Capítulo 46

Querido Hoseok,

Sé que sabes quién soy, he escuchado que tuviste mucha suerte y tus hermosos cachorros lograron sobrevivir. Que bueno que es escuchar eso, reí mucho. ¡No sabes cuanto me entretuvo esa noticia! Espero que puedas mantenerlos con vida, aunque seguramente te resultará una actividad muy dificultosa, debido a tu estado, claro. Espero no creas que voy a olvidar lo que hablamos, ni tu desición.

Ya que has tenido tanta suerte te daré lo que queda de esta semana para cambiar de opinión respecto a tu decisión. Si no lo haces ya sabes cuales serán las consecuencias. No sé si tu suerte podrá acompañarte una segunda vez.

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La carta que Hoseok recibió en el hospital no tenía firma, pero no necesitaba una firma. Un enorme ramo de rosas rojas acompañaba a aquella carta. Jungkook pidió que tiraran aquellas flores a la basura de inmediato. El estado en que aquella carta había dejado a Hoseok era demasiado precoupante. Sus orejas agachadas y sus labios temblaban mientras se enrollaba intentando proteger a sus pequeños cachorros con su cuerpo. Tenía demasiado miedo.

Jungkook se acercó a él y tomando su cintura lo levantó de la camilla, deshaciendo la posición en la que se encontraba, lo atrajo a su cuerpo dejando que el pequeño Omega se tomara de él con todas sus fuerza.

─ Te sacaré de aquí. ─ Le susurró al oído para que nadie más escuchara.

Se encargaría de que solamente su núcleo supiera donde estaba su Omega. No dudaba que aquel hombre tuviera métodos para encontrarlo, pero también sabía que ellos, los Jeon, tenían suficiente poder y dinero para esconder a alguien.

─ Nadie le hará daño a nuestros cachorros. ─ Susurró de nuevo a Hoseok.

Hoseok levantó su rostro mirando a su Alfa, en ese momento se dió cuenta que en todo ese tiempo él había pensado en sus cachorros cómo en solamente suyos, y cómo si él fuera el único responsable de protegerlos. Básicamente se había encerrado en pensar que estaba sólo, pero él no estaba sólo.

Cerró sus manos en puños sosteniéndose de la camisa de Jungkook mientras olfateaba su aroma, que Jungkook había liberado para calmarlo.

─ Está bien. ─ Le respondió temblando.

Iba a dejar a Jungkook ayudarlo, ellos estaban juntos en esto y él no debía olvidarlo.

─ Te amo. ─ Le dijo y Jungkook no tardó en unir sus labios en un beso.

Podía sentir los labios de su pequeño Omega temblando por el temor que aquella carta había provocador, pero él iba a hacer que Hoseok recuperara su seguridad. No iba a volver a permitir que nadie dañara al Omega, estaba cansado de ello, estaba cansado de no ser capaz de cuidar a Hoseok.

Alguien se aclaró la garganta.

Ambos se voltearon a ver a la puerta de la habitación donde un Alfa que no tenía ni idea de que sucedía los miraba con rostro de disculpa por haberlos interrumpido.

─ ¡Hola, Kai! ─ Saludó un alegre Hoseok.

Jungkook le dió una vista un poco menos amigable que el Omega pero asintió en forma de saludo.

─ No quería interrumpirlos pero les traigo una noticia importante. ─ Les dijo Kai.

Jungkook y Hoseok compartieron una mirada curiosa, ¿Qué noticia podría traer Kai? ¿Acaso algo había sucedido en el lugar de la protesta?

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El ministro había tardado tres días en darse cuenta que los cachorros de Hoseok no habían muerto después de la golpiza. Se había reído demasiado porque le gustaba cuando conseguir a un Omega se convertía en un juego no tan sencillo de ganar, por lo que ésta pelea con un Omega Defectuoso fuera de su alcance le complacía demasiado, tanto que hasta se excitaba un poco, especialmente si recordaba a Hoseok jadeando mientras sus hermosos ojos azules lo miraban con odio.

Por fín dejó descansar al pequeño Omega que había mantenido para él, siendo éste uno de los más hermosos que había visto. Le había encantado mostrarle sus pertenencias a Hoseok. Simplemente había amado la reunión con el pequeño Omega de cabello blanco y ojos azules. No era difícil saber que el Omega era un lobo de frío, la temperatura alta de su piel se lo había confirmado.

Tal vez en un lobo común aquello no hubiera importado ya que sus cuerpos habían evolucionado más allá de eso, siendo capaces de adaptarse a cualquier clima; si el Omega Hoseok no fuera defectuoso no hubiera importado que él fuera un lobo blanco del Ártico, probablemente alguno de sus padres también lo fuera y él solamente fuera un descendiente. Pero Hoseok sí era un defectuoso, y su lobo estaba tan presente como su lado humano por lo que el hecho de que fuera un lobo de frío si importaba. Especialmente en una ciudad tan calurosa. El podía notar fácilmente en el Omega cuanto le había y le estaba afectando el hecho de no vivir en un clima helado. Se sonrojaba fácilmente y era demasiado débil, más débil de lo que debía ser. Se daba cuenta de que Hoseok probablemente si sería capaz de tener a sus cachorros sin problema si viviera en el ambiente correcto y no le sorprendería si el Omega se sentía más cómodo cuando ellos tenían época de invierno. Incluso no le hubiera sorprendido que el pequeño Omega hubiera crecido un poco más, probablemente se había cubierto demasiado para ocultarse y por eso había crecido menos centímetros de lo que normalmente crecía un Omega defectuoso.

Se rió internamente, lastimosamente personas como ellos que no tenían experiencia con Omegas y Alfas defectuosos jamás sabrían aquello, jamás sabrían que el pequeño Omega no viviría muchos años por no vivir en un clima lo suficientemente helado para él y que probablemente terminaría sofocandose.

Pero obviamente a él poco le importaba aquello, solamente se quedaría cerca para ver al Omega sufrir; para verlo morir lentamente, eso es lo que se ganaba por luchar contra alguien como él, por desafiarlo. Él haría a Hoseok perder sus cachorros y luego lo vería morir.

Sonrió satisfecho por su plan, estaba seguro que todo saldría tal como lo había planificado. Se lamentó, si él Omega hubiera aceptado su trato, tal vez se hubiera sentido aunque fuera un poquito mal por él y le habría dicho sobre el hecho de que el calor lo estaba matando lentamente.

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Hoseok secó con su mano su frente, no entendía porque había estado tan sudoroso esos últimos días, él siempre había estado acostumbrado a sentir calor, no podía esperar a que pronto viniera el invierno. Recordaba los días en los que se cocinaba las manos y la cabeza por ocultar a su lobo y agradecía que eso no hubiera durado demasiados años, aunque a veces tuvo que utilizar el gorrito para salir de casa.

Terminó por usar su camisa para volver a secar el sudor sintiéndose muy incómodo. Después de la noticia de Kai, Jungkook se había ido con el Alfa para encontrar a Jin. No podía negar que se sentía demasiado feliz por una luz de esperanza y por primera vez no se arrepintió de haber querido conservar la amistad del Alfa.

¿Quien iba a decir que el padre de Kai también era un ministro? Y uno que al parecer no le caía muy bien ese ministro maldito que estaba contra ellos. Se lanzó hacia atrás en la camilla mirando al techo.

Kai les había contado que le había costado mucho convencer a su padre que le hiciera la contra a ese otro Alfa en la reunión que habría hoy en el congreso. Al parecer no muchos desafiaban a aquel Alfa, no le sorprendía pues era realmente escalofriante. Pero después de que Kai le explicara la situación y le hablara un poco sobre él, lo logró convencer y al parecer su padre había hablado con otros ministros para estar a favor de él. Si esto era así entonces se haría una votación en el congreso y esa votación podía ser ganada a favor de Hoseok. Sólo quedaba esperar.

Sus manos temblaron un poco pues él sabía que ese Alfa no se quedaría de brazos cruzados si algo así sucedía. Especialmente después de recibir esa carta, no podía confiarse. En su interior esperaba que Jungkook pudiera arreglar todo rápidamente y lo sacara de ahí. Quería sentirse seguro pronto.

Cerró sus ojos escuchando los latidos de sus cachorros, siempre concentrándose en esa pequeña diferencia en ambos cachorros.

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─ ¡Es perfecto! ─ Dijo Jin emocionado. ─ Vamos a aplastar a ese imbécil.

Kai también estaba emocionado por la evidencia que aquellos abogados se tenían entre manos. Era suficiente para relevar a aquel ministro de su cargo y meterlo a la cárcel. Su padre podría tomar el lugar de ese ministro y él sería muy feliz con ello, pues ese era el puesto al que su padre aspiraba.

─ ¿Ya están preparando la demanda? ─ Jungkook asintió.

─ El imbécil le envió una carta amenazante a Hoseok hoy. ─ Jin y Kai lo miraron con asombro. ─ Está escrita a computadora pero podría incluirse, creo que hay suficiente evidencia como para saber de quién proviene la amenaza.

Jin asintió.

─ ¿Pero qué haras con Hoseok? ─ Le preguntó colocando una mano en el hombro del Alfa.

─ Lo llevaré lejos, si eso es lo que te preguntas. ─ Le respondió Jungkook con media sonrisa. ─ Tendremos que irnos lejos y regresar cuando todo esto se haya solucionado, por lo que debes encargarte esto Jin. Lo siento tanto.

El Alfa asintó.

─ No tienes que disculparte, debes cuidar a tu Omega. Espero no tengan que irse por demasiado tiempo. ─ Le dijo.

Kai se entristeció por la noticia pero entendía que el pequeño Omega debía irse. Se preguntaba si todo estaría bien, se preguntaba si todo saldría tal cómo lo habían planeado.

Cuando caminaban de regreso a la habitación de Hoseok notaron al pequeño Omega de pie en el pasillo, respiraba un poco raro por lo que Jungkook se apresuró a llegar a él y cargarlo.

─ ¿Estás bien? ─ Preguntó preocupado.

─ Sentía demasiado calor. ─ Le explicó Hoseok. ─ Toqué el botón para que vinieran las enfermeras y regularan el aire pero se tardaban demasiado así que pensé en salir a buscarlas.

Jungkook puso su mano en el cuello de Hoseok notando lo sudado que estaba, y eso que el clima no estaba tan caliente, ¿Tendría fiebre?

─ Oh,¡Tú debes ser Hoseok! ─ Todos se giraron para ver a un pequeño omega con una barriga algo grande y un Alfa que caminaba a su lado.

─ Y tu debes ser el otro Omega defectuoso que vino al hospital desde lejos. ─ Dijo Jungkook, el Omega asintió.

─ Tengo que admitir que nos preocupaba el clima. ─ Confesó el Alfa que acompañaba al pequeño. ─ Ya que mi pequeño es un lobo del desierto y aquí no es lo suficientemente caliente para él, pero con los abrigos hemos logrado mantener su temperatura.

Hoseok y Jungkook miraron la ropa del pequeño Omega y luego se voltearon a ver entre ellos. Esa pareja llevaba dos meses en el hospital y era la primera vez que se cruzaban.

─ Le acabamos de comentar a el doctor Taehyung al respecto ya que se asustó al ver que mi temperatura corporal era tan baja, no me había podido atender él directamente, por lo que nadie le había podido decir y ahora están colocando un calentador en mi habitación. ─ Rió el pequeño Omega defectuoso.

─ Yo... yo tengo mucho calor. ─ Les dijo Hoseok algo curioso.

─ Claro, se nota que eres un lobo blanco, probablemente deberías estar en un clima helado. ─ Le dijo el Alfa.

Justo en ese momento Taehyung venía prácticamente corriendo por el pasillo hacia ellos y se calmó cuando vió que todos estaban de pie afuera de la habitación. En sus manos traía unos papeles y en ellos se miraba una clara fotografía de un lobo blanco de ojos azules. Probablemente había revisado la información que la pareja le acababa de dar.

─ Hoseok. ─ Lo llamó jadeando un poco por la corrida.

─ Ellos nos acaban de comentar sobre el clima. ─ Dijo Jungkook señalando a la otra pareja.

Taehyung asintió.

─ Ellos tienen razón. ─ Dijo aún recuperándose. ─ ¿Cómo pude no darme cuenta?

Se dijo a sí mismo llevando una mano a su rostro.

─ Estás haciendo lo mejor que puedes. ─ le dijo Hoseok sonriendole y Taehyung negó.

─ No Hoseok, esto es demasiado importante, estás sofocandote. ─ Le dijo el Doctor con preocupación.

Bueno, el pequeño pensaba que no era para tanto, si tenía calor y estaba sudando y se sentía incómodo pero no estaba muriendo del calor.

─ No creo que sea para tant...

─ Lo es. ─ Lo interrumpió Taehyung. ─ Morirás joven si sigues así.

Fue Jungkook el que abrió sus ojos al máximo con aquellas palabras, ni de broma podía hoseok morirse joven y dejarlo sólo. 

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