CAPÍTULO 36

LUCCA ANDREOTTI

Tal y como esperábamos, la noticia sobre nuestro compromiso y sobre el embarazo de Alexandra se hizo viral en muy poco tiempo y los reporteros rodearon la casa casi de inmediato haciendo nuestra vida muy difícil, pero de cierta forma estábamos acostumbrados, así que simplemente decidimos mantenernos a distancia y dejar que la seguridad que contratamos se hiciera cargo de todo.

-        Bueno, entonces tendremos dos ceremonias – afirmó Alexa girando en la cama para mirarme – Una en Londres que será grande y glamorosa mientras que la ceremonia en Italia será más privada, solo familia y amigos cercanos ¿verdad?

-        Sí, ese es el plan – confirmé – Aunque falta decidir en qué ciudad específicamente realizaremos la ceremonia, estaba pensando en Florencia o tal vez en alguna ciudad de la costa amalfitana, como la isla de Capri

-        Sí, me gustaría que fuera en la costa, sería hermoso tener el mar azul de fondo y podrías llevarme a ver corales, sería lindo... - respondió acurrucándose más contra mí

-        Sería bueno que la boda fuera antes de que naciera el bebé

-        Definitivamente – declaró haciéndome sonreír

-        Alexa... hay otro tema del cual quería hablar

-        Claro, ¿Qué sucede? – preguntó elevando la mirada enfocando sus hermosos ojos verdes en los míos

-        Quiero ir al registro civil para que Daphne tenga mi apellido

-        Lucca...

-        Sé que ya tiene el apellido Pemberton, pero...

-        También lleva tu apellido, Lucca – soltó Alexa dejándome completamente estupefacto

-        ¿Qué? – cuestioné sin entender y ella sonrío incorporándose un poco en la cama

-        Cuando Daphne nació, estaba muy molesta contigo, en verdad, estaba furiosa, pero nunca dejé de amarte y por más que habías sido un idiota, yo creía que también me amabas; era consciente de que en algún punto tendría que decirte sobre nuestra hija y después de eso las cosas serían complicadas, no solo entre nosotros, si no también en la parte legal, así que si bien en la mayor parte de documentos solo dice Daphne Pemberton, en su acta de nacimiento coloqué nuestros dos apellidos, como si fueran uno solo... - murmuró sonriendo con algo de timidez – Como un gran apellido compuesto

-        Alexa, eso es...

-        Eres su padre, Lucca, yo nunca te quitaría ese derecho; pero sí, tienes razón, debemos regularizar muchos documentos donde hace falta tu firma; le pediré a Noah que se encargue de organizarlo todo

-        Nunca me cansaré de pedirte disculpas por lo que te hice pasar durante esos años – dije y ella negó antes de elevar su mano y acariciar mi mejilla

-        No necesito más disculpas, ahora estás aquí y eso es lo más importante

A veces creía que no la merecía; Alexa era un sol, brillante y cálido, ella era tan fuerte, tan dulce y tan única que con cada segundo me enamoraba aun más; cuando sonreía, se me cortaba la respiración y cuando me miraba, con esa calma en sus ojos mientras los destellos de su fuego se hacían presentes, mi corazón comenzaba a perder el control; ella provocaba en mí, un tornado de emociones y cada momento fugaz a su lado parecía eterno.

Alexandra era mi luz y lo fue desde el momento en que nos conocimos; una sola sonrisa suya conseguía hacerme perder el sentido y una sola de sus palabras lo cambiaba todo para mí; amaba su risa, amaba su voz, amaba la delicadeza como sus manos recorrían mi piel, pero al mismo tiempo como era capaz de endurecer sus facciones cuando la situación lo ameritaba; amaba su dulzura y su rabia, amaba cada aspecto de ella, porque en todas sus facetas era la única para mí.

Si existía un alma gemela, estaba seguro que ella era la mía; Alexandra me entendía sin necesidad de explicaciones, me aceptaba y me amaba con todo lo bueno y lo malo que cargaba; ella siempre estaba de mi lado, tomando mi mano con fuerza y determinación; ella veía lo mejor en mí aun cuando en ocasiones ni yo mismo era capaz de verlo.

Cuando Alexandra me abrazaba, me hacía temblar en mente, cuerpo y alma; su sola presencia invadía por completo mis sentidos y francamente si ella me pedía las estrellas, haría lo que fuera para bajárselas, así de locamente enamorado me tenía y lo que sentía por ella nunca iba a cambiar, eso era algo de lo que estaba seguro.

-        Así que un apellido compuesto – dije sonriendo y eso consiguió sacarle otra sonrisa

-        Pensé que, si poníamos un apellido primero que el otro, eso enfurecería a nuestros padres, además sería muy complicado, pero si los uníamos, no sería como eliminar una de nuestras líneas familiares, solo le daríamos más poder y renombre a nuestros apellidos

-        Me gusta – afirmé y eso la hizo feliz – Será el inicio de una nueva dinastía, además ya no será necesario redactar ese acuerdo de paz, después de todo, ahora todos seremos una gran familia

-        Igualmente, no me ayudaste a avanzar en nada con el acuerdo – se quejó haciendo un puchero y tomé su cintura para acercarla más a mí

-        No te enfades, principessa, piensa que ahora es innecesario, además, sí que aprovechamos ese tiempo para cosas más divertidas

-        ¡Lucca! – me regañó y reí

-        Oye, no me mires así, ambos lo disfrutamos mucho, además, es divertido hacerlo en la oficina ¿no?

-        No tienes remedio – dijo rodando los ojos, pero aun así noté que una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios

La apegué aun más contra mí con deseo y ya no pudo contener su sonrisa; acerqué mi boca a su cuello y fui dejando besos desde la base de su clavícula hasta el lóbulo de su oreja, que mordí suavemente haciéndola gemir, pero antes de que pudiera llegar más lejos, dos golpes en la puerta nos alertaron y ella se zafó de mi agarré para abrir la puerta.

-        Daphne, preciosa, ¿Pasó algo? – la escuché preguntar, pero no alcanzaba a oír con claridad lo que nuestra hija decía

Tras unos breves segundos Alexa regresó con una gran sonrisa en su rostro y colocó las manos en su cadera mirándome fijamente.

-        Parece que nuestra diversión tendrá que esperar

-        ¿Qué? ¿Por qué? – me quejé haciéndola reír

-        Te recuerdo que tenemos dos importantes ceremonias que planear y ya nos esperan abajo

-        ¿Nos esperan? – pregunté confundido

-        Bueno, Isabella trajo todo un equipo de planeación de bodas y tanto ella como tu madre ya se encuentran abajo convirtiendo nuestra sala en un campo de batalla, además, al parecer Chiara también está abajo, porque tomará nuestras medidas para los vestidos y tus trajes

Para ser honesto, había olvidado ese detalle, pero nadie podía culparme, después de todo, solo habían pasado un par de días desde la fiesta que celebramos y realmente no tuvimos tiempo para nada más que lidiar con la prensa, con los accionistas y para intentar mantener todo bajo control.

-        Me daré una ducha y me arreglaré para bajar, ve levantándote – ordenó Alexa con un tono autoritario que me hizo sonreír con una intención muy diferente, gesto que por supuesto no pasó desapercibido para ella – Si te das prisa, quizá podamos aprovechar el tiempo del baño – soltó sonriendo de la misma forma que yo y me levanté de golpe siguiéndola mientras ella reía 

Por más que Alexa se quejara y me regañara cada vez que hacía alguna insinuación, ambos disfrutábamos mucho nuestro tiempo de calidad a solas, aunque francamente prefería tener largas horas en lugar de solo algunos minutos, pero igualmente no podía quejarme, porque, aunque fuera tan solo un segundo, lo valía por completo si estaba al lado de ella.

Una vez que bajamos a la sala, me di cuenta que Alexa no había exagerado al decir que era prácticamente un campo de batalla, porque para ser honesto, así era; no había ni un solo centímetro que no estuviera cubierto por telas, muestras de decoraciones y gracias a un alma divina, pasteles, pero antes de que pudiera salir rumbo a lo único que en este momento me animaba, Alexa sujetó mi muñeca con fuerza y me jaló hacía ella.

-        Ni se te ocurra dejarme sola con todo esto

-        Pero...

-        ¿Me amas? – cuestionó y asentí confundido – Pues entonces te encargarás de aliviar esta presión mientras yo voy por pastel – dijo y antes de que pudiera replicar, me arrojó con Isabella Bogani, con mi madre y con las dos organizadoras de bodas que se encontraban con ellas

Alexa desapareció entre todo el tul y pude verla probar pasteles al lado de Chiara mientras yo era abordado por todas esas mujeres que me enseñaban paletas de colores para absolutamente cada pequeño aspecto de la boda.

Siendo franco, tenía buen gusto, además, durante mi época universitaria tomé un par de cursos sobre diseño de interiores, estructura y dinamismo arquitectónico, así que tan perdido no estaba y podía tomar decisiones sobre la boda con las que sin duda Alexandra estaría de acuerdo, pero tener a tantas personas dando vueltas a mi alrededor, hablando una sobre la otra, era realmente agobiante.

-        Mi plan no funcionó... - escuché a Alexa susurrar y me giré al notar su presencia

-        Al menos comiste pastel – comenté en voz baja, aunque francamente, nadie nos estaba prestando atención

-        Solo un poco... luego Chiara me detuvo – susurró y sonreí por como su labio se frunció en un adorable puchero

-        ¿Y si escapamos y vamos por pastel? – pregunté y negó

-        Aunque no parezca nos observan, además, Daphne nos delataría, es la más emocionada con todo este caos

-        ¡Lucca! ¡Alexandra! – nos regañaron mi madre e Isabella al mismo tiempo llamando nuestra atención y ambos giramos como niños asustados

-        Presten atención o tendremos que empezar todo de nuevo – dijo mi madre y asentí frenético al igual que Alexa, porque si de por si esto sería largo, no teníamos ganas de que lo fuera aun más.

Alexa tomó mi brazo para recargarse contra mí y volvimos a centrar nuestra atención en toda la selección de cosas que debían prepararse para la glamurosa y sofisticada ceremonia que se llevaría a cabo en Londres en los próximos tres meses, porque sí, aunque suene como una locura, ese era el tiempo que teníamos por tres distintas razones; primero, porque Alexandra quería casarse con un vestido que le quedara perfecto y si esperábamos mucho tiempo, su embarazo estaría más avanzado por lo cual su deseo se vería afectado; segundo, porque queríamos tener el tiempo suficiente para pasar una merecida luna de miel antes de la llegada del bebé y eso requería acelerar el tema de la ceremonia y tercero, porque no creíamos poder contener la emoción de mi madre y de Isabella Bogani con el tema del matrimonio y mucho más aun con la cantidad de celebraciones que querían realizar antes de que naciera el bebé, por lo que en conclusión, no teníamos tiempo.

Pasamos horas en la sala, definiendo los adornos que se usarían, las telas, los decorados; eligiendo el color que predominaría en el gran salón y tantas otras cosas que mi cabeza se sentía a punto de colapsar, por lo que cuando al fin terminamos con la primera parte que tenía más que ver con la decoración, decidimos que mi madre e Isabella se encargarían de todos los temas restantes, que no solo incluían el banquete, si no también la lista de invitados y la organización de los mismos en el salón, lo que de acuerdo a mis conocimientos previos sería otro gran dolor de cabeza.

Las dejamos trabajar y huimos a la zona donde se encontraban las muestras de pasteles, las que Alexa y yo moríamos por probar, pero después de solo dos bocados diferentes, Chiara comenzó a apresurarnos ya que tenía que tomar nuestras medidas y hablar con Alexandra sobre los diseños que tenía en mente, así que en esta ocasión, mi hermosa y abnegada prometida se resignó a marcharse sin poder disfrutar más de los pasteles y acompañó a Chiara escaleras arriba mientras que yo aprovechaba al máximo el tiempo que me quedaba y probaba cada uno de los sabores en compañía de Daphne que estaba encantada con la idea de probar todo lo dulce que habían traído.

Después de un rato, ya tenía algunos sabores favoritos, así que dejé a Daphne con mi madre y subí para buscar a Alexandra para salvarla de Chiara que seguramente estaría agobiándola más de lo que de por si estaba, aunque la escena que me encontré consiguió tranquilizarme por completo, ya que Alexa se encontraba sentada en un sofá mientras discutía con Chiara sobre el largo del velo que deseaba usar para la ceremonia en Londres y el delicado velo que usaría en Italia.

Se veía preciosa y sonreía con tanta ligereza que me hacía sonreír; podría decirle de mil formas que la amaba, pero solo necesitaba ver como la miraba para saberlo todo; Alexandra era mi mundo entero y lo había sido desde ese primer instante en que mis ojos se encontraron con los suyos, aunque ambos estábamos detrás de una máscara, literal y metafóricamente hablando.

Ella lo cambió todo, fue la primera persona con la que sentí que estaba haciendo las cosas bien, fue la primera que me hizo frente sin dudas ni rodeos, fue la primera que me hizo reír como en mucho tiempo no lo había hecho, pero además de todo eso, fue la primera que me hizo ver que mis decisiones eran incorrectas y que valía la pena esforzarme por ser la persona que quería; ella creyó en mí y me impulsó a creer en mi mismo.

-        Hola de nuevo principessa y Hola Chiara – saludé entrando a la habitación y besé suavemente los labios de Alexa antes de sentarme a su lado - ¿Cómo van?

-        Súper bien – respondió Alexa con una sonrisa – Chiara ya me tomó las medidas y sus diseños para los vestidos son impresionantes, son justo lo que imaginaba

-        Ya solo haré algunos ajustes en los diseños y comenzaré la confección; ahora solo falta tomar tus medidas – dijo Chiara con emoción en la voz y asentí levantándome para que comenzara a tomar las medidas

Alexa permaneció un momento más con nosotros y luego decidió bajar para buscar otro trozo de pastel ya que al parecer solo podía pensar en ello, así que me quedé con Chiara quien comenzó a hablarme sobre los diseños que tenía en mente para los trajes hasta que finalmente terminó de tomarme las medidas.

Poco a poco mientras terminaba de hablarme de los diseños, la emoción de Chiara comenzó a disminuir cosa que me confundió, por lo que me acerqué y tomé su mano para obligarla a tomar asiento mientras yo me sentaba a su lado.

-        Dime, ¿Qué sucede? – pregunté con seriedad y Chiara suspiró

-        Mi padre llamó esta mañana

-        ¿Y eso resultó muy mal?

-        Lo que imagines, multiplícalo por mil

-        Entonces fue sumamente mal – solté y ella asintió con cansancio

-        Mi padre dijo que solo me daría una oportunidad para volver a casa, que al dar esa entrevista los humillé y solo podría remediarlo si aceptaba comprometerme con el hijo de la familia Bertrand

-        ¿Ese chico no es el idiota que intentó sobrepasarse contigo en la fiesta de año nuevo?

-        Justo ese – dijo y fruncí el ceño – Mi padre dijo que, si me casaba, podría volver a la familia y todo quedaría olvidado

-        ¡¿Cómo pueden ser así?! ¡¿Qué viven en el siglo pasado?! – exclamé furioso al verla en ese estado

-        No lo sé... tampoco lo entiendo – admitió en voz baja – Pero ese fue el ultimátum que me dio mi padre; así que puedo casarme y regresar o.... olvidarme de ellos, no tengo más opciones

-        Por más que sean tus padres, no pueden dominar así sobre tu vida; no tienen derecho a obligarte a hacer nada

-        Lo sé... pero... mi madre ni siquiera me habla y mi padre... me trata como si fuera la mayor decepción de su vida; si no los obedezco ahora, creo que nunca más volverán a hablarme, pero también sé que, si cedo ante lo que piden, renunciaré a todo el control de mi futuro y de mi vida... - podía sentir la tristeza y el dolor en sus palabras, pero, aunque también me enfurecía la actitud de sus padres y estaba en contra de que Chiara aceptara, entendía perfectamente su miedo a no hacerlo.

La verdad es que las familias no se eligen y en un mundo que se rige por las estirpes, el dinero y la opinión ajena, tomar tus propias decisiones y elegir tu camino es algo sumamente difícil de hacer; pero por más duras que sean las cosas, la familia siempre es la familia y ser apartado, ignorado o ser tratado con decepción, es algo realmente doloroso.

Entendía perfectamente a Chiara porque de cierta forma estaba en la misma situación; mi padre no me hablaba, ni siquiera quería verme por las decisiones que tomé para mi vida, pero honestamente no sentía ningún arrepentimiento, porque puede que no siguiera el camino que él había trazado para mí, pero el camino que elegí era perfecto y me hacía el hombre más feliz de este mundo.

-        Sabes... en verdad duele, porque, aunque me vuelven loca, son mis padres; son las personas que más he amado en el mundo y que se suponía que me amarían para siempre; pero ahora mi madre ni siquiera quiere levantar el teléfono para hablar conmigo... eso me hace sentir... sola

-        No estás sola, Chiara – declaré con seriedad – Nos tienes a todos nosotros y sí, quizá no compartamos lazos de sangre, pero igualmente somos una familia y no importa la decisión que tomes, siempre estaremos ahí para ti y te querremos de todas formas; además, tienes a Noah y te ves muy enamorada, como no creí que te vería nunca

-        Él me gusta... – admitió con una sonrisa tímida y eso me sorprendió

Chiara nunca había sido tímida, ella era directa, fuerte y en ocasión algo impertinente, pero nunca tímida, por lo que verla sonrojada y nerviosa al mencionar a Noah era extraño y sumamente divertido.

Nunca imaginé que Chiara terminaría enamorada, mucho menos de alguien como Noah que era tan diferente a ella, pero así de extraña y sorprendente es la vida, porque eran diferentes, pero a su manera eran lo mejor para el otro y no hacía falta conocerlos, para verlo.

-        Me alegra escucharlo y saber que te hace feliz

-        Lo hace... y mucho... - dijo con una sonrisa – Noah es increíble; respeta mi independencia y sabe que soy autosuficiente, pero también sabe cuándo necesito su apoyo, aunque me cueste pedirlo; él es tan dulce... y tan apuesto

-        Sí que te ha pegado fuerte el amor – comenté interrumpiéndola y frunció el ceño

-        No me molestes, que cada vez que ves a Alexandra, babeas

-        ¡Eso no es cierto! – exclamé indignado

-        ¡Claro que sí! ¡Te le quedas mirando embobado y babeas!

-        Bueno, tal vez – acepté haciéndola reír – Pero ves, ahí está tu respuesta

-        ¿A qué te refieres? – preguntó confundida

-        ¿Serías capaz de irte y casarte con un idiota que detestas? ¿Serías capaz de renunciar a lo que tienes con Noah? ¿Renunciar a tu futuro y a tus sueños?

-        No... pero... tampoco quiero perder a mis padres...

-        No tienes porque perderlos, Chiara; su amor no debería estar condicionado a que tú obedezcas sus imposiciones; si para que te amen, tienes que someterte a un matrimonio arreglado y renunciar a todo lo que te hace feliz, entonces no vale la pena, ni siquiera si son tus padres – podía notar la tristeza en sus ojos, pero tenía que ser franco, así como ella siempre lo era conmigo – No puedo mentirte y decirte que será fácil, porque su silencio dolerá, pero si te marchas y renuncias a todo lo que te hace feliz, te arrepentirás de tu decisión y no solo serás miserable, si no que también los culparás por el camino que te hicieron seguir; te lo digo como alguien que renunció a la persona que amaba y al futuro que quería durante cinco largos años, porque temía perder mi familia si no obedecía sus reglas

-        Me gusta la vida que tengo aquí, me gusta diseñar y esforzarme por alcanzar mis sueños, me gusta estar al lado de Noah y convivir con sus padres que siempre me han hecho sentir bienvenida; me gusta la persona que soy aquí...

-        Entonces no renuncies a eso, porque vale más la pena ser quien tú deseas a ser quien otros esperan que seas – tomé su mano y sonrío un poco – Ellos siempre serán tus padres, te dieron la vida y merecen tu respeto, pero no son tus dueños, no pueden decidir como vives tu vida o con quien eliges vivirla, no tienen ese derecho; no puedes ceder ante sus manipulaciones o lo harás por mucho tiempo, ese fue un consejo que una chica muy lista me dio una vez.

-        Que lista es esa chica – admitió sonriendo y era claro que se sentía mejor

-        Sé que debes considerar con cuidado que decirle a tu padre, pero no cargues con todo el peso tu sola, para eso nos tienes a nosotros y siempre, pase lo que pase, vamos a estar de tu lado

-        Gracias, Lucca, de verdad, muchas gracias – dijo abrazándome y correspondí su abrazo mientras ambos sonreíamos

La situación de Chiara era complicada y la relación que tenía con sus padres no se solucionaría pronto, pero estaríamos ahí para ella, porque eso es lo que hacen los amigos y así como ella me apoyó desde el inicio, yo lo haría siempre que ella lo necesitara, ya fuera con palabras o con acciones; ella era mi mejor amiga y siempre estaría ahí para ella.

-        Bueno, deberíamos bajar y ver si Alexa está a salvo – comentó y me paralicé – También tienes miedo de ir ¿verdad?

-        Es agobiante – admití haciéndola reír

-        ¿Qué dices si soy buena amiga y los ayudo a escapar? Podrían ir con Daphne a comer helado o a pasear

-        Esa es una idea brillante – acepté de inmediato y rodó los ojos, divertida

-        Pues considéralo hecho

Tal y como Chiara dijo, ella nos cubrió para que Alexandra, Daphne y yo huyéramos de la estresante planeación de la boda y en cuanto fuimos libres, decidimos aprovechar el tiempo y pasar una linda tarde juntos, como una familia.

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Espero les haya gustado el capítulo, ¿Qué opinan de la amistad de Chiara y Lucca? ¿Qué decisión debería tomar Chiara?
Los planes de la boda ha están en marcha y pronto sabremos más sobre el embarazo de Alexa

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Los leo
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