07
Callie
—Supongo que no lo sabías.
Fijé mis ojos en Nicole que esbozó una sonrisa y me indicó que la siguiera.
Una vez en la cocina y con un plato caliente frente a mí, volvió a hablar.
—Imagino que tienes algunas preguntas pero no me corresponde a mi responder a ellas.
Podía entender eso de modo que asentí y empecé a comer.
El sonido de unos pasos acercándose me detuvo justo en el momento en que Devon entró en la cocina.
Nuestras miradas se encontraron e incapaz de apartar la mía, apenas registré que su madre se despedía para irse a la cama.
En completo silencio, sirvió comida en un plato para él y se sentó en diagonal conmigo.
Ninguno de los dos habló hasta que terminamos.
Deseando romper de algún modo la situación, tomé su plato junto al mío y los llevé al fregadero.
—No tienes que hacer eso —dijo en cuanto me vio dispuesta a fregarlos.
—No es ningún problema. Terminaré enseguida.
Cerré los ojos en cuanto lo sentí a mi espalda rezando para que el plato que estaba lavando no me resbalara de las manos y se rompiera.
No entendía porque mi cuerpo estaba reaccionando de ese modo a él.
Era indudablemente atractivo, seguro, pero no explicaba por qué de pronto me ponía nerviosa.
—Ashley es mi hija.
—Es una niña preciosa. ¿Dónde...?
Me mordí los labios porque no tenía derecho a preguntar y sin duda él no tenía ninguna obligación de responder.
—Murió al dar a luz a Ash.
—Lo siento mucho.
De nuevo se hizo el silencio y solo el sonido del agua se mantuvo constante.
Cuando terminé, me volví en busca de un trapo para secarme las manos y golpeé directamente contra su cuerpo.
Devon
No debí acercarme tanto, joder, pero no pude evitarlo.
Cuando entré en la cocina y la vi todo lo que quería era acercarme a ella, quitarle esas malditas gafas, soltarle el cabello y tirar de él para juntar nuestras bocas.
Que mi madre estuviese allí ayudó, pero no duró mucho cuando se despidió para irse a dormir.
Con Callie a solas, traté de poner algo de distancia y que al mismo tiempo pudiese mirarla a los ojos si hablaba conmigo.
Apenas noté el sabor de la comida. Estaba tan pendiente de ella que tragué cada bocado sin saborearlo.
Y entonces se puso de pie.
Con un pantalón de pijama de franela a rayas, una camiseta al menos tres tallas más grande y el cabello recogido de modo informal era una puta tentación.
Me puse en pie antes de darme cuenta y no me detuve hasta que me encontré casi pegado a su espalda.
Podía oler el jabón en ella, pero también esa loción que horas antes admitió que se ponía a diario.
No me sorprendió que ella no reaccionara de modo extraño cuando le conté sobre mi niña.
No era algo que fuera pregonando por ahí porque a menudo, en cuanto la gente se enteraba de que era padre, su actitud conmigo cambiaba.
Mis profesores y la universidad en general lo sabían. Muchos de los alumnos me vieron con Leyla también.
Por supuesto mi entrenador y el equipo conocían sobre ella, pero Cameron siempre fue el más cercano.
Por algún motivo no quería que Callie me mirase de manera distinta. Quería que siguiera siendo la misma chica que conocí en su primer día.
En cuanto se volvió y chocó conmigo, mis manos automáticamente fueron a su cintura aferrando mis puños a la tela que la cubría, preguntándome si le había pertenecido a un chico antes de que se la quedase.
—Me... Me voy a la cama.
Asentí pero no la solté y ella tampoco hizo ademán de alejarse.
Nuestras respiraciones se volvieron una sola cuando mi cuerpo se inclinó hacia el suyo.
Mis ojos bajaron hasta sus labios entreabiertos cuando vislumbré su lengua mojándolos.
—Dime que no quieres esto —logré pronunciar antes de perder completamente la mente.
Silencio.
—Callie... —supliqué, aferrándome a ella dándole tiempo a responder.
—Lo siento. No puedo.
Mis manos cayeron a un lado, soltándola y ella corrió escaleras arriba encerrándose en la habitación de invitados.
Me quedé allí, esta vez con las manos sobre el fregadero como si eso pudiese impedir que la siguiera y esperé hasta que mi cuerpo se calmó.
Invitarla había sido una mala idea.
Tenerla viviendo bajo el mismo techo iba a ser una putada, pero el recuerdo de ella esa noche cuando vio el desastre en el que se había convertido su piso... Simplemente no pude alejarme y dejarla sola lidiando con eso.
De cualquier modo encontraría la forma de mantenerme alejado.
Tenía un objetivo en la vida y no podía permitir que nada ni nadie me desviara de este.
Antes de irme a mi habitación, pasé a ver a mi hija.
Ella dormía profundamente junto a ese gato espeluznante.
Me quedé un rato observándola dormir mientras Lucifer me observaba a mi como un halcón.
—Ella es lo más importante en mi vida, y hay que cuidarla.
El gato me maulló como si entendiera lo que quería decir, antes de cerrar de nuevo los ojos y acompañar a mi hija en su sueño.
Dejé la puerta entreabierta y me dirigí a mi habitación.
Eché un vistazo a la puerta del dormitorio de invitados y negué con la cabeza.
No podía ir allí.
Una vez en la cama cerré los ojos y me dormí. Ese sería el único lugar dónde me permitiría hacer algo con ella.
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Todavía es pronto pero luego va a ser más complicado, de modo que FELIZ AÑO NUEVO!!!! Nos vemos en 2024! 🎇🎆🥂
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