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| C A P Í T U L O #5 |
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Immortal Centuries [Monsters Book #1]
P A R T E U N O.
CA PÍTULO 5.
D E M O N I O S.
El hombre golpeó el escritorio con su puño, frustrado por la noticia con la que sus soldados le habían traído.
Desde hacía ya aproximadamente dos semanas que uno de sus mejores soldados se les había revelado y había huido, y varios de igual rango habían salido persiguiéndolo, más sin embargo desde aquella vez siempre recibió como respuesta lo mismo: "Ningún rastro de él, las huellas se paran en un punto, pero cuando seguimos nos lleva a otro lado. Es como se haya desaparecido", y eso al principio, pues después por lógica las huellas se habían borrado. Perjudicándolos.
Gruñó fuerte y claro, asustando a los aún presentes en la habitación. La rabia comenzó a correr por sus venas, y sintió una adrenalina increíble pero fatal para los pobres objetos que habían salido volando del escritorio. Soltó un grito ahora si más que enojado.
—¡BÚSQUENLO! Se que está allá afuera, en alguna parte, búsquenlo así sea en los rincones más incógnitos del maldito bosque. —demandó con voz exigente mirando mal y con el ceño fruncido a los presentes.
—¿Y qué hará cuando lo traigamos ante usted? —preguntó curioso pero seguro el líder de aquellos soldados.
El hombre canoso bajo la mirada y se recargó en el escritorio; su cabello le caía a la cara escondiendo sus ojos y sólo dejando a la vista parte de su nariz y principalmente su boca, y de ésta salió una risa ligera, que al pasar los segundos se transformaron en carcajadas.
Los presentes se asustaron un poco y otros enarcaron una ceja.
El hombre dejó de reír igual que como empezó.
—Está es una cacería chicos, el futuro de la humanidad depende de nosotros. Acabar con esas cosas es nuestro deber —habló obvio y sin moverse de su posición—. Son ustedes los ciegos que no ven la clara respuesta, Hoseok no pudo haber desaparecido así sin más, se que está vivo, y se esconde perfectamente. Siempre lo sospeché, más nunca quise admitirlo; pero ahora, es momento de matarlo, sin él no son nada.
—¿Y que más, jefe? —alentó a que prosiguiera el chico, uno muy joven por cierto.
El hombre ahora si levantó la cara y los miró a todos, sonriendo ladinamente.
—Desde ahora, no los maten, cácenlos y tráiganlos ante mí —sentenció.
Dirigió su mano a un cuchillo que aún estaba sobre el escritorio, lo tomó en sus manos y preciso, certero y con exactitud de fuerza lo enterró en un punto exacto del mapa pegado a la mesa, uno en donde cierra zona aparecía distorsionada y claramente estaba cortada, se hacía visible la falta de cierta parte en el mapa, pero invisible para quien no lo viera con precisión.
—Y si encuentran a Hoseok, lo traen a la buena, o a la mala, pero lo quiero vivo, quiero ser yo quien tenga su vida en mis manos y ya me encargaré de su cadaver una vez muerto.
Sus nervios estaban a flor de piel, respiraba entrecortadamente y no dejaba de parpadear, producto de su nerviosismo.
—¿Listo? —preguntó una voz a sus espaldas.
Se giró en su lugar encarando al mismo peli-rosa a sus espaldas quien se posicionaba recto y seguro con ambas manos detrás de su espalda esperando al mortal.
Hace algunas horas, cuando se citó a la gran reunión, la mayoría no había estado de acuerdo con la decisión tomada y sentenciada por el líder, más sin embargo tuvieron que aceptar a regañadientes, pues aquella mirada amenazante que poseía y había utilizado el líder les obligó a hacerlo. El mortal sin embargo no había querido aceptar al principio, pero de igual manera, el líder lo convenció utilizando aquella aura amenazante disimuladamente, provocando escalofríos en su ser. Y e aquí ahora, se encuentran todos preparándose para recibir al mortal.
Como primera parada, por voluntad propia, la manada de lobos.
El mortal siguió al peli-rosa hasta donde se ubicaba el clan del menor.
—Bien... supongo que NamJoon querrá que te expliquemos acerca de nuestro clan, su historia y nuestra contribución a este maravilloso lugar —supuso el menor.
El mortal sólo se limitó a asentir.
—De acuerdo. Antes que nada tardaremos en llegar, así que ¿por qué no utilizamos el atajo? —preguntó enarcando una ceja y una sonrisa ladina se coló en sus la labios.
Ahora se dirigían a un pasillo en el cual al final habían dos puertas de metal, parecía ser un ascensor.
El licántropo peli-rosa tecleó algo en una pantalla al lado de estas puertas que pensaría que era un ascensor aunque se estaba retractando de ello. Al abrirse las puertas se alivió un poco pues efectivamente lucía como un ascensor; poseía unos vidrios los cuales dejaban a la vista el exterior el cual era totalmente hermoso, las barras para sostenerse no podían faltar y lo demás lucía como metal. Muy sencillo.
Ambos entraron al ascensor, y al menos el mortal estaba admirando el hermoso paisaje que brindaban las ventanas.
—Ah, y un consejo —las puertas del ascensor se cerraron—, agárrate bien —y con sus ojos señaló los tubos y él se sostuvo de uno.
—¿Qué...? —su palabra quedó en el aire pues el ascensor que no tenía movimiento de ascensor se movió con una fuerza tal que él acabó pegándose a la pared y se agarró fuertemente del tubo más cercano.
La preciosa imagen que los vidrios brindaban desapareció casi instantáneamente remplazándolo ahora solamente por oscuridad y una fina línea de luz que se veía así debido a la velocidad del supuesto elevador. No pudo evitar cerrar los ojos debido al fuerte susto que se había llevado, o eso al menos hasta que en las ventanas se pudo visualizar ahora otro paisaje impresionante; éste contaba con verlos trenes que funcionaban mediante levitación electrónica, una muy avanzada y efectiva para su actualidad, igualmente unos cuantos dragones volaban libremente, y curiosamente unas lindas Adas volaban igualmente. Todo se veía absolutamente hermoso, las luces de los distintos edificios que habían ahí iluminaban de una manera única el lugar brindando una cálida luz apaciguando así también la oscuridad.
—Wow.. —exclamó igualmente por la imagen ahora presenciada.
Este lugar le estaba gustando.
Luego de admirar el otro paisaje por quien sabe cuánto tiempo nuevamente fue suplantado por la misma oscuridad antes descrita. También se dió cuenta que ahora la velocidad ya no era tan brutal como antes.
—No te preocupes, te acostumbrarás —alentó el peli-rosa, aunque después hizo una mueca—, creo.
El mortal frunció el ceño.
—Esto se ve casi igual que Wakanda de Black Panther —exclamó algo emocionado el mortal.
—¿Qué? —preguntó confundido el peli-rosa.
—Es como Wakanda —repitió ahora mirándolo.
El peli-rosa sin quitar el ceño fruncido en su rostro lo miró aún sin comprender de lo que estaba hablando el mortal.
—Es una película, la vi hace poco. —explicó en mortal.
El peli-rosa relajó su expresión y la cambió por una de sorpresa y asombró. Admitía que pensaba que los mortales no veían aquellas "películas", como les llamaban los mortales, provenientes de un simple disco y se quedaban pegados cual idiotas frente al... televisor. Pero ahora gracias a este raro mortal entendía un poco más.
—Sólo que éste es mejor que la película, aunque si se parece, pero es mucho más genial pues lo estoy viendo con mis propios ojos —y ahora si exclamó feliz el mortal.
—¿De acuerdo....? Bien, ahora si, la aldea de los lobos está a las orillas de esta enorme guardia de protección, estamos ahí pues nuestros instintos y naturaleza nos benefician para proteger la zona; en fin, tienes al "alfa" —hizo comillas con sus dedos— delante de ti.
—¿No eres alfa? —preguntó extrañado el mortal.
El peli-rosa suspiró melancólico. Pero negó con la cabeza.
—Soy la pareja del alfa, desgraciadamente él falleció hace poco más de 16 años, casi 17 —explicó con la mirada gacha.
—Oh.. lo siento, no se porque lo suponía pero.. y-ya sabes la curiosidad, o al menos mi curiosidad que siempre me mete en problemas como ahora pues no sabía que.. —intento excusarse pero la mirada del contrario lo detuvo.
—Ey.. no hay problema, no lo sabías después de todo; como sea, al ser yo la pareja del alfa quedé a cargo de la manada, la nuestra primeramente, justamente él era el alfa más respetado incluso por otras manadas y también alfas líderes, así que eso me convierte a mí en su alfa ahora, desde su partida.
—Esto me meterá en problemas, pero... podrías decirme.. ¿Tu alfa murió en un ataque por los humanos no? —preguntó dudoso el mortal.
—Ahhh —dudo preocupado—, s-si, ¿como sabes? —y ahora si lo miró extrañado.
—Escuché algo así, que murieron varios lobos como humanos, y después escuché que uno había atacado una aldea y.. —se detuvo al analizar y conectar ambas partes formulándose así una teoría—, ¿fuiste tú.....?
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El peli-rosa lo miró sorprendido. Pero a la pregunta del mortal sólo bajo la cabeza y asintió.
—Yo vivía una vida normal y de lo más feliz junto a mi alfa, y... —inhaló profundamente y tragándose el nudo que se había formado en su garganta— y mi cachorro que tenía sólo casi tres meces de nacido. Éramos una familia feliz, liderando juntos a la manada. Hasta aquel día. —se acercó al vidrio de la cabina.
Mientras el mortal oía atentamente el licántropo trazó con facilidad siluetas moviéndose en la cabina, pintadas de azul. Estas se movían conforme avanzaba la narración.
—Aquel día el atardecer se ponía aún, nuestro cachorro se hallaba riendo con nosotros, y nosotros con él; gozábamos de aquel día como cualquier otro, al máximo, hasta que los gritos empezaron. Todo pasó tan rápido, de un momento a otro ya me encontraba escondiéndome junto a mi marido y abrazando con fuerza a nuestro bebé mientras él lloraba buscando protección; mi marido fue para ayudar al pueblo, al ser alfa debía de, pero sólo pude sentir un dolor insoportable en mi pecho, mi alma se partió, y sólo presencié el último susurro de mi esposo —sus lágrimas empezaron a salir, silenciosas—, y la impotencia me invadió, tanto que me descuidé y se llevaron a mi pequeño lejos de mí, igualmente presencié como su llanto acabó repentinamente cuando su débil cuellito fue roto sin piedad; grité desesperado.
Las siluetas no eran nada discretas con lo que mostraban, claramente se sentía la melancolía en estos, la muerte del alfa había sido dolorosa y la del bebé mucho peor, y ninguna tuvo piedad en mostrarse tal cual había sido.
—Yo quedé inconsciente por varios golpes, y al despertar vi mi aldea, o lo que fue mi aldea en cenizas —y el primer sollozo apareció—, supuse que me habrían dado por muerto, pero yo desperté ansiando estar vivo, pero mi depresión me atacó, perder a las dos razones de mi existir habían sido chocante. Fui a otra aldea donde me recibieron con los brazos abiertos y me dieron un lugar en el cual vivir.
«Las manadas se reunieron una semana después para el entierro y despedida de un pequeño ser quien apenas comenzaba su inocente vida, y de un gran alfa muy respetado y amado, unas grandes personas, un gran hijo y padre, y un gran alfa —y ahora sus sollozos de hicieron más notorios—. Estuve llorando bastante tiempo, hasta que la rabia cegó mi ser, y tomé venganza. Y sucedió. Ataqué la aldea donde varios humanos responsables de la muerte de mis amados vivían y.. de personas inocentes habitaban también; los maté a todos sin piedad y descubrí mi fuerza, me sentía bien al momento pero cuando tomé conciencia.... la aldea estaba en llamas, y entonces me arrepentí.»
El mortal se acercó al peli-rosa, y como apoyo sólo dio un apretón en su hombro con su mano, viendo aún las siluetas con vida en el gran vidrio.
—Lo siento, no sabía por cuanto habías pasado, lo siento Park —lamentó el mortal.
El peli-rosa soltó una leve risa, secó sus lágrimas un poco brusco y sonrió melancólico; y le contestó al mortal:—Pero no todo fue cruel. Estaba a punto de irme cuando un llanto llamó mi atención, me dirigí a una casa que estaba apunto de ceder por las llamas, y ahí lo vi, en su cama, abrazando un juguete que supuse sería especial para él; y cuando me vió —sonrió por las siluetas que continuaban demostrando la escena—, su inocente mirada no demostraba temor, sino asombro, su ligera y peculiar nariz moqueaba y en sus mejillas habían rastros de lágrimas; me transformé en mi forma humana y me acerqué a él de forma cautelosa —su tono de había vuelto suave y relajado—, y como si nos conociéramos de toda la vida o un lazo nos hubiera unido, nos abrazamos —y ahora nuevamente lágrimas caían por sus mejillas pero esta vez de felicidad—; cuando lo saqué de ahí cuide de él, como la madre que siempre quise ser, y él me consideró su madre; formamos una relación de madre e hijo. Y así creció, al menos seis años de su vida hasta que Jin nos encontró, y nos trajo aquí. Me sentenció a mí como él omega/alfa de todas las manadas que habitarán aquí. —las siluetas mostraron a un chico siendo coronado por otro levemente más alto, y al estar la corona que estaba echa con flores y hojas de las más hermosas posadas en la cabeza de la clara imagen del peli-rosa—. Y mi pequeño, tuvimos que pasar por el proceso de transformarlo en lobo, convertirlo en inmortal, algo que me dolió pero resultó satisfactorio. Y ahora vivimos bajo en cuidado y el mando de Kim NamJoon. Nuestro salvador. Y sin olvidar a su pareja, que también lo respeto bastante, Kim SeokJin.
Finalizó el peli-rosa.
Justamente las siluetas desaparecieron y las puertas se abrieron dejando ver ahora un hermoso pastizal con mirada a un bosque en donde varios lobos hacían de su vida lo que era.
—Vamos —susurró amable el peli-rosa caminando fuera de la cabina.
Y sin dejar que el mortal dijese algo ambos salieron, ambos caminando lado a lado.
El mortal olvidó por un rato la historia centrándose ahora en el bello paisaje en el que la manada de Park vivía, o bueno, al menos una de muchas. Niños corrían felices, riendo y saltando, rebosantes de alegría; los adultos, igualmente gozando de estar vivos y andando al lado de sus razones de existencia; y por último el clima que soplaba con una brisa lo suficientemente refrescante daba justamente en su rostro. Un gran día de primavera por supuesto.
—Wow~... —no pudo evitar expresar su asombro hacia aquella pequeña aldea.
—¿Vienes? —preguntó el peli-rosa mirándolo por sobre su hombro.
—¿Qué? Ah sí~ —respondió caminando nuevamente a su lado.
Hasta que una voz lejana y muy familiar para ambos se oyó a lo lejos.
—¡Omma! —exclamó un castañito.
—JungKook —saludo felizmente el peli-rosa correspondiendo al repentino abrazo que su pequeño le había brindado—. ¿Qué haces aquí?
—Estaba jugando con los niños, ya sabes, no tengo otra cosa mejor que hacer —explicó mirando al mayor a los ojos.
Y ambos se regalaron una sonrisa.
Y el mortal entendió quien era el pequeño de la historia. Entendió su unión y conexión recordando la historia.
El silencio fue interrumpido por un peli-rosa que sentenció la historia con una frase bastante peculiar.
—Cuando las expectativas de uno se reducen a cero, uno aprecia realmente todo lo que tiene.
El castañito sonrió al entender la frase, el peli-rosa acarició su cabello y pegándolo más a él. Y el peli-naranja, inconscientemente sonrió admirándolos.
Bien. En mi defensa, fueron advertidas así que espero que los pañuelos no se les hayan acabado ;)
No prometo nada con no hacer esto de nuevo. Y si, fue mi culpa, no de Adonay. :b
Ahora las dejo con ella.
Bien prras ia iegué \•<•/
Ahora, vamos a ponerlas a trabajar.
Hay una frase oculta entre todo este capítulo. Las cursivas. Descífrenlas.
¿Recompensa?
No c
Lo que ustedes quieran, supongo.
Pero la dvd está fácil.
Y hay una frase que también pertenece a alguien especial para mí. Stephen, descansa en paz. Rest In Peace.
Me puse sad :'[
Ah~
En fin. Yo me largo. Les dejo esto por aquí. Y me voy. Chau.
Att: YoungMi17.
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