01
«Nunca olvidaré a la chica que conocí a través de la lluvia»
A través de la lluvia {Ariana Godoy}.
Esta historia no comienza ni siquiera normal desde un principio ¿Por qué? Pues porque yo soy quién está hablando. No soy la protagonista femenina. Soy «el protagonista masculino».
La mayoría de las historias que existen comienzan con una linda y hermosa protagonista que narra meticulosamente su despertar. Habla de cómo los rayos del sol entran por su venta, el estado del tiempo, la forma de su cabello y quién o qué la despertó.
Eso es pura mentira en mi esta historia. Este no será el libro de cuentos con princesas, reinos y brujas que te regala tu padre por tu cumpleaños. Ni el cuento que tú mamá te cuenta para que te vayas a la cama.
Esta historia es de personas perfectamente imperfectas.
Mi historia en sí, comienza con la primera borrachera de mi vida en que no recuerdo bien los sucesos al próximo día.
Las manos van a mi cabeza que no para de dar vueltas, pero aun así levantó la botella de wiskey y le planto otro trago.
- Feliz cumpleaños a mí – Brindé en un murmuro para mí.
La música del fondo es una gran mierda así como la ropa que traigo puesta. Odio todo lo que me rodea. Desde la ropa formal que todos traen, hasta la orquesta sumamente lenta que sale sutilmente por los altavoces.
¿Qué clase de cumpleaños es este? Ni siquiera conozco a nadie. Mi padre escogió a los invitados y no asiste nadie de mi círculo social.
Las personas con trajes de gala caminan de un lado a otro. Visten ropa cara y sus caras reflejan unas sonrisas que a mi parecer son tan hipócritas como la de mi padre cuando dice que soy lo mejor que le ha pasado. Los hipócritas pasan de un lado a otro a saludar y felicitar a mi progenitor por el buen colegio que fundó ¿Es qué no se cansan? Joder, estás personas constantemente tienen algo diferente para opinar. Creo que hasta el primer ministro está aquí con su hijo.
Estoy con mi cara de asco al ver como mi padre y mi madrastra se toman de la mano alegando ser “el mejor matrimonio de Corea del Sur” para los medios.
¿Esto era mi cumpleaños o su aniversario? Tal vez sea la inauguración de la institución que mañana abre sus puertas al alumnado.
Entre mareos e incoherentes pasos ando las escaleras hasta la salida. En el último peldaño mis piernas fallan, y caigo brutalmente al suelo. Mis brazos en conjunto con las rodillas se ponen enfrente para evitar el golpe en mi rostro. Mis rodillas no tardan destilar mi sangre por los ahora rasgados y manchados pantalones. Las palmas me arden como si el rasponazo fuera una quemada causada por un lazo.
Al intentar ponerme de pie, siento todo mi cuerpo temblar. Me sostengo de las barandas más cercanas. Y cuando termino de ponerme de pie tengo que sostenerme a cualquier cosa hasta llegar a la salida.
Como si todo estuviera en complot para joderme más la existencia, la lluvia me recibe al dar un paso fuera. El nivel de embriaguez que poseía no me permitía ni siquiera escuchar con anterioridad el agua. Solamente la note cuando todo mi ser estuvo completamente empapado y mis dientes tiritaban del frío.
- Maldición – Gruñí.
¡Todo a mí! ¡Todo yo!
Busco mi celular para llamar a Lixue y pedirle ayuda. Sé que es muy egoísta de mi parte llamarla a estas horas de la noche para que me pase a buscar. Sin embargo, estoy completamente seguro que no podré valerme por mi cuenta.
Saco el aparato electrónico de mis bolsillos, lo tecleo hasta hallar su número, y justo cuando mi dedo está por hacer contacto con la pantalla táctil, para de llover. Erguí mi cabeza encontrándome a un paraguas de color negro sobre mí.
- ¿Necesitas ayuda?
Mi cabeza se ladea hacía la melodiosa voz y tengo que parpadear repetidas veces para que mi vista empañada la capte.
La voz femenina procede de una chica de cabello castaño. No me regañan pero… ¡No recuerdo más sobre ella!
- Sí, por favor – Fue mi respuesta en un susurro.
Veo como saca una toalla de su mochila y con gran dificultad, utiliza la única mano libre que le queda y me envuelve con ella.
- El auto de mi hermano está a unos metros de aquí ¿Puedes andar? – Inquiere con voz dulce.
- No.
Suspira. Se acerca a mí y con sus manos guía las mías hasta hacerme rodear sus hombros con una de las mías.
Mi cuerpo queda sostenido por el suyo antes de comenzar a caminar hasta un auto. Mi anatomía se siente atraído por el calor corporal que desprende el suyo, exigiéndome que la pegue completamente a mí. Y, al final “sin querer” la estaba abrazando.
Me ayuda a entrar al copiloto. Toma el asiento del conductor y comienza a manejar.
No recuerdo bien si fue el miedo o la curiosidad el que me hizo entrelazar una conversación con aquella chica misteriosa que había salvado mi vida.
- ¿Cómo me encontraste?
- Mi hermano trabaja en el hospital cerca de ese colegio. Tiene guardia y le traje toallas, ropas y comida para que pase a gusto la noche. Te encontré cuando iba saliendo – Respondió con un tono tímido.
- Tu hermano debe ser muy afortunado de tener un monumento de hermana como tú... – No sé ni porque lo dije. Seguramente fue cosa del alcohol en mi sangre, aunque sé, que sin alcohol también lo hubiera soltado.
- Nos tenemos el uno al otro.
La miré conducir. Las mejillas las tenía encendidas y sus manos eran delicadas al agarrar el volante.
- ¿Por qué me ayudas?
- ¿Hoy en día una persona no puede hacer una buena obra? – Negó con la cabeza como si le disgustara mi pregunta.
Solté una risilla más amarga que dulce. He crecido alrededor de personas que siempre quieren algo a cambio. No estoy adaptado a que me den sin pedir nada a cambio.
- ¿Dónde es tu parada?
Me plantee mejor la idea. No tenía ganas de ver al insoportable de mi padre. Mirarlo otro segundo más del día puede que me cause un infarto.
La otra opción que vino a mi cabeza fue la casa de Lixue. No era mala idea. Sé que puedo contar con ella hasta si para asesinar se tratase.
Le di la dirección de la casa de Lixue y condujo hasta el lugar.
El resto del camino transcurrió en absoluto silencio. El auto tenía aroma dulce. Por un momento me atacó el deseo de acercarme y olfatearla para ver si ese olor salía de ella. Pero yo estaba raramente muy tranquilo para hacerlo.
El paisaje que escurría el agua a través del cristal, mostraba las carreteras empañadas de Busan y las calles desiertas.
El coche se detuvo.
La casa de Lixue quedó a mi frente.
- Gracias – Le sonreí.
Abrí la puerta del auto para comenzar a bajarme.
- Espera – Agarró mi mano evitando mi salida.
Lo sabía, nadie hace algo sin esperar algo a cambio.
Hizo que quedara de lado. Observó las heridas de mis rodillas con detenimiento. Se volteó sin darme explicación alguna. Agarró del asiento trasero su mochila y se volvió a mí.
- Deja que terminé de ayudarte – Soltó con timidez mientras sacaba una caja del fondo en la mochila.
- ¿Qué es?
- Es un botiquín de primeros auxilios. Mi hermano me obliga a andar con uno a diario – Explicó comenzando a sacar una botellita y una torunda.
Abrió la botella, está desprendió instantáneamente el olor distintivo del alcohol. Humedeció la torunda y me hizo una señal para que alzará un poco la pierna. Obedecí y en poco tiempo ya tenía las rodillas y las manos vendadas.
- Gracias, nuevamente.
- De nada – Sonrió mientras volvía a abrocharse el cinturón de seguridad.
Tenía un pie fuera y otro dentro del auto cuando me giré repentinamente hacia ella. Aferre mis manos a sus mejillas y... la besé.
Moví mis labios desesperadamente sobre los suyos, esperando alguna reacción de su parte que me correspondiera, pero nunca paso. Podía sentir lo tenso que se formó su cuerpo. Aun así, eso no me detuvo. Quizá fue el dulce sabor de sus labios que me incitaba a más en ese momento o algo que vi en ella que ahora no puedo recordar. Continúe el beso hasta que ya no pude más. Me alejé sonriendo ladeadamente al ver lo carmesíes que se tornó su rostro y lo hinchados de sus labios.
- Ahora estamos a mano.
Y entonces me fui…
Me retire sin saber que el sabor de esos labios quedaría grabado en mi mente vehemente.
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¡Primer capítulo! Ohhh yeaaah uhhh😊
Ni se conocen y ya hubo kiss😅.
Por mi borrador en el capítulo que estoy escribiendo ahora ya van por el segundo beso jiji.
Me despido no sin antes volverles a recordar que pasen por el perfil de mi unnie para que vean otra perspectiva del día antes de comenzar la clases.
Les quiere...
K.
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