CAPÍTULO 34
LUCCA ANDREOTTI
Hoy era el día en que todo cambiaría
Hoy era el día en que un nuevo capítulo en nuestras vidas empezaría a escribirse
Hoy le pediría a Alexandra que se casara conmigo y hoy daríamos a conocer la llegada de un miembro más a nuestra tan caótica y peculiar familia
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Todo estaba preparado, pero aun así no podía dejar de pensar en que algo faltaba y estaba volviéndome completamente loco, tanto que comenzaba a agobiar a mis amigos, aunque tampoco podían culparme, hoy era un día realmente especial y todo tenía que ser perfecto.
La fiesta para dar el anuncio del embarazo de Alexandra estaba lista y cada detalle que pedimos estaba resuelto a la perfección, por lo que ninguno de los dos sentía presión al respecto, pero en cuanto a la propuesta de matrimonio, la situación me aterraba porque temía que algo pudiera salir mal en el último minuto.
- ¿Comprobaste el tema de las luces? – cuestioné mirando a Pietro - ¿Y las flores? ¿Los fuegos artificiales? ¿el camino de pétalos? ¿los músicos? Viste si...
- Frena un poco Lucca – pidió Chiara abruptamente y Pietro asintió frenético – Todo está listo, lo hemos revisado un millón de veces
- Pero... - comencé a murmurar y ambos me miraron suplicantes
- Las flores están listas y las deben estar acomodando justo ahora, pasaremos en una hora a ver el resultado y te mantendremos informado por si quieres hacer algún ajuste, aunque no creo que sea necesario ya que prácticamente siguieron el diseño que realicé – dijo Chiara con tranquilidad – En cuanto a las luces, las colocaran en cuanto demos el visto bueno a las flores y después comprobaremos que todo esté dispuesto como se planeo
- En cuanto a los músicos – continuó Pietro – Tienen preparado el repertorio que pediste y la canción que especificaste que debía tocarse en el momento de la propuesta también está preparada; igualmente el camino de pétalos se colocará media hora antes de que se realice la propuesta para que estén en perfecto estado
- ¿Y los fuegos artificiales? – pregunté y eso los hizo sonreír con emoción
- ¡Conseguimos los mejores fuegos artificiales que el dinero puede pagar! – exclamó Pietro exaltado
- Realmente adoro tu tarjeta de crédito, es mágica – exclamó Chiara y no pude evitar reír
- ¿Eso quiere decir que están listos? – pregunté con duda y ambos asintieron sin dejar de emocionarse lo cual me llenó de curiosidad por saber que habían comprado – ¿Confirmaron que sean seguros?
- Por supuesto, por quien nos tomas – respondió Pietro y Chiara enarcó una ceja mirándolo mal – Bueno... ella confirmó que fueran seguros, yo quería ver estallar cosas
- Y así dices ser un adulto – soltó Chiara y Pietro la miró ofendido
- ¡Soy un adulto!
- ¡Eres un bebé inmaduro!
- ¡Tú eres la inmadura!
- Idiota
- Aburrida – respondió Pietro y antes de que Chiara pudiera responder, interrumpí su insulsa pelea
- Ambos son un par de niños
- ¡Oye! – se quejaron al mismo tiempo y eso me hizo sonreír
Podían discutir hasta matarse o hasta ocasionar que quisiera coser sus bocas, pero al final, era divertido verlos discutir y molestarse como unos auténticos niños, porque exactamente, así era como se comportaban, como un par de niños que peleaban por un juguete nuevo y si no los detenía, eran capaces de discutir durante horas.
- ¿Y si dice que no? – cuestioné y ambos me miraron como si estuviera loco
- Si que eres pesimista hermano – soltó Pietro y Chiara lo fulminó con la mirada
- Alexa dirá que sí, Lucca; ella está tan locamente enamorada de ti como tú lo estás de ella
- Ella jamás te dirá que no – añadió Pietro con seguridad – Ustedes están hechos el uno para el otro
Honestamente esas palabras me hicieron sonreír, porque opinaba exactamente lo mismo; Alexa y yo estábamos destinados a encontrarnos, más aún, estábamos destinados a enamorarnos y cuando miraba hacia el futuro, solo podía pensar en compartir cada uno de mis días con ella, como siempre debió ser.
Alexa era la única mujer que me hacía perder el sentido, era la dueña de mi alma, de mi mente y mi corazón; ella era ese amor que solo te pasa una vez en la vida, ese amor que desde el primer segundo te sacude el alma y que al tomar su mano todo lo demás desaparece; ella era mi gran amor, ese que me llevaba a perder la cordura, pero incluso en la más fría tormenta, ella lo era todo, así de locamente enamorado estaba de ella.
No veía la hora de proponerle matrimonio y colocar en su dedo ese brillante anillo que sin duda estaba hecho para ella; no veía la hora de casarme con Alexandra y saber que nos tendríamos el uno al otro para la eternidad.
Muchos dicen que lo que mantiene viva una relación es lo carnal, pero francamente ese es un error, porque claro, lo físico importa, pero dormir a lado de la persona que uno ama, sentir su piel, su olor, escuchar su respiración y el sonido de su voz, eso es lo verdaderamente adictivo.
Yo amaba a Alexandra por quien ella era, amaba el sonido de su risa y el brillo de sus ojos cuando intentaba llevarme la contraria; la amaba cuando la veía arropar a nuestra hija y leerle un cuento para dormir, la amaba cuando la veía feliz y más aun cuando estaba enojada; la amaba en cada momento y cada segundo mi amor no hacía más que aumentar.
Después de intercambiar unas cuantas palabras más, Pietro y Chiara se marcharon para vigilar que todo estuviera yendo tal y como se planeaba, porque con mis preguntas estaba por volverlos completamente locos, así que una vez que estuve solo, decidí dedicarme a pulir las palabras que le diría a Alexandra en mi propuesta.
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ALEXANDRA PEMBERTON
Me encontraba en el spa con Isabella, Daphne y con la madre de Lucca, preparándonos para la fiesta que se celebraría en algunas horas; decir que estaba feliz era poco, porque simplemente no cabía en mi cuerpo tanta alegría; sentía que mi vida estaba completa, que todo era perfecto y no podía imaginarme en una mejor situación.
Mientras me arreglaban el cabello instintivamente llevé la mano a mi vientre y una sonrisa me iluminó el rostro; estaba muy ilusionada con este bebé y moría de ganas por tenerlo ya en mis brazos, pero todavía faltaba mucho, aunque pronto sería mi cita con el obstetra y podría saber un poco más de la pequeña vida que se estaba gestando dentro de mí.
- Mami – escuché la hermosa voz de mi hija y me giré para mirarla
- ¿Si preciosa?
- ¿Podemos ir por helado después?
- Tal vez... - murmuré viéndola sonreír – Solo si te comportas bien
- ¡Sí! – exclamó emocionada y noté que tanto Isabella como Bianca sonreían
Me alegraba ver que la madre de Lucca amaba tanto a Daphne y me hacía feliz el saber que me aceptaba como la pareja de su hijo, además, Isabella, quien era como una segunda madre para mí, estaba a mi lado, apoyándome y cuidándome como lo hizo desde el primer día, así que estaba feliz, porque sentía que al fin mi familia estaba completa.
Pasamos al menos un par de horas más dejándonos mimar hasta que al fin estuvimos listas y una vez salimos a la calle nos dirigimos a una heladería cercana para buscar el tan ansiado helado de Daphne; dentro de poco tendríamos que dirigirnos a los jardines donde se llevaría a cabo la celebración, así que teníamos que darnos prisa para ir a casa a vestirnos, por lo que mientras que ambas mujeres entraban con Daphne para comprar los helados, aproveché para quedarme en el auto y hacer una llamada importante.
- Al fin logro encontrarte – dije en cuento respondió el teléfono – ¿Para que tienes un celular privado si igualmente me responde tu asistente?
- Como siempre, una fiera – respondió y bufé
- Hablo en serio, he intentado llamarte varias veces y nada
- Lo siento, Ale, estoy encargándome de un negocio que realmente me tiene ocupado, pero ya estoy aquí, dime que sucede
- Pues te tengo una noticia grandiosa – dije sin dejar de sonreír
- Me estás matando Ale, habla de una vez
- Pues... digamos que pronto tendrás otro sobrino o sobrina
- ¡Qué! – gritó y tuve que alejar el celular de mi oído para no quedarme sorda - ¡Estás embarazada! ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!
- Te recuerdo que te estuve llamando, Benjamin
- ¡Cierto! – exclamó y eso me hizo reír - ¡Felicitaciones! ¡Otro bebé! ¡Qué emoción! – siguió gritando y no pude dejar de sonreír - ¡Arreglaré todos mis asuntos y viajaré de inmediato!
- Benjamin tranquilo – pedí, pero continuó diciendo mil cosas demostrando su emoción – Quería que fueras de los primeros en saber de mi embarazo
- Ale, eres un verdadero encanto, cuando vaya te llevaré todos esos chocolates que tanto te gustan
- Te quiero mucho Benjamin – dije sintiendo mis emociones salir a flote
- Parece que el bebé ya te está volviendo emocional
- Si este embarazo es como el anterior, Lucca tendrá mucho que enfrentar – solté y eso lo hizo reír
- Me llena de dicha saber que eres feliz
- Lo soy... y mucho; Lucca me ama, ama a Daphne y a este bebé, soy realmente feliz
- Espero pronto escuchar campanas de boda – dijo y sentí que me sonrojaba
- Ya veremos...
Intercambié algunas palabras más con Benjamin que me hacía sonreír con cada uno de sus comentarios y terminé la llamada justo en el momento en que Daphne regresaba junto a Isabella y Bianka que cargaban dos bolsas cada una.
- Pensé que era un helado, no toda la tienda – dije al ver la cantidad de helado que traían
- A todos nos gusta el helado – comentó Isabella y asentí dándole la razón
Una vez que regresamos a casa me llevé a Daphne a su habitación para vestirla y no me tomó mucho colocarle un vestido rosa lleno de volantes junto a una pequeña tiara que la hacia ver como una pequeña y adorable princesa.
Cuando terminé de vestirla, tomé su mano y me adentré en mi habitación donde Lucca se encontraba ya completamente listo, así que dejé a Daphne con él mientras buscaba el vestido que me colocaría y terminaba de arreglarme.
Para esta celebración especial elegí un vestido color marfil cubierto de encaje que me quedaba por encima de la rodilla y aunque ajustaba levemente mi cintura, la falda caía ampliamente disimulando el pequeño vientre que comenzaba a formarse; me coloqué algunas joyas y retoqué mis labios antes de salir para encontrarme con los demás, que ya me estaban esperando.
- Te ves hermosa, principessa – dijo Lucca mirándome de pies a cabeza y sonreí ante su halago
- Tú también te ves muy apuesto – respondí con dulzura
- ¿Lista?
- Por supuesto que sí – acepté tomando su mano y nos dirigimos hacia el exterior para subir a la limosina que nos llevaría a los jardines de Kensington
El camino pareció tan solo un instante y pronto nos encontramos en los jardines que lucían realmente mágicos; todas las flores resaltaban entre las luces y para ser honesta, la imagen era igual a la que tenía en la mente, porque todo se veía como si fuera un sueño.
Una vez que entramos al salón que habíamos montado, me encontré con que varios invitados ya habían llegado; era cierto que planeábamos dar la noticia a un grupo pequeño de personas, pero al final, Lucca y yo decidimos que invitaríamos a algunas de las familias más importantes de la ciudad con las cuales manteníamos conexiones ya que no invitarlas sería descortés.
Mi padre y el de Noah conversaban con algunos de los invitados mientras Noah parecía estar muy a gusto al lado de Chiara y al girarme hacia el otro lado del salón divisé a Pietro coqueteando con una de las invitadas, acto que provocó que Lucca rodara los ojos y yo sonriera.
En menos de un segundo Bianca desapareció acompañada de Isabella y me quedé a solas con Lucca que tomaba la mano de Daphne con determinación evitando que nuestra hija desapareciera entre los invitados como comúnmente hacía; podía sentir algunas miradas curiosas sobre nosotros, pero estaba segura que nadie sería tan impertinente de hacer las preguntas que seguramente estaban en sus mentes, así que simplemente sonreí y continué avanzando hacia el primer grupo de invitados para saludar y conversar por un momento.
Después de varios minutos divisé a la reportera que nos había ayudado con todo el asunto de la noticia sobre la relación entre Lucca y yo, así que me acerqué a saludar mientras que Lucca se alejaba brevemente con Daphne que quería ir por algunas fresas con chocolate; la mujer frente a mí era agradable y respetuosa, además se había convertido en un contacto cercano de Pietro por lo que me daba cierta confianza así que conversé durante algún tiempo con ella hasta que Lucca regresó, aunque esta vez estaba sin nuestra hija.
- ¿Y Daphne? – pregunté tomando su brazo mientras caminábamos
- Insistió en quedarse junto a Chiara y a Noah
- ¿Quería quedarse con ellos o con las fresas? – cuestioné y eso lo hizo reír
- Tal vez con las fresas – admitió y ambos reímos llamando la atención de quienes estaban cerca a nosotros
Caminamos un poco más, alejándonos de la zona donde se encontraban los invitados y miré consternada a Lucca porque no entendía a dónde nos dirigíamos, pero, aun así, continué caminando tomada de su brazo y un poco más allá, noté que en el suelo se encontraban esparcidos varios pétalos de rosa.
- ¿Qué...? – comencé a murmurar, pero antes de que pudiera formular una pregunta coherente, llegamos a un lugar que me dejó sin aliento.
Frente a mí se encontraba un gran quiosco de madera blanca que estaba cubierto por flores; podía distinguir peonías blancas, rojas y rosadas, además había lisianthus de color crema y algunas de color lila; en medio de todas las flores destacaban pequeñas luces brillantes que iluminaban todo el lugar haciéndolo lucir resplandeciente y a medida que nos acercábamos, una suave melodía llamó mi atención por lo que me di cuenta que justo a un lado del camino se encontraba un grupo de músicos que interpretaban una canción que distinguí casi de inmediato.
- ¿Middle of the night? – pregunté prestándole especial atención a la melodía que surgía de los violines
- Es una hermosa canción
- Lo es... - admití dejándome llevar por la música mientras caminábamos hasta el quiosco
Podía oler el aroma dulce de todas esas flores y me sentía envuelta por las luces, el sonido, la magia y todas las sensaciones que me provocaba la belleza de este lugar; me sentía atrapada en un sueño del que no quería despertar y con cada segundo mi corazón iba más rápido, como si muy dentro de mi entendiera la razón por la cual Lucca me había traído hasta aquí.
Sentía el calor de su piel en contacto con la mía, sentía su ansiedad y sus nervios, pero al mismo tiempo sentía emoción, amor y una sensación muy dulce que me consumía por completo; estábamos rodeados de flores, de música y de luz en una imagen que francamente podría haber sido sacada de un cuento y estábamos juntos, así que simplemente era perfecto.
Cuando la canción terminó, otra empezó y la melodía me impresionó tanto que me giré hacia Lucca para mirarlo asombrada; era esa canción, la misma canción que pidió que interpretaran cuando admitió sus sentimientos por mí; la misma canción que sonó el día que hui de él por miedo a lo que significaba estar juntos... era esa canción que al escucharla siempre me recordaba a él y me recordaba lo que dijo aquella noche...
- Eres la única persona en todo este mundo con quien siento que estoy haciendo algo bien, eres la única que me ha hecho sentir de esta forma; dicen que cuando las personas correctas se encuentran, sucede una reacción que las cambia para siempre y eso me sucedió en el preciso momento que te vi por primera vez...
Recordaba ese día a la perfección y aunque pasaron los años, mis sentimientos seguían siendo los mismos, pero a diferencia del pasado, ya no era chica asustada que temía a sus emociones, ya no era esa chica que salía corriendo por miedo a lo que significaba ceder ante el amor que sentía por quien una vez fue su enemigo, ya no volvería a huir y él tampoco lo haría; ahora estábamos listos para avanzar.
Lucca siempre tuvo razón al decir que cuando las personas correctas se encuentran, el mundo cambia para siempre, porque nuestro mundo cambió el día en que nuestros caminos se cruzaron y quizá fue un accidente o una coincidencia extraña del destino, pero nos enamoramos locamente a pesar de que nuestro amor estaba prohibido y ahora después de todo lo que vivimos, al fin estábamos juntos, siendo dueños de nuestros destinos para vivir siguiendo un solo camino.
- Alexandra... - murmuró mi nombre con dulzura – El día que te conocí, cuando supe que la chica en la que no podía dejar de pensar, eras tú, creí que me volvería loco y entonces nos conocimos de verdad, aprendí sobre quien eras y lo que amabas, te escuché con atención tal como tú lo hiciste; te vi sonreír, te vi llorar, te vi estallar con rabia cuando algo te molestaba y mientras más te conocía, más enamorado estaba de ti – Lucca tomó mis manos y las acarició suavemente antes de continuar – Eras tan diferente a como imaginaba; eras dulce, amable, feroz y valiente, nunca te rendías aun cuando tenías al mundo en contra y a pesar de que todo podía estar derrumbándose alrededor, siempre me dabas una sonrisa; me enamoré de ti por todas las razones por las cuales nunca pude olvidarte, porque incluso cuando estábamos lejos y creía que nunca más te tendría en mis brazos, tu recuerdo seguía acelerándome el corazón – entrelazó nuestras manos y suspiró antes de seguir - Eres tú, has sido tú desde el primer segundo en que te conocí; eres tú cuando duermo, cuando despierto e inclusive en mis sueños, eres y siempre serás tú, porque no puedo imaginar mi vida sin ti en ella; no puedo imaginarme un mundo donde no te ame, porque eres la mujer que he amado y amaré para siempre...
- Lucca... - murmuré con la voz entrecortada
- Siempre amaré la forma como entrecierras los ojos cuando te enfadas y la manera en que tus labios se curvan cuando intentas contener tu sonrisa; siempre amaré la forma como tus manos sostienen las mías y el calor de tu piel cuando te tengo rodeada por mis brazos; siempre amaré la forma como me miras, con ese fuego en tu mirada que me mantiene con vida; siempre amaré como te mantienes a mi lado, ayudándome a sostenerme aun cuando lo único que quiero es dejarme caer; siempre amaré cada fragmento de ti y valoraré cada instante a tu lado – dijo mientras su respiración iba más y más rápido – Te amaré para siempre, Alexandra y cada día voy a demostrártelo; no quiero renunciar ni a un segundo más a tu lado, quiero ser tu compañero, tu apoyo en los días difíciles, quiero ser el padre que merecen nuestros hijos y ser el amor de tu vida, así que... - murmuró poniéndose de rodillas frente a mí y extrajo una pequeña caja del bolsillo de su saco - ¿Me harías el honor de casarte conmigo?
Sus palabras me llenaron por completo el corazón y lo amaba con tanta fuerza que me faltarían días para demostrárselo; pero cuando esa frase salió de sus labios, mi única reacción fue tirarme a sus brazos mientras fijaba mis ojos en los suyos.
- Sí, siempre será sí, porque te amo Lucca y yo tampoco podría vivir un segundo más sin ti – dije y aun conmigo en sus brazos, juntó nuestros labios en un beso cargado de emoción
Estaríamos juntos para siempre, porque lo que existía entre nosotros era eterno; nuestro amor iba más allá del tiempo y la distancia, nuestro amor nos llevaba a perder la cordura, pero nos hacía fuertes y si estábamos juntos, no existía imposible.
Este siempre fue nuestro destino, por más complicado que fue el camino, terminamos volviendo a estar lado a lado; quizá fue así como todo tuve que ser para que aprendiéramos a valorarnos, quizá tuvimos que enfrentar tantos obstáculos para al fin conseguir nuestro final feliz.
Fuimos extraños, fuimos enemigos, fuimos amantes y ahora seríamos eternos; podían llamarlo destino o casualidad, en realidad eso no importaba, porque ahora estábamos juntos y así sería para siempre; nuestro amor era lo más real y profundo que podía existir, nuestra historia era complicada, pero eso la hacía perfecta, porque pese a todo, entre el odio y el amor, hicimos nuestra elección.
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Hola chicas ❤️❤️
¿Qué les pareció el capítulo?
Al fin Alexa y Lucca están camino a su final feliz
Pronto sabremos mas del bebé...
¿Qué creen que sea?
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Los leo
PD: les dejo la canción que sonaba cuando Lucca le hizo la propuesta a Alexa
Adoro la canción ❤️❤️❤️
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