CAPÍTULO 27

LUCCA ANDREOTTI

Después de dejar a mi padre, tomé el camino más largo de regreso a casa; necesitaba pensar y aclarar la mente, después de todo, pese a lo mal que estaban las cosas, mi padre siempre sería mi padre y no estaba seguro si sentirme bien o mal por eso.

Estaba caminando por un parque cercano cuando mi celular vibró en mi bolsillo y lo saqué para encontrarme con un mensaje de mi madre que me sorprendió.

"Llegaré en un par de horas a Londres, ya hice una reservación en el hotel en el que se encuentra tu padre; en cuanto llegue, te llamaré; espero verte pronto, hijo"

Cuando dijo que vendría de inmediato, francamente no pensé que lo decía de manera literal, aunque debí verlo venir; mi madre no hablaba a la ligera y lo que decía normalmente debía tomarse con seriedad, en especial cuando la situación involucraba a mi padre.

Mi madre en ocasiones podía ser demasiado paciente, tolerante y comúnmente cedía ante lo que mi padre decía, pero si estaba viniendo con tanta rapidez a la ciudad, solo podía significar que estaba furiosa y que las cosas se complicarían mucho más de lo que podía llegar a imaginar.

Bianca Fiore o Bianca Andreotti como todos la llamaban era una mujer alegre, vivaz y decidida; mi madre era amorosa, encantadora y tan dulce que te era imposible no apreciarla; ella tenía esa clase de chispa que te hace querer mantenerte cerca y era alguien a quien definitivamente podías admirar.

Me gustaba creer que tenía las mejores partes de mi madre, como su gentileza y su forma de ver el mundo; ambos compartíamos una actitud positiva y no le veíamos sentido a odiar a alguien más; me gustaba creer que de cierta forma me parecía más a ella que a mi padre.

Seguí caminando mientras mi mente volaba a kilómetros de distancia; tenía tanto en lo que pensar y tantos planes que comenzaban a tomar forma en mi cabeza, pero uno en especial inundaba por completo mis pensamientos.

Tenía un deseo... uno que llevaba teniendo desde hace años y ahora por fin podía hacerse realidad, aunque tenía que planear todo cuidadosamente para que saliera según como lo imaginaba.

Estaba sumido en mis pensamientos cuando decidí que era momento de tomarme un descanso e ir por un café, así que me dirigí a la cafetería más cercana y pedí un café cargado mientras sacaba mi celular para contactar a mis amigos.

-        ¿Cómo va la vida de padre de familia? – preguntó Pietro segundos después y sonreí

-        ¿Es Lucca? – escuché del otro lado y no tenía que verlos para saber que estaban peleando por el celular

Los escuché discutir durante largos minutos hasta finalmente y como era de esperarse, Chiara ganó, arrebatándole el celular a Pietro que solo bufó antes de comenzar a quejarse.

-        ¿Y... qué tal la vida de padre de familia? – preguntó Chiara y Pietro volvió a quejarse diciendo que él había preguntado primero

-        ¿No sería más fácil ponerme en altavoz? – pregunté y ambos permanecieron en silencio – No me digan que no lo pensaron – dije con diversión y ambos bufaron

-        A veces me caes muy mal – dijo Chiara y reí

-        Ahora sí, cuéntanos que sucedió – intervino Pietro y suspiré

Comencé a relatarles todo lo que sucedió en este corto periodo de tiempo y cuando les conté lo que mi padre dijo, además de las acciones que amenazó con cometer contra Alexa y Daphne, la ira no tardó en aparecer y los comentarios negativos se desataron.

Mis amigos no solo estaban enojados, iba más allá de eso, estaban prácticamente furiosos por la conducta de mi padre y preocupados por Alexa, por lo que, en medio de la ira, podía escucharlos hablar a favor de Alexandra y de nuestra hija.

Ciertamente compartía las emociones que estaban sintiendo, pero ya había tenido algo de tiempo para tranquilizarme, además, no le encontraba lógica a continuar furioso, porque de todas formas ya había hablado con mi padre y no tenía mucho que hacer aparte de eso.

-        ¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?! – cuestionó Chiara molesta

-        Créeme, no lo estoy, pero no gano nada dejándome arrastrar por la ira

-        Estás siendo muy paciente – comentó Pietro y honestamente tenía razón

Ser paciente no era algo que solía describirme, pero tampoco podía actuar de manera impulsiva, porque no solo yo estaba en juego, si no también Alexa y Daphne, así que tenía que ser precavido con cada paso que daba, porque si de algo estaba seguro era que, ante el más mínimo error, mi padre actuaría desatando el caos en mi vida.

-        Necesito serlo – respondí con cansancio

-        ¿Y cómo está Alexa con todo esto? – preguntó Chiara con un tono neutro que dejaba claro lo mucho que intentaba mantener el control

-        Si te soy sincero, está mejor de lo que esperaba, pero igual está nerviosa y tiene miedo

-        Era de esperarse – respondió Pietro – Lo más importante para ella es Daphne, se ha encargado de minimizar su exposición ante los medios de comunicación y la ha protegido de todo

Eso era cierto, Alexandra se había esforzado mucho por mantener a Daphne a salvo y aunque su nombre era de conocimiento público, porque era una heredera, las imágenes de nuestra hija eran mínimas y tenía una rutina bien establecida en la que siempre se encontraba acompañada.

Alexa era una mujer fuerte, orgullosa, con una presencia imponente; ella no se dejaba manipular ni amedrentar, pero mi padre consiguió atacarla justo en su punto débil, porque Alexa podía soportarlo todo y contratacar siempre que fuera necesario, pero cuando se trataba de Daphne, todas sus defensas caían y ese era su momento más vulnerable.

-        Deberías quedarte a su lado

-        Lo sé, voy para allá – respondí y mis amigos se quedaron en silencio – Además mi madre llegará pronto, así que tengo que pensar que hacer

-        Se desatará el desastre – dijo Pietro y no podía estar más de acuerdo

-        Es justo lo que quiero evitar

-        ¿Le presentarás a Alexandra? – preguntó Chiara con tranquilidad - ¿Y a Daphne?

-        Ese es el plan

-        Quedará encantada con ellas – aseguró mi amiga y esperaba de todo corazón que tuviera razón

Intercambié un par de palabras más con mis amigos antes de finalmente terminar mi café y dirigirme a casa donde Alexa me esperaba; a simple vista parecía que mantenía la calma, pero la presencia de Noah indicaba todo lo contrario.

-        Bueno, lo que podría obtener es la custodia temporal, pero primero tendría que demostrar que no eres apta para el cuidado de Daphne y demostrar lo mismo sobre Lucca; pero le será muy difícil hacer eso, así que lo único que debes hacer es estar tranquila – dijo Noah tomando su mano para apoyarla

-        Pero sus abogados son excelentes, eso fue lo que dijiste

-        Cierto, pero yo soy mucho mejor

-        Noah... - murmuró Alexa con la voz algo temblorosa

-        Él tiene razón – dije llamando su atención – Si alguien puede ganarles a los abogados de mi padre, es un Bogani

-        Me siento muy halagado – comentó Noah con autosuficiencia y Alexa soltó una risa

-        Los Bogani siempre encontraron la forma de complicarle las cosas a mi padre, creo que eso es parte de tu legado – comenté y Noah volvió a levantar la cabeza con orgullo – Bueno, ahora cuéntanos cual es el plan – dije tomando asiento al lado de Alexa mientras ella me sonreía

-        ¿No fuiste a ver a tu padre? – preguntó Alexa y su sonrisa fue atenuándose poco a poco

-        Sí – murmuré – Pero... hay que ser precavidos y anteponernos a cualquier escenario

-        Suena razonable – intervino Noah y le agradecí con la mirada – Entonces, empecemos

Noah comenzó a explicarnos a detalle la situación legal y aunque usaba distintos términos algo difíciles de comprender, intentaba explicarnos con claridad lo que podía ocurrir y las distintas medidas que podíamos usar en cada caso.

Si bien ahora estaba al frente del imperio Andreotti, mi padre aun contaba con el apoyo y la lealtad de gran parte de los accionistas, además de un contacto directo con los abogados y si continuaba con la idea de proceder con una demanda por la custodia de Daphne, aunque tuviera las probabilidades en contra, haría todo lo posible por hacernos la vida imposible, así que teníamos que prepararnos inclusive para los peores escenarios.

Una vez que Noah terminó de hablar y no tuvimos más preguntas, se despidió de nosotros, no sin antes asegurarnos que se encargaría de todos los asuntos legales de inmediato y en cuanto nos quedamos solos, decidí que era tiempo de que Alexa supiera todo lo que había sucedido entre mi padre y yo, además del hecho de que mi madre estaba viniendo a la ciudad.

En cuanto le dije que mi madre estaría pronto en Londres y que tenía la intención de que la conociera tanto a ella como a Daphne, Alexandra enloqueció y aunque aceptó la idea de que trajera a mi madre a cenar, prácticamente salió corriendo para encargarse de cada detalle para que todo fuera perfecto y en un parpadeo desapareció dejándome nuevamente solo en el salón.

Daphne llegaría en un par de horas de su clase de equitación y el vuelo de mi madre arribaría pronto a la ciudad, así que teníamos algo de tiempo, pero al parecer no era suficiente para Alexa, porque se veía entre abrumada y estresada por todo el asunto de la cena lo cual encajaba perfectamente con ella.

-        ¿Tu mamá prefiere el pollo o el pescado? – preguntó una vez que salí del salón para buscarla

-        ¿Qué?

-        ¿Pollo o pescado? – volvió a preguntar - ¿O tal vez carne?

-        Alexa...

-        ¿Cuál es su vino favorito? ¿Y su postre? ¿Prefiere los aperitivos o debería obviarlos? ¿Crees que deba ser una cena formal o algo más casual? – siguió cuestionando y sus preguntas iban acompañadas de un tono nervioso que me resultaba adorable

-        Alexa... calma – pedí sujetando sus hombros para que me mirara – No importa que comida sirvas o lo elegante que sea la cena, mi madre te amará

-        ¿Cómo puedes estar seguro?

-        Porque lo único que siempre ha querido mi madre es que sea feliz y tú eres mi felicidad – mis palabras consiguieron hacerla sonreír y también la tranquilizaron un poco, lo que ya era una victoria para mí

-        Está bien... pero... ¿Pollo, pescado o carne? – preguntó y reí, ella era perfecta

Después de responder las preguntas de Alexa que parecían no tener fin, ella volvió a desaparecer y solo pude verla irse mientras sonreía como un auténtico tonto; era afortunado al estar a su lado, era afortunado al poder compartir mi vida con ella y cuando creía que ya la conocía, volvía a sorprenderme y a enamorarme como la primera vez.  

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Cuando mi madre llegó a la ciudad, la llamé para avisarle de la cena y le dije que pasaría por ella antes de las seis, pero, aunque intentó disimular su emoción, era más que obvio que estaba encantada con la idea de al fin conocer a Alexandra.

Aún era temprano para recoger a mi madre, pero en verdad necesitaba salir de la casa, porque Alexa estaba en estado de pánico y entre los preparativos de la cena, elegir su vestido y encargarse de Daphne, sentía que en cualquier segundo iba a perder la poca cordura que le quedaba, así que tomé la primera oportunidad y me dirigí al hotel donde para mi suerte, mi madre se encontraba en una situación similar. 

-        Mamma, ti vedi perfetta – insistí por cuarta vez mientras la veía ponerse y quitarse los anillos, los pendientes e incluso el collar que traía

Al inicio toda esta situación me divertía, pero ahora me parecía que todo se estaba saliendo de control; solo era una cena, pero parecía como si fueran a la guerra y aunque entendía que tanto mi madre como Alexa querían causar una buena primera impresión, yo veía todo esto un poco innecesario.

Era consciente de que no podía apresurar a mi madre, así que mantuve la calma y esperé hasta que finalmente estuvo lista, pero durante el camino a la casa, al fin los nervios me alcanzaron y comencé a sentir esa ansiedad que honestamente creí que ya había superado.

El camino se me hizo muy corto y cuando llegamos, tenía que admitir que me costaba respirar; no solo era el momento donde al fin mi madre y Alexa se conocerían, si no que tendría que revelar quien era Daphne y lo importante que era para mí.

-        Bueno, vamos – dije mientras mi madre tomaba mi brazo

En cuanto toqué la puerta, abrieron de inmediato y la primera imagen que nos recibió fue la de Alexandra, con un hermoso vestido azul acero y a su lado se encontraba Daphne con un vestido rosa palo cubierto de tul; ambas lucían preciosas y el solo hecho de verlas consiguió apaciguar un poco mis nervios.

-        Es un gusto conocerla, señora Andreotti – dijo Alexandra con una sonrisa y mi madre se soltó de mí para avanzar hacia ella y abrazarla

-        Tenía muchas ganas de conocerte, Alexandra, pero por favor, llámame Bianca, señora Andreotti me hace sentir muy vieja

-        Yo también tenía muchas ganas de conocerte Bianca – respondió Alexa sin dejar de sonreír y entonces la mirada de mi madre cayó en Daphne

-        ¿Y quien es esta hermosa pequeña?

-        Soy Daphne, es un gusto conocerla

-        Que dulce eres, pequeña – respondió mi madre aceptando la mano que Daphne le tendía

-        Ella es Daphne, mamá – murmuré interviniendo en la conversación – Mi hija

En cuanto esas palabras salieron de mi boca mi madre se giró mirándome pasmada y aunque estaba en silencio, sus ojos revelaban toda la sorpresa que estaba sintiendo por mi declaración.

-        Nuestra hija – dijo Alexa con una sonrisa

-        Nuestra hija – repetí y después de la sorpresa inicial, el rostro de mi madre se iluminó con una sonrisa

-        ¡Oh cariño! – exclamó mi madre girándose nuevamente hacia Daphne y se colocó a su altura para abrazarla

Era consciente de todas las preguntas que tendría que responder, pero ver a mi madre abrazando a Daphne mientras Alexa sonreía conmovida era suficiente para mí y este era uno de los momentos que quedaría grabado permanentemente en mi memoria.

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