-Prólogo-

La curva en sus labios, efímera y resplandeciente como pocas, sobresalía en el vacío de su mirada. Habían sido escasas las ocasiones en las que había tenido la poca fortuna de verla de aquel modo; su alegría quedaba eclipsada por las lágrimas que corrían por su rostro de porcelana, reuniendo oscuros trazos de dolor. Sin embargo, en aquella ocasión, la pena era más trivial que lo que provocaba nuestro sufrimiento.

Desgarrador, como consecuencia de un amor perdido, víctima de una vida que pudo ser y nunca fue. En mi desdicha, una sonrisa se dibujó en mi persona. Y comprendí que la historia se reiteraba, impasible. Aún privándome de las promesas que quedarán suspendidas en el aire, olvidadas por el tiempo, terminando por ser no más que meros recuerdos. Aquella horripilante realidad que me atormentaba desde que me percaté de la dificultad que me planteaba esta nueva etapa.

Como aprendí en mí algo extraña juventud, una enseñanza no aprendida nunca debería quedar en el olvido, acechándonos durante el resto de nuestra corta existencia. Como cazador tras su presa, los resquicios de nuestros fantasmas eran capaces de estar tras nosotros durante todo una vida.

— Se han ido, se han marchado para siempre - y en sus sollozos no era posible distinguir más que las súplicas de una mujer consumida por la oscuridad. Mi mano se posó instintivamente en su hombro, ansiosa de ser la calmante de aquel desconsolado llanto, librándose cual tormenta en su interior.

— Ginny, cariño, todo estará bien, tranquila - aquellas simples palabras no bastaron para calmar su desasosiego. Un fuerte latigazo de angustia actuó como una llama prendida en el fondo de su ser, prendiendo lentamente la memoria de sus recuerdos. Quemando cada pequeño resquicio que llenaba la que había sido su paz interior, las recientes experiencias consumían cada lugar de mi alma.

— ¡No! ¡No! Nunca volverá a estar bien - torné mi mirada hacia sus orbes, profundos y cálidos, sintiendo como si fuera la primera vez que la admiraba, y conteniendo una lágrima sonreí, incapaz de cometer ningún otro acto. Sonrisas de alegría, de tristeza, vacías; un gesto con demasiados valores para concretar uno. Su sufrimiento había llegado al limite, y sin compasión alguna la debilitó hasta acabar con toda su fuerza, tirándola al suelo. Flexioné mis rodillas con el afán de socorrerla, susurrando con amor: 

— Ellos crecerán y serán felices - afirmé sin temor a equivocarme. Una pausa se hizo presente entre ambos - Aunque quizás nosotros nunca lo seamos.

¡Hola a todos! ¡Bienvenidos una vez más! Celiasylveon11 y yo hemos planeado este fanfic para escribirlo conjuntamente. Cada vez que nos veamos intentaremos publicar un nuevo capítulo, pero no tendréis menos de 2 CAPÍTULOS AL MES. Os queremos dar las gracias por darle una oportunidad a IMPASIBLE, dejar vuestro VOTOS y COMENTARIOS y pasad por nuestras cuentas y SEGUIRNOS.

La trama promete, y os juro que no os decepcionará. Muchos besos, ¡nos leemos!

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