16
¿¡Podía empeorar mi día aún más!?
La carretera debajo de mis pies era helada. El camino estaba irreconocible tanto por el agua que salía de mis ojos como por el espesor de la niebla.
El frío que me rodeaba era inhumano y el sonido que emitían los carros era ensordecedor en medio todo lo que me pasaba. Me sentía al límite. Estaba aterrorizada de mí misma ¿Volvería a convertirme en la antigua Khaleesi que no se podía mirar al espejo? Está bien cometer un error, pero joder, yo cometía un millón. Tenía ganas de tropezar, caer y nunca levantarme. Era así de cobarde. Soy así de humana.
Aun así llegué a mi destino.
- ¡Khaleesi! - Chilló un sorprendido Jeongin al verme correr directamente a sus brazos.
Lo abracé tan fuerte como la respiración que me faltaba en los pulmones.
- ¿Por qué estás en este estado? - Inquirió sorprendido a sobremanera.
Inmediatamente comencé a llorar sin parar ¿Cómo fui tan tonta de ocultarle algo a mi mejor amigo? Hay veces que el orgullo nos prohíbe hacer cosas que en otros momentos no dudaríamos hacer. Hay veces que el orgullo nos asusta para que no cumplamos nuestro cometido. Y así me ocurrió a mí.
Además, ahí estaba yo, como la humana quebrantada que soy, humedeciendo con el océano de lágrimas la camiseta de color naranja del peliazul. Dándome cuenta de que en realidad, todo este tiempo, había sido muy orgullosa para prescindible la verdad desde un inicio. Había temido que la única persona que nunca me ha juzgado, no entendiera mi situación. Estaba acobardada porque la única persona que eternamente ha estado a mi lado, se apartase por mi capacidad humana de cometer errores.
- Soy una estúpida.
- ¿Ahora te das cuenta?
A pesar de que temí por su reacción, el chico comenzó a consolarme y acariciar mi cabello como si fuera un exquisito cristal. Enredó sus dedos en mis cabellos al igual que siempre le gustaba hacer en clases y me despegó un poco del abrazo. Agarró mis cachetes con sus palmas para empezar a impedir el tránsito de agua salada que destilaban mis pómulos como un mar furioso, y terminó besando mi semblante.
- Mírate que fea te ves llorando ¿Te he dicho que pareces estar estreñida? - Negó con la cabeza a su propio comentario - ¿Por qué sigues llorando? ¿Te gusta que te digan fea?
Aspiré mi nariz que comenzaba a tupirse y negué con la cabeza.
Sentí que le había fallado a mi tenaz amistad.
- Lo siento...
Jeongin suspiró agobiado.
- ¿Quieres hablar de ello?
- Solo... solo quiero ir a casa de mis padres.
La afirmación lo sorprendió un poco, pero rápidamente me regaló una mirada dulce e lastimosa.
- Sí ya estamos decididos. No hay que perder más tiempo.
Las calles ya empezaron a volverse más visibles cuando llegábamos a la casa. Mi mejor amigo y yo no nos habíamos dirigido la palabra en todo el transcurso pero ahí estaba su mano entrelazada con la mía para darme ánimos. Yo le había prometido no llorar más para no verme tan fea y no hablarán que Yang Jeongin, el hermoso presidente estudiantil, tenía una amiga fea que cuando lloraba parecía estar estreñida. Pero ahí también los dos sabíamos que había una mentira, y no me refiero a lo horrible que me vea llorando, sino, a que desde que ponga un paso dentro de esa casa voy a llorar porque yo sola me enfrentaré a mi pasado.
Hoy estaba decidida a volver a poner esos recuerdos en su lugar. No entiendo porque me están volviendo a atosigar con fuerza. Quizás sea porque los estoy reteniendo y retenerlos solo hace que vuelvan con más intensidad.
- Khaleesi, sé lo que te pasa - Habló mi mejor amigo mientras me daba un beso en la mejilla - Eres más fuerte de lo que crees. Tú puedes superarlo.
Le agradecí con una mirada dolorosa. Si no fuera por él y mi hermano, creo que ya yo hubiera dejado de respirar.
♡♡♡
De nuevo ahí estaba la niña de siete años abrazando a su madre con una tabla de surf enfrente de mí.
La fotografía estaba un poco polvorienta pero la palma de mi mano logró limpiar el cristal de esta y esclarecer los rostros femeninos tan parecidos.
Sonreí lastimosamente cuando recordé ese día.
- Ese fue el primer día que me monté en una tabla.
Flash Back...
- ¿Mamá por qué te gusta tanto surfear? ¿Es muy divertido? ¿Qué es el surf? - Inquirió la pequeña con toda la inocencia de esa edad.
La madre que sostenía la mano de su pequeña y la guiaba por todo la orilla de playa hasta llevarla al lado donde ella siempre montaba una ola, se volteó hacía su pequeña y le sonrió.
- Khaleesi, el surf no es solo diversión. El surf es más que un deporte para mí. El surf es el sol, el agua, la arena, el cielo, la tabla y el corazón.
Ese día entendí que el mar era la más grande pasión de mi madre. Y hoy entendí que también fue su más grande perdición. El agua me la había arrebatado y yo jamás pude volver a hacercarme a ella.
Fin del Flash Back...
Cuando el próximo recuerdo invadió mi mente yo estaba enfrente a la playa de la casa con la fotografía en las manos.
Flash Back...
La madre se sentó al lado de la pequeña que lloraba en la orilla de la playa.
- Khaleesi ¿Por qué lloras? - Le preguntó con dulzura.
- Me he vuelto a caer de la tabla - Le contestó entre hipos.
La mujer sonrió a la pequeña, la sentó sobre su regazo y le comenzó a hablar con ese cariño materno que ahora ansio con todas mis fuerzas.
- En la vida te vas a caer muchas veces de la tabla, Khaly.
- Y-yo no quiero volverme a caer, mamá - Lloriqueó la infante.
- Pero te seguirás cayendo porque la vida es así ¿Sabes qué es lo importante cuándo te caigas?
- No.
- Volverte a levantar con más fuerzas.
- ¿Así de fácil?
- No, Khaly, así de valiente.
Fin del Flash Back...
Ese era el principal recuerdo que atesoraba de mamá. Ese día me había enseñado a nunca rendirme y siempre levantarme.
Ese era el recuerdo que me había impedido rendirme tantas veces en mi vida. Era el más importante.
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