CAPÍTULO 24
ALEXANDRA PEMBERTON
En cuanto pude estabilizarme, dejé el trabajo a un lado y me apresuré a regresar a casa; en el pasado hubiera intentado resolver todos los problemas por mi cuenta, pero las cosas eran diferentes; ya no quería enfrentar al monstruo sola, mucho menos ahora que tenía a mi caballero de brillante armadura a mi lado.
Estaba nerviosa y tal vez un poco asustada; era consciente de que Francesco Andreotti no amenazaba en vano y aunque así fuera, cuando se trataba de Daphne, cualquier tipo de amenaza era una prioridad; ni siquiera podía imaginar que él me la arrebatara, pero, aunque sabía que Noah y todo el equipo legal podían encargarse del asunto e ir contra los abogados de Francesco Andreotti, tener miedo era inevitable.
¿Por qué insistía en hacernos esto?
¿Por qué no podía dejar el odio atrás?
¿Tan difícil era aceptar que Lucca y yo estábamos juntos?
Hasta cierto punto podía entender el desprecio que sentía y su afán por separarme de Lucca; después de todo, le inculcaron el odio hacia la familia Pemberton desde que era un niño, pero si mi padre fue capaz de dejar ese odio atrás y aceptar a Lucca, ¿Por qué Francesco Andreotti no podía hacerlo?
Él me odiaba y francamente, aunque desearía que me aceptara, su aprobación no era algo que necesitaba con desesperación, pero que despreciara a mi hija, que la llamara error, eso si era intolerable; Daphne era una Pemberton, pero también era una Andreotti y era la prueba viviente de que la riña entre las familias ya no tenía sentido.
En el pasado, el conflicto entre los Pemberton y los Andreotti era algo de lo cual era partidaria; solía ser una fiel creyente de que nuestras familias serían enemigas mortales para siempre, pero la vida da muchas vueltas y terminé enamorada del heredero de la familia a la cual me enseñaron a odiar; luché con todas mis fuerzas, pero terminé cediendo a mis sentimientos, al igual que Lucca dando como resultado a nuestra hermosa hija, tan brillante y obstinada como sus padres; tuvimos problemas en el camino y tomamos decisiones que lo complicaron todo, pero finalmente teníamos la oportunidad de ser felices y nada ni nadie nos lo iba a impedir.
Cuando llegué a casa, mis manos temblaban y tenía la ansiedad al límite; aun no había hablado con nadie sobre la visita del señor Andreotti a mi oficina y estaba segura que en cuanto mi padre lo supiera, enfurecería, al igual que Noah y sus padres, pero la reacción que más me preocupaba era la de Lucca.
De por si la relación que mantenía con su padre era conflictiva y si a eso le sumábamos su nueva amenaza hacia Daphne, no quería imaginar como reaccionaría o que es lo que haría, aunque estaba a punto de averiguarlo.
En cuanto abrí la puerta, fui a buscar a Lucca que estaba en el salón, escuchando a Daphne practicar el piano mientras su tutora la guiaba y le daba pequeñas correcciones, lo que me sorprendió, porque Daphne nunca me dejaba estar en la misma habitación mientras ella practicaba, así que, sin hacer ruido, me apoyé contra la puerta y observé a mi pequeña hija tocar una melodía hermosa.
Su talento era sorprendente, en especial teniendo en cuenta su edad; pero como siempre le decía, el talento solo era una parte, lo más importante era la dedicación y la disciplina; Daphne se esforzaba al máximo, practicaba durante horas y no se rendía a pesar de los obstáculos, ella era perseverante y eso era de admirar.
Permanecí en silencio hasta que Daphne terminó su canción y en cuanto lo hizo, llamé la atención de Lucca para que saliera de la sala en silencio mientras nuestra hija continuaba con sus lecciones; una vez que estuvimos lejos, tomé su mano y lo arrastré al estudio e inmediatamente cerré la puerta al mismo tiempo que Lucca me miraba claramente confundido.
- ¿Sucedió algo? – cuestionó y suspiré
- Bueno... - comencé con algo de duda
En el camino hacia aquí, estaba segura que le diría todo directamente, sin rodeos ni palabras innecesarias, pero ahora que lo tenía frente a mí, las dudas comenzaban a aparecer; no quería que se enfrentara a su padre, no quería que se sintiera infeliz, menos aun cuando estos días lo había visto sonreír con tanta frecuencia; no quería causarle dolor, pero tampoco sabía que hacer.
- Alexa... - murmuró acercándose, pero me costaba mirarlo a los ojos – Alexa, ¿Qué sucede? – con cada segundo que pasaba sin responder, su tono de voz se tornaba más preocupado y eso aumentaba mi ansiedad
- Tu padre vino a verme – solté y subí la mirada hacia sus ojos
- Mi madre dijo que viajo... pero no creí... - comenzó a explicar, pero entonces su mirada se endureció e hizo la pregunta que más temía que hiciera - ¿Qué te dijo?
Honestamente no deseaba responder, porque sabía lo que mi respuesta podría ocasionar; pero Lucca me miraba de forma tan insistente, esperando mi respuesta, que tuve que ceder y me armé de valor para decirle lo que había ocurrido.
- Me quiere lejos de ti y... amenazó con quitarme a Daphne si no lo obedecía
- ¡Maldita sea! – gritó con tanta fuerza que me preocupó que Daphne nos escuchara
Lucca se alejó de mí antes de comenzar a caminar por la habitación de forma frenética mientras balbuceaba palabras incomprensibles y la mirada en su rostro lanzaba chispas de furia; no sabía que hacer, si debía acercarme o mantener la distancia, pero francamente, estaba paralizada.
- ¡¿Come può mio padre fare qualcosa di così terribile?! – exclamó furioso - ¿Come osa minacciarti con nostra figlia? – continuó gritando en italiano
Su tono de voz era agresivo y la ira era evidente, pero tenía que admitir que me fascinaba escucharlo hablar en italiano; su voz sonaba tan grave y tan seductora que me encantaba, aunque si se lo decía, nunca dejaría de usarlo en mi contra, además, teníamos un grave problema en las manos, así que tenía que concentrar mi atención en eso y dejar las fantasías a un lado.
- ¡Non è possibile che si comporti così! – gritó y siguió balbuceando incoherencias al mismo tiempo que su tono de voz iba siendo más y más duro
No estaba segura como intervenir para tranquilizarlo, pero tampoco podía permitir que siguiera estallando por la ira que sentía, mucho menos teniendo en cuenta que Daphne se encontraba en la casa, así que me obligué a reaccionar y me acerqué tomando sus manos entrelazándolas con las mías al mismo tiempo que lo obligaba a mirarme.
Lucca se veía furioso e intranquilo, además de sumamente nervioso y para ser honestos, me sentía exactamente igual que él; pero juntos podríamos con esto y más, solo teníamos que pasar la angustia inicial y apoyarnos mutuamente.
- Cuéntame que ocurrió... a detalle – pidió y asentí recargándome un poco en el escritorio sin soltar sus manos
Lucca me escuchó con atención mientras le relataba como sucedieron los hechos y me esforcé en no omitir ni un solo detalle; le expliqué la forma como su padre habló y sus intenciones, además de lo que dijo sobre Daphne, información que, por supuesto lo hizo enfurecer aún más, aunque a pesar de eso, continuó sujetando mis manos mientras me escuchaba sin interrumpirme.
- No puedo entenderlo... - murmuró con pesar en su voz
La ira por fin había terminado, dando paso a un sentimiento mucho peor, la decepción y esa era una emoción con la cual era difícil lidiar; para ser francos, la decepción siempre es parte de la humanidad, todos somos capaces de decepcionar a otros, es la naturaleza humana, pero cuando vemos la decepción llegar de una persona cercana a nosotros, se vuelve más real y tangible, además de dolorosa.
La decepción es un sentimiento que te consume desde adentro y te lleva a reconsiderar todo lo que crees saber; la decepción nos ahoga impidiéndonos reflexionar y nos vuelve vulnerables, porque la decepción va de mano con la traición y una vez que nos sentimientos traicionados, esa emoción permanece durante demasiado tiempo.
- Es mi padre... ¿Cómo puede actuar de ese modo? – preguntó y suspiré
- A su manera... supongo que quiere protegerte, solo que sus acciones no son del todo buenas...
- ¿Por qué intentas justificarlo? – cuestionó y, a decir verdad, ni siquiera yo entendía porque lo hacia
Estaba furiosa con Francesco Andreotti y lo quería a kilómetros de distancia de mi familia, pero también tenía que tener en cuenta que era el padre de Lucca e hiciera lo que hiciera, ese era un hecho que no iba a cambiar.
Lucca podía enfurecer y oponerse a su padre, pero si él llegaba a necesitarlo, estaba segura que Lucca iría corriendo en su ayuda y eso estaba bien, porque era lo mismo que yo haría de estar en su situación.
- Es tu padre – respondí con tranquilidad
- Esa no es razón suficiente
La verdad era que Lucca tenía razón; que él fuera su padre no justificaba automáticamente todas sus acciones y tampoco lo disculpaba por amenazar a nuestra hija; una cosa era que Francesco Andreotti se opusiera a la relación entre Lucca y yo, pero un asunto muy diferente era que involucrara a Daphne en todos nuestros problemas.
Uno puede amar a sus padres con alevosía, puede apoyarlos y justificarlos en muchas ocasiones, pero uno no puede cerrar los ojos sin más y ceder ante cualquier deseo que ellos pudieran tener; no era posible y no era sano.
Por mucho tiempo obedecí ciegamente las reglas de mi familia y durante años me preocupé por ser quien se esperaba que fuera, pero cuando salí de ese molde y busqué mi propio camino siguiendo mis decisiones, supe que ir por la vida con una venda en los ojos, confiando en las elecciones que alguien más a tomado, es horrible y eso era justo lo que Lucca llevaba haciendo durante estos cinco años.
Obedeció a su padre sin discutir, lo siguió de regreso a Italia y se convirtió en quien se esperaba que fuera; pero una vez que comenzó a complacerlo y lo dejó tomar el control de su vida, todo su camino se desvió y ya no podía continuar aceptando las decisiones de su padre sin poner ninguna objeción, ahora era momento de volver a tomar el control de su propia vida y vivir según lo que él creyera importante y más aún, vivir según lo que él creyera correcto.
- Ella es su nieta, ¿Qué acaso no le importa? – preguntó y supe que no se dirigía a mí, si no a si mismo – Debería dejar sus prejuicios a un lado, si no por mí, al menos por ella; no puedo entender... porque... insiste en hacer esto...
- Lucca...
- Estoy muy cansado de su actitud; puede que estuviera enfermo, puede que sea mi padre, pero estoy harto de respetarlo cuando él nunca me ha respetado; lo he obedecido en todo durante estos cinco años, no me he opuesto a ninguna de sus ordenes y he llevado al imperio de la familia aun más alto; me he esforzado, corregí mis errores y me convertí en un buen hombre, ¿Por qué no puede dejarme ser feliz?
Me dolía verlo sufrir así, me dolía demasiado ver como toda la alegría que antes iluminaba su rostro poco a poco se desvanecía; pero no sabía como ayudarlo, porque lo que sea que yo dijera no cambiaría el hecho de que su padre buscaba alejarlo de Daphne y de mí.
- Él me ha visto extrañarte, me ha visto encerrarme en mi mismo y pasarme las veinticuatro horas del día metido en la oficina; me ha visto sufrir y ni aun así es capaz de dejarme tranquilo.
Entendía perfectamente su enojo y la tristeza que sentía, en parte compartía sus sentimientos y deseaba apoyarlo, pero no quería ocasionar que se enfrentara a su padre o se alejara de su familia; porque eso sería lamentable.
Por más que Francesco Andreotti fuera despiadado y sus métodos de crianza me parecieran barbáricos, era el padre de Lucca y por más que él insistiera en que separarse definitivamente de su padre no le molestaría, yo sabía que, en fondo, el que su padre se alejara o lo despreciara, le causaría una herida muy profunda, difícil de sanar.
- Quizá podamos razonar con él... - murmuré intentando dar una solución diplomática para todo este asunto
- No se puede razonar con él
- Lucca...
- Mi padre nunca da su brazo a torcer; cuando dice algo, lo cumple, en especial cuando se trata de amenazas – francamente, le creía por completo, aunque no iba a admitirlo – Nos quiere separados y no se detendrá hasta conseguirlo, pero esta vez, no cederé – sentenció con dureza y sonreí – Me alejé una vez y casi te perdí, no pienso repetir los mismos errores; no hay nada en este mundo que pueda hacer mi padre para separarme de Daphne y de ti.
- No quiero que pelees con él – dije en voz baja – Es tu padre
- Si insiste en lastimarnos, no me dejará otra opción
Sabía que Lucca tenía razón y si era necesario pelear, siempre estaría a su lado, dispuesta a enfrentar a cualquier enemigo por nuestra familia, pero realmente esperaba no tener que llegar a eso.
- Lucca... - susurré su nombre con algo de duda en la voz y ese detalle no pasó desapercibido para él, por lo que se apresuró a decir justo lo que yo más necesitaba oír en estos momentos.
- Alexa... - dijo mi nombre como si lo acariciara - Te amo – murmuró y se acercó lentamente – No pienso retroceder ni mirar atrás, te amo y eso nunca cambiará – sentí su mano acariciar mi mejilla y sonreí – Eres luz, Alexa; eres fuerte y brillante, me haces querer ser mejor cada día; quiero verte cada mañana y sentirte cada noche, quiero tu felicidad porque solo con ver tu sonrisa, ya soy feliz; nada ni nadie va a conseguir alejarme nuevamente de ti, Alexandra – volvió a pronunciar mi nombre con ese tono que tanto me gustaba – Nuestro amor es inevitable y mientras te tenga, sé que seré capaz de enfrentar al mundo entero; pertenecemos juntos y si alguien intenta evitarlo, sea quien sea, le demostraré lo que un Andreotti y una Pemberton son capaz de hacer; porque nuestra historia tendrá un final feliz, ese es nuestro destino.
Lucca me atrajo hacia él dejando su boca a pocos centímetros de la mía y una de sus palabras empezó a repetirse en mi cabeza...
"Destino"
Quizá era justo esa palabra la que más nos representaba; porque contra todo pronóstico y con las probabilidades en contra, Lucca y yo nos enamorarnos, pero más aun, a pesar del tiempo que pasó, nuestros sentimientos volvieron a atraernos como si fuéramos magnéticos y era imposible escapar de ese tipo de atracción.
Las manos de Lucca se deslizaron por mi cintura sujetándome con más fuerza y jadeé al sentir el frío de sus manos en contraste con la calidez de mi piel; sentía que podía derretirme ante su toque y cuando atacó mis labios aferrándose a mí con tanta necesidad, sentí que, en ese momento, ahí entre sus brazos y recibiendo su amor, podía quedarme para siempre.
Tal vez... nuestro amor estaba predestinado a suceder y tal vez... justo por eso podríamos alcanzar ese mítico...
Felices para siempre
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
LO SIENTOO🥺
Estuve muy ocupada con la universidad, pero ya estoy de regreso y me daré prisa con los capítulos
¿Qué les pareció?
El siguiente será el tan esperado enfrentamiento de Lucca con su padre
¿Creen que al fin los dejará en paz?
No olviden votar y comentar
Me encanta leerlos
❤️❤️❤️
PD. YA ESTÁ POR TERMINAR LOGAN
FALTAN POCOS CAPÍTULOS
LÉANLO
SÉ QUE LES ENCANTARÁ
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