EPÍLOGO
La recién reunión que había planeado para toda la familia estaba en la mesa. No sabía cómo diría esto, pero ya tenía todo en mente después de la repentina disminución con que ocurrían los ataques de pánico y como ya había aprendido a superarlos por mi cuenta. Ya se podía decir que habían terminado.
Sonreí cuando entré a la cocina y distinguí el ambiente familiar pequeño pero amoroso en que vivía. Jungkook estaba discutiendo con Yeonjun mientras que mi abuela defendía a este último como si su vida dependiera de ello. Había veces que mencionaban mi sexualidad solo para poner de los nervios a mi hermano, y vaya que conseguían hacerlo enfadar. La principal culpable era mi abuela, que no paraba de hablar de aquella ocasión en que me encontró “desayunando” junto al pelinegro, ya que decía que el sexo mañanero iba a ser su tema principal en el próximo libro que publicará. Ya me tenía hartita también por alabar nuestra relación como centro de su inspiración.
- Es mía ¡Yo vi a saltamontes nacer!
- ¿Y qué con eso? – Mofó el pelinegro – Yo la veo todos los días igual que Dios la trajo al mundo.
- Uhhhh~ - Soltó la más vieja con voz insinuadora.
Rodeé ojos y fui en dirección a la puerta donde había sonado el timbre.
Sonreí conforme a las dos personitas que me encontré al otro lado. El sol les hacía resplandecer sus fases y desatacar sus rasgos faciales que a cualquiera no les pareciera hermanos. El menor de los Yang rápidamente me envolvió en sus brazos mientras que el peliazul me acarició gentilmente la cabeza como si fuera un cachorro.
- Los he extrañado – Confesé cálidamente.
- Nosotros también, noona – puchereó el azabache.
- ¡Que esperamos! Vamos dentro ¡Me muerooo del hambre! – Chilló el peliazul mientras se adentraba hacia el interior del lugar con una mano en su estómago.
Jungwon le siguió reclamándole por ser tan glotón y yo esperé pacientemente a que la última persona que invité llegara.
Mientras esperé su llegada me dediqué a observar la casa del lado. El sol irradiaba ferozmente contra el coche costoso de Jiho, haciéndolo resplandecer. El mayor al verme hizo una inclinación con la cabeza que yo imité y con una sonrisa se adentró a su casa ¿Choi Jiho sonriendo? ¿Dónde se cayó la estrella, XD?
Por ultimó recaí la vista al cielo que me acompañaba. Un hermoso matiz violáceo con tonos anaranjado acompañado de escasas nubes adornaba el firmamento, el sol ya no estaba presente y la luna ya estaba apareciendo a la lejanía junto a las primeras estrellas de la noche. Sin lugar a dudas, todo era magnífico. La naturaleza era perfecta con todas sus imperfecciones. Así era como quería que terminara esta historia. Mi historia.
La chica de cabello negro se acercaba con la mirada un poco perdida y las manos cruzadas mientras que parecía tener un viaje ancestral en su mente, pero al verme sonriéndole y agitarle la mano, la sonrisa se le contagió y comenzó a caminar hasta mi dirección con una cálida sonrisa en el rostro. La abracé y solté las palabras que había querido con tantas ansias soltar aquella pérfida noche que había cambiado el ritmo de mi vida… Pero el trauma no me lo había permitido hablarle.
- Gracias, Lixue. Estoy aquí gracias a ti – Apreté más mi agarré mientras me enterraba en su cuello – Pude ganar esta batalla porque tú me animaste – Solloce abiertamente y feliz contra esa figura tan maternal que se había convertido para mí esa pelinegra.
Las manos de la chica me continuaron la muestra de afecto y palpó mi espalda con cariño.
- Solo eres un poco torpe, lo único que necesitabas era un empujoncito para salir.
Después de esas palabras, terminamos el abrazo ¿Por qué me sentía así de bien ahora? Si antes estaba decidida a dar el paso más importante de mi vida, ahora estaba más emocionada ¡La seguiré abrazando en un futuro para seguir siendo reconfortada entre sus brazos! Vi como los ojos de Lixue estaban cristalizados pero con una sonrisa en su rostro. Sin embargo, yo formé nuevamente esa misma sonrisa luego de aspirarme la nariz.
- ¿Te puedo llamar Li unnie? – Inquirí tímidamente.
- ¡Claro! – Accedió emocionada.
Enganché mi codo con el de ella y la comencé a guiar hasta el lugar donde todos mis seres queridos estaban debatiendo entre ellos.
Tomé asiento en la mesa disfrutando del conveniente silencio que se formó mientras que los chicos compartían miradas retadoras entre ellos. Lixue se sentó junto a mí y por alguna extraña rozón la sentí un poco cohibida de las presencias masculinas. Pero luego de todas las presentaciones el ambiente era más agradable y más llevadero para ella.
- Bueno, Bizcochito, ¿Nos dirás par que nos convocaste a todos esta linda noche? – Inquirió el castaño mientras pasaba un brazo alrededor de mis hombros.
Tomé una gran respiración y luego dejé el aire salir con más calma cuando todas las miradas curiosas posaron en mí.
- Voy a comenzar a asistir a la preparatoria nuevamente.
Y listo, ya lo había dicho.
Todos los presentes me empezaron a felicitar por mi decisión. Pero, eran solamente esas miradas tan empáticas las que se grabaron en mi mente con todo el amor del mundo. El abrazó de Jungwon, el jalón de mejillas de Jeongin, el beso en la frente de Jungkook, la palmadita en la espalda de mi abuela, el despeiné que me provocó Lixue y el beso de Yeonjun. Y a pesar de saber que nada es perfecto, esa noche fue la más perfecta de toda mi vida.
Un nuevo comienzo ya había empezado. Pero esta vez, estaba levantada, decidida. Me vestí de esperanza. Dejé caer mi pasado a un lugar en donde no me pudiera hacer más daño. Me despedí de rencores y desilusiones. Coloqué mis fracasos como las más hermosas medallas. Utilice mis cicatrices como manual para hacerme más fuerte. Y, al fin, pude ser feliz.
Y si algún día me preguntan, ¿Qué es la vida?
Responderé que la vida es hermosa porque a pesar de las lágrimas, los malos momentos, los dolores y las decepciones, siempre te da la oportunidad de empezar de nuevo.
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FIN.
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