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🚨ATENCIÓN: CONTENIDO +18🚨
Antes de que comiencen a leer este capítulo quiero hacerles saber que este capítulo contiene escenas no aptas para muchas personas. No me refiero en sí a menores de 18 años, sino a esas o esos lectores que no les agrada mucho estos temas.
Por favor, si eres una personita de esas que no les gusta, te aconsejo que ignores completamente este capítulo y pases directamente al próximo.
No quiero incomodarl@s, pelucit@s. Pero queda bajo su propia responsabilidad leer este capítulo.
Sin más, que comience el capítulo.
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Nunca creí que pasar tanto tiempo con alguien te ayudaba verdaderamente a disfrutar más lento el tiempo. Parecía mentira como entre caricias, risillas, besos y un poco de alcohol, me había transmutado por completo.
- Bizcochito contigo conocí la mejor medicina – Soltó antes de volver a plantar otro corto beso en mis labios.
- ¿Así cuál es? – Inquirí sonriendo.
El juego de besos que teníamos había pasado a algo adictivo. Deberían poner ilegales los carnosos labios de Yeonjun, era igual que cuando probabas la miel con la garganta enferma, los degustabas y luego no los soltabas. Y el suelo donde estábamos sentados el uno frente al otro, se convirtió en nuestro cómplice.
- Tus besitos – Comunicó con una risilla.
Bajó los besos por mi mandíbula hasta mi cuello, ganándose algunas risillas mías ¿Estaré borracha?
- ¿Y si no funcionan? – Inquirí con diversión.
Vale, si estoy un poco borracha. En mi vida había sido tan fresca.
- Aumentamos la dosis.
Nomás soltar eso, besó lascivamente mis labios, introduciendo por primera vez en la noche su lengua, y comenzando a acariciar mis piernas.
Sus manos recorrieron ambos de mis muslos suavemente, como si supiera que su simple roce causaba un tornado de emociones diferentes en mí. Sonrió ladeadamente al ver cómo me ponía nerviosa, para luego, acariciar la parte interior de ellos.
Se me escapó un gemido sorprendido cuando sus dedos tocaron el elástico de mis bragas.
- Joder, Bizcochito... – Gruñó cerca de mi oído.
Calle. No sabía que decir ni cómo reaccionar. Solamente apreté mis piernas contra sus dedos. Porque, ¿¡me estaba comenzando a gustar!?
De momento a otro, Yeonjun se alejó brutalmente de mí. Se puso de pie y caminó dos pasos en reversa, alejándose de mí.
- ¿Qué.....? – Dejé la frase suspendida al aire.
- Me he excitado... – Gruñó con frustración mientras pasaba agresivamente sus manos por su cabellera – La estoy jodiendo – Renegó con la cabeza – Lo siento, Khaleesi, sé que me he pasado.
Reinó un silencio incómodo mientras compartíamos miradas. Sus ojos estaban oscuros de la lujuria. Y mi cuerpo ya se estaba comenzando a enfriar por la falta de contacto.
- Iré a buscar los encendedores.
¡No, yo no quería que me dejará sola aquí!
- ¿Khaleesi? – Inquirió confundido al ser detenido por mi abrazo en su espalda..
- No, no pares.
Al parecer encendí un interruptor en él, porque se volteó rápidamente para apresar mi boca contra la suya junto a un suspiro jadeante. Agarró el borde de mi vestido hasta levantarlo por mi cabeza.
El rostro me comenzó a arder con la mirada de Yeonjun sobre mí como nunca antes nadie me había mirado. Parecía que tenía rayos láser porque la sentía sobre mí, logrando erizar los bellos de mi cuerpo. Sus manos agarrón mis piernas guiándolas a entrelazarse en sus caderas y comenzó a manejar hacía las mesas.
Me sentó en la fría tabla y se quedó de pie, dejando marcas en mi cuello junto a besos que me hacían delirar. Mis piernas por acción voluntaria se enroscaron más en sus caderas, uniendo el cuerpo masculino completamente al mío, y permitiéndome sentir su excitación.
- Oh, mierda, Khaleesi ¿Por qué demonios me excitas tanto?
- Porque te gusto, ¿no? – Sin embargo, mi voz salió muy tímida.
- ¿Qué si me gustas? – Mofó. Alzó mi barbilla para que lo mirara a los ojos. Unos ojos que si antes estaban oscuros, ahora eran la mismísima noche – Tú me encantas. Me pones en cien. Me vuelves loco. Llámalo como quieras, Bizcochito. Porque después de esta noche serás mía sin contemplaciones.
- Yo también quiero ser tuya... – Confesé con la cara hecha un tomate.
- ¿Así? – Soltó una risilla maliciosa – Sabía que te había corrompido, pero no me imaginé que tanto – Se acercó a mi oído para sisear seductoramente – Eso me pone más, y adivina qué...– Soltó una risilla nasal – Siempre anhele hacerte mía en una de las mesas del Instituto ¿Lo has hecho en una mesa?
¿Le debería decir ahora que era virgen?
Al abrir la boca para hablar, su boca irrumpió en la mía posesivamente ¿Es qué quería sacarme el oxígeno?
La temperatura comenzó a subir por mi cuerpo a elevaciones descomunales cuando acepté lo iba a pasar, lo que quería que pasara y lo que estaba pasando.
Llevé mis manos a la camiseta de Yeonjun, tomando la iniciativa de desabrocharla. El chico sonrió en medio del beso, se quitó el saco y me permitió sacarle la camiseta.
El torso del pelinegro quedó a mi vista justo como aquel día en la ventana, solo que esta vez me permití tocarlo ¿Desde cuándo desee tocarlo? ¡Ay virgen de las abdominales, creadora de este ser, apiadase de mi débil persona!
Alguna parte que no conocía en mi personalidad, la que seguramente heredé de mi abuela, beso su cuello hasta llegar al lóbulo de oreja y morderlo. Me jacte grandemente con el gruñido delicioso que le arrebaté a Yeonjun. Un sonido libidinoso e masculino que me encantó provocarle.
Sus manos viajaron a mi sostén para desabrocharlo.
- ¿Te has tensado?
Nos separamos un momento. El chico se me quedó mirando el rostro un rato.
- ¿Quieres parar? – ¿Qué si quería parar? Claro que no. Negué con la cabeza a su pregunta – ¿Segura? Después que te quité ese sostén, no habrá vuelta atrás – Su voz era ronca, y me incitaba a todo lo contrario.
- Hazlo.
Él asintió, no muy convencido, para más tarde acariciar mis hombros seguidamente de sacarme el sostén delicadamente.
- ¡Te estoy diciendo que no te contengas! – Chillé colorada. Su delicadeza me ponía más nerviosa aún.
- Bizcochito, te has vuelto muy exigente. Pero me gusta cumplir tus exigencias.
Volvió atacar mi cuello, mordiéndolo como los vampiros llenos de set de sangre en la serie de los Originales. Bajó los besos húmedos por mi escote hasta llegar a mis pechos.
Los atacó sabiendo lo que quería y como enloquecerme. No duró ni siquiera un segundo cuando me encontré gimiendo su nombre y clavando mis uñas en la madera como si la quisiera traspasar.
Al terminar esa torturara volvió a besarme mientras que se quitaba el pantalón y dándole una patada hacía algún lugar entre las penumbras. Llevó sus manos a mis bragas para sacármelas, salvo que está vez sin ningún problema ni tensión, ya sentía mi excitación al máximo nivel y solo quería sentir lo mismo que esas protagonistas de los libros de mi abuela. Experimentar si el sexo era tan delicioso como decían.
Yeonjun penetró en mí de una estocada. Gemí dolorosamente cuando continuó con los movimientos de sus caderas.
- Joder, Khaly ¿Por qué estás tan apretada?
- Soy virgen.
- ¿¡Qué!? ¡¿Lo dices ahora?!
- Lo siento... – Solté junto a un quejido.
- No te disculpes, Bizcochito – Manejó mis manos hasta ponerlas en su espalda – Te daré la mejor primera vez de todas.
Agarró mis caderas para penetrar con más profundidad. Escondí me cabeza en su cuello, aspirando la exquisitez de su aroma junto al sutil jabón.
La habitación se llenó del sonido socio creado por las pieles al chocar, la excitación, el calor y el deseo sexual. Y así continuó la ardiente noche hasta que explotamos del placer.
Esta noche me olvidé completamente que estaba fuera de casa, que mi familia se había roto y que me encontraba en esa heladería llena de dolorosos recuerdos.
Solamente me permití disfrutar lo máximo con Yeonjun.
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No diré nada xq me entró penita😣
¡Ay virgen de las abdominales!😎
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