenía una vista increíble al océano; además todo el ambiente se veía antiguo y la decoración que había escogido mi madre no solo era elegante, si no que también muy suave, resaltando la magia que envolvía este lugar.

-        Todo se ve increíble, mamá – halagué acercándome al balcón donde estaba apoyada admirando la vista

-        Es uno de mis lugares favoritos en el mundo – comentó sin despegar la vista del horizonte – Tal vez no lo recuerdes, pero tu padre y yo veníamos mucho cuando eras niño; recuerdo que siempre soltabas mi mano y salías corriendo, nos volvías locos

Tenía muy pocos recuerdos de esos momentos con mis padres, pero al ver la sonrisa en el rostro de mi madre, supe con certeza que ella extrañaba esos momentos, donde todo parecía más fácil y si bien no podía retroceder el tiempo, podía abrazarla y asegurarle que todo estaría bien, así que la rodee con mis brazos y le murmuré al oído lo agradecido que estaba por todo el amor que me había brindado y por todo su apoyo.

Pasados unos cuantos minutos Chiara llegó con nosotros para pedirnos que tomáramos nuestros lugares ya que Alexandra pronto vendría, así que mi madre se dirigió a donde Isabella Bogani se encontraba mientras que yo me colocaba al lado de uno de los pilares del altar.

En menos tiempo del que pensé, la orquesta comenzó a tocar, interpretando una canción que era especial tanto para Alexandra como para mí y en cuanto los violines empezaron a sonar, mi hermosa principessa salió por la gran puerta con una mirada llena de luz y una sonrisa radiante.

El vestido de Alexa era mucho menos vaporoso que el que usó en Londres; su vestido era ligero y suave, cubierto por completo por un encaje muy delicado que encajaba a la perfección en este clima tan cálido; su rostro estaba cubierto por un muy fino velo y en su cabeza descansaba la diadema de mi familia mientras que en su cuello brillaba el relicario que le obsequié hace tantos años.

Una vieja tradición era que el novio escogiera las flores para el ramo de la novia, por lo que tuve que pensar mucho acerca de que flores encajarían para el escenario que nos rodeaba y ahora que la veía con el ramo en las manos estaba seguro que mi decisión fue la correcta.

Alexandra traía consigo un ramo de hortensias azules con algunas orquídeas blancas que resaltaban entre las demás y el azul del ramo contrastaba perfectamente con el profundo verde de sus ojos; se veía simplemente preciosa y no podía apartar los ojos de ella.

Daphne venía a su lado con un vestido crema lleno de flores e iba cargando una pequeña canasta cubierta por un tul blanco y al otro lado de Alexandra se encontraba su padre que la acompañaba hasta el altar; el volumen de la música fue disminuyendo a medida que Alexandra se acercaba y una vez que estuvo a mi lado, tomó mi mano sin dudarlo y me sonrío como solo ella era capaz de hacerlo.

El párroco dio inicio a la ceremonia, la cual era bastante extensa y tradicional, pero en todo momento Alexandra me miró con una sonrisa y cuando fue el momento de las promesas, tomé sus manos con fuerza mientras prometía amarla a cada segundo del resto de nuestras vidas y prometía cuidar de ella con esfuerzo y dedicación, así como siempre cuidaría de nuestros hijos; cuando Alexa terminó de dar sus promesas, al fin pudimos besarnos y después de eso, el párroco nos entregó el certificado de inscripción matrimonial que debíamos firmar para constatar nuestro matrimonio y en cuanto eso también concluyó, la música volvió a sonar dando paso a una lluvia de arroz, confeti y pétalos de rosa que también era una vieja tradición.

Daphne se acercó para entregarme su canasta y una vez que retiramos el tul, me di cuenta que ahí se encontraba el jarrón de cristal que debíamos romper ya que según la tradición el número de fragmentos rotos simbolizaban los años felices de matrimonio que tendríamos por delante y aunque no creía del todo en esa simbología, era una tradición bonita que de igual forma íbamos a realizar, así que nos acercamos a una pequeña mesa que miembros del personal del hotel habían colocado y envolvimos bien la botella con una tela blanca para después proceder a romperla y al revelar los pedazos rotos, no pude evitar sonreír al ver miles de fragmentos pequeños brillando por todas partes juntos a algunos pedazos grandes que todavía quedaban en pie.

-        Bueno, al parecer tenemos toda una vida juntos – dijo Alexa mirándome con una sonrisa

-        Eso nunca estuvo en duda, principessa; ¿Recuerdas? Estás atrapada conmigo – declaré devolviéndole la sonrisa

-        Creo recordar que te dije que estamos atrapados juntos

-        Necesitaré algo para recordarlo... – murmuré tomando su cintura y sonrío antes de besarme

Después de romper el cristal y de que el personal se lo llevara junto con la mesa, tuvimos que seguir un par más de tradiciones extrañas y una vez que eso terminó, realizamos un baile tradicional que mi madre nos hizo practicar muchas veces y que resultó ser divertido, además que en unos años sería una buena anécdota.

Cuando toda la parte tradicional acabó, nos sentamos en una gran mesa redonda en el salón que teníamos reservado y poco a poco la comida comenzó a llegar mientras los músicos continuaban tocando el repertorio que elegimos para la boda.

-        Estoy muy feliz – sentenció Alexandra mirando la mesa y la observé divertido

-        ¿Por la boda o por los catorce platos del menú que planeo mi madre? – cuestioné haciéndola reír

-        Por la boda, obviamente – respondió con una sonrisa – Pero también porque moría de hambre

-        Bueno, estarás aun más feliz cuando veas la gran variedad de postres que traerán – comenté ganándome otra gran sonrisa

Durante el resto de la tarde nos dedicamos a comer, bailar y conversar entre todos, compartiendo recuerdos vergonzosos que tanto Alexa como yo queríamos olvidar, pero que sin duda nos divertían; esta celebración fue muy diferente a la que tuvimos en Londres, aquí no necesitábamos mantener la compostura, aquí podíamos actuar libremente, podíamos reír y pasarla bien como una gran familia.

Cuando comenzó a oscurecer, dejamos a los demás divertirse mientras bajábamos a la playa ya que Alexandra tenía una sorpresa que mostrarme y con cada paso que dábamos de la mano, sentía que sus nervios iban en aumento.

-        Cierra los ojos – pidió obligándome a frenar y sin discutir, hice lo que pidió

Alexandra me guio durante un tramo más del camino y entonces se detuvo respirando profundamente.

-        Bien, abre los ojos – pidió y en cuanto lo hice, la imagen frente a mí, me dejó sin palabras

En la arena estaba formado un corazón con luces doradas y justo en medio se encontraba una gran manta blanca junto a varios almohadones; a unos metros de nosotros había una especie de construcción extraña que no llegaba a comprender del todo, pero antes de que pudiera hacer cualquier pregunta, Alexandra tiró de mi mano llevándome hasta la manta y una vez ahí, un hombre que estaba al lado de esa construcción prendió una pequeña llama y todo cobró vida.

Esa construcción que antes me parecía extraña comenzó a desenvolverse formando una frase que resaltaba de forma brillante a causa del fuego y una vez que la frase estuvo completa, varios fuegos artificiales estallaron detrás terminando por completar la imagen perfecta.

-        Te amo – dijo con suavidad mientras yo leía esas mismas palabras inscritas en fuego – Te amo, Lucca – repitió y me giré para mirarla – Entraste a mi mundo de golpe y te encargaste de derrumbar todas mis barreras; nuestra historia estuvo llena de momentos agridulces y complicaciones, pero cada vez que escucho tu voz mi corazón vuelve a latir; me liberaste de cadenas que yo misma me había puesto y me amaste por quien soy realmente aun cuando yo no me amaba a mí misma – dijo mirándome fijamente a los ojos - Cuando estamos juntos siento que podemos lograrlo todo, cuando estamos juntos me siento viva y sé que entre nosotros no solo hay química o fuegos artificiales, entre nosotros todo se siente con más fuerza y cada emoción se intensifica; cuando te tengo frente a mí, todo resplandece y no puedo hacer más que sonreír – tomó mis manos entre las suyas y sus ojos se iluminaron aun más por el reflejo del fuego – Te amo, Lucca; te amo por nuestro pasado, por nuestro presente y por nuestro futuro; te amo por todas las razones por las que en cinco años no pude olvidarte, porque pueden pasar mil años y mi corazón seguiría latiendo por ti; te amo Lucca y lo haré toda mi vida e incluso después de eso, estoy segura que mi alma volverá a buscar la tuya

-        Principessa... - murmuré atrayéndola hasta quedar a unos pocos centímetros de sus labios - Sei il mio mondo, principessa, sei tutto per me e lo sarai sempre; ogni volta che ti guardo negli occhi il mio mondo si ferma e posso solo guardarti – dije casi tocando sus labios - il mio cuore è sempre stato tuo principessa e lo sarà sempre.

Besé sus labios con necesidad y amor, porque eso es lo que sentía por ella; un amor fuerte e incontrolable que no tenía comparación; ella era la luz en mi camino, ella era mi ancla en un mundo que cambiaba constantemente, ella era esa bocanada de aire fresco que me mantenía cuerdo y nunca amaría a otra mujer como la amaba a ella. 

Conocerla me cambió la vida y cambió el rumbo de mis decisiones; conocernos lo cambió todo y aunque el camino fue difícil, el resultado valió por completo la pena, porque lo que existía entre nosotros duraría más allá de una sola vida.

Nuestro amor era poderoso y puro; nuestro amor era intenso e inquebrantable; nuestro amor era de esos que solo se encuentran una vez en la vida y de los cuales se escriben historias, leyendas y canciones; así de fuerte era nuestro amor y así lo sería para siempre.

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"El amor es el emblema de la eternidad: confunde la noción del tiempo; borra toda la memoria de un comienzo, todo el temor de un final" - Germaine De Staël

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