Culpa.

Hooola~ nuevamente traigo una historia de BNHA de mi querido KatsuDeku ♥

En esta ocasión será un poco diferente a lo que acostumbro escribir, no sé, surgió la idea y necesitaba escribirlo. uwur

Como consejo, les sugiero que tengan pañuelos al alcance ya que intenté meterle feels a más no poder. (?)

Sabiendo esto, espero y sea de su agrado. 


♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦




Fue un accidente, o eso es lo que todos dicen. Sin embargo, para él... Todo era su culpa.


Un edificio estaba infectado de criaturas extrañas creadas a base de un fallido experimento.

No había otra más que explotar el edificio.

Habían evacuado a los civiles, así que no había problema.

Lo único malo, es que no sabía que había una persona... Una... Sólo una...



"Fue mi culpa... Fui yo quien explotó el edificio... Por mi culpa él... él..."




Un chico de cabello rubio ceniza y ojos escarlata, se encontraba recargado en una de las blancas paredes de aquel tranquilo hospital, esperando a tomar una decisión. Quedarse e ir a ver a esa persona, o irse, ya que sentía que su mera presencia simplemente sería un estorbo.

—¡Oh! Bakugou. –Salió de sus pensamientos al momento en que escuchó que le habían llamado, alzó la mirada y se encontró con un grupo de personas que se acercaba hacia él, eran sus compañeros de clase; Kirishima, Iida, Todoroki, Kaminari, Asui y Uraraka. —Veo que has venido a visitarlo. –Habló con cierta alegría Ochako, tenía una pequeña sonrisa en su rostro, era una sorpresa ver al rubio por ahí.

—Nunca dije que estaba aquí por eso. –Se cruzó de brazos mientras desviaba la mirada, no quería aceptarlo. Después de sus palabras, hubo un silencio que duró poco, pero a pesar de que fueron sólo un par de segundos, se sintieron eternos al igual que incómodos. Katsuki le miró de reojo, viendo la expresión un tanto triste de ella.

—Él... Ha preguntado por ti, se siente triste de que no lo has visitado. Estoy segura que... Él se pondrá muy contento si vas a verlo. –Aquellas palabras le sorprendieron, en su tono de voz se podía notar que le rogaba a que lo hiciera, cosa que hizo sentir una opresión en su pecho. Maldijo en sus adentros, ver a la castaña así hacía que el sentimiento de culpa incrementara.

—Vamos Bakugou. Midoriya no guarda rencor por nada, ve a visitarle, hazle por lo menos ese favor de dedicarle un par de minutos de tu tiempo. No creo que te cueste demasiado hacerlo. –A diferencia de Ochako, Shouto no parecía contento, claro, después de todo un buen amigo suyo había salido herido y... Eso le tenía bastante descontento.

—Tsk. No tengo la obligación de ver a ese maldito nerd. –Frunció el ceño molesto, aunque no era por las palabras de Todoroki, sino por el sentimiento de impotencia que le invadía. Se sentía molesto consigo mismo.

—Entonces... ¿Por qué estás aquí? –Preguntó con suavidad Denki. Sólo fue necesario aquella pregunta para callar por completo a Bakugou, apretó sus dientes al igual que sus puños, los cuales había metido en los bolsillos de su pantalón. Poco a poco fue bajando la mirada.

No se escuchó nada más proveniente de Katsuki, los demás se miraron entre sí y poco a poco comenzaron a caminar, alejándose de él, dejándole solo.

Cuando vio que ya se habían ido, alzó nuevamente la mirada y miró aquel pasillo que conducía a la habitación 306. Chasqueó la lengua y se despegó de la pared, comenzando a dar lentos pasos hacia aquella habitación.

Cada segundo que pasaba, podía escuchar con mayor claridad el retumbe que hacía el latido de su corazón, cada vez más cerca, cada vez más nervioso. Hasta que llegó finalmente, estaba justo frente a la puerta la cual tenía un pequeño letrero dorado con la cifra de la habitación. Llevó su mano a la perilla, mano que temblaba un poco, la posó sobre ésta, quedándose segundos quieto, no podía abrirla, no sabía porque, pero su mano no se movía para hacerlo.

Maldijo una vez más, se armó de valor y la abrió finalmente, dando la vista de su interior.

Una habitación totalmente blanca, sobre el suelo y en la mesa podía ver algunos obsequios para el paciente que alojaba esa habitación, una pequeña ventana que daba la vista a un par de árboles, al lado de la camilla una mesa de color gris, sobre éste un florero con bellas flores. Y finalmente sobre la camilla, entre las blancas y suaves sabanas de ella, estaba dicho paciente. Ese chico con cuerpo que parecía ser frágil, incluso hasta pequeño, vestía del atuendo que usaban los pacientes de aquel hospital, un aburrido traje de azul opaco con franjas blancas, no era común ver a alguien tan alegre en colores tan deprimentes, a él le quedaba los colores brillantes, así como lo era él. Estaba sentado, con la mirada baja, pero eso no fue en lo que se fijó, sino en la venda que cubría sus ojos y pasaba por su rizado cabello. Eso, le hizo sentir un nudo en la garganta.


Izuku Midoriya perdió la vista a causa de la explosión que sucedió en un edificio, cuando se creyó que lo único que quedaba dentro eran las criaturas, él aún no había logrado escapar. Encontraron su cuerpo entre los escombros, gracias al cielo seguía vivo, pero no todo podía estar bien.


—Hay... ¿Hay alguien ahí? –La voz del chico en la camilla le hizo entrar en razón, enfocó su mirada en él y vio como éste tenía la mirada volteada, hacia la puerta. Apretó con fuerza sus labios al saber que no era capaz de verle.

¿Qué debía de hacer? Se trataba del culpable a que él hubiese perdido la vista, ¿Realmente estaba bien visitarle? ¿De verdad tenía el derecho de verlo?

—Kacchan... ¿Eres tú? –Se sobresaltó al escuchar su acertado comentario, su voz desapareció de repente, quería decir algo, pero aquel nudo no se lo permitía. —¿De verdad eres tú? –Ahí estaba, la alegre voz de Izuku, podía notar su emoción a través de ella. No entendía cómo era capaz de hablar tan normal luego de lo sucedido.

—¿Cómo supiste qué era yo? –Finalmente las palabras salieron, dio unos pasos para acercársele. Pudo ver que una gran sonrisa se dibujaba en su rostro pecoso, movió sus manos en señal de su emoción.

—Tu olor llegó a mi nariz, la verdad no estaba muy seguro de que eras tú. Pero eso no importa ahora, me alegra mucho de que hubieras venido. –Katsuki alzó una ceja curioso por lo que dijo. ¿Le había identificado por su olor? ¿Qué clase de olor tenía como para que el otro le reconociera por ello? Seguro que simplemente era olor a pólvora.

—Idiota. –Murmuró bajo, no importaba que estuviera en esas condiciones, parece que eso no era un impedimento para que dijese cosas absurdas. Izuku sólo respondió con una suave risita.

—Dime Kacchan, ¿Dónde estás? –Tanteó el aire en busca del más alto, éste le miró por unos segundos, dudoso de acercarse más. Lo único que hizo fue acercar su mano, ligeramente sus dedos rozaron la mano del peliverde, pero con sólo ese roce fue necesario para que éste tomase por completo su mano y lo jalara con suavidad para tenerlo más cerca. —Tus manos siguen siendo igual de fuertes. –Comentó aun con su tono suave, provocando un rubor de vergüenza al dueño de dichas manos.

—No seas estúpido, solamente han pasado semanas desde la última vez que nos... Vimos... -Tragó pesado, creía que estaría mal recordar lo que estaba sucediendo. Sus pensamientos se confirmaron al ver que la sonrisa de Midoriya se borraba poco a poco.

—Lo sé... Pero, en esta oscuridad... No sé cuántos días han pasado, si es de día o de noche. –Bajó la cabeza. —Para mí, se siente como si hubiese pasado meses. –Esas palabras... Fueron como dagas que se enterraron en el pecho de Katsuki. Nuevamente le invadía la culpa con sólo recordar que él era la persona causante a que ahora se sintiera así, apretó involuntariamente la mano que sostenía la suya, lo cual fue percatado por el chico de cabello rizado, rápidamente se alarmó por eso. —Pe-pero ¿Sabes? ¡Estoy feliz de que me visitaras! Sinceramente, tenía ganas de verte... Bueno, en realidad de escucharte ¡jajaja! –Echó una risa torpe, no quería que el otro se deprimiera por lo sucedido, no sentía ningún rencor hacia él, por lo que no había razones para que éste se sintiese mal.

—Hey, Deku... –Habló seriamente, con la mirada fijada en su mano que estaba entre las dos de Izuku. El más bajito ladeó su cabeza hacia a un lado curioso al escuchar su nombre, esperó a que éste terminase de decir lo demás, pero hubo un silencio que no duró más de un minuto, respiró profundamente y soltó lo demás. —... ¿Por qué estás usando una venda? Acaso... ¿Acaso la explosión te-

—¡No, no, no! No es nada de eso. –Interrumpió rápidamente, soltó su mano y movió las suyas en negación. Supo a donde quería llegar, no quería que éste pensara cosas que no fueran. —No es nada en especial, no tengo heridas por así decirlo, sólo... Uhmm, me es incómodo escuchar las voces tristes de los demás cuando ven mis ojos, no sé exactamente que tienen de diferente, pero... No me gusta escuchar que están triste por lo sucedido, así que preferí cubrirlos con la venda, igual, no me molesta ya que al fin de cuentas es lo mismo para mí. –Explicó todo. Llevó una de sus manos a su mejilla y la rascó.

Por otro lado, Bakugou le miraba con seriedad, se preguntaba ¿Tan mal se veían sus ojos? No sabía qué responder y por alguna razón temía obtener la respuesta a su pregunta, si a los demás le dolía verlo... ¿Qué tan mal estaban sus ojos? ¿Qué le había sucedido a sus hermosos y deslumbrantes ojos?

El silencio invadió otra vez la habitación, un frío y deprimente silencio. Cosa que ponía un tanto inquieto a Izuku, no entendía porque el ambiente tan tenso, era inquietante tener a Katsuki tan... Deprimido por un tema, normalmente le hubiese dado igual, pero ¿Por qué? ¿Por qué se sentía tan culpable de lo sucedido? ¿Qué no anteriormente mostró una actitud que reflejaba lo poco que le importaba ese chico? Entonces ¿Por qué tanto arrepentimiento?

—E-eh... Bueno... Los doctores dijeron que podía recuperar la vista mediante una cirugía. –Comentó con la esperanza de cambiar aquel incómodo ambiente, cosa que pareció haber funcionado, pues, a lo mejor no era capaz de ver, pero sabía que la expresión de Katsuki se había suavizado.

—¿Cirugía? ¿Qué acaso Recovery Girl no puede curarte y hacer que puedas ver de nuevo?

—Pues... -Se encogió de hombros, dejando un suspenso, lo cual no le agradó para nada al joven de ojos rojizos. —Según lo que ella dijo... El daño era tan... "Especial", que si ella intentaba hacerlo, era posible que me ocasionara graves hemorragias, por lo que era más confiable una cirugía a lo tradicional. Tengo la opción de elegir, sinceramente... No tengo algún problema con quedarme así. –Llevó su mano por detrás de su cabeza, debía de decir que le ponía un poquito nervioso.

Sin embargo, escuchar su opinión no le pareció algo bueno al otro, debido a que se le acercó y lo tomó del cuello de la camiseta y lo jaló, teniéndolo cara a cara.

—¡¿Y quedarte el resto de tu vida así?! ¿¡Completamente ciego!? –Gritó alterado, no supo en qué momento actuó así, de pronto se encontraba agarrándolo por la camisa y gritando.

El agarre que tenía a su camisa temblaba, al igual que sus labios, sus ojos ardían, como si estos estuviesen reprimiendo lágrimas, cosa que no era del todo mentira, todo ese sentimiento de culpa que guardaba en su pecho llegaba a doler. Más aparte la frustrante situación de que Midoriya dudase sobre si recuperar la vista, resignándose a una vida en una completa oscuridad...

—Es que... Me da miedo la cirugía... -Habló bajo, con un leve tono de temor, cosa que hizo sorprender al más alto. Aflojó su agarre, dejándole en paz, pero aun así sus dedos rozaban aquella opaca camisa.

Mordió un tanto brusco su propio labio, le hizo sentir mal, suficiente tenía con haberle arruinado quizá toda su vida. No quería hacerle sentir de esa manera, por primera vez... Quería evitarse lastimarlo.

Se sentó en una orilla de la camilla, sin decir nada más. Por otra parte, Izuku volteó la cabeza hacia a los lados, intentando averiguar qué es lo que había sucedido. El tranquilo silencio reinó en la habitación, con un Katsuki que miraba sus manos y un Izuku que esperaba a que el rubio dijese algo.

Después de ese silencio, Bakugou se colocó de pie dando un par de pasos hacia enfrente, cosa que alarmó un poco al peliverde, no quería que se fuera, aun no, quería pasar más tiempo con él. Sin embargo, antes de poder detener su andar, escuchó como el sonido de los pasos cesaron.

—Deku. –Habló luego de esos minutos de silencio, se giró un poco para observarle, viendo como éste tenía el rostro firme, como si le estuviese devolviendo la mirada. —... ¿Está bien si te visito mañana? –Murmuró bajo, pero lo suficientemente alto para que Izuku escuchara, cosa que le hizo sorprenderse, no esperaba que Katsuki, el chico orgulloso y enfadoso pidiese algo de una manera tan... Amable, era imposible tener que negarse ante tal petición.

Sonrió suavemente, a la vez que asentía con lentitud la cabeza.

—Ven todos los días, me haría sumamente feliz.  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top